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Una canción, el inicio de todo por HIkari Aome Nikoru

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Yuuta salió de su habitación, bajo las gradas hasta la sala y se golpeó con la imagen de su familia viendo televisión.

Carraspeó un poco y poniéndose junto al televisor llamó la atención de sus padres y hermana.

- Hay algo que necesito decirles – dijo al tener los 3 pares de ojos mirándolo.

- ¿Qué sucede hijo? – preguntó su madre mientras tomaba el control remoto para bajar el volumen del aparato

- Me voy – respondió

- ¿A dónde? – pregunto su padre bastante tranquilo, sin imaginarse que lo siguiente que diría su hijo mandaría toda esa calma por la borda.

- A Canadá. Mañana por la tarde sale mi vuelo – con aparente seguridad respondió el joven

- ¿Disculpa? Canadá. Jaja estás loco – ironizó su padre

- Querido – regañó su esposa. Al parecer no había escuchado la última parte de la respuesta de su hijo – ¿Cómo es eso que tu vuelo sale mañana?

- Si, mañana sale mi vuelo a Canadá – agregó – me voy de Japón, para no volver.

Esta vez la actitud "relajada" de su padre desapareció de su rostro.

- QUE TE PASA MUCHACHO!!! SI PIENSAS QUE ESTAMOS DE ACUERDO Y TE DAREMOS PERMISO PARA QUE TE VAYAS ESTAS MUY EQUIVOCADO – exaltado dijo su padre.

- Como que para no volver, de que hablas hermano – su hermana que hasta ahora no había pronunciado palabra, se atrevió a levantarse del sillón.

- Voy a ir a Canadá a hacer mis estudios y especializarme en arquitectura. De hecho tengo todo listo.

- ¿Así? ¿Y con qué dinero piensas viajar?

- Con el mío padre. He estado trabajando alrededor de 4 meses y he reunido el dinero necesario para el viaje. Tengo ya mi pasaporte, boleto de avión y maletas listas.

- No puedes, te prohíbo que viajes – sentenció su madre

- No estoy aquí pidiéndoles permiso, solo estoy informándoles que mañana saldré de esta casa en un viaje a otro país.

- ¿Y qué pasará con tus estudios?

- Yo he dejado la escuela desde hace 2 meses aproximadamente.

- Hermano no estoy entendiendo... ¿cómo que dejaste la escuela?

- ESCUCHENME, YA BASTA! LO UNICO QUE QUIERO QUE SEPAN ES QUE ME VOY A CANADÁ INDEFINIDAMENTE. NO PIENSO VOLVER A JAPON. Y NO HAY NADA NI NADIE QUE VA A DETENERME!! – a pesar de que trataba de no alterarse ante los gritos de su padre y desconsuelo de su madre, sus emociones se salieron de control.

- PUES NO PUEDES IRTE DEL PAÍS SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO!!! NECESITAS UN PERMISO ESPECIAL PARA VIAJAR POR SER MENOR DE EDAD.

- Ya me lo firmaron

- ¿Co-cómo dices? Nosotros no hemos firmado nada

- Si lo hicieron. El permiso de viaje a Hokkaido, realmente era el permiso para poder salir del país y... - PAF!! – el sonido de cachetada enmudeció a todo el mundo. El rostro de Yuuta había sido golpeado por la palma de su padre. Ante el golpe recibido perdió el equilibrio y se golpeó contra el mueble que tenía a sus espaldas.

- ¡NOS MENTISTE, NOS ENGAÑASTE Y UTILIZASTE! ¡EN QUE ESTAS PENSANDO MOCOSO MAL AGRADECIDO! – nuevamente iba a lanzarle un nuevo golpe a su hijo, pero su madre intervino

- Espera querido, no es necesario que lo golpees!

Luego de ello, Yuuta tenía su mano en la mejilla que había sido golpeada, la sentía caliente y estaba seguro que estaba roja. Jamás pensó que su padre llegaría al punto de golpearlo, no pensaba que le afectaría tanto lo del viaje, aunque de hecho estaba seguro que lo que más le molestaba era el hecho de haberlo engañado con lo de la firma del viaje. Pero de todas maneras estaba sorprendido y adolorido del rumbo de la situación y sin ganas de que las cosas se pusieran más ardientes, se levantó del suelo, se dirigió a su habitación y se encerró en ella, bajo llave. Y por seguridad empujó el armario contra la puerta.

No sabía que podían llegar a hacer sus padres para evitar que se fuera. Por lo que antes de encerrarse se aseguró de tomar la copia de las llaves del seguro secundario de la puerta principal. Ese cerrojo nunca lo aseguraban porque solo había dos copias en toda la casa, la una la tenía su padre siempre y la otra quedaba en el joyero de su madre. Sin embargo el día que fue a canjear la compra online del ticket por el boleto de abordaje se aseguró de tomar la copia que guardaba su madre y llevársela para poder tener un respaldo en caso de que el día que tuviera que salir tuviera problemas.

Quería, de verdad quería dormir, pero todos los sucesos le habían espantado el sueño. Se había planteado que saldría de su casa con la luz del sol, pero por lo que había sucedido tendría que salir antes de que sus padres despertaran. Por lo que rápidamente llamó al servicio de taxis y solicito que cambiaran el horario del que había contratado para 2 horas antes de lo planeado. Una vez confirmado el cambio de horario, Yuuta tomo su celular y cambió la alarma dos horas antes. Se acercó a sus maletas y colocó el candado de seguridad en los cierres. Metió el pequeño bolso de los documentos en su mochila de mano y la colocó sobre las maletas.

Ni siquiera se puso la pijama (como había tenido planeado en un principio), se dormiría con la ropa que había alistado para su partida. Se dirigió a su cama y miró nuevamente el reloj. Tenía exactamente 3 horas para poder descansar lo más que pudiera. Y luego de transcurrido ese tiempo emprendería su "huida" hacia el aeropuerto. Por suerte les había dicho a sus padres que su vuelo era por la tarde, por lo que de verdad quería pensar y contar con el hecho de que al ser fin de semana sus padres no se levantaran temprano para impedir su partida. *Una nueva mentira* pensó *pero esta vez es por asegurar mi futuro*.

Su vuelo saldría a las 11 a.m. Si hacía cuentas de que sus padres se levantaran entre las 8 y 8:30 como normalmente lo hacían en un fin de semana, ni aunque fueran en auto alcanzarían a llegar al aeropuerto para detenerlo. Rogó al cielo que mañana pudiera salir sin inconvenientes de su casa.

3 horas después y con lo poco que pudo dormir, la alarma del celular de Yuuta sonó. Un poco desanimado se levantó, tomó su chaqueta, una bufanda y con cuidado movió el mueble de la puerta. Tomó la copia de la llave y la empuño. Se giró hasta sus maletas, se colgó la maleta de mano y se aseguró de revisar que el bolso de los documentos estuviera en su interior. Se dirigió a la puerta pero se dio cuenta que si salía con ambas maletas era difícil moverse, por lo que regresó hasta la ventada de la habitación, la abrió y con cuidado arrojo las grandes maletas hacia el jardín de la casa. Lo bueno de todo es que nadie las vería en caso de tardar gracias al enorme árbol que su madre se había encargado de cuidarlo. *Ojalá las ramas hubieran llegado hasta mi ventana para escapar por allí*.

Nuevamente y ahora libre, salió de su habitación muy cauteloso, las luces estaban apagadas. Eso era señal de que sus padres no andaban por ahí deambulando. En silencio bajó las gradas hasta la planta baja, intentó abrir la puerta pero no pudo. Dicho y hecho sus padres habían puesto el cerrojo al candado secundario. Sacó la llave de su bolsillo, la insertó, la giró y escuchó que el seguro se liberó. Abrió la puerta sin hacer ruido y antes de poner un pie fuera de casa, dejo una pequeña nota de despedida a sus padres.

"Perdónenme, pero necesito hacerlo.

Adiós"

Regreso sus pasos hasta la salida, salió de su casa y antes de cerrar la puerta, miró una vez más el interior de esta. A pesar de la mala relación que tenía con su familia, la iba a extrañar. Después de todo eran las personas con las que tanto tiempo había convivido.

Cerró la puerta con cuidado y puso nuevamente el seguro secundario. Caminó a paso rápido hacia sus maletas, las tomó y se encaminó a la acera. Justo en ese momento su taxi llegaba. El conductor bajó del vehículo para ayudar a Yuuta con sus maletas. Las guardó en la cajuela y nuevamente subió al auto.

- Por favor ayúdeme a la estación de trenes – pidió el castaño

- Claro... ¿Saldrá de viaje? – preguntó el conductor

- Si, algo así – respondió dando por zanjada la conversación

En vista que había salido mucho antes de lo previsto de su casa, arribaba al aeropuerto 4 horas antes de la hora planeada y eso sin contar que en la estación de trenes había esperado casi 20 minutos a la línea que lo llevaría durante un recorrido de 2 horas hasta el aeropuerto. Aún sentía los nervios de su silenciosa salida. Tenía bastante tiempo antes de que le permitieran pasar a la sala de abordos por lo que decidió desayunar algo, a pesar de que aún no tenía hambre.

Estaba un poco preocupado, a decir verdad. Si sus padres se daban cuenta que ya no se encontraba en su casa, tenían el tiempo suficiente para llegar al aeropuerto y evitar su viaje. Si hacía cálculos, en auto se tardarían entre 1h30 y 1h45 en llegar al aeropuerto. Su vuelo salía a las 10:30 am de la mañana, siempre y cuando no haya retrasos. Por lo que si sus padres se despertaban a eso de las 7:30 am y se daban cuenta de su ausencia estarían llegando como a las 9:30 am. Según le informaron en la aerolínea, las puertas del embarque estarían abiertas desde las 8h00 (faltaban 45 minutos), para empezar con el trámite del equipaje, y antes de que sean las 9:30 de la mañana quería ya estar en la sala de abordos.

De ser necesario solicitaría a la aerolínea que le permitiera esperar allí si terminaba pronto el trámite del equipaje.

Luego de 50 minutos (y habiendo "desayunado" algo) Yuuta se encontraba entre los primeros 5 pasajeros que se formaban para empezar con el empaque y revisión de equipaje, en cada persona se demoraban alrededor de 3 minutos. Cuando fue su turno se acercó hasta la máquina de detección de metales dejando antes sus maletas en la banda de rayos X; siguió las instrucciones que le daba el agente de seguridad, se aproximó hasta otro agente y le "toqueteo" todo el cuerpo en busca de cualquier objeto que se encuentre prohibido de transportar.

Luego de aprobar exitosamente la revisión de seguridad, tomó sus maletas y se dirigió a migración para sellar su pasaporte, le hicieron algunas preguntas, desde el motivo del viaje, hasta quien lo acompañaba; Yuuta enseño todos sus papeles y documentos, estuvo alrededor de 10 minutos encerrado en esa oficina.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, sabía que no tenía nada peligroso consigo y a pesar de eso estaba un poco asustado, todo era muy riguroso y serio. A pesar de eso se sorprendió que haya gente que de alguna manera se las arreglaba para poder pasar objetos peligrosos e incluso transportar droga.

Si algo que había leído sobre los procesos de seguridad que se llevaba a cabo en los aeropuertos era que el viajero debía mostrarse calmado y seguro; que había gente especializada en leer el lenguaje corporal de las personas y que si uno se mostraba nervioso pues se iban a demorar mucho tiempo en migración y seguridad. Por lo que en el momento de su entrevista se había mostrado lo más calmado posible.

Una vez sellado el pasaporte por migración lo enviaron al cubículo de la aerolínea para que pesaran y embalaran sus maletas. Cuando caminaba hacia ese lugar se sentía más tranquilo, había procurado no pasar el límite de kilos permitidos para el vuelo por lo que al llegar solo colocó sus maletas en la pesa, entrego sus documentos y recibió el tiquete con un número para reclamar sus maletas una vez que llegara a Canadá.

 


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