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Give me love por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen y algo asi, vamos...saben lo que sigue hahaha

 

Odio la navidad, estoy cansada...actualizaciones de fics cuando pueda y eso...

Lo siento!!

 

-No, solo encárgate de que nadie nos moleste y tampoco me pases llamadas que no sean de vida o muerte-la mujer asintió, con lo que Castiel juraría una pequeña sonrisa. La mujer desvió su atención a la computadora y él se dirigió a su oficina.

-Buenas tardes, señor Novak-nada más atravesar la puerta, el olor de una vela aromática inundo su nariz. Dean se encontraba apoyado contra la camilla, con los brazos cruzados sobre su pecho y un gesto de indiferencia en su rostro.- ¿quiere que le deje solo mientras se prepara?-

-Buenas tardes, Dean, pese a que tu hermano Sam me dijo que eras un auténtico profesional voy a tener que volver a pedirte que me des unos segundos-fue realmente agradable ver al rubio abandonar su mueca de indiferencia y transformarla en una de sorpresa-no te preocupes, Sam me ha explicado que no quería que yo creyera que estaba recomendándote solo porque eras su hermano.-

-La verdad no sabíamos si eso le iba a gustar-un pequeñísimo rubor se extendió por las mejillas de Dean, quien se alejó de la camilla para ir en su encuentro-es bueno saber que no tengo que seguir ocultándote información-

-Ahora que dices eso me gustaría saber porque me odias-Castiel sospechaba que estaba tentando a la suerte al preguntarle eso, pero no quería que estuviese enfadado con él y menos por una equivocación-si vas a quedarte conmigo, laboralmente hablando, lo mejor sería que estuviéramos bien ¿no lo crees?-

-Mi hermano no podría guardar un secreto aun si su vida dependiera de ello ¿no?-una bonita sonrisa ilumino el rostro de Dean, logrando que el ritmo cardiaco de Castiel se incrementara un poco-ciertamente no me agrada demasiado la gente que desdeña algo porque no es de categoría, quizás esa comida no haya sido preparada en un restaurante de primera pero…-

-Dean, deja de decir tonterías. Si me das una oportunidad para explicarte porque salí corriendo estoy seguro que vas a comprenderlo-el rubio abrió la boca, como si fuese a decir algo sin embargo, pareció arrepentirse y volvió a cerrarla-así me gusta…esa noche, si mal no recuerdo estábamos a punto de sentarnos cuando mi teléfono sonó. Mi secretaria estaba llamándome para avisarme que una fábrica cercana a la mía estaba quemándose y había peligro que el fuego se propagara. Ni siquiera le explique a Sam cuando salí corriendo. Quizás no lo sepas pero he luchado toda mi vida por levantar mi empresa.-

Mientras Castiel hablaba había seguido atentamente las expresiones en el rostro del otro. Dean se veía algo receloso al principio pero a medida que avanzaba en su explicación sus mejillas volvían a tornarse algo rojas. Esa era una buena señal que el otro estaba creyéndole.

-Supongo que debo dejar de pensar que es un idiota-esta vez el rubio soltó una carcajada que Castiel sospecho lo hizo sonrojar a el-está bien, puedo vivir con eso-

-Creo que yo también, entonces ¿ya no me odias?-Castiel le extendió la mano y tras dudar unos segundos, Dean la recibió-ahora que está todo bien entre ambos me apena pedirte que sigas un rato para desvestirme-

-Supongo que aún no tenemos tanta confianza, bueno, no hay problema así que vuelvo en un rato-

Apenas Dean cerró la puerta tras el Castiel comenzó a desvestirse rápidamente, no quería que el rubio lo viera completamente desnudo cuando regresara, por más que esa idea le pareciera un tanto atractiva. Se quitó el traje y lo doblo cuidadosamente para después ponerse la toalla alrededor de la cintura y subir a la camilla.

-Supongo que ya está listo, Señor-desde su posición actual, Castiel, no pudo ver quien había abierto la puerta pero la voz de Dean era inconfundible. Lo oyó acercarse y vio sus zapatillas de color negro pasar frente a el-creo que se lo había dicho, pero si llego a hacerle daño…-

-No, Dean-

-¿Eh? Estaba seguro que te había dicho que me dijera si le hacía daño-

-No, no me refiero a eso…deja de ser tan formal conmigo y llámame solo Castiel-

-¿De verdad? No quería perder el poco profesionalismo que aún conservaba-oyó a Dean reír y por un segundo estuvo tentado de levantar la cabeza de la camilla y mirarle para contemplar su bonita sonrisa-pero supongo que el cliente siempre tiene la razón, en especial cuando están pagando ¿no piensas lo mismo, Castiel?-

En ese momento, Castiel no supo si nombre en los labios de Dean era tan placentero como sentir sus manos comenzar a deslizarse por la piel de sus hombros y comenzar a masajearlo. El mismo olor que percibiera antes se apodero de sus sentidos, transportándolo a un mundo en donde solo existían él y las sensaciones que Dean le provocaba.

-¿Se siente bien, señor?-

-Dean, ya te dije que… ¡oh dios!-el gemido que abandono sus labios debió oírse en toda la habitación, pensó avergonzado Castiel. Las manos de Dean siguieron moviéndose sin interrupción, algo que Castiel agradeció-eh…Dean, quizás no te lo haya dicho antes pero…eres el primer masajista con el que me duermo, no lo tomes a mal, es solo que…eres muy bueno-

-No te preocupes, si lo prefieres lo tomare como un halago y cuando te quedes dormido me daré una palmadita en la espalda-Castiel sonrió sintiendo como sus hábiles manos bajaban por su espalda hasta llegar a su cintura. Los dedos del rubio rozando accidentalmente la piel bajo la toalla. A punto estuvo de gemir otra vez, sin embargo, el cielo tuvo piedad de él y logro reprimir en parte el sonido de placer que se formó en su garganta.-jamás había conocido a alguien tan estresado como tú, es como si cargaras el mundo en tus hombros-

-A veces creo que exactamente hago eso-respondió Castiel, acomodándose en la camilla.

-¿Quién eres? ¿Superman?-nuevamente la risa del hombre inundo sus oídos, llenándolo de placenteros sentimientos- Cass, si sigues así vas a enfermarte o peor me tendrás dándote masajes por el resto de tu vida-

Dean le dijo eso como una broma, pero para Castiel eso sonó como un futuro ideal.

Las manos del masajista volvieron a subir por su espalda hasta llegar a sus hombros, liberándolo de la tensión que allí volvía a acumularse otra vez. Castiel sentía los parpados pesados y pestañear estaba complicándose cada vez más. Un profundo bostezo interrumpió todos sus pensamientos y casi sin darse cuenta se quedó dormido otra vez.

-Castiel ¿quieres que…?-Dean se detuvo unos segundos para rodear la camilla y agacharse frente al hombre de ojos azules-vaya, supongo que tendré que darme esa palmadita ahora. Se durmió como un tronco-

El rostro de Castiel se veía tan apacible. Lenta y cuidadosamente acerco sus dedos y acaricio con la yema de estos sus mejillas. Disfrutando de la sensación que la escasa barba del hombre dormido le ofrecía.

Volvió a alejarse, estaba seguro que si continuaba observando al otro de esa forma, acabaría despertándolo como si se tratara de la cenicienta: con un beso. Regreso al trabajo, tratando de traer a su cabeza todos los consejos que su profesor le diera para superar momentos como aquellos. Respiro profundo un par de veces y prosiguió con lo que estaba haciéndole. Puso un poco más de aceite en sus manos y durante la media hora siguiente logro vencer su creciente deseo. Sin embargo, descubrió que su autocontrol no era infalible. Castiel seguía haciendo sonidos de auténtica satisfacción, sin embargo, descubrió que su autocontrol no era infalible. Castiel seguía haciendo sonidos de satisfacción y tras algunos minutos de dudas, Dean se atrevió a inclinarse sobre su espalda y depositar un beso entre sus omoplatos, gesto que le saco un suspiro de satisfacción a Castiel.

-Estoy…muy jodido-murmuro para sí mismo Dean al tiempo que volvía a repetir la operación, esta vez repartiendo besos por toda su piel-dios…Castiel-

Acaricio lentamente su espalda, sonriendo por el pequeño temblor que le ocasiono cuando sus dedos se acercaron a sus axilas. Repitió aquel movimiento una vez más y así habría seguido un rato más de no haber deslizado accidentalmente su mano hasta el trasero de Castiel que al parecer, junto a sus pantorrillas era uno de sus puntos erógenos. Para comprobarlo, deslizo lentamente su mano sobre la toalla que lo cubría, extasiándose con el calor que su cuerpo desprendía. Castiel gimió mientras Dean acariciaba con un poco más de fuerza su trasero, moviendo su mano en círculos. Aunque como si hubiera despertado de un sueño, se detuvo abruptamente y volvió a masajear la espalda del otro, para luego seguir hacia sus piernas.

Mil pensamientos y recriminaciones giraban en su cabeza. Su profesor le dijo que debía respetar la confianza que sus clientes les entregaban. Él estaba rompiendo cada una de las normas que el antes respetara y lo peor era que, probablemente, Castiel no deseara lo mismo que él. Hasta el momento no tenía más que pistas sobre la inclinación sexual del hombre en la camilla y uizas hasta tenia pareja, una pareja mujer.

Suspiro profundamente y comenzó a trabajar en los muslos del hombre, obteniendo como recompensa varios sonidos de placer. Mientras masajeaba sus piernas levanto la mirada hacia la única prenda que cubría a Castiel. Dean había visto muchos traseros a lo largo de su vida pero ninguno, según sus propios estándares, era tan apetecible como el de Novak. Si se inclinaba un poco más estaba seguro que podría ver bajo la toalla. Trago saliva y sin dejar de mover sus manos comenzó a inclinarse. Faltaban unos cuantos centímetros para conseguir su objetivo cuando unos suaves golpes en la puerta llamaron su atención. Asustado de que alguien lo descubriera, se enderezo y rápidamente volvió a masajear sus muslos.

Los golpes en la puerta se hicieron un poco más sonoros. Dean no estaba seguro si podía dejar entrar a quien fuese se encontrara en la puerta. Probablemente Castiel no quisiera que lo vieran medio desnudo y despertarlo no le parecía la mejor solución. Los golpes en la puerta se incrementaron y Dean estaba a punto de perder la paciencia, cuando llevo su mano al hombro de Castiel para despertarlo este se movió y giro levemente el cuello en su dirección.

-Dean, dame un segundo-el aludido susurro una mala palabra cuando vio moverse inesperadamente al hombre que estaba masajeando-Kelly no me molestaría sino se tratase de algo importante-

Dean se alejó unos pasos para darle espacio al hombre para que bajara de la camilla. Castiel sostenía lo mejor que podía la toalla que lo cubría, sin embargo, esta se atoro en una de sus piernas y por unos escasos segundos, Dean pudo ver en todo esplendor el perfecto trasero de su cliente.

Castiel se cubrió rápidamente, rogando porque Dean no lo hubiese visto desnudo. No deseaba que el tomara a mal aquello y pensara que estaba ofreciéndosele. Un poco malhumorado porque aquellos golpes lo hubiesen arrancado del dulce sueño que las manos de Dean le provocaran.

Se acercó hasta la puerta y la abrió lo suficiente para ver el rostro sonrojado de su secretaria y que a su vez esta no pudiera ver que la única prenda que lo cubría era una toalla.

-¿Qué sucede, Kelly?-

-Acaba de llamar el señor Takeyama para informarle que a causa de algunos problemas en su fábrica la firma de los documentos debe adelantarse para la próxima semana-

-¿La próxima semana? Dios, eso no nos deja demasiado tiempo-Castiel se mordió el labio inferior unos segundos mientras buscaba y evaluaba soluciones en su cabeza. La mujer frente a el tosió ligeramente haciendo un gesto hacia abajo, señalando la toalla que se hallaba en su cintura. Mientras estaba metido en sus pensamientos, Castiel había dejado que la puerta se abriera y la toalla estaba comenzando a dejar ver el hueso de su cadera.- ¿Eh?...gracias, Kelly, pídele a Sam que se reúna en media hora conmigo en la sala de juntas-

-Sí, señor-respondió la mujer esbozando una sonrisa antes de retirarse.

Castiel cerró la puerta y se giró hacia Dean que en ese momento estaba apoyado contra la camilla. Mirándolo de una forma un poco extraña. Rápidamente Castiel reviso que su toalla estuviera cerrada, cosa inútil pues la prenda estaba cubriéndolo perfectamente. Casi fue inevitable preguntarse si Dean sentía algo más por él.

-Supongo que aquí nosotros terminamos-dijo Dean, enderezándose y secándose las manos en la toalla sobre la camilla-aunque te quedan diez minutos ¿quieres aprovecharlos de otra forma?-probablemente esa pregunta estuviera relacionada a un masaje pero para Castiel se oyó prácticamente como una invitación a tener sexo-podría hacerte un descuento-

Automáticamente el ánimo de Castiel se fue al carajo.

-¿Descuento? No, no te preocupes por eso, además, no fue tu culpa que esto sucediera-

-Si tú lo dices, bien, tengo otro cliente y lo mejor será que me marche ahora- dijo Dean mientras comenzaba a doblar la toalla que estaba sobre la camilla-de verdad puedo hacerte un descuento si quieres-

-No te preocupes, te pagare de inmediato. Déjame buscar mí chequera-aun sosteniendo la toalla que cubría sus partes íntimas, se acercó al escritorio. Aunque se detuvo a medio camino al oír la risa de Dean-¿Qué sucede?-

-¿No deberías de vestirte antes de firmar cualquier cosa?-ambos miraron la toalla que Castiel traía puesta, las mejillas del aludido se tiñeron de rojo al tiempo que buscaba en el lugar su ropa-están en el sillón, te dejare un rato y volveré por mis cosas ¿bien?-

Antes de que Castiel pudiese decir cualquier cosa, todavía sonriendo Dean abandono la oficina.

La secretaria de Castiel estaba charlando por teléfono en el instante así que decidió sentarse en uno de los sillones que se encontraban en la recepción. Iba a sacar su teléfono para revisar su agenda pero su atención se vio robada por la hermosa vista que se apreciaba desde el ventanal más cercano. Esa era una hermosa vista. Miro a su alrededor intentando imaginar cómo hubiera sido tener un trabajo así. Con un jefe y metido entre cuatro paredes, cumpliendo horarios. Dean podía haber elegido otra profesión pero sabía que ese tipo de cosas no eran para él. Amaba su libertad y el suyo le daba toda la que el necesitaba.

-¿Tu eres hermano de Sammy?-Dean miro a la mujer sentada a unos pasos de él. Era una mujer de edad madura, pero estaba seguro que en su juventud había roto más de un corazón. El largo cabello negro le caía en una trenza a la derecha de su rostro.-antes se lo he preguntado, pero el muy pillo solo se rio y corrió como un cobarde-

-El suele correr de esa forma, culpo de eso a nuestra madre-sonrió, imitando a la mujer frente a el-soy Dean Winchester, masajista profesional-

-Vaya, eso explica porque el jefe parece estar más relajado que antes-

-Tu jefe es el sujeto más estresado con el que he trabajado-

-Es normal, el solo levanto esta empresa después de que su padre la llevara a la bancarrota-Dean noto como su estómago se contraía un poco al oír a la mujer. Castiel en verdad era un hombre de admirar-y por si no fuera poco su ex novia se aprovecha de él. Lo bueno es que ya está libre de esa arpía-

-¿Su novia?- aquella información cayó sobre el como si alguien le hubiese derramado un cubo de agua fría sobre la cabeza. Castiel prefería a las mujeres, lo que quería decir que debía frenar sus tontas esperanzas sobre conseguir el afecto del otro. El corazón le dolió un poco, pero hizo todo lo posible para que la mujer no lo notara-vaya, bien, creo que Castiel debe estar listo así que iré a buscar mis cosas…hasta luego-

Con una sonrisa fingida, Dean se puso de pie y regreso a la oficina en la que Castiel se encontraba. Lentamente, por si el hombre no estuviese vestido. Abrió la puerta y se asomó por el espacio que quedaba en la puerta. Castiel ya estaba vestido y sentado tras su escritorio revisaba algunos papeles frente a él. Al oír el sonido de la puerta levanto la cabeza y se quedó mirando a Dean.

-Entra, estoy vestido y tengo tu cheque-Castiel le ofreció una pequeña sonrisa que Dean a duras penas no respondió. En cambio, abrió la puerta por completo y entro en la oficina- ¿Qué sucede…te duele algo?-

-No, estoy bien…es solo que está comenzando a dolerme un poco la cabeza-dijo tratando de sonreír, sin embargo, la anterior revelación de la mujer había conseguido entristecerlo-ya sabes, hace mucho calor y todavía me quedan un par de visitas más-

-Es una pena oír eso, debes amar tu trabajo ¿no?-a pesar de estar enseñándole una sonrisa a Dean, Castiel en verdad quería fruncir el ceño. No le agradaba nada el que Dean tuviese que tocar a alguien más. Comprendía que ese era el trabajo del otro pero aun así le molestaba-en cambio yo estoy condenado a esta oficina-

-Es solo trabajo, bien, debo irme-mientras Dean hablaba iba guardando sus cosas y desmontaba la camilla. Quería marcharse lo antes posible o Castiel podría darse cuenta que sus ojos se detenían  más tiempo del normal en el- aún tengo que conducir hasta…mierda, ni siquiera recuerdo quien sigue-

-¿Vendrás mañana?-

Dean se detuvo a medio camino de lo que estaba haciendo. Llevaba la camilla en una mano y el bolso deportivo en que tenía todos los implementos que usaba en la otra. Recorrió con la mirada la oficina, deteniéndose en el escritorio. Incapaz de mirar directamente al hombre sentado en el. A pesar de que no había ninguna fotografía de una mujer en el eso no le aseguraba nada. Quizás en un futuro llegaría una mujer que robaría su corazón y se convertiría en el centro de su vida. Una fotografía en un marco plateado adornaría ese lugar mientras el continuaba, incapaz de seguir adelante.

Castiel lo observaba confundido, era obvio que lo hiciera si estaba comportándose de esa manera. Como pudo fingió una sonrisa y se la ofreció al hombre.

-Por supuesto, mientras quieras un masaje voy a venir-

-Que bien, entonces te espero mañana a la misma hora-

Con un gesto indefinido, Dean salió de la oficina. Nada más cerrar la puerta dejo salir un pequeño suspiro, aunque de inmediato se arrepintió al levantar la vista y encontrarse con el rostro perplejo de la mujer que trabajaba para Castiel. Bajar la guardia de esa forma era algo que no se esperaba.

-¿Qué sucede, Dean?-pregunto la mujer acomodándose en la silla-¿te sientes mal? Estas pálido-

-Estoy cansado, eso es todo. Aún tengo trabajo que hacer y hace demasiado calor-se explicó tratando de sonar convincente-nos vemos mañana, Kelly-

-Hasta mañana, Dean-

Dean se dirigió hacia el pasillo que lo llevaba hacia el ascensor. Mientras caminaba, la misma puerta que se abriera el día anterior se abrió y su hermano salió con una gran sonrisa. Vestía un elegante traje gris y esta vez su corbata era de un verde brillante con franjas amarillas. Esa era una clara señal de la persona que eligiera su corbata tenía un pésimo gusto y la otra señal era que Sam estaba completamente enamorado de su novio con mal gusto. Sam parecía bastante feliz de que Gabriel hiciera eso por él, a pesar de que el mismo reconociera que Gabriel carecía de buen ojo para la moda. Su hermano le había explicado que ese era un gesto de cariño que su novio tenia para él. Dean pensaba que era su forma de vengarse de Sam por obligarle a dejar de comer carne.

-¿Ya te vas? Supuse que te ibas a las cuatro, estaba seguro que te quedabas una hora-

-Tu jefe está ocupado y creo que dentro de poco tu también lo estarás-en ese momento el teléfono que se encontraba sobre el escritorio de Sam comenzó a timbrar, llamando la atención de su dueño-te lo dije, creo que vas a estar muy ocupado-

-Si tú lo dices…Dean ¿quieres venir a cenar con nosotros el viernes?-Sam regreso al interior de la oficina y se apresuró en contestar el teléfono-¿Hola? Kelly, dile que iré enseguida…si, gracias

-Sammy debo irme te llamo más tarde-

Antes de que Sam pudiese decir algo, Dean corrió hacia el ascensor que estaba ya a punto de cerrarse. El hombre que estaba en su interior se quedó mirándolo confundido hasta que el ascensor se detuvo en el primer piso. Tras darle una mirada amenazadora, abandono el ascensor y salió del edificio.

 

Notas finales:

Continuara...


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