Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No body say It was easy por girlutena

[Reviews - 84]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Un poco de tranquilidad antes de que la tormenta se desate 

 


Los ojos tan negros de Madara observaban como las ramas secas se golpeaban unas con otras, el viento azotándose contra ellos, levantando cada rastro de tierra del crudo suelo, las nubes grises ocultaban los suaves rayos del sol de aquella fría mañana, volviéndola gris y desolada.


Cerró lentamente sus ojos recordando años pasado, como sus dos primeros nietos corrían sin importarles que la lluvia empapase sus finas y caras ropas, con un Sasuke de casi cinco años, persiguiendo insistentemente a todos lados a su hermano mayor, Itachi había sido su primer nieto, el que encabezaría la herencia de todas sus empresas, el hijo predilecto, que tan solo siendo un niño ya sabía que iba a ser el niño prodigio de la familia Uchiha.


Pudo escuchar los rápidos pasos bajando las escaleras y como alguien entraba a su estudio, con pasos suaves y sigilosos, una pequeña sonrisa se mostró en sus labios, cuando unos pequeños bracitos se enredaron alrededor de su cintura, junto con la risita del pequeño Haru.


-¡Abuelito! -Lentamente se puso a la altura del más pequeño para poder aferrarlo entre sus brazos, escondiendo su rostro entre los cabellos plateados del infante, escuchando como su contagiosa risa llenaba sus sentidos. -Abuelito ¿Puedo llevar a Naru-chan y a Gaa-chan al centro?


Se separó lo necesario para ver como sus ojitos carbones brillaban emocionados, con ese típico brillo de todo un niño, lleno de ilusiones. Sonriendo al ver como Obito acariciaba los cabellos del infante y detrás de él se encontraban los dos menores donceles.


-Estaba pensando en que Naruto necesitaba más ropa y tal vez pasear un rato. -El rubio había mantenido su mirada hacia abajo, y Sasuke podía intuir lo que el menor estaba pensando, se sentía nervioso.


-¿Prometes cuidarlos? -El menor asintió fervientemente, recibiendo un beso sobre su frente. Madara alzó su bruna mirada para observar a Kakashi en el umbral de su estudio. Con aquella mirada tan seria y precavida. -Pero antes vayan a desayunar.


Haru saltó a los brazos de su abuelo, para luego correr hacia la sala lleno de emoción, no sin antes recibir una pequeña caricia sobre sus cabellos por parte de su padre.


-¿Has encontrado algo?


-Hemos buscado por las zonas menos concurridas, pero nadie sabe de él. -Madara frunció ligeramente su ceño, llevando lentamente su mano derecha hacia su pecho, sintiendo un horrible estremecimiento al ver como Naruto caminaba siendo jalado por el pequeño Haru.


Madara golpeó la mesa de bambú, sin importarle tirar algunos papeles al suelo. Sasuke se encontraba de pie al frente de su abuelo, mientras que su padre a un lado del mayor. -Nadie va a volver a lastimarlo.


-Tengo a Suigetsu trabajando en eso. -Madara asintió al saber que su mejor hombre se encontraba trabajando en ello. Sasuke giró su mirada entre su padre y su abuelo. Agradecía que su familia hubiese aceptado al doncel. -¿Itachi no ha llamado?


-No sabemos nada de él desde hace dos días. -Madara acarició sus párpados, intentando alejar el ligero malestar. -Se está comportando como un chiquillo.


-Intentaré hablar con él.


-No. -Fugaku dio un paso atrás, dejando que su padre se pusiera de pie. -Llámalo mañana a mi oficina. Si va a seguir comportándose como un adolescente, tendrá que conseguirse otro lugar donde trabajar.


Sasuke escuchó como su padre soltaba un abatido suspiro, todos sabían que con Madara Uchiha no se podía jugar e Itachi estaba cruzando la línea roja, pudo ver como su padre se acercaba a él con una pequeña y cansada sonrisa.


-¿Puedo hacer algo por ti, padre? -Fugaku palmeó suavemente la mejilla de su último hijo, sonriendo ligeramente al ver aquella mirada tan decidida y analítica, culpándose de casi menospreciarlo por ser el segundo hijo.


-Ve a descansar, vamos a tener una larga semana buscando a ese hombre. -Sasuke asintió despacio, dejando que su padre se marchara con pasos lentos y pausados, casi como si tuviese un secreto en su alma.


Una pequeña sonrisa se asomó por sus labios, caminó sin hacer ruido, aprovechando que su pequeño sobrino se encontraba entreteniendo a Gaara.


La mirada de Naruto se encontraba perdida entre los árboles del jardín, sus pequeñas manos acariciaban su vientre levemente hinchado.


-Hey. -El pequeño doncel se estremeció entre sus brazos, pero no lo soltó, lo apresó en un fuerte abrazo, ocultando su rostro entre los cabellos rubios del menor. -¿Por qué tan pensativo?


-Yo… -Sasuke sintió como el menor agachaba su cabeza, pero no vio como mordía su labio inferior. -Yo… quiero ser útil.


-Mi Naru. -Se sentó en el alfeizar de la ventana y trajo hacia su cuerpo del menor sobre sus piernas, dándose el lujo de acariciar los cabellos del menor. -Solo queremos cuidarte y mimarte.


-Pero yo...


-Entiendo. -El corazón del doncel latió con fuerza cuando el varón lo aferró con fuerza, apoyando su cabeza sobre su pecho. -En la noche me contarás tus planes.


-¡Teme! -Sasuke rio ligeramente al ver el tierno puchero en el rostro del doncel, cuando apretó suavemente su respingada nariz, lo volvió a abrazar con fuerza, sin ver como las mejillas del doncel se teñían de un fuerte carmín al escuchar aquella varonil risa.


-¡Tío, vas a lastimar al bebé!


-¡Oh mi Haru! -Haru dejó que su tío lo abrazara, juntándolo al cuerpo del doncel. – Este bebito de aquí está bien cuidado.


-¡Vamos de compras! -La voz de Obito obligó que el pequeño Haru saltara de los brazos de su tío y empezara a jalar a la joven pareja. -¿Vienes con nosotros, Sasu?


-No me queda más remedio, alguien tiene que cuidar a los donceles de la familia.


El suave sonido de la música llenaba todo el centro comercial, los niños jalando a sus padres, parejas caminando de la mano, sonriendo y viviendo como si no tuvieran ninguna preocupació.


Sasuke caminaba lento, con algunas bolsas entre sus manos, mientras observaba como los tres donceles caminaban riendo y observando las vitrinas con ropas llamativas.


Podía observar cada detalle del menor, como los nervios habían empezado a carcomer cada célula del cuerpo del rubio, pero la sonrisa que ahora mostraba y nadie deseaba borrarla.


-Tío. ¿Crees que al bebé de Naru-chan esté feliz? -Sasuke había dejado las bolsas sobre una silla de Starbucks, mientras esperaba que los tres donceles llegaran.


-¿Por qué preguntas eso, Haru?


-Es que, no quiero que Naru-chan se vaya. -Los ojitos del menor brillaban con tanta intensidad, mordió ligeramente su labio inferior y soltó el aire de sus pulmones. -Si te casarás con Naru-chan él estaría con nosotros para siempre.


-Mi pequeño niño. -Quiso reír al ver el puchero del pequeño y su ceño levemente fruncido. -Todo a su tiempo.


-¡Estoy tan hambriento que podría comer una vaca! -Obito colocó las bolsas sobre una de las sillas desocupadas, dejando el resto en el suelo, muy cerca de los pies de Sasuke.


-Vaya y yo pensaba que el embarazado era Naru.


La tarde no fue para nada silenciosa, ni tranquila. Obito llevaba a los donceles a todas las tiendas de ropas y accesorios que pudiera encontrar.


Haru se aferró a la mano de su papi al ver como el tumulto de gente empezaba a llenar los establecimientos, los niños jalaban las manos de sus padres, pidiéndoles cada cosa que sus ojitos infantiles veían. Pero Naruto se quedó de pie, observando un pequeño conjunto de bebé.


-Ven, entremos. -El calor se instaló en su vientre, cuando la mano del mayor de cerró sobre la suya, pequeña y temblorosa.


El pequeño local olía a talco para bebé, tan suave y delicado como la piel de uno, la luz era de un suave celeste, tan sutil.


-Bienvenidos. -Un joven doncel se acercó a la pareja, sonriendo ligeramente al ver como el rubio doncel intentaba, en vano, esconderse detrás del cuerpo de aquel varón. -¿Buscan algo en especial?


-Estamos buscando un primer regalo para este hermoso bebé. -El dependiente no pudo evitar tan solo sonreír al ver como las mejillas del doncel se teñían de un suave rosa al tener la fuerte mano sobre su vientre apenas levemente hinchado.


-Si necesitan algo, no duden en pedírmelo.


Al principio Naruto caminaba cohibido, siendo guiado lentamente por el varón, observando cada pequeña prenda, sus dedos atraparon una pequeña prenda de algodón, el blanco impoluto de la prenda lo hacía suave y delicado al tacto.


Acarició la pequeña prenda, sintiendo el suave y delicado aroma a bebé, una pequeña y suave sonrisa se plantó en su rostro al imaginar a su bebé usar aquella ropita.


-¿Encontraste algo que te guste? -La voz del varón le  hizo salir de su ensoñación, abrió sus ojos encontrando a Sasuke muy cerca de él, con un pequeño objeto envuelto en un papel de regalo muy bonito e infantil. -Vamos a pagarlo.


-Vamos Teme. Dime que has comprado. -El pequeño doncel se había aferrado a la mano del moreno, casi como si ya fuese una costumbre. Frunció suavemente su ceño al ver la sonrisa divertida en aquel varonil rostro.


-Es un secreto, Dobe. Ya lo verás. -El menor infló sus mejillas en un mohín molesto que ante los ojos del varón se veía tan inocente. Atrapó suavemente entre sus dedos uno de los mechones rubios que caían ante los ojos del doncel y pudo aspirar aquel suave arroma a girasoles y almendras. -Es algo especial, para alguien muy especial.


Naruto se quedó de pie, con el corazón latiendo desbocado al sentir un pequeño beso sobre sus labios. El calorcillo que había permanecía en su vientre empezó a agitarse, subiendo rápidamente hacia su pecho.


-Ven, los demás deben estar esperándonos.


Su corazón seguía latiendo con fuerza y su estómago removiéndose cada vez que cruzaba miradas con aquellas gemas carbones, intentaba permanecer tranquilo, pero sentía sus mejillas incendiarse cuando le mostraba aquella sonrisa ladeara.


 


Cuando su familia llegó a casa, Madara pudo notar las mejillas de Naruto suavemente sonrojadas, todos había visto como su pequeña mano se aferraba con fuerza a la de Sasuke, mostró una pequeña sonrisa en su rostro al ver como su nieto intentaba aferrarse hasta lo último a los dedos del rubio; dejándolo ir con Obito hasta la habitación que habían acondicionado de él.


Haru jaló a Gaara hacia las escaleras, llevando en sus pequeñas manos algunas bolsas de los donceles, apoyó su mano sobre el hombro de Sasuke instándole a seguirlo hasta su despacho.


Obito dejó toallas limpias sobre la cama pulcramente ordenada, mientras que el menor aún se debatía por entrar o huir, le sonrió ligeramente mientras dejaba que el suave aroma a canela del incienso se desplazara por toda la habitación.


-¿Por qué no tomas un relajante baño? -El menor dio un pequeño respingo al sentir la suave mano de Obito sobre su cintura, haciéndole caminar hacia el interior de la habitación. Las suaves manos del mayor le desnudaron, y por un momento pensó en sentirse avergonzado, pero la mirada del moreno tan solo le daba aquella extraña calidez de una madre. -¿Me permites lavarte tus cabellos?


Naruto sintió como el agua templada calaba sus huesos, sus músculos contraídos empezaban a relajarse y sentía como la espuma acariciaban su fría piel, dejó que su cuerpo empezara a relajarse, sintiendo las suaves manos del mayor lavar suavemente sus cabellos, masajeándolos con delicadeza.


-Tus cabellos son tan hermosos. -La voz de Obito llegó como un suave susurro. -Me alegra mucho que hayas decidido venir. Haru puede llegar a ser muy persistente, casi más que Sasu.


-Yo… No quiero ser una carga.


-Sé que no lo deseas. -Obito pasó suavemente sus dedos por las hebras del menor, quitándole la espuma. -Pero en estos momentos solo déjate mimar. Cuando estuve embarazado de Haru todos se pusieron como locos, y al ser único doncel de la familia, pudo ser demasiado agobiador. Ellos solo quieren mimar a los donceles de la familia.


Naruto sonrió despacio al sentir la mano de Obito posarse suavemente sobre su vientre levemente curvado. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).