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Momentos por SaraChan

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Notas del capitulo:

Tras su inmediata conversación con Nami, Zoro se da cuenta de que tiene que aclarar las cosas con Luffy.

A ello se dedica en este capítulo.

 

~Nota: Los capítulos anteriores a este ya han sido corregidos~

 

[RESUMEN ACTUALIZADO: ADICIÓN DE OTROS PERSONAJES PARTICIPANTES EN EL FIC, REITERACIÓN DE QUE SÓLO SE TRATARÁ UNA PAREJA]

Zoro contempló la espalda de Luffy desde su posición en la baja cubierta. Eran pocas las situaciones en las que Luffy podía desprender tal aura de seguridad o seriedad, mucho menos usuales fuera de una pelea. Se atrevía a decir incluso que su figura, sentada sobre la cabeza de Merry, imponía más que un almirante de la marina o un Shichibukai. El silencio reinante, interrumpido periódicamente por el runrún de las olas, contribuía extraordinariamente a complementar ese cuadro.

Le atraía. Le daba confianza.

Comenzó a subir las escaleras, tratando de ser sigiloso. No sabía exactamente el motivo de esto, pero suponía que no quería romper esa escena con su brusquedad habitual. Al llegar a la cubierta elevada, avanzó hasta situarse a pocos metros del mascarón, contemplando todavía a Luffy sentado cara al mar. A pesar de lo extraño que pudiera parecer, Luffy estaba extremadamente serio y concentrado en algo, perdido en sus pensamientos.

Era muy inusual verle así. Zoro no sabía decir si le gustaba esa faceta de él o no.

¿Cómo podía romper ese penetrante y perturbador silencio que rodeaba a su capitán? No quería admitir lo nervioso que se sentía, pero no podía remediarlo. Situó una de sus manos sobre las empuñaduras de sus katanas, acariciándolas con pausa, sin apartar la mirada de la espalda de Luffy. La leve brisa que emanaba del mar dotaba a su capitán de un aura de espejismo, con el ala de su sombrero y los bordes de su chaleco desabrochado ondeando juguetonamente al viento.

Si por él fuera, habría preferido quedarse ahí, contemplándole, el resto de la tarde. Pero no podía permitírselo.

Respirando hondo, Zoro decidió hablar.

-          Luffy – nunca se había considerado un hombre ingenioso, más bien aceptaba ser todo lo contrario, cosa que en ese momento maldijo. Su poca originalidad incluso le avergonzaba.

A Luffy le recorrió un escalofrío, pues tan inmerso había estado en sus propios pensamientos que la voz del espadachín a su espalda le pilló completamente desprevenido. Con la sorpresa pintada en el rostro, se giró para mirar a Zoro, aunque todavía permaneció sentado en su asiento favorito de ese barco. Tras reponerse, mostró una amplia sonrisa.

-          ¡Zoro! ¡Me has asustado! ¡Hola!

Escuchando la risa de su capitán, el espadachín tuvo que formar una sonrisa torcida y desviar la mirada hacia un lado. Se sentía incómodo. No había esperado que Luffy iniciara la conversación, pero ese saludo le obligaba ahora a él a hacerlo, y todavía no tenía la menor idea de cómo podía sacar el tema.

Forzando a todas sus neuronas a trabajar sin descanso, Zoro intentó encontrar la forma adecuada para poder hablar con el cabeza hueca de Luffy sobre un tema que no quería tratar. Nunca antes había buscado con tanto ahínco la delicadeza en sus palabras. Era algo que no le preocupaba; él era serio, directo y conciso en todo lo que hacía, y eso incluía la comunicación. Sabía que a veces su personalidad podía herir a la gente, pero creía que si se daba ese caso era porque lo merecían. Él sólo decía la verdad, y si la verdad dolía no era su culpa.

Entonces, y para variar, apareció Luffy, y le dijo lo que de verdad pensaba sobre sus sentimientos. Por primera vez en la vida, algo que últimamente no era una novedad, Luffy le hizo darse cuenta de que no siempre tiene razón, de que hay veces en que es mejor callar, o incluso mentir, en vez de ser sincero y herir a alguien.

Dirigió una mirada seca y disimulada a su capitán. ¿Cómo una persona tan pequeña y tan aparentemente insignificante había sido capaz de desbarajustar todo lo que le había costado una vida forjar dentro de sí mismo? Todos sus principios, todas sus creencias, su personalidad, sus recuerdos, su carácter. Todo, absolutamente todo, acababa de ser sacado a la luz como defectuoso o incompleto por culpa de ese chico.

Ya nada quedaba intacto en su interior. Nada.

Mucho rato pareció estar en silencio, pues la sonrisa que hasta ese momento Luffy le había dedicado acabó perdiéndose en pos de una expresión de extrañeza. Al final, Zoro no fue el encargado de empezar a hablar.

-          ¿Zoro? ¿Pasa algo? Estás muy raro.

Zoro emitió un suave suspiro antes de responder.

-          Tengo una pregunta.

-          ¿Una pregunta?

-          Sí – volviendo a dirigir por fin sus ojos hacia los de Luffy, Zoro continuó con gravedad. - ¿Por qué decidiste pelear conmigo en Whiskey Peak?

-          Ya te lo dije – refunfuñó Luffy, aparentando molestarse. – Pensé que te habías enfadado con ellos porque no tenían tu comida favorita en la fiesta.

-          No me lo creo – mantuvo la mirada de Luffy un instante, desafiante, antes de continuar. – Te repetí varias veces que había una explicación, no quisiste escucharme.

-          Te lo acabo de decir…

-          Entonces – cortó el espadachín -, si se vuelve a producir una situación parecida, ¿no darás ni una oportunidad a tus nakamas para explicarse?

Luffy abrió los ojos, claramente sorprendido, incluso levemente herido. Al transcurrir unos segundos, como si un botón hubiera sido apretado en su cabeza, su cuerpo se tensó, su mandíbula se apretó tanto como sus puños, y su sombrero se inclinó lo suficiente como para dar sombra a su rostro.

-          ¿Qué insinúas?

-          No me creíste; ni siquiera me dejaste hablar.

-          Eso no es cierto.

-          ¿Por qué quisiste pelear conmigo, pues?

-          Ya te lo he dicho.

-          Me sigue pareciendo una excusa bastante pobre.

-          Eso no es asunto mío.

-          Luffy – el tono de voz de Zoro hizo que su capitán se estremeciera. - ¿Por qué no confías en mí?

Ambos hombres mantuvieron una mirada llena de tensión. Por un lado, el espadachín intentaba aparentar impasibilidad, pero la furia mal contenida que Luffy le dirigía convertía esa tarea en algo difícil.

El silencio no fue más que una confirmación para Zoro. Si en algo se parecía su capitán a él (aunque debía reconocer que no era lo único en lo que se parecían), era la sinceridad. Luffy no sabía mentir, así que se limitaba a arrastrar a la gente de su alrededor con sus palabras y actos egoístas e impulsivos.

Nadie era capaz de negarse a eso, porque cuando veías a Luffy siendo serio sobre ti, sobre tu sueño, dispuesto a darlo todo por ello, no podías huir.

Y Luffy ahora callaba, porque no podía responder a su pregunta. Algo dentro de Zoro, algo que por desgracia para él empezaba a resultarle familiar, algo que, sin querer, empezaba a comprender más de lo que le gustaría, pareció encogerse cada segundo de espera que Luffy le mantuvo allí de pie.

Luffy llevó la mano a la cabeza, acariciando su sombrero e inclinándolo todavía más sobre su rostro. El contacto visual se perdió.

-          No es eso.

-          Entonces, ¿qué es?

-          No lo sé.

Zoro entrecerró los ojos. Nuevamente, un pinchazo en el pecho le asedió.

-          ¿Por qué no confías en mí?

-          No es eso – repitió Luffy, alzando la voz. Sus ojos volvieron a aparecer tras el sombrero de paja. – Zoro, tú eres la persona en la que más confío.

-          No entiendo nada.

Zoro quiso esperar a que Luffy le diera una explicación más comprensible de lo que pasaba por su cabeza en ese momento, pero al darse cuenta de que eso no iba a suceder, la exasperación pudo con él.

-          Si de verdad confías en mí, ¿qué demonios pasó? Ya no sé qué pensar, Luffy. Dame alguna respuesta.

Luffy se mantuvo en silencio unos cuantos segundos, con una cara de póker que no hizo más que enfurecer al espadachín.

-          Zoro, eres tú el que no quiere que confíe en ti.

Zoro parpadeó, intentando entender lo que Luffy acababa de decirle. ¿Cuándo había dicho él algo como eso? Se sentía furioso, o se habría sentido así de no ser por la sorpresa que le habían provocado las palabras de Luffy. ¡Era ridículo! Él en ningún momento había querido algo como eso, nunca había demostrado quererlo. ¿En qué demonios le había malinterpretado su estúpido capitán?

¡Era demasiado ridículo!

No había duda en los ojos de Luffy, él realmente creía que Zoro había dicho eso en algún momento. ¿Cuándo? Zoro pensaba, daba vueltas en su cabeza una y otra vez a todo lo que recordaba haber hablado con Luffy desde que le conocía. Absolutamente todos los momentos que había pasado con él desde que apareció frente a sí en aquel lejano patio de ejecuciones volvieron a su memoria en ese instante. No podía encontrar nada que pudiera haberle dado esa impresión a su capitán.

Desesperado y frustrado, soltó un fuerte gruñido mientras golpeaba su cabeza con la palma de la mano. ¿Qué demonios pasaba ahí? No era capaz de entender nada, y sentía que iba a volverse loco. Miró a Luffy con rabia, incluso con odio. Ese chiquillo era demasiado irritante.

-          Sigo sin tener ni idea de a qué te refieres. Yo nunca he dicho algo como eso.

-          Sí lo dijiste.

-          ¡No lo recuerdo! – gritó Zoro, sin aguantar más. Incluso cuando su intención había sido intimidar al pequeño con su voz y así obligarle a hablar de una vez por todas, Luffy siguió manteniendo la compostura. Sin alterarse, habló:

-          El día que fuimos a Logue Town, cuando dejamos la isla. Llovía mucho. Cuando hablamos, me dijiste que me matarías.

Zoro abrió los ojos como nunca antes había hecho.

-          Yo no dije eso…

-          Sí lo dijiste.

-          No… Luffy, no quería decir eso – molesto, se rascó la cabeza con fuerza. La ira o la indiferencia de Luffy quedaron completamente eclipsadas en ese momento por una tristeza que le hería en su pecho. – Era una forma de hablar.

Zoro se detuvo abruptamente. No había sido una forma de hablar, lo que dijo aquella tarde había ido muy en serio. “La próxima vez que te atrevas a subestimar el valor de tu vida de esta forma, seré yo mismo el que se encargue de matarte.” Lo seguía manteniendo, y pensaba que Luffy le comprendería.

Si él iba a dar su vida por Luffy, antes de permitir que éste la desperdiciara tonta e inútilmente, prefería ponerle fin él mismo con sus propias manos. Lo consideraba incluso un favor hacia su capitán.

¿De verdad Luffy no podía entender eso?

-          No era una forma de hablar – se corrigió, mentir a Luffy no era la manera de hacer que volviera a confiar en él. – Pero es algo que creo que debería hacer si llegara a darse el caso. Un último acto de lealtad. Yo también esperaría que hicieras lo mismo si la situación fuera a la inversa.

-          No – el tono de Luffy atrajo a Zoro. Fuerte, grave, imponente, decidido. No podía siquiera parpadear mientras observaba la figura de su capitán. – No me pidas que haga algo como eso por ti, Zoro. No lo haré. Incluso cuando crea que estás equivocado, o que es tu culpa, lucharé hasta el final contigo. Porque somos nakamas, y eso es lo que hacen los nakamas.

-          Luffy, me vas a volver loco – fue un comentario que escapó de sus labios, pero Zoro no pudo retenerlo entre ellos. Así era como se sentía desde que conocía a ese crío, y tenía miedo de que fuera así el resto de la vida que pasara con él. No le gustaba esa inseguridad, no le gustaba no tener el control. Y no le gustaba no poder hacer nada para remediarlo. - ¿Eso fue lo único que te molestó de todo lo que dije?

-          … No.

Zoro se acercó a la cabeza del Merry, quedando lo más cerca que ésta le permitía de Luffy: menos de medio metro de distancia, un par de palmos de diferencia de altura. Si Luffy intentaba ocultar de nuevo sus ojos bajo su sombrero, esta vez Zoro podría verlos sin ninguna dificultad.

-          Habla.

Luffy, incómodo, pareció refunfuñar varias cosas ininteligibles por lo bajo. Zoro frunció el ceño, tentado a repetir su orden. Sin embargo, no hizo falta. Nervioso, Luffy bajó su mirada hasta encontrarse con los ojos de Zoro.

-          Dijiste que no querías que pensara en ti más que como un subordinado. Pero yo no quiero eso.

-          ¿Qué es lo que quieres, capitán?

-          Somos nakamas…

-          Luffy, ¿qué es lo que quieres?

Luffy frunció los labios en una fina línea, y Zoro incluso pudo apreciar un leve rubor en sus mejillas. Su capitán parecía querer encogerse en ese momento, y sin saber por qué, Zoro se encontró luchando por contener una sonrisa con el fin de no desanimar al pequeño.

Él sabía lo que iba a venir a continuación, pero quería oírlo. Quería confirmarlo. Quería saber si de verdad era real.

Quería saber cómo se sentiría al averiguar que era real.

-          Me gustas – directo y de improvisto, el discurso que Luffy soltó a borbotones pilló a Zoro completamente desprevenido. – Y no quiero que me odies por ello, pero no puedo evitarlo. Me gustaste desde el primer momento en que te vi, y no sé por qué. Algo dentro de mí me hizo querer tenerte, y por eso hice todo aquello para convertirte en mi nakama. Le he preguntado a Sanji si es normal esto, y me ha dicho que no lo es… pero que tampoco es malo. No le entendí muy bien, la verdad, pero a mí me gusta sentirme así. Pero no sabría qué hacer si me odiases, Zoro. Y por eso…

-          Espera un segundo, Luffy – el torrente de palabras había sido demasiado inesperado, Zoro no era capaz de asimilar todo lo que había oído. Respondió con lo primero que le vino a la cabeza. - ¿Cómo que le preguntaste a Sanji?

-          Cuando me dijiste que no volviera a pensar en ti de esa manera, pensé que había hecho algo malo. No sabía qué hacer, así que le pregunté a Sanji si era raro.

-          Ah… ¿qué te respondió?

-          Me dijo que sí era raro, pero que no me preocupara, que no había hecho nada malo. También me dijo que eras un tonto marimo lento y que no hiciera nada porque pronto te darías cuenta de que eres un tonto marimo lento… aunque eso no lo entendí muy bien.

-          Ah… ya veo… - Zoro agachó la cabeza, notando un tic de rabia palpitar en su ceja. Como se cruzara con ese cocinillas en ese momento, lo convertiría en picadillo.

-          Zoro – alzó la cabeza, la mirada de Luffy le capturó. – Me gustas.

-          Ya lo he oído.

-          No me odies.

-          No lo hago – mantuvo la mirada de su capitán, y solo cuando estuvo seguro de que no iba a añadir nada más, continuó: - ¿Estás seguro de eso?

-          ¿De qué?

Zoro chasqueó la lengua: le incomodaba decirlo.

-          De que te gusto.

-          Siempre lo he estado.

-          ¿Por qué?

-          ¿Por qué, qué?

Zoro volvió a chasquear la lengua, desesperado por tener que especificar.

-          ¿Por qué te gusto?

-          Porque eres tú - el espadachín entrecerró los ojos, no sabía muy bien cómo interpretar esa respuesta.

-          ¿Qué significa eso?

-          Que si Zoro no fuera Zoro, no me gustaría – el tono molesto de Luffy hizo gracia al espadachín. Ya había tenido demasiadas conversaciones similares con su capitán, así que Zoro tenía más que claro que no iba a poder sonsacarle más información que esa.

-          ¿Y estás seguro de esto? Somos dos hombres – aclaró, imaginando ya de antemano la incomprensión que su escueta pregunta provocaría en el rostro de Luffy.

-          A mí eso me da igual. A mí me gusta Zoro, y ya está.

-          Bueno, supongo que eso es halagador.

Zoro mostró una leve sonrisa en sus labios, una que pudiera hacer que toda inquietud existente en su capitán desapareciera. Luffy abrió los ojos levemente.

-          ¿No te molesta? – Zoro amplió su sonrisa.

-          No.

-          ¿Le gusto a Zoro?

Luffy era un chiquillo caprichoso, egoísta, temerario, inocente, infantil, descarado, directo, maleducado en muchas ocasiones, perturbador, impulsivo e imprudente.

También era risueño, alegre, compasivo, fuerte, honesto, leal, valiente y carismático.

¿Por qué no?

-          Sí.

Los ojos de Luffy se iluminaron de una forma que Zoro nunca antes había visto, haciendo que dentro de él nacieran una calidez y una tranquilidad que nunca antes había sentido. ¿Esos habían sido los sentimientos que tonta e injustamente había aplastado? ¿Cómo había tenido la desfachatez de hacer tal cosa? ¿Cómo había podido negar esa sincera felicidad que desbordaba a su capitán hasta llegar a él y tocarle?

Estiró su mano cual actorreflejo, pues no se dio cuenta de ello hasta que de repente vio la sorpresa de su capitán y sintió en ella la piel de su mejilla, cálida y suave.

-          Creo que me gusta más tu opción – Luffy enarcó sus cejas, y Zoro sonrió. – Prefiero luchar a tu lado hasta el final.

La sonrisa de Luffy ocupó todo su rostro.

-          ¿Verdad?

-          Sí.

La risilla de Luffy, esa que tanto había enervado a Zoro en ocasiones anteriores, se sintió como un arroyo cristalino refrescándole con su murmullo. Utilizó la mano que aún mantenía sobre su mejilla para acariciarle con ternura. Luffy detuvo su risa, pero sus labios formaron una sonrisa pequeña para lo que él acostumbraba. Una sonrisa cargada de sentimientos que Zoro correspondió con gusto.

No le importaba tener ese tipo de relación con su capitán si eso significaba poder verle feliz.

Simple y llanamente, no le importaba tener ese tipo de relación con su capitán. En realidad, sucedía todo lo contrario, algo que hasta ese momento no había imaginado.

Le atraía la idea. Le llenaba.

Le gustaba.

Luffy le gustaba.

Y por fin se daba cuenta de ello.

Notas finales:

¿Capítulo incompleto, quizá? No tengo claro si deja esa sensación, pero debo decir que no me esperaba para nada este desenlace xD Es decir, ¿ni un beso? ¿Se quedan así, tras hablar? ¿Mirándose sin más? ¿Cómo cortan el contacto visual? ¿Cómo termina su momento?

Si fuera lectora, creo que estaría frustrada por todas estas cuestiones. Pero como soy la escritora, pues... xD

No sé, no descarto cambiar algunas cosillas de este capítulo, tengo que leerlo detenidamente y relacionarlo con los anteriores. Tenía que descargar una cosa, y como el internet que tengo en casa es especial, he venido a la biblioteca para hacerlo. Estar frente a una pantalla sin hacer nada me parecía descarado, y ponerme a jugar a algo mientras descargaba, todavía más. Así que decidí hacer frente a este capítulo con un, he de decir, inesperado resultado. Pocas cosas de las que había planeado se han llevado a cabo.

En fin, el capítulo termina así. Quizá busque algún párrafo de cierre más... "cerrado" cuando no me duelan la cabeza o los ojos, pero su conversación termina así.

Como siempre, no me ha dado tiempo más que a leer superficialmente un par de veces, por lo que perdón por las posibles faltas, incoherencias, etc.

Espero que os haya gustado el capítulo, nos vemos en el siguiente :).

 

Nota 1 año después: He de decir que recordaba este capítulo peor de lo que me ha parecido ahora. Es interesante esto de leer viejos fics después de muchísimo tiempo sin pensar en ellos y tras muchas vivenvias que cambian tu perspectiva. Así como he encontrado que cosas que me gustaban ahora me parecen horribles, he descubierto que también me pasa a la inversa. Creo que puedo intentar continuarlo.


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