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El cortesano, el noble y el príncipe. por Maby de Sagitario

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Notas del capitulo:

Mil gracias a los que se han tomado el tiempo de leer, y comentar n.n

Sala principal, Casa Capricornio.

—Camus me ha escrito—confirmó el pelinegro mientras lo invitaba a sentarse en un amplio sillón—¿ deseas algo de beber?
—no, gracias—respondió interesado en lo que el otro le podría decir sobre su amante.
—verás, según sus cartas él regresará dentro de dos meses, parece que hay mal tiempo en Antares…
— ¿Antares?
—sí, la tierra donde Camus fue a adquirir esos lotes para construir una nueva casa para su familia—se inclinó hacia delante —acaso no te comentó.
Una punzada de angustia atravesó su corazón, “nueva casa”, “Antares”, la mención de esas dos palabras le decía que pronto se llevaría una desagradable sorpresa.
—no-no él sólo me dijo que iría a las tierras más allá de Indrapaths, pero no me dijo que era Antares—murmuró incómodo.
Shura lo estudió detenidamente, durante todo el tiempo que lo conocía el muchacho demostraba ser muy posesivo y celoso con cualquiera que se le acercaba de más a Camus, le simpatizaba mucho a expensas de la antipatía que le profesaba el padre del mencionado. Dégel lo detestaba y nunca lo aceptaría en su familia.
—algún día Camus tendrá que casarse.
Lo fulminó con la mirada, el otro hizo caso omiso, pero automáticamente hizo un puchero mientras decía:
—él sabe que lo amo demasiado, no puede hacerme eso—dijo posando sus pupilas en un perro que jugueteaba con un par de chicos que reían de contentos por las ocurrencias del can—tú crees que no me ame.
—¡ pero que disparastes dices! Camus te ama mucho, cuando regrese vendrá en tu búsqueda, además—se acercó para decirle—hasta Asmita le gustas.
Eso lo ruborizó hasta las orejas. Lo tomó como un cumplido.
Unos pasos acelerados retumbaron por el piso de la sala, un criado llevaba en sus manos un sobre con el sello de la casa Acuario. Ambos de miraron de hito en hito mientras Shura abría el sobre, lo que decía en aquel trozo de papel pondría de cabeza el mundo de ensoñación de Hyoga.
—vamos… ¿qué dice?—apremió el ansioso rubio.
—Camus estará aquí dentro de dos semanas, parece que…—se interrumpió bruscamente mientras alzaba la vista a su nervioso visitante—¡vendrá con su esposo!
Todo a su alrededor se oscureció, el mundo se desvaneció a sus pies. Lo que más temía ocurrió… Camus, Su Camus lo había cambiado por otro, otro que quizá no era tan atractivo ni apabullante como él. No iba a permitir que una insignificante criatura (tuvo ese abrupto pensamiento) probablemente sin nulo sentido de las costumbres de la glamorosa y ruidosa corte de Asmita le arrebatara lo que en cuatro años le costó forjar en el corazón del futuro conde de Bluegard.
— ¿c-como se llama, ese?—lanzó la pregunta como si hubiese bebido jugo con limaduras de hierro.
—su nombre es Milo, niño—contestó una voz varonil a su espalda, no era necesario voltearse y ver, la persona era su enemigo declarado Dégel Acuario—a menos que quieras saber su apellido.
Apretó los dientes mientras los nudillos de sus manos se volvían blancos de la ira, el anfitrión se puso en guardia antes de que una guerra estallara entre ellos dos.
—como te detesto—pensó a sus adentros.
Dégel ignorando al rubio saludó muy educadamente a Shura mientras tanto ordenaba que trajesen vino. Hyoga fastidiado optó que era mejor irse para evitar que el pelinegro tenga problemas con el “señor estirado” por encontrarlo allí. Tan elegante como siempre hizo una pequeña reverencia a su anfitrión y una desdeñosa y fría mirada al señor Acuario.
—pequeño mozo vulgar—masculló molesto.
Shura ante el comentario se hizo oídos sordos.
—no es su culpa ser tan atrayente y…
—es una calamidad, Shura, un ordinario con fortuna y tratamiento—continuó fastidiado, pero automáticamente cambió de tema por el bien suyo—quería comentarte sobre la buena impresión que dejaste a los Sagitarius-Leons.
— ¿qué dicen sobre mí?—averiguó interesado.
Una sonrisa cómplice se formó en el perfecto rostro del Conde de Bluegard mientras sacaba de entre los pliegues de sus lujosas ropas un rollo de pergamino. Sobre el papel una elegante caligrafía escrita en letras negras con líneas doradas firmado con el sello Ducal de la familia Sagitarius-Leons, según por lo que leyeron era una invitación a una cena por el cumpleaños del menor de todos ellos, Regulus.
— ¡oh, parece que es cierto!—murmuró el pelinegro sorprendido.
—ves que Sísifo es el mejor noble anfitrión de Indrapaths, no me sorprende que Asmita lo haya designado Duque—dijo sonriente—y bien ¿irás, Shura?
—iré pero antes me cuentas lo que harás cuando llegue tu hijo con tu desconocido yerno.
—dicen que pertenece a una familia principesca cuyo apellido es Escorpio, no sé mucho de él, lo poco que sé es por medio de las cartas que me ha enviado Camus y a las averiguaciones de los espías de Afrodita D’ Pisces—continuó en tanto bebía un buen trago de vino tinto.
Shura hizo un silbido de admiración al oír que el hijo de uno de sus aliados y más poderosos nobles de toda la colorida corte de los Virgo, había logrado una gran alianza casándose con un príncipe de alta alcurnia.
— ¿así que el tal Milo es un príncipe? ¡Increíble!
—así es mi amigo, pero tengo que decirte que Camus se casó con ese joven por amor, por lo tanto no existió ninguna maniobra ni tratado. Tendré que estar pendiente para cuando arriben y recibirlos—dijo con una característica alegría no tan común en él.
—Su Majestad estará muy complacido en conocer a tu yerno.




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