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Give me love por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes son mios y todo eso que ya saben.

Agradecimientos eternos a mi beta y a quienes me leen, los amo!

 

Castiel deseo que un agujero se abriera bajo su silla y se lo tragara. Cosa que, por supuesto, no sucedió. No tenía tanta suerte.

Hacia unos minutos, Dean le había hecho una pregunta algo incómoda pero la fuerza de la costumbre hizo que responderla no fuera del todo difícil. Él no era el primero en preguntarle porque no se casara con una mujer tan hermosa. Lo que sí lo había hecho sentir nervioso era la presencia del hombre que parecía conocer a Dean. Quizás demasiado.

-¿Ustedes se conocen?-preguntó tratando de verse calmado, aunque no se sentía tan calmado como se veía-¿Dean?-

El hombre delante de él miraba el plato delante suyo con gesto perdido. Al parecer las papas que acompañaban al filete que había pedido eran bastante más interesantes de lo que él hubiera creído antes. Castiel miró de reojo al sujeto que saludara a Dean y que ocupaba la mesa que se encontraba, prácticamente, al lado de la suya. Era obvio que se conocían, aunque eso no podía gustarle menos a Castiel que fruncio el ceño cuando el tal Trent se giró para mirar a Dean.

Y esa mirada no le gustó para nada. Era como si deseara devorarlo con ella.

No tenía idea qué hacer para recuperar el buen humor de Dean. Antes de la aparición de Trent, ambos estaban compartiendo un buen momento. Su cena ahora estaba arruinada.

-Cas, lo siento-la voz de Dean llamó su atención. Elevó su mirada y se encontró con el gesto preocupado del rubio-nosotros somos amigos pero no tan cercanos. Tuvimos algo parecido a una cita pero no quiero…-

-No tienes porque darme explicaciones, Dean, tu vida privada sólo te pertenece a ti-dijo Castiel deseando no haberse oído como una mujer engañada o algo así. Aunque la expresión de Dean le dijo que esas palabras le habían dolido un poco.- Anda, sigamos comiendo y disfrutando-

-Ya, gracias por ser…gracias por ser mi amigo, Cas-dijo Dean y la sonrisa que le enseñó borró un poco el dolor que sus anteriores palabras le ocasionara. Jamás podrían ser algo más que amigos, a diferencia del hombre sentado en la otra mesa él era aburrido. Una buena razón para no tener citas con él.

Aunque se habia ido por el desague. Castiel estaba moviendo sobre su plato una papa de un lado al otro. Su mirada perdida en ningún lugar. Dean quería estirar su mano por sobre la mesa y tomar la de Castiel, decirle que el imbécil de Trent jamás podría siquiera soñar con ser mejor que él o alguna tontería de enamorado.

Pero Castiel era heterosexual. Estaba fuera de su liga.

Aunque eso no quería decir que no deseara tener una cena tranquila con él. Debían salir de allí, alejarse del idiota de la otra mesa que lo miraba como si quisiera follarlo sobre la mesa. No podía creer que se hubiera involucrado con tamaño idiota. Estaba cenando con otro sujeto que, aunque no podía creerlo, estaba mirándolo tambien con claro deseo. Bueno, a él y a Castiel, cosa que no le gustó nada. Podían quedársele mirando todo el día si querían pero no iba a tolerar siquiera que le dieran un vistazo a su chico.

-Cas, vámonos-dijo Dean al tiempo que buscaba con su mirada la de Castiel, quien al oírlo hablar lo observó sorprendido. No quería decirle en voz alta porque quería marcharse de ese lugar pero esperaba que él no se lo preguntara. No confiaba en que Trent mantendría la boca cerrada y que Castiel se enterara que había tenido sexo con ese idiota no se le hacia una muy buena idea.

-Comprendo, déjame pedir que nos den el postre para llevar-Castiel llamó la atención del camarero que se acercó tras unos segundos. Intercambio un par de palabras con él y minutos después este volvía con una caja de cartón que le daba a Castiel. Tras encargarse de la cuenta ambos se pusieron de pie y sin cruzar ninguna mirada con Trent o el hombre que lo acompañaba abandonaron el restaurante.

El silencio los siguió desde el restaurante todo el camino hasta el auto de Castiel. Él caminaba por delante de Dean, sujetando firmemente la bolsa en la que se encontraba el postre de ambos. Su cena se había arruinado, no era su culpa que Trent estuviera cenando justamente en el mismo lugar pero aún así se sentía algo responsable. No quería quedar mal con Castiel pero tampoco deseaba contarle sobre lo que había pasado con Trent.

Aunque algo le decía que él ya pensaba que era un tipo fácil.

-Dean, vamos te llevaré a tu departamento-la voz de Castiel acabó con el silencio y saco a Dean de sus funestos pensamientos. Se había detenido al lado del chico que se llevara el auto cuando ellos llegaran. Ambos lo miraban como si le hubiera salido una segunda cabeza, Dean se preguntó que expresión debía tenerse para ganarse esa extraña mirada de su parte.-¿Te sientes bien?-

-Si, claro que estoy bien ¿Por qué lo preguntas?-preguntó Dean acercándose él tambien al auto. No podía creer que su primera cena juntos acabara de esa manera. Trent no debía estar ahí. Él y Castiel debían tener una cena perfecta, charlar de cosas graciosas y luego acabar enrollados en una cama teniendo sexo toda la noche. O gran parte de ella, no le molestaría un poco de sexo matutino.

-Te ves como si hubieras hecho algo malo, Dean, no es tu culpa que tu amigo especial estuviera allí-

-¿Amigo especial? ¿Cuántos años tienes, Cas, cinco?-Dean realmente adoraba cuando las mejillas de Castiel se coloreaban de esa manera. Estaba avergonzado y eso en él era adorable- Vamos a mi casa, tengo cerveza y podemos comernos ese postre tranquilos-

-S-Si, claro Dean-

Ambos subieron al auto. Dean no sabía de donde había sacado la idea de quedarse a solas con Castiel. Estar en un restaurante era muy diferente a estar completamente solos en su departamento. Separados por unos cuantos metros de su cama. Sabía que podía resistir la tentación pero no lo haría eternamente, no cuando tenía a Castiel tan cerca. Recordó lo que sucedió con su hermano en la oficina del hombre sentado a su lado. No podía cometer otra vez un error así. Debía ser un profesional. El profesional que abandonara la escuela.

Esta vez, Dean ni siquiera se atrevió a poner alguna canción en la radio. Castiel a su lado notaba que el ambiente no era el de antes y eso le molestaba de veras, quería darse la vuelta y decirle a Dean que volviera a encender la radio para volver a oír su voz.

Aunque obviamente no lo hizo y tras algunos minutos por fin llegaron al edificio en el que Dean vivía y ninguno había emitido palabra alguna.

Entraron en el ascensor y tras apretar el botón que los llevaría al piso en el que se encontraba el departamento de Dean. Volvieron a entrar en el molesto silencio. Castiel miró su reflejo en una de las pulidas paredes del ascensor, su rostro no mostraba demasiada alegría. Quería cambiarlo, deseaba volver a ver la hermosa sonrisa que él le enseñara antes.

-Ya llegamos, Cas-dijo Dean apenas el ascensor se detuvo en el piso indicado. Salieron al pasillo y sin más sonido que sus propias pisadas se encaminaron al departamento de Dean.

Castiel entró después de que el rubio lo hiciera. Se sentó en el sillon a la espera que el dueño de casa regresara con las cervezas que le prometiera. Aún llevaba en sus manos la bolsa de papel que contenía el pie de manzana, no quería dañarlo así que puso la bolsa en la mesita de centro y aguardo a que Dean volviera, cosa que no tardo mucho.

-Hey, Cas, había olvidado que tenemos postre. Te traje una cerveza en lata pero si quieres puedo ir por un vaso-dijo Dean al tiempo que se sentaba al lado de Castiel con una lata de cerveza en cada mano. Puso una al lado de la bolsa de papel y abrió la otra, la cual llevo a su boca para darle un largo trago. Castiel se quedo mirándolo fijamente, sus ojos recorriendo su cuello mientras Dean tragaba. Especialmente atento al movimiento de su nuez. Dean no mostró señales de haberse dado cuenta pero cuando bajó la lata y vio a Castiel sus mejillas enrojecieron- Vamos, no me mires así y dime si quieres un vaso-

-No quiero, estoy bien así-respondió Castiel estirándose para tomar la lata de cerveza y abrirla él también- Comeremos el pie luego-

Dean sonrió y volvió a beber su cerveza. Los siguientes minutos fueron algo que ni él mismo esperaba, no algo que no deseara pero si inesperado. Quizás fuera gracias al alcohol pero Castiel comenzó a hablar hasta casi por los codos. Sonreía y tocaba más a menudo las manos de Dean como si en verdad disfrutara de estar con él. Aunque sabía que Castiel lo consideraba como un amigo dudaba de que tuviera tanta cercanía con él como para que hiciera ese tipo de cosas.

-Cas ¿Cuántas cervezas te has bebido? Perdí la cuenta después de que me fui al baño y creo que te bebiste tú solo las que traje luego-preguntó con una sonrisa en los labios Dean mientras trataba de evaluar la condición etílica de Castiel sólo con la mirada, algo que no resultó. Estaba casi seguro que ya tenía cinco o siete cervezas encima pero no estaba del todo seguro. Quizás las cuatro cervezas estaban afectándole, cosa rara porque estaba más que nadie acostumbrado a beber.

-S-Son sólo cinco…sí, deben ser cinco…Dean, mira apenas son cinco-farfullo Castiel mientras le señalaba las latas que se amontonaban en la mesita de noche. El rubio escondió la sonrisa que se formó en su rostro al oír hablar de esa manera a Castiel, era bastante obvio que estaba mintiendo. Le hacía gracia ver su incapacidad para mantenerse quieto y el rubor de sus mejillas no se había ido, es más, parecía haberse incrementado. Sus ojos brillaban, azules como una pierda preciosa o como el mismísimo cielo. Dean no se sentía tan sobrio tampoco.-Dean…estoy perfectamente, mira…mira como me equilibro en un pie-

Antes de que Dean pudiera impedírselo, Castiel se puso de pie y alejándose un poco del sillon elevo un pie por sobre su rodilla. Tambaleandose mientras reía como si le hubieran contado un chiste se mantuvo así unos cinco segundos antes de perder el equilibrio, sin embargo, Dean lo recibió en sus brazos. Era una ventaja estar más sobrio que él porque así podía cuidar de que no hiciera tonterías.

-Dean…creo que te amo-bien, quizás no podía evitar que Castiel hiciera tantas tonterías.

-Hey ¿sabes que creo yo? Que ya estás suficientemente ebrio y que deberíamos llamarte un taxi-dijo ayudando a ponerse derecho a Castiel que para su sorpresa estaba acariciando sus brazos y pecho. Podía oler el alcohol en su aliento pero no podía prohibirle a su cuerpo disfrutar de aquellas torpes caricias que él le daba- Vamos, Cas, detente…te llevare a tu casa-

-No quiero irme a casa…allí estoy solo y quiero estar contigo, Dean-susurro Castiel llevando sus manos a la espalda de Dean para poder pegarlo contra su pecho. Quizás estaba ebrio pero Dean se encontró disfrutando un poco de la fuerza con la que contaba- Quiero besarte-

Dean tenía una respuesta y un movimiento para sacarse de encima a Castiel pero cuando sus ojos se encontraron con los suyos supo que no haría nada más que entregarse a sus propios deseos.

Se lamentaría luego. Tenía cinco o seis meses en un crucero para hacerlo.

-Pues hazlo, bésame- dijo retando a Castiel quien no esperó a que el hombre entre sus brazos se arrepintiera.

Sin esperar más unió sus bocas en un beso que había deseado tanto desde hacia mucho. Sus dientes chocaron un poco y antes de que pudiera disculparse por su falta de delicadeza Dean lo empujó contra la pared al lado de la ventana y fue esta vez él a quien le faltara delicadeza.

Se comieron la boca como si eso hubiera sido su único deseo en toda la vida. Saboreando la saliva que resbalaba de la boca ajena. Disfrutando de ese contacto y el de sus lenguas calientes chocando entre si. Sus manos se movían por sobre la ropa del otro, tocando y apretando como si temieran que el otro no fuera más que una cruel ilusión. Gemidos y jadeos acallados por sus propias bocas atareadas en aquel beso que sólo se cortaba cuando sus pulmones se los exigían.

-Ay…mierda…Cas-en un arrebato Castiel mordió el labio inferior de Dean, aunque éste no pudo sentirse enfadado por aquello. El sabor metálico de su sangre en su propia boca, mezclado con el de Castiel sólo lo hizo excitarse más. Volvió a la carga, besando a Castiel de manera más ruda logrando que su cabeza chocara contra la pared en la que se apoyaba.-me las vas a pagar-

Si dejarle responder guió su boca al cuello del otro y comenzó a besarle allí, mordisqueando su cuello aunque no lo suficientemente fuerte como para marcarlo. Una de sus manos bajo hasta su cremallera y con una habilidad que sólo dejaba la experiencia la bajó de un movimiento antes de colarse dentro. Su cuerpo ardía, Castiel estaba duro y caliente. Y él...él estaba mucho peor.

-Dean…maldición…eres tan…tan…-Castiel jamás había tenido el don de las palabras menos cuando estaba tan excitado. Aunque no recordaba haberlo estado en un muy largo tiempo. Pero eso a Dean no pareció importarle cuando se agacho frente a él. De todas maneras si quería hacerle creer al rubio que estaba ebrio quizás eso era lo mejor.

Realmente esperaba que Dean no se enojara cuando le contara que estaba fingiendo su borrachera.

Dean abrió el botón del pantalón de Castiel y lo bajó hasta sus rodillas. Su aroma lo enloquecia, quería rodearse de él y jamás dejarlo ir. La luz no le ayudaba a evaluar el tamaño del equipo del otro asi que sólo se arriesgó. Esperaba que no fuera tan grande…mierda ¿a quién queria engañar? Deseaba con todas sus fuerzas que Castiel estuviera tan bien equipado que lo hiciera ver estrellas con los ojos abiertos.

Jamás lo habia podido evaluar cuando le daba un masaje. Una de las pocas cosas de las que estaba seguro era de que tenia un trasero excepcional.

Lamio el lugar donde estaba seguro estaba el pene del otro. El olor era más fuerte allí y estaba tan caliente. Se sentía bien. El largo gemido que salió de la garganta de Castiel lo envalentono y sin parar a pensar bajó también el boxer que lo separaba de su premio.

Ding, Ding, Ding…tenemos un ganador, cantó una vocecita en su cabeza cuando algo suave, cálido y algo húmedo choco contra su mejilla.

Efectivamente, Castiel no tenía nada de qué avergonzarse.

Sonriendo de oreja a oreja, Dean levantó su rostro para mirar a Castiel mientras sujetaba su pene con una mano y cuando abrió la boca para darle una suave lamida a su glande le guiño un ojo.

El rápido latido de su corazón le hizo creer durante un segundo que tendría un ataque cardiaco y lo que más le aterro a Castiel fue que no podría llegar hasta el final con el hermoso demonio que estaba arrodillado frente a él con su pene en una mano. Dean era hermoso y verlo allí con esa traviesa sonrisa hizo que el fuego se extendiera por todo su cerebro.

Cogió un puñado de cabello rubio entre sus dedos y sin detenerse a pensar arremetió contra la boca del hombre. La sensación que su caliente boca le daba era algo que no deseaba abandonar jamás. Quería permanecer entre sus labios todo lo que pudiera. Dean no le ayudó a desear lo contrario cuando torció su cuello y empezó a moverse por cuenta propia. Era un verdadero profesional.

¿Cuántas veces le habría hecho eso a hombres que no eran él?

La ira tomó el control y sin pensar empujó su erección dentro de la boca de Dean. Chocando contra su mejilla. Se sentía demasiado bien. Quería borrar del cuerpo de Dean a cada persona con la que estuviera antes. El ritmo estaba volviéndolo loco, Dean no se había apartado y sumaba a sus embestidas su lengua. Los obscenos sonidos que salían de su boca encendian más la hoguera que quemaba a Castiel.

Quería poseerlo en cuerpo y alma.

Repentinamente se detuvo y antes de que Dean pudiera decirle algo lo obligó a ponerse de pie. Lo tomó de la cintura y volvió a besarlo con más ansias. Las manos del otro se movieron por sus brazos y pecho, despojándolo de la chaqueta y de la corbata que lanzó sobre el sillon. Castiel lo dejó desvestirlo antes de detener sus manos entre las suyas. Sus labios se apartaron y previendo la pregunta del rubio, Castiel habló primero:

-Quiero hacerte el amor, Dean- declaró con una firmeza que esperaba aún pareciera la de un ebrio.

-Mierda…sí, lo que quieras-respondió Dean casi al instante. No tenía fuerzas o deseo para negarle algo a ese hombre que era y no era Castiel. Quizás fuera gracias al alcohol pero su serenidad y gentileza se habían evaporado, dejando paso a ese hombre que no temía hacerle sentir placer como nadie antes lo hiciera.

Entre nuevos besos lo empujó contra el sillon haciendo que cayera sentado. Riendo, Dean abrió también su pantalón y sin quitarse los elegantes zapatos que tanto detestaba se despojo de los pantalones y de la ropa interior. No quería perder tiempo. Castiel podía despertar de su borrachera y alejarlo asqueado de él.

-Eres hermoso…grandioso…me encantas-susurró Castiel cuando vio a Dean quitarse esas prendas. Lo único que quería en ese instante era hacerlo suyo así que cuando vio a Dean alejarse hacia la habitación se preocupo de haber sido descubierto.

-¿Qué? ¿ya no me alagas?-exclamó Dean riendo mientras regresaba a la sala con una botella de color rojo en sus manos-necesitaba esto o ibas a partirme a la mitad, Cas-

-¿Cómo podría no hacerlo?-se apresuró en preguntar al ver que se había equivocado. Su entrepierna pulsaba terriblemente, quería poseerlo de una vez. Más cuando lo vio abrir la botella y dejar caer un líquido en su mano que unto en su parte baja. El aroma a manzana se expandió por el lugar-Hueles como un pastel-

-¿Y vas a comerme, no?-preguntó Dean travieso antes de que un gemido saliera de su boca cuando introdujo un dedo en su entrada. No necesitaba mucha preparación por suerte, no se sentía deseoso de esperar o hacer esperar a Castiel. Lenta y seductoramente se acercó a él y dándole la espalda se sentó sobre su regazo, asegurándose de que la punta del pene del otro se rozara contra su entrada sin penetrarlo- Vamos, Cas-casi gimio mientras movía en círculos sus caderas para hacer que entrara sólo la punta-quiero que me comas-

-No vayas a arrepentirte-susurró en su oreja mientras llevaba sus manos a sus piernas para separarlas. Su pene estaba igual de duro que el suyo pero a diferencia de él, el no estaba siendo torturado…por ahora.

Sin ningún aviso, Castiel levantó la cadera y con un gemido mezclado con los de Dean, lo penetró casi por completo. Si la sensación ardiente de su boca le había propocionado un placer que no sintiera nunca antes lo que le hizo sentir su cuerpo fue la mismísima gloria. Estaba seguro que no iba a sentirse de la misma manera con nadie más.

Ninguna mujer u hombre le daría tal placer.

Dean gimio con cada estocada. Castiel empujaba dentro de su cuerpo su miembro a una velocidad que le hacia pensar que no duraría demasiado. Notaba su espalda mojada por el sudor, Castiel estaba igual. Se daría cuenta cuando despertara de lo que había pasado pero Dean no encontró motivo alguno en ese momento para detenerse. Si iba a separarse de ese hombre se llevaría un buen recuerdo, uno que le ayudaría a superar las noches.

Jamás se habia sentido tan bien el sexo con alguien. Dean se acomodo para sentir mejor lo que Castiel estaba haciéndole. Sus manos sujetando sus caderas para que no se desplomara iban a dejarle una marca difícil de explicar.

-¡Cas…Follame mas rápido!-exigió sabiendo que no quedaba mucho antes de que su orgasmo llegara.

Esas palabras fueron el detonante para Castiel. Sin aviso soltó las caderas de Dean y lo sujetó por las piernas para elevarlo más. Su propia liberación estaba cerca y deseaba que él la tuviera también. Los gemidos y otros sonidos de placer de ambos se mezclaban en la habitación transportándolos a un mundo donde sólo existían ellos dos. Reuniendo sus ultimas fuerzas subió la velocidad de sus embestidas y los gritos de Dean se mezclaron con los suyos.

Gemidos, jadeos y algunos gruñidos. Castiel le estaba haciendo ver, literalmente, estrellas. Sus manos lo sostenían y de alguna manera sabia que podía abandonarse que él lo protegería.

-Cas…te quiero…si, si, si…me encanta-repitió casi como un mantra Dean al tiempo que el tiempo se detenía para él y su espalda se arqueaba cuando el primer chorro de semen se estrello contra su estomago y parte de su pecho.

Eso se sentía demasiado bien o eso creyó Dean antes de que un gemido mucho más bajo emergiera de la garganta de Castiel. Un par de embestidas más sintió como él también acababa, aunque su semilla se estrelló con sus paredes internas, llenándolo de ella.

-Yo también…yo también te quiero, Dean-

 

Notas finales:

Continuara...


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