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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            -Mira… -respondio mientras regresaba de la cocina y se rentaba en la mesa de centro recargando sus codos en sus rodillas- el apoyo que le brinde no estuvo nunca condicionado a los sentimientos que yo esperaba de él o que yo le pudiese tener; lo apoyé porqué su vida fue muy desafortunada y estaba en mis manos ayudarlo, si ahora necesita un lugar para quedarse, pues mi casa está disponible, solo falta que Malfoy quiera venir.

            -¿Malfoy?... ¿ya es Malfoy de nuevo?

            Harry rodó los ojos y se levantó.

            -Pregúntale si quiere venir, mis puertas están abiertas.

            -Mejor pregúntale tú, eres su amigo ¿recuerdas?

            Harry solo torció la boca en respuesta.

 

*_____________________________________________*

 

           

            Cuando llegó a San Mungo, Ron lo recibió dándole un golpe en su brazo.

            -¡Auch!

            -¿Por qué no contestaste mis cartas?

            -¡Estaba muy ocupado!

            -Pues al menos una llamadita ¿no?

            -Ya estoy aquí, basta de tanta alharaca –refunfuñó mientras caminaban por el pasillo- ¿y el señor Parks?

            -Esta con Draco, así que no tendremos que esperarlo.

            -Bien.

            Iba un poco nervioso, sería la segunda vez que viera a Draco, pero al menos ya sabía a qué atenerse, no sería como cuando entró a su habitación furtivamente.

            -¿No vamos a su cuarto? –preguntó cuando se fueron por otro pasillo.

            -No, vamos a la sala de terapias.

            Llegaron a un área  donde tenía grandes puertas de cristal, entraron y Harry vio a un par de metros a Draco sentado en una camilla, a un lado de unas barras metálicas, con el señor Parks a un lado y a una enfermera platicando.

            -Buenas tardes –saludó Harry sonriendo.

            -¿Qué tal Harry? –Saludó el medimago dejando su tabla en una mesita- - llegas justo a tiempo, estábamos por dar por terminada esta sesión.

            -Sí estás cansado, por mi no hay problema, no es como que deben mostrarme algo –dijo Harry a Draco, quien sonrió negando con la cabeza.

            -Esta bien, esto es algo que quiero que veas.

            Sonriendo entre sí, los medimagos se acomodaron junto a Draco y lo tomaron de los brazos para ante la enorme sorpresa de Harry, levantarlo.

            Draco permaneció de pie, con rostro ya serio y tenso; los medimagos lo acercaron a las barras y lentamente movió un pie.

            -¡Por Dios! –Exclamó Harry abriendo tremendos ojos- ¡Draco, estás caminando!

            -Bueno, aun no… pero ya casi –respondio sonriendo.

            Los hombres lo acercaron a las barras metálicas en donde se sujetó con fuerza, y ahí fue más patente todo el esfuerzo invertido por aquellos dos medimagos.

            -No puede ser… -balbuceó el auror con un nudo en la garganta.

            Verlo así, esforzándose en dar un paso cuando paso años postrado en cama y abandonado en una silla, escondido en un cuarto horrendo, esperando morir… no pudo más y se quitó las gafas para limpiar las lágrimas que estaban por salir.

            Vio a Draco dar un par de pasos apoyándose con gran esfuerzo en las barras y luego de descansar unos momentos ante la mirada atenta de los medimagos que lo seguían de cerca, continuar hasta llegar al otro lado, en donde lo ayudaron a sentarse.

            -Estás impresionado, no es para menos –dijo el señor Parks sonriendo.

            -Es un milagro… -dijo Harry con ojos rojos- un verdadero milagro.

            -Sí, no negare eso, pero también fue nuestro tratamiento –completo el medimago evidentemente muy satisfecho consigo mismo- Draco es el mayor logro de este programa, con esto estoy seguro de que se implementara en muchos hospitales.

            -Esperaba un gran avance al verlo mover los dedos pero esto supera mis expectativas.

            -¿Verlo mover los dedos, cuando? –pregunto Ron frunciendo el ceño.

            -Luego hablamos de eso ¿Cuál es el paso siguiente? –Evadió Harry- Hermione me dijo que el alta se le dará pronto.

            -Sí, en unas cuantas semanas –respondio el señor Parks comenzando a empujar la silla de Draco y dirigiéndose a las puertas- puede seguir la rehabilitación fuera.

            -¿Seguro?

            -Claro.

            Cuando llegaron a la habitación, los medimagos los dejaron solos.

            -Es increíble lo que has logrado –dijo Harry cuando estuvieron  solos- te felicito.

            -Gracias, todo esto te lo debo a ti.

            -No, no, para nada.

            -Claro que si Potter, tú me sacaste de ese lugar, gracias.

            Y ahí estaba… ese “Potter” que hacía que sus nervios se exacerbaran.

            -Pero tú te esforzaste mucho, mejor dejémoslo ahí.

            -Sí, claro.

            -Oye ¿ya pensaste que harás cuando seas dado de alta?

            -No, aun no.

            -Imagino que Hermione te contó lo de la compensación que te dio el ministerio, dispones de una cantidad de oro.

            -Sí, me contó, también me dijo cuánto y sé que no es mucho, pero lo que si estoy seguro de querer hacer con eso es comprar una varita.

            -¡Vaya, no se me había ocurrido eso!

            -Sí, hace años que no tengo una, y siento que para terminar de sentirme una persona completa de nuevo, es volver a usar mi magia.

            -Me parece muy bien, si quieres puedo acompañarte a comprarla cuando salgas.

            -Sí, te lo agradeceré mucho.

            -Y también quiero reiterar la invitación que te había hecho hace tiempo, mi casa está abierta para ti… sin ningún compromiso –añadió un tanto apenado y sintiéndose tonto por tener que aclararlo.

            -Gracias… la verdad no se qué haría si no fuera por ti, no tengo a donde ir y no tengo dinero… me siento mal por ser todavía una carga.

            -No te preocupes, no eres una carga… Y no quiero tu agradecimiento –pensó ocultando su frustración- debo irme, cuando vayas a salir, no dudes en llamarme, vendré por ti.

            -Gracias Potter.

            -De nada… Malfoy.

           

*_________________________________________________*

 

 

            Un mes después Draco fue dado de alta, con un sinfín de recomendaciones medicas y el equipo médico muy conmovido.

            -Cuídate mucho Draco –dijo una enfermera.

            -No es como si no nos fuéramos a ver nunca más, Nancy –dijo sonriendo.

            -Pues no, pero ya no estarás aquí.

            -Pero volveré cada mes.

            -Así es –dijo el señor Parks- no debes faltar a esos chequeos, son muy importantes.

            -Sé que nos seguiremos viendo, pero quiero volver a agradecerle todo lo que han hecho por mí, ustedes han cambiado mi vida; me quitaron el dolor y me devolvieron la movilidad… gracias –dijo dándole la mano.

            -Bueno, si a esas vamos, agradécele a Ron que me presentó tu caso –respondio el medimago estrechándola.

            -Gracias Weasley, de verdad muchas gracias.

            -Para eso estamos Draco, me alegra haberte ayudado; recuerda que el fisioterapeuta irá desde mañana.

            -Sí, gracias.

            Harry lo llevó  primero a comprar su varita y luego lo llevó a su casa en donde lo instaló en la que había sido su habitación por algunas semanas.

            -Y bueno… bienvenido –dijo Harry en puerta del cuarto- Ron me dijo de las modificaciones que hay que hacer para tus terapias, mañana en la mañana enviará a alguien para que las haga, así dará tiempo para que esté listo cuando venga el terapeuta, además hay que modificar el baño, ya lo utilizaras tu solo.

            -Gracias Potter, no dudes en tomar lo que queda del dinero que me dio el ministerio, lo que menos quiero es ocasionarte tantos gastos.

            -No eres una carga y por favor, deja de llamarme “Potter”, me llamo Harry, no hay ningún problema en que me llames así.

            -Sí, lo siento… es la costumbre.

            -Tampoco quiero tomar tu dinero aun, tengo unos ahorros y puedo agarrar de ahí para pagar las modificaciones.

            -Pero…

            -Sí lo necesito te avisaré –interrumpió- te ayudaré en lo que pueda, es mi deseo hacerlo, no te preocupes.

            -Bueno… pues gracias, ya sé que no dejo de repetirlo, pero gracias.

            -Por nada –respondio serio.

            -Pero al terapeuta ya se le debe pagar, al menos déjame hacerlo hasta lo que alcance con ese dinero.

            -Bueno, supongo que está bien.

            -Gracias.

 

*_____________________________________________________*

 

 

            Aunque Draco ya no necesitaba ayuda al cien por ciento como antes, ahora podía ir al baño él solo con ayuda de una andadera y su silla de ruedas, de la cual aun no podía prescindir; Harry se había ofrecido a ayudarlo en lo que necesitara pero el rubio había insistido en hacer la mayoría de las cosas solo; en las mañanas insistía en levantarse sin ayuda, por lo que tardaba mucho en salir de su habitación, por lo que se dio que Harry preparaba el desayuno, comía y salía a trabajar dejándole listo un plato en la mesa y cuando regresaba en la tarde, Draco le recibía con café preparado, pues era lo único que se atrevía a hacer en la estufa.

            -No deberías preparar café, en serio   -dijo Harry endulzando su taza- es peligroso que te acerques a la estufa así.

            -Bueno, debo reconocer que después de la terapia acabo muy cansado y solo uso la silla, no es fácil manejar la estufa sentando, pero no me pesa, además con mi varita todo es muy sencillo.

            -Pues si podemos evitar un accidente mejor, no pienses que necesariamente debes hacer algo por mí.

            -Ya lo sé, pero…

            -Pero nada, mejor dime como te sientes, ya pasaste un mes fuera del hospital

            -Sí, me siento mucho mejor, no tienes idea.

            -Sí… no tengo idea –respondio un poco ensimismado.

            -Oye Harry… ya es tarde, debo ir a dormir.

            -Claro, que descanses ¿quieres que te ayude en algo?

            -No gracias, buenas noches.

 

*_________________________________________________*

 

 

 

            -Supe que Draco le está pagando al terapeuta con su propio dinero –dijo Ron mientras caminaban por el Londres muggle revisando escaparates para comprarle un regalo a Hermione.

            -Sí, pero a lo mucho solo le queda una semana más, tampoco era tanto.

            -¿Y qué piensas hacer, pagaras tú?

            -Sí, por el momento; me daría pena decirle que su dinero ya se acabó ¿Qué te parece esa bufanda?

            -mmm no, ya tiene varias; es para felicitarla porque  ya es socia de su bufete.

            -¿Qué tal un perfume?... no, espera, ese se lo regalaré yo, tu piensa en otra cosa.

            Haciendo muecas, Ron siguió caminando.

            -¿Y qué tal vas tú?

            -Bien.

            -¿Bien, así nomás?

            -Sí ¿Qué más quieres que te diga?

            -¿Cómo lo ves ahora?

            -Diferente… pero igual al de antes, es decir… es Malfoy, el Malfoy de Hogwarts, pero sin su patanería.

            -Entiendo.

            -Pero es… no sé… raro ¿sabes? Es decir, ya no es como era antes, es diferente… hasta en como habla, no sé si me entiendas.

            -Claro que te entiendo, una persona amnésica, que no recuerda quien es, cambia incluso su forma de caminar, de pensar… hasta sus gustos pueden ser diferentes a los de antes Harry, no es un hecho aislado.

            -Pero es tan raro.

            -¿Y?... ¿sigues sintiendo lo mismo por él?  -pregunto Ron deteniéndose ante una joyería.

            Harry exhaló un suspiro y empujó la puerta de cristal.

 

*___________________________________________*

 

           

            -¿Porqué no pediste ayuda? –preguntó Harry vendándole un brazo a Draco después de que éste se cayera en el baño al salir de la ducha.

            -No quiero ser una carga, suficiente haces dándome casa y pagándole al terapeuta… porqué sí, ya sé que se acabó el dinero, no era mucho –respondio viendo como Harry le vendaba el brazo lastimado.

            -Listo –dijo terminando- si, se acabo el dinero.

            -Yo no sé qué haré para pagarte –exclamó con desaliento mientras jugueteaba con la otra mano con la cinta de su bata de baño.

            -No tienes que hacer nada, somos amigos –respondio sonriendo mientras se levantaba- iré  preparar la cena.

            -Harry…

            -¿Sí?

            -Gracias.

            -Por nada, pero te aviso que hoy dejaré preparada la cena, voy a salir.

            -¿Tan tarde? Son casi las nueve de la noche.

            -Sí, pero es viernes, no importa.

            -¡Ah, ya entiendo! –Exclamó riendo- te desvelarás.

            -Sí tengo suerte, sí –respondio guiñándole un ojo.

           

*_________________________________________*

 

Notas finales:

Hasta aqui por hoy, nos vemos en la ultima entrega de esta historia.

besos!!


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