Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Momentos por SaraChan

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capítulo se sitúa tras la salida de la tripulación de la isla de Nami. Acaban de derrotar a Arlong, y Zoro aún está convaleciente por las heridas sufridas contra Mihawk... sumadas a las que Hachi y Arlong le provocaron. ¡Aparece un nuevo nakama!

Hacía tiempo que el espadachín no dormía tan mal.

El dolor de la derrota… el dolor de la herida… incluso los festejos en Cocoyashi que se sucedieron después de vencer a esa panda de peces habían sido insuficientes para borrar un amargo recuerdo, un amargo sabor que, finalmente comprendía, nunca se iría de su memoria.

Frunció el ceño. Una parte de él sabía que había sido muy arrogante al desafiar al mejor espadachín del mundo tan pronto.

Pero esa derrota… esa absoluta y contundente derrota que dejaba entrever cómo nunca había tenido ni una minúscula posibilidad de salir victorioso…

Frunció el ceño de nuevo, no sabía si en sueños o desvelado ya. No solo había fallado a Kuina, sino que además se había atado completa e irremediablemente al alocado mono que tenían por capitán. No se arrepentía, pero sabía que lo haría. Hablaba de dos tipos de arrepentimiento diferentes, por supuesto.

¿… qué incoherencias estaba balbuceando para sí?

Suspiró, esta vez consciente de que había despertado.

Instintivamente, su mano se paseó por su pecho, sintiendo levemente húmedas las vendas que Nami le había cambiado hacía unas pocas horas. Ya fuera sangre o cualquier otra secreción, le irritaba tener esa herida por el simple hecho de que esas vendas acotaban su movilidad.

Odiaba sentirse atado.

Y ahora lo estaba doblemente, literal y figuradamente. Ambas a la vez.

Un suspiro más profundo y ronco resonó en el vacío dormitorio de los chicos.

-          ¿Estás bien, Zoro? ¿Te duele? Puedo ir a buscar a Nami, tenemos más medicina.

Vacío… vacío…

Al menos, vacío estaba cuando había bajado a descansar.

Al parecer, un pequeño mocoso había aprovechado la única etapa de su sueño lo suficientemente profunda como para bajar la guardia, para irrumpir en la estancia.

Giró la cabeza hacia donde escuchó la voz de su interlocutor, abriendo los ojos.

Sus puyas fueron silenciadas por el brillo leve de preocupación que mostraba el serio rostro de su capitán.

-          Estoy bien, no me duele.

-          ¿Seguro?

-          Sí Luffy, no te preocupes.

-          ¡Bien!

Para Zoro, la escena pudo haber sido congelada en ese momento, pues supo inmediatamente que se arrepentiría de no haberse quejado.

Luffy poco tardó en levantarse del asiento que había ocupado junto al sofá donde descansaba el espadachín. Y, como Zoro empezaba a tomar ya por costumbre, se sentó sobre la cadera del mortecino espadachín, quien soltó un quejido sordo al sentir el nuevo peso al final de su profundo corte.

-          Maldito… - murmuró entre dientes.

-          Pero tú dijiste que no te dolía.

-          ¡Y no me dolía! ¡Pero si te sientas encima es obvio que me dolerá!

-          Shishishi, ¡lo siento Zoro!

Como si esa disculpa fuera suficiente, Luffy se removió para acomodarse sobre Zoro. La sonrisa en su rostro hacía que el esfuerzo de Zoro para no quejarse fuera transformándose poco a poco en un esfuerzo para no echarle a patadas de la estancia.

Cuando Luffy dejó de moverse, Zoro respiró profundamente un par de veces.

-          ¿Qué demonios estás haciendo?

-          ¿Es que vas a preguntarme siempre lo mismo?

El tono de indignación utilizado por Luffy hizo que Zoro se debatiera entre reír, llorar o, nuevamente, echarle a patadas.

-          Debería preguntarte algo similar yo a ti… - viendo cómo Luffy torcía el gesto con extrañeza, Zoro apartó el tema. – Podrías tener un poco de consideración con tu nakama moribundo.

-          Mori… mo… no… ¿nori*? Mmm… ¡Onigiri!

-          ¿¡Qué mierda de razonamiento es ese?!

Pronto se arrepintió de su grito, aunque más todavía de haberse incorporado con esa brusquedad, enfadado ante el estúpido juego de palabras de su capitán. ¿Cómo podía ver tantas estrellas cuando estaba bajo cubierta y con los ojos en blanco? Lentamente, volvió a recostarse. El chico que estaba sobre él iba a matarle a incoherencias.

-          Es que tengo hambre, Zoro.

-          ¿Y a mí que me cuentas? – gruñó entre dientes, con los ojos cerrados, tratando de calmar el dolor que recorría la herida de su pecho de abajo arriba. - ¿No has conseguido un nuevo cocinero?

-          ¡La comida de Sanji es deliciosa! ¿La has probado?

-          No que yo sepa… - ¿estaba en trance? No lo parecía, sentía a Luffy muy cerca suyo (… y tanto, para su desgracia), pero todavía no había recuperado el don de la vista.

-          ¡Pues tienes que hacerlo! ¡Espera aquí, le diré a Sanji que cocine algo delicioso para ti!

Fue un estúpido actorreflejo que Zoro no era capaz de explicar de dónde demonios había brotado, pero su mano se movió, deteniendo el intento de su capitán por bajar de encima de él. Teniendo en cuenta que el milimétrico espacio que Luffy había recorrido sobre su cuerpo con intención de irse se había sentido como un alfiler hundiéndose en cada célula de esa parte de su piel, supuso que su mano había sido activada por un ancestral mecanismo de autodefensa, dormido durante siglos dentro de su cuerpo, despertado en ese momento únicamente para defenderse de ese loco inconsciente al que llamaba capitán.

O algo así. Al fin y al cabo, desvariaba.

-          Luffy, ¿puedes tener más cui…?

-          ¡Zoro! Lo siento, ya lo entiendo. ¡No lo volveré a hacer!

El preciado don de la vista, recuperado por un pasmo. Y todo para contemplar la nada buena agorera pero brillante sonrisa de ese pequeño monstruito.

-          Bueno, si lo has entendido… entonces vale, creo…

-          ¡Sí! Si Zoro no quiere que me vaya, ¡no me iré!

-          Espera… ¿¡qué?!

Lo acababa de decir, ¿verdad? Las incoherencias de ese sujeto le llevarían a la tumba.

Se contuvo, como pudo, pero lo hizo. Mantuvo su cuerpo recostado incluso cuando todos sus músculos ya se habían tensado y preparado para incorporarse, nuevamente, por culpa de la sorpresa que el estúpido comentario de Luffy le había causado.

-          ¿De qué estás hablando?

-          Bueno, tú me has sujetado, y como no puedes entrenar o dormir como de costumbre, supongo que te sentirás solo. ¡Te haré compañía, Zoro! ¡Déjamelo a mí!

-          ¿¡Pero se puede saber de qué demonios estás hablando!?

Como toda respuesta, un muy sonriente Luffy alzó su mano. Anonadado, boquiabierto y con ojos como platos, Zoro no podía creerse lo que veía.

-          ¡Tú! ¡Maldito pirata secuestra manos! – su enfurecido clamor fue secundado por el tirón que dio sobre la mano de Luffy para liberar la suya del no-quería-saber-nada agarre al que ambas habían estado sometidas. Juntas.

-          ¡Aaaah! ¿¡Qué haces!?

-          ¡¡Eso debería decir yo, maldito mocoso!!

-          ¡Devuélveme mi mano!

-          ¿¡Cómo que tu mano!? ¡Es mi mano, y no te la daré!

-          ¡Antes me la diste, así que ahora es mía!

-          ¡Yo no te la di, tú la agarraste sin mi consentimiento!

-          ¡Eso es mentira! ¡Tenías miedo de que me fuera y por eso me diste la mano!

-          M-mie… ¡Quién demonios tiene miedo! ¡Por mi vete cuando quieras, estúpido chicle!

-          ¡Pues me iré ahora mismo, tonto tres espadas!

-          ¿¡En serio piensas que eso es un insulto!?

-          ¡Calla, haramaki!

-          Ooooooe, Zoro-chan, Luffy, me parece muy bien que estéis todo amorosos y acaramelados, pero vuestros gritos se oyen a kilómetros a la redonda y molestan a la preciosa Nami-san, así que si queréis retozar, hacedlo en silencio.

Y silencio fue lo que consiguió.

Boquiabierto (¿déjà vu?) y completamente paralizado, Zoro dirigió una fugaz mirada a la mata de pelo amarillo que asomaba desde el techo antes de concentrarse en su situación.

Su mano se había vuelto a entrelazar con la de Luffy, esta vez en una especie de pose de batalla, utilizando esa unión como soporte para sujetar el cuerpo del pequeño mientras éste se inclinaba hacia delante. Mientras, con su otro brazo había hincado el codo en el sofá, y aun así estaba lo suficientemente erguido a la par de Luffy lo suficientemente reclinado como para que esa mano reposara en la cintura de su capitán.

-          Oh, Sanji. ¿Ya está la comida? Tengo hambre.

Con respecto a la posición de Luffy… ya sabemos dónde estaba una de sus manos. ¿La otra? Apoyada junto a la cabeza del espadachín, cuyo rostro, por cierto, estaba bastante cerca del de Luffy.

¿Las piernas? Rodeando la cadera de Zoro. ¿Cómo? Imposible de saber.

Mecanismo ancestral de defensa, fallaste. Eres una deshonra para tu estirpe.

¿A dónde demonios se había ido el dolor? ¿Por qué Zoro estaba en esa posición con Luffy y su herida ni se resentía? ¿Por qué no decía ni pío? ¿… ni siquiera un tenue “hola”? ¿… un carraspeo? ¿Había desaparecido…?

-          Sí, he venido a avisarte también, ya está sobre la mesa. Puedes ir cuando quieras, pero… - por el rabillo del ojo Zoro distinguió cómo las comisuras del cocinero se elevaban diabólicamente. Sintió un escalofrío - … por desgracia, no hay ningún marimo en el menú.

-          ¿Marimo? Me da igual, ¡espero que haya carne!

-          A mí me parecía que ibas bien servido de carne aquí…

-          ¿Quieres morir, cejas de espiral?

-          ¡Fuuu, qué miedo das con esa mirada, cabeza césped! Alégrate, después de comer seguro que Luffy viene a consolarte.

Las palabras se atragantaron en la garganta del espadachín el tiempo suficiente como para que perdiera la oportunidad de contestar.

-          ¡Oh, seguro! Después de comer volveré para seguir jugando contigo, Zoro. ¡Shishishi!

Oh, Kami-sama, Dios, Alá, Yahvé, Shiva, Visnú o cualquier otra divinidad susceptible de existir, que se apiade por favor del alma de un pobre diablo que solo quiere descansar en paz. Para siempre.

El movimiento brusco de Luffy al levantarse del cuerpo del espadachín pareció devolverlo a la vida de nuevo o, al menos, recuperarlo del shock. Un aviso de que el dolor seguía ahí se pronunció, y una punzada aguda le atravesó el pecho. Apretando los dientes, observó cómo su capitán salía corriendo, saltando y gritando de la estancia. Aquello que decía no llegaba a sus oídos, pero por el brillo de sus ojos y la saliva goteando desde sus labios podía hacerse una idea. Entrecerró los ojos.

¿Cómo la situación se le había ido tanto de las manos? ¿Cómo era posible que Luffy y él hubieran acabado así de…?

No quería ni terminar esa pregunta. Suspiró profundamente y se cubrió los ojos con la mano. La cosa se comenzaba a descontrolar, y no le gustaba.

O eso creía.

O eso quería creer.

-          Hey, espadachín suicida – Zoro resopló, no se había percatado de que el cocinero todavía no se había ido. – Como veo que estás lleno de energía, tendrás que subir a la cocina si quieres comer. No te traeré nada.

-          Por mi está bien, no tengo hambre.

-          Hace un minuto no lo parecía.

-          ¿Puedes parar ya con esto? Estoy cansado, quiero dormir. Olvida lo que acabas de ver, no ha sido nada.

-          Claro, lo que tú digas. Pero créeme, soy experto en estas cosas, y sé lo que he visto, así que…

-          Así que, ¿qué? – atajó tajantemente Zoro.

Sanji suspiró mientras comenzaba a abandonar la estancia.

-          Así que deja de hacer y pensar estupideces o será peor para ti. Descansa lo que puedas, intentaré mantener a Luffy ocupado todo lo que pueda para que no baje.

Zoro no respondió. Cayó dormido en cuando el sonido de la escotilla cerrándose le alcanzó.

De alguna manera…

… sentía que no iba a poder llevarse bien con ese cejas de sushi.

Notas finales:

Qué poco profunda resultó la conversación de Zoro y Luffy, me habría gustado aportar un granito de seriedad en este capítulo. Bueno, no fue posible, pero al menos ya puedo descansar en paz.

¡Bienvenido Sanji! ¡Divirtámonos mucho juntos a partir de ahora °~°/!

No tengo nada más ni escrito ni empezado, así que no sé cuándo actualizaré. Por ahora, matta ne ~

Oh, cierto:

*Nori: Tipo de alga comestible que se utiliza en diversos platos, entre ellos, las bolas de arroz u onigiri. Perdón por mi falta de originalidad ~o~

 

Nota 1 año después: No sé si me alegra descubrir que la neurona de la idiotez sigue funcionando en mi cabeza, porque debo reconocer que me he reído más de lo que me esperaba en este capítulo. Mucho más. Me pregunto si una hipotética Sara del futuro seguirá riéndose en este capítulo. Lo que no ha cambiado y espero que no cambie... sigo suspirando por mi Sanji entrometido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).