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Mi propiedad por jashinista

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Notas del capitulo:

Me extrañaron? Yo sé que si eue listos para el gore? Empecemos  

 

Era poco más de media noche, la luz de la luna alumbraba esa noche nublada y llenaba de neblina las calles.

La iluminación artificial proveniente de la bombilla daba una mayor visibilidad en la habitación.

Un par de dardos en su mano derecha y en la izquierda mantenía uno a la altura de su cabeza exactamente al costado de su ojo, cerrando el derecho para tener mayor probabilidad de puntería a lo que apuntaba, una foto de Golden, ese día que hipócritamente le dijo con voz amistosa que si podría tomarse una foto con su nuevo amigo.Sonrió divertido a las mentiras dichas y rio aún más cuando este aceptó sin problemas, sin peros ni dudas.

—Qué estúpido –moviósu mano un poco, intentando atinarle directo a la cabeza. Al lanzarlo, la punta del dardo se clavóen la parte del ojo.

 

Sus libros y libretas de la escuela se mantenían abiertos encima de toda la cama, tal parece que su propietario había echo tareas y estudiado un poco. Las clases habían empezado hace ya un mes, por mera coincidencia todos los del restaurante estudiaban ahí  en la tarde. Chica en diseño de moda, Bonnie en canto, Golden en administración de empresas y su amado oso estudiaba cocina. Se había sorprendido un poco ya que su voz era desperdiciada entre ollas y sartenes, creyó y aseguró que aquel castaño estudiaba canto.

Más esas expectativas cambiaron cuando llevó a la pizzería un pay de limón: Una pequeña probada de ese glorioso postre fue más que suficiente para que Foxy probara el manjar de los dioses, o al menos así fue como lo planteo él.

 

Después de lanzó dos dardos más, dándole en la mejilla y en la boca.

—Este será el mortal–sonrió ante la idea de darle en la frente: acabando con su sufrimiento.

Justo en ese momento Mangle abrió la puerta, provocando que el dardo pasara por su mejilla gracias a que reaccionó y alcanzó a moverse, pero no lo suficiente, haciendo un leve corte en la misma.

Mangle miró de reojo el dardo que ahora estaba clavado en la pared de enfrente, no sólo los aventaba con odio y fuerza si no también modificó la punta con algo más filoso que un simple objeto puntiagudo.

—Un poco más arriba y te quedas ciego– sonrió divertido y un poco decepcionado por no haberlo hecho.

No contestó: simplemente lo miró sin expresión alguna, no sabía si estaba molesto, sorprendido o asustado, o quizás ninguno de los anteriores,simplemente le daba igual.

—Mañana no habrá trabajo– le dio una copia de las llaves del restaurante: la puerta trasera.

—Gracias, se te agradece–sonrió de manera hipócrita, en realidad no le agradecía nada a pesar delos buenos consejos que le había dado a en esos últimos meses.

—¿Con esto te quedarás en paz?–preguntó de manera que cruzaba los brazos evitando por completo el contacto visual con él.

—Si tengo a Freddy, ¿Por qué perder mi tiempo con otras personas?

 

Esa habitación perturbaba a cualquiera. Era un caos en todas partes, fotos tapizaban las paredes, cosas personales de su víctima como: ropa interior y exterior, un mechón de cabello, pertenencias. En la cama se mantenía inerte un pequeño peluche de Freddy hecho por el pelirrojo.

Su relación con el muñeco era casi humana, le hablaba como si se tratase del original a lo cual copio su diseño, le acariciaba la cabeza, las orejas de oso, esos ojos azules. En sus noches frías lo abrazaba llegando incluso a calentarse.

Untándole en la tela un perfume que Freddy utilizaba diario, lo colocaba cerca de su nariz olfateando la esencia al mismo tiempo que su mano subía y bajaba en su miembro llegándose acorrerse y manchar el rostro del juguete al igual que unas fotos.

Complaciendo sus fantasías más bajas y perversas más él no lo veía de esa manera, su mente le decía que era simplemente un amor total, una entrega de su cuerpo y alma a ese chico que lo tenía vuelto  loco desde el momento que mirósus hermosos ojos azules brillantes.

 

—Será mejor que yate duermas –mencionó Mangle cruzando los brazos y mirándolo de reojo.

—No eres nada para que vengas a ordenarme en mi propia casa.

—Sólo era una sugerencia, tú sabrás si me haces caso o no.

—Ya vete y déjame, tengo que prepararme—Mangle no contestó o dijo algo, simplemente salió de la habitación bajó por las escaleras hasta la puerta y salió de la casa, después de todo era una bonita noche para dar un pequeño paseo por las calles: era más tranquilo por la noche que por el día.

 

Foxy sonrió de lado al admirar la llave que yacía en su mano. Tantas posibilidades y un futuro perfecto estaba ahora en esa pequeña llave plateada, era una sensación tan insoportable que tenía ganas de reír como antes lo hacía pero se controló por las terapias que le habían dado en el manicomio; al menos esa parte tan desagradable se había ido.

—Mañana se acaba esto— miró al muñeco para luego mover sus ojos a las fotos de las cuatro paredes —…estaremos juntos después de tanto tiempo.

 

Esos meses fingiendo amistad con los demás fue lo más tortuoso que jamás había hecho. Investigando a Golden, sus horarios, familia e incluso tipo de sangre: por si acaso encontraban el cuerpo aún con vida y necesitaran donadores.

A lo que descubrió que Golden era de una familia privilegiada, causa suficiente para un atentado hacia ella: todos fueron asesinados a excepción de su padre y él. Golden cayó en un estado de depresión ya que era muy apegado a la figura materna: dándole al padre uno y mil motivos para estar en desacuerdo con su primogénito.

Mientras que por otro lado: su padre no era el mismo hombre trabajador de siempre, su empresa cayó siendo comprada por la competencia. Cuando se dieron cuenta ambos; ya casi habían perdido todo a excepción de algunos fondos y pertenencias, lograron comprar ese local a un precio razonable por las maldiciones que se escuchaban, tardó mucho en sacar aquello a delante manteniendo el tema de los niños.

Las ventas eran escasas y apenas podrían mantenerse, no fue hasta que Golden propuso un club para jóvenes adultos, sabía que  esa clase de personas les llamaba la atención lo paranormal o leyendas urbanas.

Fue ahí donde encontró a Freddy: éste empezó como cualquier otro, como un cliente casi frecuente,  no fue hasta que el restaurante comenzó a ganar popularidad  volviéndose una atracción turística y como cualquier local que crecía también tendría que crecer el personal  del lugar.Repartieron volantes y avisos en redes sociales. Lo que pasó después no necesita explicación.

 

—Se volvieron una “familia”— Una familia que tenían de líder a un chico traumatizado por el asesinato de su familia— rodó los ojos al pensar en esa cursi palabra. No había familia, sólo hay una persona que te quiere y esa es tu pareja o al menos es lo que veía Foxy.

 

Quitó todos los papeles, libros y fotografías, todo lo que había ocupado esa noche, tenía que descansar bien ya que sólo restaban un par de horas para borrar a la única persona que se entromete en su camino.

Tenía en mente que un asesinato no era cualquier cosa además que se complicó mucho elegir una manera de matarlo,  quería hacerlo sufrir; que sienta el dolor que él había sentido cuando de restregaba en la cara su relación con Freddy. Las noches que pasó en vela intentando calmar su ira y asesinarlo a sangre fría el día siguiente, tantos medicamentos tomados para controlar ese impulso que noche tras noche parecía que estaba ganado.

—Pero hoy era el día—en que ahora saldré de nuevo.

 

No tuvo tiempo de almorzar: mejor dicho no fue capaz de hacerlo por la impaciencia, lo único que hizo fue llevarse una manzana y comérsela en el camino al igual que tiraba el corazón de esta en un depósito de basura cerca del parque.

Al llegar al restaurante usó la puerta del área de servicio gracias a la llave que le había dado Mangle. Dejó la mochila en la cocina y prendió el horno colocando en este un tubo, dejando que se calentaran y estuvieran al rojo vivo. Ya sólo faltaba que viniera la victima de tal tortura.

 

No paso mucho ni tampoco poco tiempo cuando la puerta  principal se abrió, obviamente era Golden, no había trabajo y él era el único que tenía la llave a excepción de su padre pero esa llave ahora estaba guardada en su bolsillo.

Lentamente los pasos se oían más cercanos a él, sin poder evitarlo asomó un poco su cabeza para  lograr ver a Golden, más este se detuvo cuando su celular sonó, Foxy frunció el ceño por ello, más tenía que ser paciente si no  quería que todo su esfuerzo e ira fuesen en vano.

Apretó y frunció más el ceño al escuchar la conversación de su víctima, estaba sonriendo y claramente se le veía el sonrojo en sus mejillas mientras mantenía el celular en su oreja.

—Eh Freddy, ¿Listo para esta noche?—Lo escuchó hablando gracias a la poca distancia que tenían y con lo fuerte que la hablaba—sé que estas nervioso pero no pasará nada ¿de acuerdo?— ahora tenía curiosidad de lo que hablaban y espero antes de lanzarse a golpearlo— sé que es tu primera vez pero no te pongas nervioso, yo estaré contigo…—Golden, se quedó callado de repente para luego sonreír y volver a hablar— las primeras veces duelen pero te acostumbras, no te preocupes, aprenderás a manejar el pequeño dolor.

 

Ya no quería escuchar más: ya no lo soportaba, estaba hablando con Freddy  y a lenguas se notaba de lo que hablaban. Fluyendola ira se dejó llevar, tomando el tuboque había puesto en el horno caminó hacia Golden, justo en el momento en el que éste finalizaba la llamada.

Grito por la ira a la vez que lanzaba el golpe que para la buena suerte de Golden y mala para Foxy: el rubio logró esquivar.

 

—Foxy… ¿Qué haces aquí? — claro que estaba molesto y sorprendido, mirando con lo que intentó golpearlo.

—Esa no es la pregunta que me tienes que hacer—dijo comenzando a acecharlo, algo que Golden notó— la pregunta es: ¿Qué te haré?—dicho eso, volvió a lanzar un golpe pero solo logrórozarle la parte que estaba al rojo vivo, quemándolo.

—¿Qué te pasa?—estaba molesto y asustado, tenía que hallar la manera de defenderse.

 

Dio un golpe al rostro de Foxy, más este regreso la mirada sonriendo ampliamente con una sonrisa psicópata,  al verlo de esa manera Golden retrocedió un poco  retractándose y atacando de nuevo; el golpe hizo a Foxy caer al suelo con un sonido sordo al tiempo que su cuerpo chocaba con el duro suelo. Y pensar que lo había considerado un amigo, alguien más de la familia.

Foxy se mantenía quieto en su lugar, sonriendo  ampliamente mientras que su cabello rojo cubría sus ojos y sin poder evitarlo comenzó a carcajearse, tanto tiempo en aguantar esa locura, en retener a ese ser  que le decía que matara al maldito infeliz que tenía a Freddy.

 

— Es mi turno — aprovechando que aún el tubo estaba caliente, lanzó otro ataque logrando golpearlo pero por desgracia para Foxy no fue como quería.

Golden no se daba por vencido al igual que Foxy, comenzando a arrepentirse de esa decisión tan impulsiva. Si Golden lograba salir perdería su libertad y regresaría al manicomio y eso significaba perder también a Freddy: ese pensamiento le dolió más que cualquier otra cosa.

Logró tirar a su víctima al suelo: colocándose él encima y con la misma arma comenzó a querer enterrarla en uno de los ojos de la víctima. Golden pudo detenerlo pero la fuerza que hacía el psicópata lo complicaba más, haciendo que la punta caliente casi estuviera en su ojo izquierdo.

 

En un momento impulsivo, el rubio logró estirar su mano al rostro de Foxy enterrando su pulgar en el ojo del pelirrojo. Gritó de dolor  pero no se detuvo, no podía, aun con el dedo dentro de su globo ocular: lastimándolo y sacando sangre en el proceso, de seguro ya lo había perdido.

Sus manos temblaban, no iba a soportar más el dolor por muy demente que fuese, la adrenalina se acababa de sus venas  a causa de los nervios de pensar que su víctima podría salir con vida. Sacando ahora el plan B: su lado agresivo, teniendo en cuenta que quizás lo mataría a golpes en vez de torturarlo; pero ya no tenía opción, las situación se le escapó de las manos cuando decidió revelarse ante el rubio y no seguir la secuencia del plan.

Su mirada cambió, estaba perdida y con un brillo de ira en estos: sin piedad comenzó a golpearlo con los puños, había olvidado por completo el arma que mantenía su ventaja. Golden quitó su mano del ojo del contrario colocando ahora en su propio rostro para escudarse de los golpes tan despiadados ¿De dónde había venido la fuerza si hace unos momentos parecía que se desmayaría por lo que hizo?

 

—Muere—dio un golpe que hizo voltear su rostro al lado contrario del impactó a su rostro— …Muere— de nuevo teniendo el mismo resultado— ¡Muere!— esta vez sus dos manos se dirigieron al cuello de su víctima,apretando con tal fuerza que creyó que le rompería la tráquea.

Muy débilmente guió sus manos a las muñecas de su agresor en un vano intento por retirarlo, el dolor y ahora la falta de aire lo debilitaban, caería inconsciente en cualquier momento.

Al ver como cerró los ojos se separó  creyendo que había muerto, pero para estar seguro acercó su rostro al del rubio: sintiendo el débil aliento de Golden, aún respiraba, aún estaba vivo.

 

—Golden, Golden, Golden—movió la cabeza de un lado al otro al mismo tiempo que repetía su nombre, decepcionado por el resultado de su ataque de ira— …hubiera sido más sencillo que murieras— se incorporó, quitándose de encima del cuerpo inconsciente — Querrás morir después de la tortura— se colocó enfrente de los pies del cuerpo inerte, agachándose y tomándolo de los tobillos para arrastrarlo a la cocina.

Ya ahí lo cargó no tan delicado y lo aventó a la enorme mesa donde preparaban la pizza: sujetándole las manos  y los tobillos con fuerza a las patas de la misma sin importarle que tan apretadas estaban las ataduras.

Regresó de nuevo al lugar donde se había desarrollado la pelea, tomando el tubo y volviendo a con Golden. Colocó la punta del pedazo de metal en el horno, dejando que se calentara otra vez. El ver como lentamente se enrojecía le aburrió, comenzando a explorar un poco el cuarto de “tortura” y encontrando un par de cuchillos largos y filosos, una idea pasó por su mente: tomó el objeto punzante más largo y con cuidado también lo coloco en el horno,dejándolo y sacando el otro objeto.

Miró a Golde y sonrió, ya era hora que despertara; acercó la punta del metal al rojo vivo a la mejilla del rubio con el propósito de que saliera de su inconciencia y lo hizo, abrió los ojos de par en par  gritando de dolor.

 

—Despertaste— bromeo: no logrando evitar sacar una leve risilla— ¿Dormiste bien?  O ¿La mesa está fría y dura?

—¿Qué vas hacer? —frunció el ceño y acercó de nuevo el metal ardiente a su piel: quemando ahora su cuello.

—No respondiste mis preguntas,Goldi—sí que lo disfrutaba y esto apenas comenzaba.

—Déjame ir Foxy.

—¿Y permitir que le cuentes a otros lo que soy? Es una mala idea para mí.

—Creí que eras mi amigo.

—Las personas creen cosas,  se guían en la apariencia y eso es un grave error en la humanidad— comenzó a caminar por el lugar simplemente para causarle más tensión  y desespero al chico amarrado— al principio fuiste un problema, tú no te dejabas engañar tan fácil e incluso llegaste a descubrirme en ciertas ocasiones, pero la falta de evidencia y tus argumentos mediocres te hacían fallar: haciéndoles creer que solo eras un paranoico celoso.

— ¡Eras tú él de los mensajes a Freddy!

—¡Bravo! Qué listo eres.

— Estás enfermo— sonrió de una manera nunca antes vista, algo que estremeció a la víctima.

—Estoy enfermo, sí— se acercó a su mochila al tiempo que decía eso, sacando las orejas del disfraz de Freddy. Cerró los ojos y las acercó a sus labios para besarlas— Enfermo por Freddy.

— ¡No te atrevas a tocarlo!

—Me estás ordenando, ¿A mí? O ¿Era una amenaza?— su tonó molesto se notaba a lenguas— ¿Quién lo impedirá? ¿Tú?— apretó con firmeza el metal y aún sin soltar las orejas de oso volvió a quemarlo pero esta vez no lo apartó, al contrario, fue bajando por su pecho hasta el ombligo, por desgracia la ropa lo cubría un poco pero no lo suficiente para detener las quemaduras: la tela se rompió al paso del rojo vivo, ahora su pecho estaba descubierto totalmente— si no lo habías notado, no saldrás vivo de aquí.

 

Su cuerpo temblaba por el miedo, el dolor de las quemaduras y la desesperación ¿Cómo pudo ser tan ciego y dejarse llevar? Al principio dudaba del pelirrojo pero por amor a Freddy decidió llevarse bien con él y pensar que creyó, que Foxy lo convenció de las intenciones de Bonnie a con su novio cuando en realidad el problema estaba aconsejándolo.

Lo quemó de nuevo pero ahora en la ingle, dejándolo unos segundos encima de la piel, lo suficiente como para que el olor de la carne quemada fuera más intenso.

—Hey, regresa, no es divertido si no te enfocas totalmente en esto.

—Púdrete—dijo dolido después de gritar en agonía.

Volvió a sonreír. Volteó a ver el horno para después caminar hacia el, tomando el cuchillo que había dejado por el mango de éste y se lo mostró a Golden;  cosa que el otro contemplo con miedo.

 

—¿Sabes? El cuchillo y el fuego son una gran combinación, te diré porque, el filo cortara la piel al igual que lo caliente pero alavez cicatrizara y no sangrarás, será una escena del crimen limpia.Créeme, la sangre es difícil de quitar cuando ya está seca, además con luz ultravioleta se puede detectar.

—Irás a prisión.

—No, nadie tomará tu caso, serás un olvido, es lo malo el querer levantar un local con una reputación de asesinatos, sólo es cuestión de hacerlos creer que el lugar sigue maldito—Dicho eso, enterró la punta en el ojo derecho llevándolo lento hacia abajo— O bien, también existe el plan B y es de la misma manera. Tú y tu padre invirtieron todo lo que les quedaba en esto ¿No? Es la parte mala de creerse una familia, se callan la verdad por un bien que creen correcto— Acercó la punta al otro ojo, sonriéndole de manera psicópata y victoriosa— Recuérdame bien, mi rostro será lo último que verás en tu vida—Sufriendo el destino que el otro globo ocular, Golden quedó ciego.

 

Después de eso Foxy no le dirigió palabra en lo absoluto, sólo sentía el dolor de los cortes y las quemaduras, sus piernas, brazos, muñeca, ingle, pecho, estomago, llegó incluso a cortarle por la mitad su sexo. No sabía si estaba llorando pero la sensación era similar a pesar de no sentir las lágrimas resbalar por sus mejillas cortadas.

Iba a abandonar este mundo de una manera cruel y despiadada por un loco que creyó parte de la familia, alguien en que desahogó sus penas y lo que vivió por la pérdida de sus seres queridos. Quizás el dolor lo hacía imaginarse cosas pero a lo lejos y con un hermoso vestido blanco brillante vio a su madre y a su abuela, esas dos mujeres que le alegraron la infancia. Lo miraban con tristeza con ganas de correr hacia él pero aún no podían, sólo se quedaban quietas mirándolo, su madre rompió en llanto y su abuela la consolaba, su hijo estaba sufriendo de una manera despiadada y no podía hacer nada.

 

—Mami…— logró pronunciar con la poca voz que le quedaba a causa de los gritos que daba. Sintió como por fin lo había dejado y comenzaba a desatarlo: no pasó mucho cuando notó el tacto de las manos cargándolo y llevándolo a otra parte, muchas cosas pasaron por su mente ¿Lo iba a lanzar a la basura? ¿Dejarlo en el escenario? ¿Los baños? ¿En la oficina de su padre? Incluso pensó en que lo dejaría en el horno; pero nunca se imaginó lo que tenía planeado hasta que sintió el frio metal alrededor suyo y como sus piernas se quebraban por el diminuto espació que tenía en ese lugar. Lo estaba metiendo en el traje del único animatrónico que quedó en el local.

—¿Sabes? Investigué un poco, si a estos muñecos asesinos los activas cuando alguien está dentro muere aplastado, y como ese muñeco no fue hecho para eso… bueno, lo fue, pero descartaron la idea por qué las placas quizás no aguantarían, imagina ahora que han pasado muchos años, los engranes colapsarán de seguro.

 

Sus dientes rechinaban por el constate golpeteo entre ellos, estaba tan pálido que sus labios estaban totalmente blancos o al menos lo que se alcanzaba a distinguir. Sólo esperaba el frio abrazo de la muerte para descansar de esa agonía. Su mente le trajo a Freddy, dejaría a su amor a merced de un loco con las manos manchadas de sangre, de su sangre.

—Freddy…— Foxy activo el animatrónico que al principio no quería funcionar — chicos… — al encenderlo, tal como dijo los engranajes comenzaron a saltar de su lugar, apretando el cuerpo del chico—…Tengan cuidado— dio su último aliento al decir esas palabras.

Foxy miraba atónito cómo el animatrónico se movía, parecía que colapsaría en cualquier momento más no lo quería apagar por el sonido tan placentero que hacían los huesos de Golden cuando se rompían, viendo que ya era suficiente lo apagó, sacando una que otra chispa por el sobre-esfuerzo del traje.

Al desconectarlo sus manos metálicas cayeron colgadas y sus rodillas flexionadas, su cabeza estaba más agachada de lo normal. Foxy se inclinó con una sonrisa de curiosidad, mirando por la boca del animatrónico, donde se lograba observar la cabeza de Golden, su boca abierta con la expresión de dolor y agonía.

—Se acabó Golden— incorporándose, cruzó los brazos y aún con su sonrisa de victoria— Tengo a Freddy… yo gané…

 

10:30 PM

Miraba su  celular, ni una llamada, ningún mensaje, volvió a intentarlo pero este no respondía ¿Por qué lo apagaría? Miró a ambos lados de la calle esperando que quizás viniera en uno de esos dos caminos, tenía frio así que subió su bufanda un poco más ¿Lo dejo plantado? 

Dos horas y media lo había esperado, una cita en una pista de hielo, estaba nervioso así que esa tarde llamó a Golden, le dijo que no se preocupara, la primera vez te sientes nervioso y con miedo a caer, a lo cual le respondió las primeras veces duelen pero después te acostumbras y de nuevo sigues con tal de aprender. Esa cita sería divertida pero el problema era que no llegaba.

 

—… Es la primera vez que me deja plantado— miró por ultima vez su celular para luego echarlo al bolsillo de su pantalón, quería irse pero no se atrevía ¿Qué tal si llega?  Con una creíble y sensata explicación por su retraso.

—¿Freddy?— el mencionado levantó la mirada entusiasmado pero se decepcionó al ver que era Bonnie, cosa que su bufanda oculto— ¿Qué haces aquí a estas horas?

—Golden me invitó a patinar… pero creo que se le hizo un poco tarde.

—¿Un poco? ¿A qué hora tenían que verse? —Freddy desvió la mirada.

—A las ocho.

—Dios Freddy, dos horas y aun sigues aquí.

—Es que nunca hace eso.

—Debió tener motivos— Freddy desvió la mirada a la entrada de la pista— Y… ¿Quieres entrar?

—No sé patinar, Golden me iba a enseñar.

—Bueno, si quieres yo puedo hacerlo— le tendió la mano para que el castaño la tomara —Sólo es cuestión de que no me sueltes.

 

Volteó a verlo a los ojos y luego a su mano, sin pensarlo mucho la tomó entrando junto con él, ignorando por completo la tragedia que vivirían al día siguiente.

 

Continuara… 

Notas finales:

Les gusto? Prometo no tardarme tanto a la próxima 


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