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Give me love por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Spn ni sus personajes me pertencen y bla bla bla

 

Gracias a Ru que me dio su tiempo para betear!!

Te amodoro, nena <3

 

 

 En algún momento de la noche, Dean abrió los ojos y consternado descubrió que lo que había pasado con Castiel no fue un sueño.  Realmente esperaba que ese desliz no hubiera sido más que un sueño de su calenturienta mente pero en cambio ahí estaba sentado sobre el regazo de su actual jefe que roncaba tranquilamente. Uno de sus brazos rodeaba su cintura, mientras que su mano libre descansaba sobre su pecho.

—Mierda…Cas… ¿Qué hicimos?—susurró mientras miraba fijamente al hombre que dormía debajo de él. No podía dejar de mirarlo y admirar su belleza. Quería acercarse y volver a besarlo. Aún sentía el sabor de Castiel en su boca tras los ardientes besos que compartieron. La camisa se le pegaba en el cuerpo a causa del sudor, quería quitársela pero temía que al hacerlo pudiera despertarle y que por fin se diera cuenta de lo que habían hecho. No se sentía preparado para ver su expresión de asco.

Castiel estaba borracho, “por eso todo terminó de esa manera”, se dijo a sí mismo el rubio mientras acariciaba suavemente la mejilla del hombre dormido. Dean deseaba con todas sus fuerzas tener un botón de reinicio para hacer todo de nuevo y esta vez no dejarse vencer por sus deseos. Sin embargo, por mucho que creyera que lo que sucediera había sido un error, Dean no podía quitar de su rostro la sonrisa que en ese mismo momento estaba volviendo a formarse.

Sentía miedo, no podía negarlo pero sentado allí, mirando a la única persona que lograba encender su corazón no quería dejar de sonreír. Castiel dormía tranquilamente, se veía satisfecho y muy feliz. Volvió a acariciar su mejilla y a pesar de que pudiera despertarlo se inclinó sobre él y dejó un suave beso en sus labios. Quizás el ultimo antes de marcharse.

Se puso de pie de la manera más delicada que pudo para no despertarle. Lo más difícil fue librarse de su brazo pero tras algunos intentos lo logró. Dean deseaba darse un baño, no tenía idea de lo que sucedería a continuación entre ambos cuando Castiel despertara y viera las señales de que había tenido sexo con su masajista, a pesar de que había parecido disfrutarlo, Dean no podía estar del todo seguro, después de todo Castiel tuvo una novia a la que amó mucho tiempo y con la que estaba dispuesto a casarse.

Cerró la puerta de su habitación y se quitó la poca ropa que aún traía puesta, caminó hacia el baño y después de regular el agua, entró en la ducha. Mientras el agua se llevaba el sudor que cubría su cuerpo, Dean volvió a sentirse como un estúpido por dejarse llevar por el calor del momento, de no haber estado ebrio Castiel, pensó, jamás le hubiera permitido llegar tan lejos. El agua tibia se sentía bien, relajaba un poco sus músculos. Jamás había hecho el amor… no, pensó sacudiendo la cabeza, no podía llamarlo así tan a la ligera… no quería pensar que lo que estaba sintiendo por Castiel fuera algo más profundo, algo a lo que temía tanto.

Algo llamado amor.

Suspirando, apoyó la frente en la pared, dejando que el agua le cayera directamente en la cabeza. Deseando que todas sus dudas y miedos se fueran por el desagüe. El agua que se deslizaba por su cabeza bajaba hasta su rostro y caía por sus pestañas, por un segundo, Dean las confundió con sus propias lágrimas. Una sonrisa triste se dibujó en su cara al tiempo que cerraba el agua de paso y abandonaba la ducha. Se puso una toalla alrededor de la cintura antes de regresar a la sala para comprobar el estado en el que Castiel se hallaba.

—Duermes como un tronco… no me molestaría repetir, ¿sabes?—susurro acercándose al hombre que seguía dormido sobre el sofá. Observándole durante un rato, mientras los recuerdos de lo que hicieron llenaba su cabeza. Sin lugar a dudas, Castiel entraba en el palco de honor de hombres con los que se había acostado. El dormía ahora ocupando todo el sofá y su cabeza estaba medio enterrada en los cojines. Dean casi no creía que hubiera tenido sexo con él pero allí estaba la evidencia en sus pantalones—un minuto…quizás no todo está perdido— susurro antes de retroceder un paso.

Castiel no recordaba haber dormido tan bien en mucho, muchísimo tiempo. No recordaba haber soñado con nada así que se sintió mucho menos cansado. Después de su ruptura con Carolina sus horas de sueño no parecían ser efectivas y más de una vez se despertó completamente cansado. Como si hubiera descansado sólo una de las ocho que solía dormir. Por otro lado, el estrés que le provocaba su próxima reunión con los inversionistas orientales no le producía demasiada calma. Lentamente se giró hasta quedar de costado, el aroma de Dean le llegaba de manera difusa y un poco más fuerte, el del alcohol. Abrió los ojos y lo primero que vió fue la mesa llena de latas de cerveza. De golpe recordó todo lo que sucedió la noche pasada entre ellos. La manera en que lo engañara y luego como se habían entregado el uno al otro. El sabor de los besos y el calor que desprendía el cuerpo del rubio mientras saltaba sobre su regazo.

Dean.

Se incorporó lo más rápido que pudo y miró a su alrededor tratando de descubrir en donde se encontraba Dean, pero no pudo hallarlo. El departamento parecía vacío y eso lo asustó un poco. Iba a ponerse de pie cuando notó que no llevaba puestos los pantalones. Recordaba haber hecho el amor con Dean pero estaba más que seguro que aún traía gran cantidad de ropa. A decir verdad, se le había hecho de lo más erótico hacerlo con la ropa puesta.

Camino hacia lo que parecía ser la cocina. Dean no tenía demasiadas cosas. La noche anterior no se había fijado demasiado, pero ahora con la luz del día le llamó la atención que todo lo que el otro tenía parecía ser de segunda mano. Todo estaba limpio pero a diferencia de su hermano menor, Dean no parecía tener demasiado dinero. Se acercó al lavaplatos y tras encontrar un vaso limpio, lo llenó con agua y se lo bebió de un trago. No tenía resaca pero estaba sediento. La noche pasada solo había simulado beber todas esas cervezas para hacerle creer a Dean que estaba completamente borracho, una idea que se le ocurrió nada más oírle decir al rubio que podían beber unas cervezas en su casa. No tenía idea de cómo terminaría, pero para bien o para mal debía hacerlo. No iba a aguantar otro día más tener tan cerca de Dean y no poder hacer lo que tanto deseaba. Así que fingió estar ebrio y ¿el resto?, el resto sólo se dio...

Dejó el vaso vacío en el lavaplatos y regresó a la sala. Una puerta entre abierta llamó su atención. Lentamente se acercó a ella y miró en su interior. Ese debía ser la habitación principal, el cuarto de Dean pero de su dueño no había ni rastro. Lentamente entró en el cuarto y sus ojos vagaron por el lugar fijándose en todas las cosas que allí se encontraban: posters de grupos de rock, revistas de autos y mucha ropa tirada. Dió un paso tentativo dentro y su pie chocó contra algo que se hallaba cubierto por una camiseta. Castiel se inclinó y tomo el objeto que tenía forma cilíndrica y en el momento que estaba por sacarlo a la luz notó a alguien parado a sus espaldas.

—Cas ¿nadie te dijo que la curiosidad mató al gato?—quizás fuera el recuerdo de la voz de Dean pidiéndole que lo comiera pero Castiel sintió como el vello de su cuerpo se erizaba. Giró pausadamente, aún con el objeto en su mano, para encontrarse con el dueño del departamento. Dean, completamente vestido, se hallaba tras él mirándolo con esos ojos verdes que no podía sacar de su cabeza desde que lo conoció— ¿Qué traes ahí?—

—Yo…yo solo estaba buscándote y encontré esto—respondió Castiel levantando el objeto que sostenía en su mano. Nada más verlo, Dean sintió como sus mejillas se encendían al ver a Castiel sosteniendo en su mano un juguete sexual. No podía creer que eso estuviera pasándole. Lo más rápido que pudo le arrebato el dildo al otro y lo metió en su bolsillo. Castiel lo miraba como si en verdad no supiera que acababa de pasar pero eso no lo calmaba, no sabiendo lo que debía hacer a continuación.

—Estaba pensando que después de lo que paso anoche ibas a estar muy hambriento—dijo Dean desviando la mirada hacia el suelo como si decir aquello lo avergonzara aun más que el hecho de que él hubiera tenido en su mano algo que no esperaba. Castiel sintió como una gran sonrisa crecer en su rostro, Dean estaba refiriéndose al hecho de que habían hecho el amor en el sillón. Quería acercársele, cogerlo por la cintura y besarlo. Llevarlo a su habitación para arrojarlo en la cama y hacerle el amor unas quince veces más. Si les quedaba algo de energía quizás podría darle una oportunidad al juguete que el rubio escondiera en su bolsillo.

—Creo que sí, estoy algo cansado pero no es nada que un buen desayuno no pueda arreglar, de hecho, yo quería hablar de eso contigo porque yo…—

—No tienes que preocuparte, Cas, estabas muy borracho y que te tiraras encima una cerveza fue completamente normal—dijo Dean levantando la mirada hacia Castiel que no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Dean estaba diciendo que la noche anterior no había sucedido nada entre ellos y como si eso no fuera poco había mentido al decir que se había tirado una cerveza sobre él. No podía creerlo, pero Dean lo miraba fijamente, casi como si tratara de hacerle creer que estaba diciendo la verdad. — Lavé tus pantalones pero no deben estar secos aun así que podría prestarte…—

— ¿Qué hora es, Dean?—la pregunta tomó por sorpresa a Dean, quien observó confuso a Castiel unos segundos antes de voltear a ver el reloj que se encontraba cerca de la televisión. –Son las ocho y cuarto, llamé a Sam para decirle que estabas bien pero que no podrías trabajar hoy—

—Estoy bien, si no te molesta me marcharé ahora para conseguir ropa limpia—Castiel quería huir, no quería seguir oyendo las palabras de Dean. Quizás se equivocaba pero no podía sacar de su cabeza el hecho que no quisiera siquiera pensar que había sucedido algo más profundo entre ambos. La noche anterior estaba sobrio y estaba seguro que Dean lo estaba también, así que no podía creer esa mentira de que no trajera los pantalones porque los manchara con cerveza.

¿Qué significaba eso? ¿Quizás Dean se arrepentía de haber hecho el amor con él y por eso le mentía? Castiel no estaba seguro. No podía pensar con claridad, no si tenía a Dean frente a él mintiéndole de esa forma. Ira y dolor se mezclaban en su interior y le oprimían el pecho casi como si estuvieran asfixiándolo.

—Tus pantalones no están secos, Cas, estoy seguro que mi hermano puede encargarse de tu empresa sin necesidad de que vayas hoy—se aventuró a decir Dean dando un paso hacia Castiel mientras posaba una mano en su hombro—bebiste mucho ayer así que a menos que seas una especie de súper hombre no creo…—

—Por favor detente…debo irme ahora, mi empresa me necesita—con delicadeza, Castiel tomó la mano de Dean y la apartó de su cuerpo sin mirarlo. El rubio se quedó estático un par de segundos antes de retroceder para luego meterse en su cuarto, del que salió llevando un par de pantalones de deporte que le tendió a Castiel que se quedó mirándolo casi sin emoción—te los devolveré limpios—

—Haz lo que quieras, Cas, no los necesitare cuando me vaya—

—Adiós, Dean… ¿Vendrás más tarde?— a pesar de tener el corazón roto y una lucha interna entre su razón y su corazón, Castiel no pudo evitar hacerle esa pregunta. No sabía que respuesta quería oír pero aun así no deseaba separarse de el en malos términos o por lo menos eso deseaba creer. —Aún te quedan un par de días conmigo… bueno, eso sí aun quieres hacerlo—

— ¿Por qué no iría? Te prometí que seguiría trabajando para ti mientras tú lo quisieras—Dean sabía que algo estaba mal con Castiel. Temía que a pesar de su mentira, el aún recordara que había tenido sexo con otro hombre y eso lo aterraba. No se sabía capaz de oír sus recriminaciones si es que alguna vez llegaba a darse cuenta que él se había aprovechado de su borrachera para hacerle ese tipo de cosas. Debía callarse, no quería perder a Castiel, aunque la única manera de no hacerlo fuera alejarse de él—nos vemos a las cuatro—

Castiel abandonó el departamento de Dean en silencio. Con la mirada perdida, abordó el ascensor y mientras presionaba el botón que lo llevaría al vestíbulo, se permitió mirar al hombre que lo observaba con la misma expresión de tristeza que la suya.

Dean le había mentido. Él le había mentido a Dean. Quizás eso fuera lo que se merecía por engañar al otro hombre pero aun así no se arrepentía de haberlo hecho. Menos si aún podía recordar la entrega de Dean o la manera en que le había dicho que lo quería.

Le dolía, su corazón dolía demasiado. Esa mentira… ¿esa mentira quería decir que Dean se arrepentía de habérsele entregado?

Castiel odiaba las mentiras y muchísimo más cuando estas brotaban de los labios de quienes ocupaban un lugar en su corazón.

Pero…pero se sabía incapaz de odiar a Dean.

Ya no sabía qué hacer, no podía retenerlo si el en verdad no lo quería. No iba a obligarlo a permanecer a su lado a pesar de que él le había dicho…

Debía aprender a vivir sin él. Sin sus ojos verdes y la chispa de picardía que los iluminaba cuando sonreía. Su aroma que lo hechizaba o el suave calor que su cuerpo desprendía.

—Vivir de recuerdos— Se dijo, mientras salía del edificio en dirección a su auto. De ahora en adelante debía aprender a vivir así porque algo le decía que ya no iba a poder arrancarse del corazón a ese hombre que le rompiera el corazón.

 

 

Notas finales:

Continuara...


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