Furihata Kouki de primer grado. Iba corriendo de aquí para allá, subía y bajaba las escaleras del instituto. A decir verdad así podía estar todo el día de no ser que él tenía que estudiar, en vez de hacer esos “pequeños” favores que le pedían sus profesores solo para facilitar su trabajo. Hasta hubo un tiempo en que sus compañeros de clase le pedían favores de ahí casi fue la mitad de los estudiantes del instituto. No podía negarse a ello, pensaba que si lo hacía iba ser muy egoísta de su parte y los demás lo odiarían.
Su único descanso era la hora del almuerzo. Podía disfrutar su tranquilidad sin que nadie lo molestase. Mayormente se iba al patio del instituto a almorzar solo o junto con su mejor amigo…
En fin….
-Aah…- exclamo tranquilo- Que buen tiempo hace hoy para almorzar afuera- poso su mano para tapar la parte de sus sin que le lastímese los rayos del sol. El clima era fresco, el cielo despejado y el sol a todo dar.
Sin más, abrió su bento que contenía un poco de arroz, ensalada con huevo y salchicha en forma de pulpo. Ya saboreaba el sabor de la comida, no resistía. Tomo sus palillos para empezar almorzar, pero fue interrumpido por una chica que caminaba hacia él, era una chica de ojos violeta y cabello azabache.
-Furihata-kun- hablo la chica.
-Sunohara-san…- dejo el bento y palillos a un lado para tener la atención de la nombrada-¿Sucede algo?
-Eh…Si. Lo que sucede es que tú siempre estás aquí solo en la hora del almuerzo- desvió su vista en modo de pena y volviendo a fijar su vista en Furihata. Cambio ese semblante a uno para su tono de voz sonara con dureza-¿Por qué? ¿Acaso no tienes ningún amigo, Furihata-kun?
Una cosa era ser sensible, otra miedoso y nervioso. A veces se preguntaba, ¿Cómo es que su amigo, Kuroko, no se sentía solo porque nadie lo veía a excepción de sus padres? Sabía que su amigo era fuerte en sentimiento como ahora pero él era lo contrario a eso. Se puso firme tratando de dejar aquella tristeza.
-Je, si tengo un amigo pero hoy faltó por que se enfermó…
-Oh, ya veo. Pero, Furihata-kun, ¡tú siempre estás solo! ¡Nunca hay nadie contigo!-gritó molesta, ¿acaso le creía estúpida como para creerlo?- ¡No me vengas con eso de que si tienes amigos! ¡¿Y si lo tienes?, es un amigo imaginario!
¿Cómo se atrevía? No comprendía a su amigo… Kuroko era su único amigo, él y Kouki siempre estaban juntos pero solo unas personas lo llegaron a ver. Su amigo era un fantasma cuando pasaban la asistencia en clase, siempre contestaba por él ya que si no lo hacía no oirían a Kuroko.
Sus manos temblaban de que haría, pero no tenía ella derecho a decirle que hacer y que no, si está bien o mal, si ser sociable o no, etc. Estaba desesperado por ello.
-¡Aaaahhh! ¡¿Tú quién eres para decirme si tengo amigos o no?!- estaba realmente furioso pero quería dejar todo ese silencio que aún le falta por sacar. Con la rabia que tenía sus lágrimas resbalan por sus mejillas hasta perderse el su cuello o caer al suelo- ¡Para tu información mi mejor amigo y único se llama Kuroko Tetsuya, va en la misma clase que yo y lo conozco desde hace mucho tiempo atrás! ¡No es mi culpa que las personas tan estúpidas como tú no lo puedan ver!- lo último lo termino gritando atrayendo la atención de varios estudiantes que se encontraban el en patio. No se escuchaba ningún habla por parte de un estudiante hasta que se escuchó sus susurros por parte de ellos como “una pelea”, “llamen al maestro” y “pobre chica, no le tenía que haber gritado. Es un asco, un chico gritándole a una chica es lo peor…”
No sabía si reír o llorar por sus comentarios que hacían se daba cuenta que desde un inicio su autoestima y seguridad que tenía se había ido.
-Eh… Yo… No- balbuceaba tratando de calmarse y tener su respiración normal- Yo no quería gritarte- sabía que aun así estaba en ridículo. Sunohara fingía estar llorando, hincada pidiendo perdón. A la vista de los estudiantes era una basura con aquella escena, según esas palabras que dijo Kouki le afectaron a ella. El afectado era él-Perdón, no quise hacerte llorar…-todo era totalmente falso. No necesitaba su perdón.
Como si fuera a propósito, Sunohara no dejaba de “llorar”, lloraba con más fuerza. Kouki se sentía horrible por haberse comportado de esa manera, si era fingido pero, ¿Qué tal si esa chica no era así y si lloraba? Los comentarios de los estudiantes fueron aumentando. Las ganas de irse corriendo e ir a casa de su mejor amigo para así desahogarse de todo eso que estaba sufriendo.
Ya se le hacía estúpido que la chica siguiera llorando como si nada solo para llamar la atención de las personas para que él quedara más en ridículo. Aunque ella también se hacía ver mal. Todo aquel “drama” fue interrumpido por un chico de cabello granate, ojos bicolor, piel blanquecina y estatura 1.75.
-¿Qué está pasando aquí?- pregunto aquel con una voz calmada pero con autoridad se hizo notar sobre los demás. Todos callaron ante tal presencia, el ambiente se puso tenso- ¿Tengo que repetirlo?-apretó su mandíbula con molestia viendo a cada uno de los estudiantes.
-Yo….- Kouki trato de hablar pero su garganta se hizo nudo.
-¡Lárguense ahora a su salón de clase!- lo dijo con cierta molesta. Los presentes dudaron en si obedecerle o no. El pelirrojo al ver que nadie se movía, grito- ¡Ahora!
Todos corrieron chocando uno con otros pero al final todos se fueron a excepción del castaño y la chica.
-Akashi-kun…- hablo la chica sonriendo como si todo lo sucedido anteriormente se esfumara- Que bueno, llegaste.
-Lárgate- hablo el contrario- No quiero verte…
La chica decepcionada y enfadad se fue. Furihata tenía planeado irse si no fuera por el chico llamado Akashi le hablo, pero cuando estaba dando la vuelta para irse a correr una mano agarro el cuello de su camisa impidiendo que se fuera.
-Todos excepto tú.
-¡Waa!- exclamo con miedo el castaño tratando de huir de agarre del chico.
-Cálmate…
No le hizo caso y siguió tratando de zafarse de agarre del chico.
-¡Que te calmes!- el contario se estaba desesperando por ello. Si su otro “yo” estuviera presente le pasaría cosas peores- No te voy hacer na…- No pudo terminar su oración ya que Kouki por intentar zafarse hizo que los dos cayeran. Akashi cayó de pompas amortiguando la caída de Furihata, que este cayó sobre el de cabello granate entre las piernas de éste, pero con la espalda completamente recargada en el pecho del otro. Akashi en un intento de no caerse se “agarro” de lo primero que pido, pero en lugar se eso termino rodeando la cintura de Kouki.
El contrario se sonrojo a más no poder al sentir las manos del desconocido posadas sobre su cadera. Se sorprendió tanto que retiro bruscamente las manos de aquel para luego pararse e ir corriendo lejos de él gritando “¡Pervertido!”. Dejando al pelirrojo muy desconcertado y enojado tirado en el suelo sobando su cabeza y trasero.