De no ser porque el dolor del chichón se había reanudado y le nublaba un poco el juicio Taiga estaba seguro que se hubiera puesto a llorar por su corazón roto… ¡maldición! ¡Era casado! …
Sin mediar palabra alguna salió del lugar, azotando con más fuerza de la necesaria la puerta del baño. Cuando regreso a la sala el profesor ya le esperaba con unas tazas de té y un poco de galletas, si Taiga le hubiera puesto verdadera atención hubiera apreciado el nerviosismo y el sonrojo del peli celeste.
-¿estás bien Kagami- kun?... como escuche que estabas hablando pensé que el dolor se había hecho más fuerte así que te traje unos analgésicos.
El pelirrojo molesto consigo mismo por su estupidez apretó la mandíbula.
-estoy bien… perdone por las molestias… en cuanto lave la ropa de su esposo se la traeré de vuelta.-
Por una fracción de segundos un agudísimo dolor cruzo las fracciones del ojiceleste, Taiga nuevamente no le puso atención.
-oh… si… muchas gracias…- no iba a llorar… no lo haría frente a su trabajador se dijo a si mismo Tetsuya.
-me retiro…- comento con frialdad el ojirojo mientras tomaba una de las píldoras de la charolita y de un sorbo se bebía su te. –gracias por todo… permiso…-
Durante 3 días Taiga se había reportado como enfermo y no había ido ni siquiera a la hora de la salida o a la misma universidad… había sido tan estúpido, tan ingenuo… pero ¡maldición nunca había pensado en la posibilidad de que fuera casado!... y dolía…
Incluso contemplo la posibilidad de renunciar pero… estúpidamente quería seguir viéndole, sería un amor platónico solamente al parecer…
-Kagamichi… ¿ya estás bien?... el chichón todavía se te ve desde aquí- bromeo el rubio al ver que el ojirojo entraba a la oficina de profesores con una bolsa.
-sí, ya estoy bien… el director me dijo que tú y tu esposo le ayudaron a llevarme a su casa… muchas gracias y disculpen las molestias que pude ocasionar…-
Kise sonrió… -créeme que no fue ninguna molestia… Kurokochii y yo nos estábamos peleando por quien te iba a quitar la ropa… finalmente mi esposo fue el afortunado-
Le guiño un ojo coqueto y sonrió divertido al ver el sonrojo del menor, por supuesto que él y su amigo se habían peleado para ver quien le quitaba la ropa… ninguno quería… pero trasgiversar la verdad un poco le pareció divertido, esperaba que él y su amigo llegaran a tener algo. Kagami tenía un algo en su forma de ser que le recordaba vagamente a Daiki, no era su físico o su forma de ser, era mas que nada su esencia, igual de puro, simple, siempre ayudando y dando el 100 en todo lo que hacía. Y se notaba a leguas que estaba coladisimo por su amigo.
-el director no está ¿verdad?-
-no, todavía está en su casa, si quieres ve…-
Incomodo el ojirojo negó. –no, solo le traje la ropa de su esposo, regresare a trabajar por la tarde…- ante la mención del “esposo del director” una profunda tristeza cruzo las bonitas facciones del rubio.
-¿Kurokochii te hablo de Aominechii?- ¿en qué demonios estaba pensando su amigo ojiazul al hablarle de su ex a alguien que te gustaba?
-oh no… yo… lo vi y pues por eso me entere que el director era casado- Kise estuvo a punto de gritar frustrado ¿acaso no le había dicho a Kurokochii que quitara las fotos de su boda? Su amiguito debía tener una plática seria con él.
-ok entonces… ¿le vas a dar la ropa ahora o regresas más tarde?- le persuadió tratando de convencerlo, realmente el ojirojo le caía bien, haría bonita pareja con su amiguito.
Estúpidamente Kagami quiso ver al ojiazul antes de irse a la universidad. Recorrió el camino al pequeño departamento y toco un par de veces la puerta.
No tardó mucho en salir un Kuroko recién levantado, Kagami estuvo a punto de sangrar por la nariz, la bata que cubría el cuerpo del peliazul delineaba en todo su esplendor la pequeña figura.
-Kagami-kun buenos días… ¿ya te encuentras bien?-
Taiga solo se limitó a asentir y estirar la mano donde llevaba la ropa limpia y planchada.
-muchas gracias por todo, yo… regresare en la tarde para hacer las reparaciones pendientes.-
El director tomo la bolsa y miro al interior de esta. –muchas gracias a ti, no quieres… ¿entrar a desayunar?-
Y ahí estaba nuevamente el estúpido de Taiga entrando, ¿Cómo era posible que no se diera por vencido? Se sentía el proverbial pez enamorándose cada vez más del ave.
Entraron juntos y Tetsuya lo paso a la cocina, le comento que iría a cambiarse rápido y regresaría. En la estufa había unos huevos cociéndose y en la vaporera un poco de arroz… se puso de pie y con cierta emoción comenzó a abrir cajones en búsqueda de algo más que cocinar.
-¿tú nunca te vas a dar por vencido verdad?- la voz varonil del esposo del director hizo que se sobresaltara nuevamente.
-Tetsu nunca le va a hacer caso a un mocoso como tu… y más te vale que te alejes de él o si no…-
El moreno guardo silencio al ver la cara de terror bien marcada en el ojirojo… Oh… al parecer ya se había dado cuenta.
-tu…- Taiga estaba a punto de gritar como niña y salir corriendo de ahí.
El esposo del director… el hombre que había hecho que pensara en desistir en una posible relación con el ojiazul… estaba flotando… y no flotando solamente como en la película Peter pan… sino flotando y su cuerpo era atravesado por la mesa de la cocina acercándosele a él como si fuera una pantera negra acechando su presa.