[Narra Stephan]
_nuevo lugar, misma vida- pensé sin pensar que mi vida cambiaria tan solo en unos segundos.
Y un fuerte pelotazo dio directo en mi estómago. Me doble sobre mí mismo, y trate de recuperar el aire que se había escapado de mis pulmones.
_ ¡ay por dios! ¿Estás bien? ¿Estas lastimado?- levante la cabeza para ver al chico que me hablaba, y mis ojos se encontraron con unos hechizantes ojos bicolor, el derecho era verde y el izquierdo color miel, de alguna forma se me hicieron familiares. Creo que tarde 10 o 15 segundos en reaccionar, cuando lo hice sacudí levemente la cabeza para responder su segunda pregunta, me reincorpore, por un segundo pude admirar mejor al chico que casi me noquea de un pelotazo, era un poco más alto que yo, ligeramente pálido, su cabello era negro azabache y le llegaba un poco por debajo de los hombros y lo tenía atado en una pequeña coleta, se notaba que su cuerpo era atlético, hubiera pasado todo el día describiéndolo pero un agudo dolor en mi abdomen me hizo volver a presionarlo y doblarme un poco hacia adelante. De repente sentí como ese chico me afirmaba de un lado para que no cayera por el brusco movimiento.
_ay no sabes cómo lo siento, no vi que pasabas por aquí- dijo disculpándose de nuevo. De pronto un grupo de chicos se nos acercó.
_ ¿a quién mataste esta vez Trevor?- dijo un chico, era a simple vista el más bajo del grupo, su piel era morena, su cabello corto y con rulos, y llevaba varios aretes por toda la cara.
_ ¡no lo mate!- dijo defendiéndose –creo…- dijo al ver como una nueva puntada me obligaba a doblarme.
_ ¿chico, estas bien?- dijo otro chico del grupo, un chico bronceado, delgado, alto y rubio, a primera vista el galán del grupo.
Asentí, y levante ligeramente mi playera para ver si había dejado alguna marca, y en ese momento entendí porque dolía, el rostro del chico que me sostenía palideció tanto que su piel se volvió casi traslucida. Y la cara de todos se deformo en una mueca de horror.
_ahora entiendo porque dolía- dije restándole importancia, al corte de 10cm que atravesaba mi vientre, fue el regalo de despedida de mis “queridos” matones del ultimo pueblo, tenía 12 puntos recientes, pero al parecer la herida se volvió a abrir con el pelotazo. Baje calmadamente mi playera, y dije cansinamente tras un suspiro.
_alguno sería tan amable de llevarme al hospital, creo que voy a desmayarme- luego de eso ninguno pareció salir de su asombro, tal vez por mi herida, tal vez por mi desinterés, o quizá por ambas, hasta que unos segundo después el chico que me sostenía, me levantó, cargándome como princesa, me hubiera quejado de no estar al borde de morir desangrado.
Creo que me desmaye de camino al hospital, ya que cuando desperté estaba en una camilla, mire hacia abajo para ver mi abdomen descubierto y el corte nuevamente cosido adornando mi piel, gire mi cabeza hacia un costado, casi por inercia, y vi a aquel chico del parque dormido en una silla a mi lado, estire mi mano para despertarlo, pero en cuanto lo toque el despertó de golpe, con los ojos abiertos como platos, tomo mi brazo y comenzó a retorcerlo, jadee de dolor, y al instante el pareció volver a la realidad, soltándome.
_lo siento- se apresuró a decir mientras quitaba su mano de mi enrojecido brazo.
_está bien- dije con la voz cansada, *mi primer día, me agredieron dos veces y acabe en el hospital* pensé en un suspiro *aunque al menos ninguna fue intencional* dije en mi cabeza mirando al chico de reojo.
_hey- dije llamando su atención –gracias por traerme- dije con una sonrisa ladina, para que entendiera que no había resentimientos.
_ ¿eh? ¡Eh!, no, no, fue mi culpa, era lo mínimo que podía hacer- dijo, su reacción fue muy divertida. Y no pude evitar reír, denotando lo mucho que me dolía hacerlo, él se alarmó al ver mi expresión de dolor-ah, ten cuidado, apenas te cocieron le herida, pero el doctor dijo que no hagas esfuerzo- **no me lo digas a mí, díselo a mi madre, que herido y todo me hace cargar cajas* pensé para mí.
_gracias, emm ¿Trevor, cierto?- pregunte.
_Si Trevor Matthew, ¿y tú eres?- dijo recordándome que de hecho nunca le dije mi nombre, no es que tuviera tiempo tampoco.
_Stephan, Stephan Powell- dije, en ese momento son un celular, por la canción que sonó deduje que no era el mío, mi sospecha se confirmó al ver a Trevor levantar su teléfono y atender. Paso unos minutos conversando con quien deduje era su madre, tal vez porque, el saludo diciendo “Hola mama”, su rostro palideció y miro rápidamente por la ventana, masculló algo y cortó.
_ Lo siento, no sabía que era tan tarde, debo irme- lo mire sonriendo por su infantil reacción, camino en dirección a la puerta pero antes se volvió hacia mí, no note que se acercó a despedirse con un beso en la mejilla y gire mi cabeza para mirarlo, logrando que nuestros labios se encontraran en un sorpresivo y corto beso, duro tal vez un segundo, ya que luego él se alejó tan sorprendido como yo por el repentino contacto, yo me cubrí la boca con mi mano, el retrocedió unos pasos.
_Lo siento- masculló, antes de salir casi corriendo de la habitación, cuando se fue aún estaba perplejo, acaricie mis labios con suavidad y sonreí sin saber porque, *tal vez, mi vida aquí será entretenida después de todo* pensé.
_ ¿disculpe?- dijo un enfermero entrando a la habitación, el cual traía mi celular en la mano, supongo que llamaron a mis padres, después de todo era un chico que nadie conocía así que lo más lógico era buscar en mi celular un numero al cual llamar, para avisar que estaba inconsciente en el hospital.
_ ¿pasa algo?- susurre al ver el rostro algo incómodo del joven.
_vera, llamamos a los números en su teléfono, pero ninguno contesto, así que no pudimos avisarle a sus padres que está en el hospital- dijo apenado.
_está bien- dije para que notara que entendía la situación, se acercó y dejo mi celular en la mesada al costado de la camilla.
_el doctor dijo que de todas formar usted pase la noche aquí ya que aún su herida está muy delicada- dijo con la mayor tranquilidad posible.
_entiendo- dije, sin nada más que decir el enfermero se retiró.
Suspire y me volví a recostar, rocé otra vez mis labios con la yema de mis dedos, y recordé el segundo de calidez, sonreí, y con ese como último pensamiento del día, me dormí.
Al día siguiente me despertó el molesto sonido de mi celular.
_hola…- susurre adormilado.
_ ¿hola, Stephan? ¿Dónde estás?- esa era la voz de mi padre sonaba preocupado, de fondo se escuchaban las maldiciones de mi madre.
_en el hospital- susurre- y se hizo silencio al otro lado de la línea -¿papá?-
_ ¿¡en el hospital, que te paso, estas bien!?- dijo mi padre realmente preocupado.
_estoy bien- dije intentando calmarlo –esa largo para explicarlo por teléfono- dije.
_iremos para allá- es plural no me agrado mucho, pero no dije nada, luego de decir eso cortó.
A los 20 o 25 minutos mis padres entraban a la habitación, mi padre se acercó a la camilla casi como si quisiera comprobar que seguía vivo.
_estoy bien- le dije-se necesita más que esto para sacarme del juego- dije viendo como mi padre sonreía.
_ ¿qué te paso?- procedí a contar la historia de cómo acabe allí. Mi padre suspiro
_ que buen primer día- dijo haciéndome reír
_Stephan deberías tener más cuidado- esa era la santa de mi madre, siempre tan preocupada por mí-vámonos- sentenció. Pero antes de llegar a la puerta el doctor la detuvo.
_lo siento, pero el joven Stephan debe quedarse unas horas más en observación- *mala respuesta* pensé, creo que un tsunami había causado menos escándalo en el hospital, al final logro sacarme de ahí entre gritos, maldiciones y amenazas a la salud pública, rogaba no lastimarme, ni enfermarme otra vez mientras vivamos ahí, ya que dudo que después de esto vuelvan a atenderme.
Ya en casa como predije mi madre ignoro toda indicación del médico para hacerme subir cajas hasta mi nueva habitación. Pero antes de subir la primera alguien toco la puerta y mi madre fue a abrir.
_hola Stella- dijo la mujer del otro lado de la puerta.
_ ¡Ingrid!- dijo mi madre emocionada en extremo, y abrazando desaforadamente a la otra mujer.
_este debe ser el pequeño Stephan- dijo mirándome con cariño, mientras que yo respondí con una mirada de duda.
_ella es Ingrid, era nuestra vecina cuando vivíamos aquí- dijo mi madre como si fuera obvio.
_ay, no lo tortures, no se debe ni acordar- dijo la mujer siendo más sensata, y luego se volteó para gritar-¡hijo ven!-…-mama tengo algo importante que hacer- se escuchó de lejos. –solo será un minuto ven- dijo amable pero autoritaria.
_está bien- respondió esa voz desde lejos.
_él es mi hijo- presento la señora, cuando el chico apareció, me quede de piedra al verlo.
_ ¿Trevor?- dije sorprendido, el volteó a verme.
_ ¿Stephan?- dijo y un leve sonrojo cubrió sus pálidas mejillas
_ay que ternura se recuerdan- dijo la madre de Trevor.
_ ¿recordar?- dijimos ambos al unisonó.
[Fin Narra Stephan]