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Give me love por Allure

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Notas del capitulo:

Mis disculpas para quienes se molestan en dejarme un review, lo lamento tanto pero he estado en etapa de bloqueo y como si eso no fuera poco demasiado ocupada con cosas personales.

Espero les guste el cap

 

Si algo no se esperaba Castiel ese día era volver a ver a Caroline.

La mujer era tan hermosa como la recordaba y por mucho que eso le molestara, aún se sentía un poco atraído por ella. No como antes, pero era difícil olvidar todo lo que ella le hiciera sentir. La había amado e incluso planeo casarse con ella, pero todos sus planes se estamparon contra la verdad y esta era que ella solamente lo había usado.

Se enderezo en la silla y tratando de no verse nada afectado por la llegada de la mujer le ofreció una sonrisa.

—Bueno, esperaba encontrarte solo pero si estas ocupado yo puedo volver en otro momento—imitándolo, la mujer sonrió y se quedó mirando fijamente a Dean quien se había quedado petrificado—aunque si debo ser honesta me gustaría hablar ahora contigo…a solas—

—Está bien, Dean te lo agradezco pero puedes retirarte ahora—por un segundo, Castiel olvido que a sus espaldas se encontraba el rubio. Se levantó de la silla y dio media vuelta para mirarlo pero nada más posar sus ojos en el sintió un tirón en su pecho—déjame pagarte para que puedas…—

—No, no hay problema—dijo con una sonrisa que le hizo creer a Castiel que ese gesto no era nada verdadero. Dean tenía el ceño fruncido y sus manos temblaron mientras se las pasaba por la camiseta para eliminar el aceite que aún quedaba en ellas—recuerda que esto era una compensación…me largo…llámame si quieres que regrese mañana, Cas—

— ¿Cas? No sabía que alguna vez dejarías a uno de tus empleados dirigirse de esa manera a ti—una sonrisa apareció en la perfecta boca de la mujer y por un segundo, Dean deseo olvidar que su madre le dijera que no podía golpear mujeres—supongo que se lo perdonaremos siendo tan guapo ¿no?—

—Dean no es mi empleado—dijo Castiel cogiendo la chaqueta de la silla, evitando mirar a Dean—el solo es mi masajista y nada más—

Dean sintió esas palabras como un cuchillo clavándose en su estómago. Quizás Castiel no lo pensara de la misma manera pero en ese corto tiempo se había sentido más cercano a él. Era algo doloroso y un poco humillante. Tal parecía ser que él fue el único en creer que algo podría suceder alguna vez entre ambos. Porque a pesar de todas sus defensas, de saber que podía estar cometiendo un error y que era bastante probable que Castiel no fuera gay, Dean dejo que su corazón se permitiera tener esperanzas.

Y como era de esperarse, este estaba roto.

Miro a Castiel, rogando para sí mismo que lo que sentía no fuera visible en su rostro. No iba a darle a la perra esa, la satisfacción de verlo caer. Como pudo formo una sonrisa en su rostro y se alejó hacia el sitio en el que dejara sus cosas. Se inclinó para recoger su bolso y cuando lo hubo cerrado lo puso en su hombro. Volvió a agacharse y con su mano libre tomo la camilla.

—Dean, de verdad déjame pagarte. No me parece nada justo que hayas venido hoy a…—de alguna manera Castiel sospechaba que había hecho algo mal, sin embargo no podía precisar el que y menos teniendo a Caroline allí, mirándolo como si estuviera contemplando una especie de chiste—solo déjame hacerte un cheque—

—No, Castiel, no quiero tu cheque. Debo irme ahora mismo o llegare tarde a mi cita—exclamo mirando su reloj y encaminándose hacia la puerta. Sin mirar en ningún momento a Castiel. No podía verlo a los ojos y había usado la excusa de que tenía otro cliente cuando él era el único que tenía—los dejare a solas para que puedan hacer lo que sea que vayan a hacer—

Sin dejarle tiempo a decir algo o siquiera que pueda despedirse de él, Dean abandona la oficina y sale cerrando la puerta tras de él. Kelly lo observo un tanto sorprendida, quizás por la expresión que aún se le hacía difícil ocultar. Levanto su mano a modo de gesto de despedida y sin esperar un segundo más se alejó hacia el ascensor.

Pasó por delante de la puerta cerrada de su hermano menor y recordó, aliviado, que Castiel le había dicho que ese estaba tan ocupado que probablemente no iba a encontrarse con él. No quería ver a Sam en ese momento. No podía dejarle ver el estado en el que se encontraba, tendría que decirle que estaba pasando y no sabía cómo Sam iba a tomar eso de que le gustara Castiel. Quizás le obligaría a que se lo dijera y eso era algo que no iba a hacer.

Entro en el ascensor y descendió hasta el primer piso. Se despidió del guardia de seguridad al que ya conocía tras sus anteriores visitas y abandono el edificio.

Tras dejar sus cosas en el maletero subió al auto y encendió el motor. Debía alejarse lo más que pudiera de ese lugar o su mala suerte le haría encontrarse de frente a la zorra y a Castiel besándose. Era obvio que esos dos tenían historia y eso era algo de lo que no quería ser testigo.

Regreso a su departamento y pesadamente cargo todas sus cosas por la escalera. No quería toparse con su casero y que este volviera a reclamarle por la renta retrasada. No era algo que le gustara hacer pero aun no tenía el dinero suficiente para pagarle ese mes. Realmente era culpa de su estúpido orgullo. Si hubiera aceptado el cheque de Castiel hubiera corrido a pagar la renta y no estaría escabulléndose como un miserable ladrón.

Tras dejar sus cosas en el suelo cerca de la puerta, camino hacia la cocina. Abrió el refrigerador y saco una lata de cerveza con la que se dirigió hacia su sala para dejarse caer en el sillón. Contemplo el televisor apagado frente a él y por un solo momento piensa en encenderlo, luego recuerda que no puede gastar demasiado en electricidad. Su situación económica no es demasiado deseable. Y algo le dice que se quedara en blanco la mayor parte de lo que sea que estén pasando en la televisión. Su cabeza está llena de imágenes de Castiel y la mujer que apareció en su sala.

Dean suspira mientras abre la lata de cerveza y la acerca a su boca para darle un largo trago. Necesita sacar tan desesperadamente de su sistema a Castiel que está dispuesto, incluso, a hacer algo que en verdad no deseaba.

Sin levantarse del sillón, busco su teléfono en el bolsillo y se movió en su agenda, buscando un nombre. Hace un mes aproximadamente uno de sus ex compañeros de universidad le ofreció trabajar juntos en un crucero. Uno de lujo por supuesto. Al parecer necesitaban masajistas profesionales y pagaban muy bien. Lo mejor de todo es que podría vivir en el barco y no habría posibilidad de volver a ver a Castiel. Algo que en ese momento le haría muy bien.

Sean se oyó bastante feliz de saber de él y cuando se entera de que Dean está desempleado vuelve a ofrecerle trabajar juntos. Algo, que esta vez, Dean acepta. No concibe una mejor forma de alejarse de Castiel y dejar de tener la lastima de su hermano menor. Realmente ya no soportaba ser una carga para su pequeño hermano, menos siendo quien debería cuidar de él.

Después de despedirse de Sean, Dean se pone de pie y camina hacia la habitación dispuesto a tomar una siesta. Quiere sacarse al hombre de ojos azules de la cabeza y tiene una buena idea sobre cómo hacerlo y eso incluía salir de fiesta para encontrarse a alguien. Un hombre que lo follara hasta que sacara de su sistema cualquier recuerdo de Castiel.

Durmió algo así como cuatro horas. Se sentía un tanto mareado por dormir a esa hora pero nada más ducharse se sintió mucho mejor. Después de secarse, se puso su mejor ropa y salió de su departamento con la firme idea de probarse a sí mismo que cualquier cosa que estuviera comenzando a sentir por Castiel era solo un error. Algo que sería fácil de sacar de su cuerpo.

Lo único que necesitaba era un hombre y eso era algo que conseguiría fácilmente al lugar al que se dirigía.

Sumergido en la pista de la baile y rodeado por el calor de los cuerpos a su alrededor. Sintió manos recorrer su cuerpo, tocándolo sin reparo. Su espalda, su estómago y porque no su trasero. Se sabía deseado y eso alimentaba su ego, algo que realmente necesitaba tras conocer a la tal “Caroline”.

De pronto, una mano se asienta en su estómago y Dean sabe que hay un ganador. Un hombre que no conoce y que no le interesa conocer lo jala hacia él. Es un buen cuerpo. Músculos marcados, espalda dura y un buen trasero para arañar; mención aparte tiene el bulto que se aprieta contra su abdomen. Dean sonríe y permite que el otro comience a besarle en el cuello mientras sus manos se demoran en su cintura, metiéndose bajo su pantalón y rozando la cálida piel de sus nalgas.

—¿Me acompañas?— la respiración en su oreja le provoca escalofríos pero no los mismos que oír sus gemidos de placer mientras le da un masaje, Dean odia eso. No puede estar pensando en Castiel justo antes de dejarse follar por un desconocido— ya no soporto más—

—Estoy igual, pero no quiero hacerlo en el baño— susurra llevando sus manos hasta la entrepierna del otro y apretándola—vamos afuera…házmelo en el estacionamiento—

No es la primera vez. A otros podría parecerle algo chocante tener sexo en la calle pero para Dean eso es solo un estímulo más. Quizás es la adrenalina de que alguien más lo vea pero para él eso es jodidamente excitante y mucho más cuando el sujeto de turno esta tan bueno. A pesar de la oscuridad del estacionamiento ha podido verlo de reojo y no tiene nada que envidiarle a los tipos de las revistas con las que Dean se ha masturbado. El tipo sonríe antes de empujarlo sobre el capo de su auto y arrodillarse frente a el para comenzar a abrirle el pantalón. El frio del metal contrasta con el calor de su piel y cuando el otro empieza a lamer su erección, Dean cierra los ojos y se olvida de todo. Incluso del bello hombre que ronronea con su toque.

Mierda, se suponía que una buena mamada debía apartar su cabeza de Castiel pero aun así el hombre de infartantes ojos azules permanecía en sus pensamientos.

Castiel ¿Qué clase de nombre es ese? Dean suelta un gemido más fuerte cuando el sujeto frente a él se traga su erección por completo. Es bueno, no puede negarlo pero no logra apartar al ojiazul de su cabeza. Quizás debía haberse emborrachado antes. Bueno, la noche aun es joven.

— ¿C—Como te llamas?—la voz sale entrecortada de los labios de Dean porque es difícil hablar mientras alguien esta follandolo contra su propio auto.

—Soy Trent… ¿y tú?—Con una sonrisa y sin detenerse ni un segundo siquiera Trent se queda mirándolo como si quisiera comérselo, cosa rara porque minutos atrás Dean está seguro que eso hizo con su polla—ah, mierda…no creí que fueras a estar tan apretado—

Dean sonríe con los ojos cerrados y en el momento que quiere abrir la boca para decirle su nombre al hombre entre sus piernas su cuerpo le avisa que no queda demasiado tiempo para alcanzar la liberación eso es genial. Sin responderle aun a Trent lo sujeta del cuello y lo empuja contra su boca. Es un beso sin ternura, solo fuego y necesidad porque en ese momento el recuerdo de Castiel ha vuelto a colarse en su cabeza. Trent explora su boca y se separa de el en el segundo que la semilla de Dean se estrella contra su abdomen. Lo observa atentamente, como si quisiera grabarse la escena y eso al rubio le agrada hasta cierto punto.

—Eres hermoso…y demasiado caliente—susurra al tiempo que eleva un poco más la cadera de Dean y sube la velocidad con la que está penetrándolo.

Dean gime y a pesar de que ya acabo siente que podría volver a hacerlo. El tal Trent es muy bueno en el sexo pero muy a su pesar no es Castiel. Trent se inclina y toma sus labios en un nuevo beso que ahoga en parte sus gemidos cuando acaba en el interior de Dean, bueno, más específicamente en un condón. No ha sido tan idiota como para olvidar algo primordial.

Mientras Trent recupera el aire, Dean acaricia su espalda y mira el cielo estrellado sobre ellos. Su piel esta húmeda de sudor y la camiseta se le pega a la espalda.

—Soy Dean—

Susurra y en lo único que puede pensar es en el hombre que está seguro jamás podrá tener.

 

 

Notas finales:

Continuara...


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