-¿es en serio? ¿Bronquitis? ¿Cómo pesco una bronquitis?- cuestiono alertado Ryota en la sala del hogar de su amigo mientras Midorima tomaba asiento frente a él, justo a un lado de Kazunari su esposo.
-Kuroko sigue teniendo sus defensas bajas por su descuido cuando atendía a Aomine, la lluvia y el haberse dormido en el genkan no fueron una buena combinación… tiene que estar vigilado por lo menos dos días más, alimentarse, dormir… supongo que tú te harás cargo de la escuela estos días ¿no?-
Ryota asintió al cuestionamiento del peliverde, era de común acuerdo que en caso de ser necesario el rubio seria el director interino hasta el regreso de Kurokochii.
-yo me hare cargo de tu grupo y el mío – aseguro Kazunari sabiendo que aun que aumentara la carga laboral era su única forma de ayudar a sus amigos.
-yo puedo ayudar en la cocina y en vigilarle…- se aventuró el ojirojo sintiéndose un verdadero criajo ante tanto treintañero, como Midorima no dijo ni sí ni no pero le veía detenidamente agrego: -se cocinar… podría ayudarle si se quiere poner de pie y estaré al pendiente si se despierta, puedo hacerlo, enserio, en caso de necesitar ayuda les llamare.-
El fantasma veía la escena desde la entrada de la cocina, pese a que no había dicho nada Taiga sabía que él le ayudaría también.
-entonces está decidido… en cuanto necesites ayuda avísanos – concluyo el ojiverde poniéndose de pie. –gracias por avisarnos y por favor cuida de Kuroko.
Y ahí estaba ahora haciéndole de enfermero para su persona amada, Tetsuya había tenido un pequeño lapso de delirios en donde susurraba palabras sueltas e incongruentes, le había cambiado la ropa un par de veces puesto que no dejaba de sudar y le colocaba fomentos fríos de manera constante. Todo bajo la estricta supervisión de Ahomine que le regañaba bajo cualquier excusa… “cierra los ojos cuando le quites el pantalón” “no te sientes en mi cama” “no lo veas que me lo desgastas” “trae esto, trae el otro”.
Fue hasta bien entrada la tarde que dejo descansar al profesor en su habitación y él fue a la cocina a preparar algo de cenar, su mente comenzó a divagar en lo mucho que había pasado en un mes desde que había entrado a trabajar al jardín de niños…
Quería a Tetsuya, y su estúpido marido también…
Ninguno de los dos quitaría el dedo del renglón pero sabía que tenía las de ganar por el simple hecho de estar vivo.
-y… ¿Dónde se conocieron?- cuestiono con algo de interés al moreno que continuaba flotando en la cocina como si fuera de lo más normal.
-en la primaria… -
¿En la primaria? De eso haría más de 25 años cuando él no era ni proyecto dentro de la vida de sus padres… pues sí que era toda una vida, y comprendió un poco el hecho de que el moreno no le quisiera abandonar tan fácilmente o que Tetsuya no le dejara de amar.
-y para tu información fue Tetsuya el que dijo que sería mi esposa cuando fuéramos grandes… -
Daiki rememoro aquel día, cuando iban en cuarto de primaria y la falta de presencia de su pequeño amigo seguía crispando un poco los nervios de sus amigos, uno de los niños había intentado golpearlo acusándole cruelmente de estar espiando una de sus travesuras, en cuanto Daiki vio que el amenazado era el pequeño niño fantasma había entrado sin dudarlo a la pelea, golpeado al pequeño bravucón y se había echado a correr junto al ojiceleste hasta la entrada de la escuela.
Tetsuya jadeante, sonrojado y con lágrimas en los ojos por el buen susto que se había llevado se inclinó, y resguardando su rostro en sus rodillas lloro a lágrima y moco tendido.
Daiki tras observarle un par de segundos lleno de confusión se había limitado a inclinarse junto a él y abrazarle como quien consuela a un pequeño cachorro hasta que se calmara.
Los dos eran tan diferentes, los dos tenían gustos tan contrarios, caracteres abismalmente desiguales y aun así eran los mejores amigos, Tetsuya era el cerebro, los sentimientos, la amabilidad, la educación, la inteligencia, la precaución del dúo… Daiki la fuerza, la aventura, la furia protectora, la valentía, el caballero, el héroe… los dos eran como la mitad de un solo ser que había sido separado al nacer y la única forma de volver a ser uno había sido uniéndose tan íntimamente como dos personas podían estar… a los quince, cuando Tetsuya había perdido a sus padres así como Daiki años atrás, se fueron a vivir juntos, convivían diariamente complementándose y siendo la pareja más feliz sobre la faz de la tierra.
Taiga se sintió estúpido de tener que aceptar que para entrar en la vida de Tetsuya tenía que alcanzar un listón bastante alto, cielos, la diferencia de edad ya era bastante grande pero ahora esto… aun así no se daría por vencido.
Se puso de pie y reviso la cacerola en la estufa, el arroz estaba listo y el caldo también, seguro que un poco de comida harían bien al cuerpo del ojiceleste.
-woow… tío… eso parece tener buena pinta…-
-creo que sabe bien… al menos hará que Tetsuya se sienta mejor…-
-no pensé que fueras una buena ama de casa…- la mofa en voz del moreno le irrito un poco pero para ser honesto era cierto, los quehaceres de la casa, cocinar, lavar, planchar, todo eso había sido enseñado por su padre soltero desde muy joven, lo agradecía ahora que vivía solo… pero que un estúpido fantasma se burlara de ti por eso le tocaba los cojones.
-pues esta ama de casa le va a dar de comer al enfermo… si es necesario boca a boca.-
El ojiazul casi lo fulmina con la mirada y Taiga salió con una charola preparada a la habitación del director con gesto chulo por dejar al moreno totalmente molesto.