Los fantasmas, en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos (más raramente aún vivos) que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible, principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas. Constituye uno de los tipos más conocidos de superstición.
Taiga había leído la definición de internet una y otra vez… ¿pero qué demonios era lo que había pasado en la casa del director? Al inicio había pensado que era alguna alucinación provocada por el golpe de días atrás pero entonces, cuando el moreno se había acercado a él y le había atravesado con su brazo lo había sentido, una sensación helada atravesándole el corazón, ¿realmente existían los fantasmas? En América un par de esos tipos raros que leen las cartas y la bola de cristal y las rallas en tu mano le habían dicho siempre que el desprendía una luz muy fuerte y bla bla bla… pensó lo querían engatusar para sacarle dinero… o tal vez no… sabía que había personas muy sensibles a ese tipo de fenómenos pero él no… ¡maldición! Estaba en pleno siglo 21 no podía simplemente ir creyendo en estúpidas creencias no comprobadas. Con frustración se rasco la cabeza y exclamo con un grito… había dejado el departamento sin decirle nada al director, sin lugar a dudas la impresión del peliazul hacia él no debía ser muy buena que digamos.
Lanzo el balón a la canasta y bufo irritado al ver que no encestaba… genial… todo pintaba un hermoso color gris para el resto de la tarde.
-¿Kagami- kun?...- la tímida voz del hombre que estaba en sus pensamientos desde hacía unos meses le llego como música a los oídos, olvido por completo el balón a mitad de la cancha y se acercó como cachorrito al ojiazul a la entrada del parque.
-director… eh… oh…buenas tardes… -
El ojiazul le miro con su típica cara de póker por largos segundos y después sonrió tímidamente, su amigo Kise le había dicho que todavía debía sentirse mal por el golpe en la cabeza así que debía tenerle paciencia hasta que se recuperara por completo, después de todo había sido en parte su culpa.
-¿sueles jugar aquí seguido? – Tetsuya miro la cancha como si añorara desde el fondo de su corazón algo.
-si… normalmente cuando no tengo nada que hacer vengo aquí… ¿usted juega director?-
El peli azul sonrió divertido acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja. –oh no… creo que ya te diste cuenta que tengo dos pies izquierdos y una condición de lastima… solo soy bueno con los pases… -
El pelirrojo noto entonces la bolsa para las compras en el supermercado que llevaba el profesor. -¿vas de compras? –
-al súper por la cena.-
-¿te acompaño?-
Sonrojado Tetsuya dudo un par de segundos. -¿no te interrumpo en tus actividades?-
-¡naa!... además yo también tengo que comprar algo para mi cena.-
-¿Kagami- kun cocina para sí mismo?-
-si… vivo solo… así que o me enseñaba a cocinar o moría de hambre- soltar un poco de su información personal era algo sumamente importante para que se fueran conociendo.
-¿y no te apetece mejor cenar algo en la calle?- Sugirió el pelirrojo cuando pasaron frente al Maji burguer, Tetsuya acepto entrando con él al local.
-siempre comes… ¿así?- cuestiono el peliazul con sorpresa ante la enorme charola de hamburguesas que estaba frente al pelirrojo. –Si… a veces un poco más la verdad-
El peliazul sonrió divertido. –mi esposo solia comer también mucho… siempre decía que estaba en pleno desenrollo pero por más que comiera nunca engordaba-
Taiga sintió que la hamburguesa se atoraba a mitad de su garganta, su esposo, era la primera vez que el director le confirmaba a el que era casado… o al menos que lo había sido…
-hace cuanto…- no tuvo el valor necesario para completar la pregunta, sobretodo sabiendo que el difunto esposo seguía morando en el departamento en el que solían vivir, Tetsuya suspiro.
-hace 3 años… de cáncer-
-lo siento mucho-
-gracias… ¿te puedo decir algo sin que me creas loco? – Taiga simplemente asintió.
-a veces creo que el sigue aquí… o al menos en ocasiones me parece sentir todavía su presencia- como taiga no se había reído de lo absurdo que sonaba su comentario, Tetsuya lo hizo por sí mismo.
-no estás loco… él está cerca de ti – se percató de lo que estaba diciendo y prefirió cambiar el rumbo del tema, acerco su mano al pecho del pequeño y toco ahí, justo en su corazón.
-lo llevas aquí en todo momento- Tetsuya le sonrió agradecido.
Aquella no fue la primera vez que salieron juntos.
Se creó en ellos el habito de salir a comer, caminar y conversar gratamente después del trabajo.