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Persiguiendo Sueños por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Ni Pokemon ni Yu-Gi-Oh! Me pertenecen, son de sus respectivos creadores Satoshi Taijiri y Kazuki Takahashi. Yo solo los utilizo y junto en mis locas ideas de fan-girl-medio-fujoshi xD.

 

14. Un susto para relajar la tensión.

Yugi despertó cuando los primeros rayos de sol apenas se asomaban por la línea del horizonte, se sintió cálido y cómodo a pesar de que no recordaba haber llegado a su habitación la noche pasada.

¡Espera, espera! ¿Qué había ocurrido la noche pasada?

Recordaba haber llegado con Yami a la reservación, dado que el chico deseaba ver a su Gyarados. Había saludado a algunos de sus pokemons, luego a sus enamorados tipo agua y entonces Milotic empezó a cantar para ellos, y luego… ¿y luego?

Se forzó a sí mismo a desperezarse lo suficiente como para poder abrir los ojos y tratar de enfocar la mirada, había algo negro frente a él. Con curiosidad deslizó sus manos sobre aquello, sintiendo las suaves líneas típicas de un abdomen sutilmente trabajado bajo la fresca tela negra. Levantó la mirada al sentir la leve tensión de los músculos bajo su tacto. Ahí estaba el rostro durmiente de Yami a escasos centímetros, no pudo evitar ruborizarse.

Es cierto, se dijo a sí mismo, el canto de Milotic les había calmado un poco los ánimos, tensos como se mantenían luego de que Yami descubriera por las malas su título y el sueño empezó a apoderarse de ellos. Recordaba haber balbuceado algunas cosas que ahora venían borrosas a su mente, disculpas acompañadas de lágrimas; lo siguiente fue tibieza y confort, Yami -igual de adormilado- lo había abrazado y recostado con él en la hierba cerca del lago, bajo un frondoso árbol.

No recordaba que hubiesen solucionado realmente las cosas por lo que se removió en su lugar, tratando de separarse antes de que el mayor despertara. Lo más que logró fue quedar bocarriba puesto que Yami mantenía un brazo alrededor de su cintura, cosa que -no iba a negar- era agradable.
Desvió la cabeza al lado contrario y vio a su Absol acurrucado a su lado al igual que Flygon, Espeon y Jolteon, Blaziken recostado contra el tronco de brazos cruzados. Las cabezas de Gyarados y Milotic reposaban en la orilla de la laguna.

Yugi suspiró profundamente mientras hacia un segundo intento, logrando separarse por fin del agarre de Yami para sentarse con la mirada hacia el horizonte… si no se iban pronto de ese lugar todos en la acampada iban a despertar y ambos se meterían en serios problemas.

Se acercó al lago para tomar un poco de agua en sus manos y lavarse el rostro —Mmm, que refrescante —suspiró, limpiándose con el dorso de la mano, sintiendo enseguida el roce de Espeon contra su cadera —buenos días amiga —le acarició el lomo — ¿puedes despertar a Jolteon? Tenemos que regresar.

—Eooon Esssssp Eon (si tú despiertas a Yami) —le miró acusatoriamente.

Yugi suspiró —de acuerdo, de acuerdo.

Con reticencia llevó una mano al hombro del durmiente tricolor —Yami… ¿Yami? —el mayor se revolvió en su sitio —Despierta por favor, tenemos que regresar.

Abriendo apenas los ojos, Yami se sentó en su lugar, recostando ambos antebrazos en el suelo a modo de apoyo — ¿qué? —musitó adormilado y desorientado.

—No-nos quedamos dormidos —explicó —tenemos que regresar antes de que se den cuenta de nuestra ausencia.

Yami se sentó de buena manera, frotándose los ojos con el dorso de la mano — ¿ya amaneció?

—Apenas está saliendo el sol —Yugi se puso en pie, tendiéndole una mano. Sus pokemons ya estaban despertando.

Yami aceptó el gesto de Yugi y se puso en pie. La piel se le erizaba ante el tacto del oji-amatista por lo que se soltó pronto.

Yugi bajó los ojos ante eso y fue hacia su Milotic a despedirse —nos veremos después bonita, cuida bien de Gyarados —le guiñó un ojo. La tipo agua se ruborizó un poco —andando Flygon —Espeon ya estaba con Jolteon a los pies del tipo dragón —Blaziken, Absol, cuídense ¿sí? Los veré después.

Yugi se subió a lomos de su Flygon y esperó a que Yami se sentara tras él, luchó por no estremecerse cuando este se aferró a su cintura a lo que Flygon levantó el vuelo.

—Yami… —el mayor no dijo nada —sé que debes estar enojado conmigo o quizás incluso me odies —musitó con la cabeza gacha. Yami tuvo que reprimir el impulso de decirle que jamás podría odiarlo —pero quiero decirte, sinceramente, que aparte de lo que escuchaste el otro día… yo siempre he sido honesto contigo, desde que te conocí me he divertido como hace mucho no lo hacía, eres de las pocas personas con las que eh pasado tanto tiempo, de los pocos que realmente eh podido llamar ‘amigo’ —Yugi tuvo que morderse la lengua, él quería a Yami de una forma diferente —cuando me pediste que viajara contigo me sentí muy feliz y, antes de que empezara en la acampada… cuando me dijiste que te alegrabas de conocerme —a Yugi se le quebró la voz, sus mejillas estaban muy rojas —fue muy especial para mí.

Yami estaba sin palabras. Flygon aterrizó cerca de las habitaciones y, luego de ser regresado a la pokebal, los tricolores avanzaron sigilosamente hasta su cuarto.

—Todo lo que te he dicho estos días ha sido tal cual lo sentía, te convertiste en alguien especial para mi —le dijo Yugi sin mirarlo —lamento no habértelo dicho antes, sabía que debía hacerlo —suspiró —me hubiese ahorrado todo esto —tomó sus cosas de baño —pero quiero decirte… que jamás quise hacerte sentir mal o lastimarte, Yami —finalizó, mirándolo fijamente a los ojos antes de salir —lo siento —apartó el rostro, cerrando la puerta tras de sí.

Yami apretó los puños, había alcanzado a ver las pequeñas gotas transparentes en los ojos de Yugi.

¿Qué hacer? Decisiones, decisiones, malditas decisiones.

Todo era mejor cuando sus sentimientos no estaban involucrados… pero ¿sería mejor si nunca se hubiera dejado cautivar por el dulce chico?
Él había cambiado desde que conoció a Yugi y, aun con todo el dolor que se había llevado, sabía que el cambio había sido para mejor.

Se arrojó de espaldas a la cama con un brazo cubriéndole los ojos, bajo la atenta mirada de Jolteon y Espeon.

“Tenemos que hablar las cosas” eso era lo único que tenía en claro. No podían seguir así más tiempo. Él no quería seguir así.

-o- más tarde.

—Buenos días a todos, las actividades de hoy serán un poco diferentes y se relacionan con la forma correcta de interactuar con los pokemons tipo fantasma —decía Solomon a través de los altoparlantes de la institución. Hubo muchos murmullos por todo el salón —la meta de este segmento es asegurar que podrán acercarse correctamente a los pokemons tipo fantasma, cuándo y en dónde sea que los encuentren. Claro que sus instructores les darán todos los detalles.

El hombre a cargo del grupo rojo dibujo una imagen en el tablero donde se indicaban que los tres equipos realizarían una especie de caminata hasta un punto en concreto, a pocos metros de la institución.

—Ahora, revisemos las reglas. Después de hacer equipo con alguno de sus compañeros ambos tendrán que recuperar esta medalla escondida en alguna parte de las ruinas de la cima —enseñó una especie de moneda dorada con algo grabado, del tamaño de una mano —su puntuación se basará en el tiempo que se tarden, el evento comienza esta noche a las 7 en punto, así que por ahora su trabajo es buscar un compañero.

Yugi se revolvió nervioso en su silla —esto más bien parece una prueba de valor.

—Sí, puede ser —aceptó Yami.

— ¿Estás listo Spinda? —sonrió emocionada Miho.

Luego de eso, todos salieron al patio para que los entrenadores pudiesen escoger sus parejas.

Yami estaba recostado contra un árbol, mirando la hoja que les habían dado con los nombres de los integrantes de cada grupo ¿debería ir con Miho? ¿O lo mejor sería que afrontara las cosas y le pidiera a Yugi ir juntos para poder hablar con tranquilidad?

Espeon se acercó a Jolteon, quien estaba sentado frente a él y ambos frotaron sus cabezas cariñosamente. Era obvio lo mucho que esos dos se querían. Levantó la cabeza para ver a Yugi caminando en su dirección con la cabeza algo gacha.

— ¡Hola chicos! —Tea se acercó, tan enérgica como siempre, saludando a Yami con un suave empujón de su cadera cuando llegó a su lado, pocos segundos antes que Yugi — ¿qué les parece la actividad de esta noche? ¿Habrá muchos pokemons fantasma por estos lugares? —con cierto temor y reserva, la castaña fijo su vista en el bosque cercano.

Yami le sonrió de forma ladina mientras Tristán y Miho se les alcanzaban — ¿Por qué? ¿Te da miedo Tea? —planteó de manera un poco burlona.

La chica se sonrojó débilmente — ¿qué tal si vienes conmigo y te demuestro lo contrario? —siguió ella de manera juguetona.

Yami le dio esta vez una mirada confundida.

—Pero Tea, se supone que solo puedes hacer equipo con entrenadores de tu mismo grupo —le corrigió Miho.

La castaña hizo puchero — ¿qué? ¿en serio?

—Sí… además, Yugi y yo iremos juntos — afirmó como si nada, provocando un sobresalto en el oji-amatista — ¿cierto? —le miró fijamente.

El corazón de Yugi se aceleró —po-por supuesto —respondió automáticamente, hechizado por esos fulgurantes ojos rojizos.

Sin embargo esos ojos se desviaron rápidamente, un poco detrás de Yugi mientras estiraba un brazo para rodear los hombros del mismo; aquella mirada brillaba ahora entre firme y amenazante. Detrás de Yugi se acercaban algunos chicos del equipo rojo, era obvio que buscaban a Yugi para intentar conseguir ser su acompañante en la actividad de esa noche.

Yugi agachó la cabeza, dejando que Yami lo acercara a su pecho, para ocultar su rostro ligeramente sonrojado ¿Yami estaba actuando celoso con él? Eso quería decir que él aun significaba algo para el de ojos color vino ¿cierto?

—Entonces ¿vamos tú y yo, Tea? —ofreció Tristán.

Ella le sonrió amistosamente, antes de darle un suave puño en el hombro —claro ¿por qué no?

Miho se llevó las manos a los lados de la cara —no puedo creer que sea la única sin compañero —lloriqueó la pelilarga —será mejor que me dé prisa, los veré más tarde, chicos.

Yugi y Tea no pudieron ahogar unas risillas al ver a la chica tan enérgica. Miho siempre lograba calmar los ánimos con su peculiar forma de ser.

.

Miho caminaba por el otro lado del patio, mirando entre los entrenadores que la mayoría ya tenían pareja. De repente escuchó unas risas algo infantiles y entre los arbustos cercanos divisó una pálida mano que se movía, como llamándola.

— ¿eh? —Miho volteó a su alrededor — ¿yo? —se señaló, para luego acercarse — ¿también estás en el equipo rojo y no tienes compañero? —Miho descubrió a una chica, de unos 12 o 13 años, su piel era muy pálida como la nieve, usaba un vestido amarillo con un lazo en el centro del cuello color naranja así como los bolsillos en la parte baja, sandalias tres puntadas de color rosa con pencas amarillas y flores blancas, tenía el cabello negro ébano y corto en forma de hongo, con el flequillo cubriéndole los ojos.

—Hola —le dijo ella, tenía una amplia sonrisa, un tanto tétrica a decir verdad —hay que jugar, las dos juntas —la niña levantó un poco el rostro, rebelando por entre el flequillo un perturbador ojo de color rosado fuerte que brilló en fucsia.

— ¡Ah! —los ojos de Miho brillaron con el mismo color fucsia en un destello misterioso para luego regresar a su habitual color azul algo más oscurecido pero sin brillo alguno, sin vida —claro… —respondió desganada.

.

El resto del día pasó bastante rápido, para cuando todos se dieron cuenta el sol se había ocultado y el oscuro manto nocturno había cubierto el cielo, trayendo la brisa fresca.

Yugi iba corriendo junto a Espeon al lugar desde donde los entrenadores del grupo rojo comenzarían el recorrido, llegó junto a sus últimos compañeros cuando a todos los estaban acomodando. Yami estaba en el primer lugar, de brazos cruzados y mirando a todos lados. Suspiró cuando Jolteon ladró al sentir a Espeon acercarse y reprimió una sonrisa al ver a Yugi correr hacia él de manera algo torpe, pues venia poniéndose el poleron azul y casi tropieza.

—Lo-lo siento… por hacerte esperar —logró decir entre jadeos, apoyando las manos en sus rodillas en lo que trataba de recuperar al aire.

—Está bien, llegaste a tiempo —le restó importancia, viéndolo enderezarse — ¿dónde estuviste de todos modos? —Yami tomó ambos lados del poleron celeste para juntarlos y subir la cremallera hasta la mitad del pecho del chico.

Yugi luchó por no sonrojarse ante este sencillo acto, acomodándose las mangas del poleron y luego la capucha hacia atrás —e-estuve con mi abuelo —explicó, respirando profundo para calmarse luego de aquella carrera —me pidió ayuda mientras iba y volvía de la reservación para rectificar algunas cosas, por eso me tardé.

—Comprendo… —Yami fue interrumpido por la voz de su instructor.

—Muy bien, el equipo rojo saldrá a través de esta puerta roja —señaló un par de vigas de madera que sostenían un rectángulo de latón pintado de rojo —pero los equipos azul y verde saldrán desde un lugar diferente —explicó —sin embargo, les aseguro que es la misma distancia hasta las ruinas —aclaró para luego mirarse el reloj de muñeca.

—Es cierto, aquí tienes —Yami le tendió una de las dos linternas que ya les habían dado.

—Gracias.

 —Así que, empiecen. Primer equipo en sus marcas —Yugi y Yami dieron un paso al frente con Espeon y Jolteon, al borde de una línea blanca. Cuando el reloj marcó las 7 en punto el instructor les dio la señal y ellos empezaron a trotar por el sendero que los guiaría a las ruinas.

—Entonces… ¿Qué hay respecto a esas ruinas? —preguntó Yami, tratando de mantener una conversación sencilla. Últimamente sus silencios siempre resultaban muy incomodos.

—Las ruinas en si aún se están investigando —respondió Yugi —si no voy mal son de una civilización que protegía una cueva oculta en ese lugar, los lugareños creían que podría ser una entrada al mundo espiritual.

Yami se sorprendió un poco — ¿espiritual? ¿Cómo a donde van las almas cuando mueren y eso?

Yugi asintió —aún no hay mucho confirmado al respecto, pero eso parece —explicó, para luego formar una sonrisa traviesa —solo avísame si te asustas Yami, yo te defenderé de todo ¿sí? —bromeó entre risas.  

Yami parpadeó un par de veces antes de responder con su característica risa maliciosa de medio lado —Eso precisamente iba a decirte Yugi —se inclinó un poco para hablarle al —oído —no te me escapes compañero.

A Yugi se le erizó la piel.

— ¡Eon! —el chillido de Espeon los distrajo, detrás de ellos Jolteon lanzó un chispazo a la mano de un Haunter que había jalado de sorpresa la cola doble de la tipo psíquico.

— ¡Jolteon! ¿Qué sucede? —reclamó Yami, llevándose la mano que no sostenía la linterna, empuñada a la cadera. Jolteon señaló con su pata derecha a los arbustos.

Los tricolores se miraron entre sí antes de asomarse por entre los arbustos, encontrándose con un Gastly, un Haunter y un Gengar, acurrucados en su lugar.

—Solo son pokemons fantasma —le restó importancia Yami —siento que mi Jolteon los atacara de repente —se disculpó para luego mirar a su pokemon —a la próxima mejor cuentas hasta 10 —le regañó.

Jolteon agachó la cabeza en respuesta —Espera Yami, Jolteon solo intentaba protegernos —le calmó, inclinándose para acariciar la cabeza del tipo eléctrico.

—Ah, sí… eso creo.

Yugi se irguió y le brindó una sonrisa —hay que seguir, recuerda que nos puntúan por el tiempo que tardemos —apuró.

—Sí.

.

Ya había salido el ultimo duo desde la marca del equipo rojo cuando una chica llegó corriendo —lo lamento, se me hizo tarde porque me quedé dormida —se disculpó con el instructor quien le miró sorprendido.

— ¿qué? Pero si los catorce estudiantes del equipo rojo ya salieron hacia las ruinas —dijo extrañado.

—Pero es que yo sigo aquí —refutó la chica.

— ¿Eso significa que son 15 estudiantes? —musitó desconcertado.

.

Tristán iba caminando justo detrás de Tea con las manos pegadas a la espalda femenina y mirando a todos lados cada 30 segundos.

—N-no tienes nada que temer Tea, recuerda q-que yo estoy aquí para protegerte —dijo, obviamente temeroso.

La castaña le miró de forma cansina —genial… gracias.

— ¿No crees que esto está muy oscuro? —dijo el chico, con voz cada vez más aguda.

— ¡Ay, por favor! ¿Podrías…? ¿Eh? —a la chica le llamó la atención pasos cerca de ellos — ¿escuchaste eso? —apuntó con su linterna hasta que dio con el origen del ruido. Miho estaba a unos pocos metros de allí, caminando de una forma desgarbada y desganada — ¿qué esa no es Miho?...  ¿Sola… y sin compañero? ¿qué le pudo haber pasado? —parpadeó extrañada.

Pero mientras Tea y Tristán no veían a nadie más allí, la chica era guiada por aquella jovencita de ojos rosa que había visto más temprano.

—Ven, por aquí —ella caminaba del espaldas al sendero, fijándose en que Miho la siguiera.

—Muy bien, yo te sigo —murmuraba la oji-azul.

Llegaron al borde de un acantilado, no muy pequeño que digamos. La del vestido amarillo siguió caminando sin reparo, aun cuando estaba en el aire.

—Ven conmigo, date prisa —le seguía llamando, y Miho estaba cada vez más cerca del borde del acantilado.

—y-ya voy —tres pasos, dos pasos. Miho estuvo a punto de caer por el barranco cuando la gran mano gris de algún pokemon la sostuvo, fue entonces cuando, con un pie en el borde y otro en el aire, la chica despertó de ese estado de aparente ensueño en el que había estado — ¿Mmm? ¡¿Ahhh?! —la mano la jaló hacia atrás, dejándola de rodillas a medio metro del borde —ay, me asustaste.

Un gran pokemon flotante, de un ojo rojizo y brillante se plantó frente a ella — ¿Noiiiiir? (está bien)

Miho no lo comprendió, pero si que se llevó un gran susto — ¡Ahhhhhh! —gritó y cayó desmayada al instante.

— ¿Noir? ¡Noir! —El pokemon, Dusknoir, levantó la mirada para ver a la ‘chica’ de cabellos negros flotando justo frente a él — ¡Noiiir! (largo)

La chica flotó hacia atrás al notar la inconformidad del pokemon con su presencia y rápidamente se desvaneció en el aire.

— ¡Ahh… ahhh! ¡Miho! —chillaron Tea y Tristán, enfocándolos a ambos con sus linternas, asustados al ver a su amiga en el piso y, claro, saltando a conclusiones apresuradas.

— ¡Oye tú! ¿Qué le hiciste a Miho? —reclamó Tristán, olvidándose por un momento del miedo al ver a la chica desmayada.

— ¡Mon Monferno! / ¡Kiiiirlia! —chillaron también, dispuestos a atacar al pokemon si era necesario.

Sobresaltado, Dusknoir movió sus manos al frente de lado a lado, negando mientras trataba de excusarse, pero decidió que lo mejor sería irse, así que se desvaneció en su lugar.

— ¿pero qué? —Tea se quedó extrañada, pero decidió que Miho era prioridad y corrió hacia ella, para revisar que estuviera bien —Miho, despierta… ¿puedes oírme? Despierta por favor —la sacudió suavemente, hasta que logró que la chica reaccionará.

— ¿Uh? ¿Qué fue eso? ¿Ustedes saben?

—Espera —Tea sacó su pokedex rosa y buscó un poco —veamos.

Dusknoir, el pokemon grilletes: recibe ondas electromagnéticas del mundo espiritual con su antena y también se cree que lleva a la gente al mundo espiritual.

Los tres presentes sufrieron escalofríos. Miho volteó a ver el acantilado —un paso más y temo que yo también habría terminado en el mundoespiritual —la chica tragó grueso.

—Sí amiga, estuviste cerca —respondió Tea, la de largos cabellos empezó a mirar a todos lados.

— ¿Qué pasa Miho? —preguntó Tristán, ayudándola a levantarse.

—Emm ¿a dónde se fue la que era mi compañera?

Los castaños se miraron extrañados —ah, pero Miho, estabas sola —expresó el moreno.

— ¡Eso no puede ser! —la chica agitó su cabeza —yo venía siguiéndola —afirmó.

— ¿No creerán que Dusknoir se la llevó al mundo espiritual o sí? —planteó Tea, también levantándose para mirar hacia el acantilado.

— ¡Kyaa! No, por favor que no —Miho cerró los ojos, llevándose las manos a las mejillas mientras negaba con la cabeza insistentemente.

—Creo que, ejem —Tristán carraspeó —deberíamos regresar e informar de esto al profesor Solomon.

—Buena idea ¿Miho, crees poder caminar bien?

—A decir verdad estoy algo mareada —respondió la chica, llevándose una mano a la cabeza.

—No se diga más —Tristán se arrodillo a los pies de Miho, dándole la espalda —anda, yo te llevo.

— ¡Muchas gracias Tristán! —la chica se subió a la espalda del moreno, sujetándose a sus hombros

—Andando —apuró Tea.

.

— ¡Casi llegamos a las ruinas! —informó Yugi, que caminaba despreocupadamente un par de pasos por delante de Yami.

—Missss.

— ¿Oíste eso, aibou? —preguntó Yami.

—Missss.

—Sí —ambos apuntaron con sus linternas a una roca algo más alta que ellos — parece que viene… ¿dentro de esa roca?

— ¿Pero como…?  

— ¡Misssssdrevus! —un pokemon fantasma les apareció en frente a la roca con un grito malicioso.

Ambos tricolores no pudieron evitar caer de sentón al piso para alejarse, otro poco y aquel Misdreavus les tacleaba de frente.

—Es un Misdreavus —dijo Yugi con tranquilidad, levantándose —no deberías sobresaltar a la gente así, pequeña —le dijo calmado mientras Yami se ponía en pie igualmente.

Sin darle importancia Misdreavus uso su Chirrido para espantarlos un poco, sin dejar tiempo a que Espeon o Jolteon reaccionaran. Yami y Yugi salieron corriendo con las manos en las orejas — ¡Ahhh, me lastima los oídos! —se quejó el menor.

Cuando finalmente estuvieron lejos de aquel Misdreavus se pararon recuperar el aire.

—Me sorprende que le hayas hablado con tanta calma —le dijo Yami, una vez repuesto el oxígeno en sus pulmones.  

—Los pokemons fantasma no me dan miedo —le sonrió Yugi, tomando un respiro —mi primo Ryou se especializa en pokemon tipo hielo y fantasma, realmente estoy acostumbrado a ellos —explicó —pero bueno, tenemos que encontrar esas ruinas.

Ambos miraron a su alrededor, notando por fin que, en su huida por salvaguardar su salud auditiva, se habían alejado mucho del sendero.

—No me digas que nos hemos perdido —a Yami le bajó una gotita por la sien.

—Si quieres no te lo digo —Yugi rio nerviosamente.

Unas suaves risas infantiles se escucharon desde los arbustos cercanos y una blanca mano les llamó la atención.

— ¿Oh?/¿Qué? —musitaron Yugi y Yami a la vez, mirando a la chica pelinegra del vestido amarillo que estaba cerca de ellos.

—Vengan, por aquí —les llamó con su peculiar sonrisa.

— ¿Es por ahí? —los tricolores se miraron extrañados ¿de dónde había salido esa chica?
Dudosos no tuvieron más remedio que seguirla de forma cautelosa.

.

Por otro lado, todos los entrenadores ya estaban de regreso en el patio de la acampada, donde el profesor Motou estaba liderando la situación y escuchando los testigos.

—Es muy extraño, tenemos registro de todos los pokemons de esta área, pero tal parece que no hay registro alguno de un Dusknoir viviendo aquí —declaró Solomon, cruzándose de brazos —no tendría ningún sentido que un Dusknoir que vive en el bosque estuviera en este lugar —declaró.

Tea, Tristán y Miho estaban al frente junto a otros tres chicos que, al parecer, también se habían topado con el problemático tipo fantasma.

— ¿Qué creen que Dusknoir esté haciendo por aquí? —preguntó Tristán a las chicas.

—Sin embargo —irrumpió el profesor de nuevo —sucedió un accidente hace una semana —evocó —mientras estábamos haciendo unas renovaciones: descubrimos una cueva dentro de una pared de una pared de piedra y algunas personas creen que podría tratarse de la entrada legendaria al mundo espiritual.

— ¡¿Entrada al mundo espiritual?! —chillaron los presentes.

Solomon cerró los ojos preocupado —sí, el pokedex dice que Dusknoir llevará a la gente al mundo espiritual y, de hecho, es de donde proviene el Dusknoir en cuestión —el hombre suspiró —es posible que Dusknoir quiera regresar y llevarse a alguien consigo.

Todos se miraron entre preocupados y asustados.

—Disculpe profesor —Miho se puso en pie —tengo razones para pensar que ya se ha llevado a alguna chica.

—Además —Tea se puso en pie, con ambas manos contra el pecho —Yugi y Yami son los únicos que no han regresado.

—Fueron los primeros en salir de su grupo —afirmó el instructor del grupo rojo.

.

Yugi y Yami subían una larga escalinata, siguiendo cautelosos a la jovencita de vestido amarillo, la cual los guio hasta las ruinas.

—Al fin llegamos —dijo Yugi, observando el monumento en las ruinas.

—Aleluya —observaron una bandeja gris claro sobre la que reposaban las insignias que debían llevar de vuelta —ahí están las medallas.

Yugi miró extrañado que no faltaba ninguna, pero si se habían perdido de camino como es que seguían siendo a la cabeza — ¿somos los primeros?

Yami no tomó en cuenta su inquietud y tomó una de las medallas de la bandeja, mostrándosela a Yugi.

El de ojos amatistas sonrió, sujetando la mitad de la medalla se paró junto a Yami y extendió el brazo con la misma — ¡tenemos la medalla de las ruinas! —declaró con emoción. Espeon y Jolteon saltaron ante su entusiasmo.

Yugi se dio cuenta de que Yami lo miraba entre extrañado y divertido, apenado se llevó una mano a la nunca —vieja costumbre, solíamos hacer eso cada que ganábamos una medalla de gimnasio ¿cierto Espeon?

— ¡Esssp eon!

—Bien, será mejor que regresemos ya —dijo Yami.

Las risas de la pelinegra los distrajeron nuevamente, la chica caminó hasta la entrada de una cueva que parecía abierta accidentalmente entre un muro de ladrillos —por este camino –los llamó la chica, moviendo su mano derecha.

— ¿ehh? —Yami y Yugi se acercaron unos pasos.

— ¿Hay algo ahí? —le preguntó Yugi.

—Sí, pronto ¡vamos juntos! —insistió la chica.

Los tricolores se miraron dudosos, era cierto que la chica los había guiado hasta las ruinas pero su presencia no dejaba de ser sospechosa ¿Harían bien en hacerle caso?

Yami fue el primero en encogerse de hombros y empezó a caminar hacia la pelinegra que no paraba de reír por lo bajo y de mover su mano para llamarlos. Yugi no le perdió el paso, deseando sujetarse a su brazo mientras Espeon y Jolteon miraban a la chica de forma sospechosa.

Estaban a, al menos, tres metros de la chica cuando una voz fantasmagórica los detuvo en seco.

—Noooir —Dusknoir apareció de entre los árboles, plantándose frente a los tricolores con los brazos extendidos para negarles el paso.

— ¿Pero qué rayos…? —Yami se puso a la defensiva, tensando los puños.

—Es un Dusknoir —afirmó Yugi.

Las Eevee-evoluciones dieron un par saltos al frente, listos para defender a sus entrenadores, el pelaje de Jolteon ya estaba erizado y soltaba chispazos de electricidad.

Dusknoir usó su Fuerza Psíquica para ponerlos contra el suelo, rodeándolos con un aura azulada.

— ¡Jolteon!

—Espeon, trata de bloquear ese ataque psíquico.

Dusknoir le dio la espalda, enfocándose ahora en la niña, abrió la boca dibujada en su estómago y de esta  formó una Bola Sombra.

— ¡La va a atacar! —dijo Yami, intentando avanzar.

—Espera… —Yugi trató de frenarlo, tomándole de un brazo pero Dusknoir fue más rápido y los puso a ellos también contra el piso “Oh Ryou… desearía que estuvieses aquí”

Preocupada por su compañero, Espeon forzó su energía psíquica para romper el control que Dusknoir tenía sobre ella y Jolteon. Yugi y Yami se miraron entre sí.

—Pronto Jolteon, usa Rayo Carga.

—Espeon, Refuerzo.

Espeon se rodeó de una aura multicolor para luego apoyarse en Jolteon, aumentando la potencia del ataque eléctrico del mismo, el cual golpeó a Dusknoir antes de poder lanzar su Bola Sombra o alcanzar a defenderse por lo que terminó contra el suelo, deshaciendo la presión de la fuerza psíquica en los tricolores.

— ¡Bien hecho! —felicitaron a coro mientras se arrodillaban dónde estaban.

No vieron la maliciosa sonrisa casi demente de la pelinegra, la cual no tardó en reiniciar su llamado junto a sus risillas, cada vez más perturbadoras —vamos a jugar, vamos a jugar —repetía ella.

Yugi la miró con escepticismo —no es momento de jugar ahora —esa chica le estaba dando una muy mala corazonada.

—Ese Dusknoir despertará en cualquier momento —regañó Yami.

—Vamos, hay que jugar juntos —insistió la niña, pasando absolutamente de lo que ellos decían —quiero que todos vengan conmigo —detrás de la niña, la entrada de la cueva destelló con tonos de negro, carmín y morados que se ondeaban inestablemente ( ¡El reino de las sombras! xD)

— ¿Qué-qué es eso? —balbuceó Yami.

Desde la entrada de la cueva, que ahora parecía una especie de portal, se desató un fuerte viento que halaba a los tricolores y Eevee-evoluciones hacia ella pero no parecía afectar a la chica, ni siquiera  le agitaba los cabellos.

Yugi fue el primero en sucumbir a la fuerte corriente de aire. Yami por poco no alcanza a tomarle de la mano — ¡Yugi!

— ¡Yami! —el oji-vino se sujetaba a una mediana roca tras de él; Espeon y Jolteon se mantenían tras su pierna, jalándolo con sus patas delanteras.

— ¡Yugi… no me sueltes la mano! —gritó Yami, mirándole sumamente preocupado.

— ¡No lo haré! —le gritó de regreso, el aire corría en su contra y le estaba  secando la garganta y lastimándole un poco los ojos.

— ¡Espeon ¿no puedes usar tu fuerza psíquica para bajarlo?! —preguntó Yami.

Espeon hizo el intento, la joya en su frente brilló pero apenas si logró rodear débilmente el cuerpo del tricolor, permitiendo que Yami lo sujetara mejor de la muñeca pero enseguida se desvaneció. Lo que sea que fuere la fuerte energía espectral que provenía de aquella cueva, limitaba sus poderes psíquicos —Eooon —negó con su cabeza.

A medida que los segundos corrían Yami perdía resistencia ante el viento y, junto a los dos pokemons empezaba a ser arrastrado hacia la cueva, perdiendo agarre en la roca. Yami cerró los ojos y tensó la mandíbula, tratando de resistir lo mejor posible.

Yugi le miró preocupado — ¡Yami… es inútil! ¡Solo suéltame! —le dijo —sino lo haces… ¡te arrastraran junto conmigo! —declaró, cerrando fuertemente los ojos.

— ¡Olvídalo! —le gritó Yami, ambos se miraron a los ojos — ¡No pienso soltarte sin importar el riego que eso conlleve! —los ojos rojizos de Yami brillaban de seguridad y firmeza. No importaba el resultado, no dejaría la mano de Yugi… de ninguna forma se permitiría perderlo.

—Ah… pero… Yami —musitó el oji-amatista.

En esos momentos el profesor Motou llegó corriendo junto con dos de los instructores, Tea, Tristán y Miho. Fueron sobresaltados por el fuerte viento sobrenatural que corría por las ruinas; por suerte no lograron acercarse lo suficiente como para salir afectados.

—Por allá —gritó Solomon, mirando a su nieto y a Yami en tan preocupante situación.

— ¿Esa es la entrada al mundo espiritual? –planteó el instructor del equipo rojo.

—Creo que hay algo que quiere forzarlos dentro de ese raro portal —dijo Tristán, el viento no les permitía una muy buena visibilidad.

— ¡Tenemos que hacer algo! —dijo Tea, sosteniendo a su Kirlia entre sus brazos, mirando preocupada a Yami, quien perdía cada vez más agarre.

Solomon extendió su brazos frente ellos —quédense atrás, no deben acercarse más —dijo firme.

—Juguemos, pronto —siguió insistiendo la extraña pelinegra.

Dusknoir despertó en ese momento, voló hacia donde Yami estaba al borde de perder su agarre y sujetó a Yugi con una mano para luego tomar a Yami con la otra y plantar la parte baja de su cuerpo como una pata en la tierra.

— ¿Dusknoir? —musitó Yami, aliviado al ver a Yugi ‘medianamente a salvo’. Tanto Jolteon como Espeon miraron extrañados al tipo fantasma ¿estaba ayudándoles — ¿qué hace?

—Wow, Dusknoir solo quería salvarnos —dedujo finalmente Yugi, mirando al ojo único del tipo fantasma; sonaría extraño pero de alguna forma se sentía empatizar con las nobles intenciones del pokemon.

—Noiiiiiir (así es)

—Pues, parece que Dusknoir los está protegiendo —declaró Solomon, guardando de regreso en su bata la pokeball que ya había agarrado.

—Yo ya no entiendo nada —se quejó Tea ¿Qué no era el Dusknoir quien quería llevárselos?

Incluso Dusknoir empezó a perder agarre ante el fuerte viento —es inútil, nos va a absorber —Yugi y Yami miraron hacia atrás ¿acaso no había forma de escapar de ese viento?

El ojo de Dusknoir, así como las líneas amarillas de su cuerpo empezaron a brillar; el pokemon fantasma arrojó múltiples llamas azules con su Fuego Fatuo, logrado que aquella extraña niña pelinegra se transformara en ente azulado y fuese finalmente arrastrada por su propio viento despiadado al interior de aquella misteriosa cueva entre aterradores gritos.

El ente se convirtió en una sombra deforme negra mientras que el portal brilló en un blanco cegador hasta que el ente desapareció y de inmediato la entrada de la cueva se derrumbó entre grandes pedruscos, al mismo tiempo que aquel siniestro viento dejó de soplar.

Yami y Yugi por fin pudieron ponerse en pie sin que les temblaran las piernas —un poco más y nosotros hubiéramos terminado atrapados dentro de esa cueva —mencionó Yami, para que luego ambos tricolores dirigieran la mirada a su salvador fantasma.

—Aw Dusknoir, estuviste protegiéndonos todo el tiempo ¿cierto? —le dijo Yugi de manera empática y apenada. El tipo fantasma asintió —increíble, muchísimas gracias —Yugi hizo una inclinación hacia el pokemon grilletes, agradeciéndole profundamente y de todo corazón para luego fijar su mirada amatista en el único ojo del fantasma.

—Sí, gracias —se sumó Yami.

Dusknoir pudo sentir los dulces sentimientos de Yugi y la sinceridad de Yami, asintió una vez más para ellos y luego se elevó, desapareciendo en la oscuridad de la noche, despidiéndose de todos.

—Abuelo ¿esa es la entrada al mundo espiritual?

—Honestamente no estamos seguros —le respondió Solomon —pero es obvio que Dusknoir tenía mucho interés en protegerla. Lo cierto es que los científicos aún tienen mucho por inestigar para poder entender nuestro mundo.

— ¿Significa que la chica con la que hice equipo no es de la academia? —preguntó Miho.

—A decir verdad, dudo mucho que esa chica haya sido de este mundo —le respondió la instructora del grupo azul.

—Miho… creo que tu compañera era un fantasma —le dijo Tea.

— ¿Mi compañera era fantasma? —dijo la de largos cabellos — ¡Mi compañera era fantasma! —repitió mientras su rostro palidecía, como si apenas cayese en cuenta de todo lo que había sucedido. Se llevó una mano a la frente y se fue para atrás de forma casi dramática.

— ¡Miho! —Tristán tuvo que sostenerla.

—Miho no puede con todo esto —la chica prácticamente se desmayó en los brazos del castaño.

-o- Al otro día.

—Fue una noche agitada, por lo que decidí darle a cada equipo 30 puntos —declaró el profesor Motou, una vez todo estuvo más en calma, la mañana siguiente.

—Eso significa que el equipo rojo sigue a la cabeza —dijo Yugi, levantándose frente a su grupo con energía. Todos le corearon entusiasmado.

—Muy bien equipo azul, hay que esforzarnos para darle la vuelta a esta situación —Tea no se quedó atrás, respondiendo al ánimo de Yugi se levantó junto a Tristán, queriendo motivar a su grupo —No se descuiden equipo rojo, les quitaremos la corona antes de que se den cuenta —la castaña señaló directamente a Yugi quien le regresó una mirada retadora. Las chispas prácticamente volaban entre los ojos azules y morados.

—Nos gustaría verlos intentarlo —fue Yami quien se levantó en respuesta, pasando un brazo por sobre los hombros de Yugi, respondiendo decidido a la declaración del otro grupo.

Yugi se miró con Yami, en sus ojos no había otra cosa que determinación, diversión… ¿y amor?

Espeon y Jolteon se miraron felices entre sí cuando al fin sus entrenadores regresaron a esa comunicación tan especial que ellos tenían. No había tensión en el ambiente, todo iba color de rosa.

Miho los vio con una sonrisa y no pudo evitar preguntarse…

¿Qué había pasado con esos dos anoche tras regresar a la institución luego de aquel encuentro cercano con lo que pudo perfectamente ser la muerte?

Bueno, eso lo sabremos en el próximo capítulo.

Continuará…

.

.

.

.

Nahhhh, que es mentira ;)

Flash Back.

Luego de tan agitada experiencia los tricolores se fueron derechitos a la habitación al igual que el resto de los entrenadores, a excepción de que a ellos les acompañó personalmente el profesor Solomon Motou.

— ¿Seguro que estás bien Yugi? —le preguntó el hombre cuando llegaron a la puerta.

—Tranquilo abuelo, estaré bien, lo prometo —al pequeño tricolor le pilló por sorpresa el abrazo de su abuelo —estaría mejor si Ryou estuviera aquí pero no creo que más de una pesadilla me lleve después de esto —dijo como si no fuera nada importante, dándole una de sus hermosas sonrisas. Una sonrisa significa que todo está bien, que nada te perturba… pero Yami sabía que no era así.

—De acuerdo, descansen bien muchachos, los veré por la mañana —se despidió Solomon, dándole una suave palmada a cada uno.

—Gracias abuelo/profesor —se despidieron ambos, viendo al hombre desaparecer por el pasillo para luego entrar a su habitación.

Yami abrió la puerta y dejó que Yugi pasara primero, el oji-amatista llevaba a Espeon afirmada entre sus brazos, la tipo psíquico podía sentir claramente el ligero temblor de su cuerpo. Yami entró tras él y cerró la puerta cuidadosamente para luego mirar a Yugi de forma cautelosa.

Yugi se sentó en el borde de su cama, tomó un profundo suspiro y cerró los parpados; los ojos le picaban por las lágrimas pero no quería llorar, sentía que no había razón, que ya todo estaba bien y no debía llorar porque tanto él como Yami estaba a salvo. Espeon saltó de sus brazos cuando Yami se decidió a sentarse a su lado, las dos Eevee-evoluciones prefirieron acostarse en la cama de Yami.

—Yugi… —Yami posó su mano en la espalda del menor.

—Descuida, estoy bien en serio. No tienes porque preocu-

—Sabes que eso no es cierto —le cortó sin duda alguna —si quieres llorar, hazlo, has vivido una experiencia muy terrorífica, es normal que desees desahogarte —sin reparo alguno lo jaló a su pecho, tratando de acomodarlo entre sus brazos —llora Yugi, llora todo lo que necesites. Aquí estoy.

Yugi ya no pudo resistirse a todo lo que se acumulaba en su pecho, dejó a sus manos apresar la chaqueta color cobalto de Yami y se largó a llorar allí mismo, dejando que sus sollozos y lágrimas sacaran de su cuerpo todo el miedo que sintió. Sin fuerzas para más nada, permitió a Yami tomarlo en brazos de modo que lo sentó en su regazo mientras el cruzaba las piernas y lo acurrucó contra su pecho como a un niño pequeño.
Yami no dijo mucho mientras dejaba a Yugi llorar, solamente le sobó la espalda cariñosamente mientras soltaba de vez en cuando palabras como “tranquilo”, “todo está bien”, “estoy aquí contigo” y ese tipo de cosas.

Estuvieron así al menos una media hora hasta que Yugi paró de llorar y ya solo soltaba esporádicos sollozos, pero se negaba firmemente a soltar o alejarse del cálido cuerpo que lo mantenía seguro -o por lo menos así le hacía sentir- Yami ya empezaba a cabecear, pero él mismo se negaba a mover o soltar a Yugi.

—Ya-mi —se atrevió a murmurar por fin.

— ¿Qué sucede Yugi? —le respondió en susurros, manteniendo la intimidad y complicidad del momento.

—… ¿Acaso tu… no tuviste miedo? —le preguntó, dignándose a mirarlo por fin.

Yami sintió su pecho quebrarse al ver los hermosos ojos de Yugi rojillos e hinchados por el llanto, su pequeña nariz y las mejillas también estaban coloradas. En ese momento lo tuvo claro —Sí Yugi… … tuve miedo de perderte —aseguró, sin una gota de duda y sin desviar sus propios ojos.

— ¡Yami! —Yugi rodeó con sus brazos el cuello del mayor — ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me soltaste la mano? —le preguntó entre nuevas lágrimas —pudiste haber sido arrastrado conmigo a eso ¿Por qué? ¿Por qué te negaste a soltarme?

Yami tomó su mejilla con una mano, limpiando el rastro de las gotas saladas —porque… sin importar lo que sucedió, lo que sentí, si peleamos o lo que fuese… yo, sencillamente, no concibo el estar sin ti —Yami acercó lentamente su rostro al de Yugi —tu… te volviste tan importante para mí, casi de la noche a la mañana. Nadie nunca se había acercado tanto a mí al punto de llegar a sentir tanto afecto y preocupación por esa persona… confieso que sentí miedo cuando me di cuenta de la magnitud de mis sentimientos hacia ti, y por eso me sentí tan desorientado y perdido cuando ocurrió lo de hace unos días pero… Yugi… está noche, al tenerte ahí, sujeto a mí, y al borde de lo desconocido, yo… simplemente no pude más.

—Yami… ¿qué quieres decir?

—No me importa quien seas, tu título o si no soy suficiente para ti... pero yo… yo —Yami dejó sus labios a escasos milímetros de los de Yugi, aun sin apartar sus ojos de lo morados —me enamoré de ti.

A Yami se le escapó una pequeña lágrima. Yugi le miraba atónito.

Bastó solo un segundo para que el de ojos amatistas levantara el rostro y juntara sus labios con los del mayor de una forma tan dulce, tan cálida y tan llena de sentimientos, que Yami sentía morirse y volver a revivir de felicidad.

¿Hace cuánto que moría por probar los labios de su Yugi?

Eran suaves como pétalos de flor, dulces como el más perfecto de los postres y la miel de sus labios llamaba a gritos su lengua. Moría por profundizar aquella caricia, recorrer a placer la boca ajena y dejar en claro que esa boca era solo suya, que Yugi le pertenecía únicamente a él. Le importaba una mierda si a Yugi le atraía alguien más ¡Nadie le amaría como lo hacía él! ¡No habría nadie que-

—Tú también me gustas... me gustas mucho Yami —correspondió Yugi. Yami sintió el corazón amenazar con escapársele del pecho —desde que estábamos en Ciudad Corazonada… no pude evitar sentirme atraído por ti, tu forma de ser, tus ojos, tu voz, tu calor… todo lo que sé de ti me encanta y estoy seguro que lo que me falta por descubrir solo me hará quererte más.

Yami juró que podría morir en ese mismo instante. Acaso… acaso cuando Yugi decía que le gustaba un chico ¿se refería a él?

—Olvidemos todo lo que pasó y empecemos de nuevo ¿quieres?

Yugi se limpió las lágrimas —Eso me gustaría.

— ¿Quieres ser mi novio?

— ¡Sí! —lo abrazó con fuerza.

Yami tomó sus labios en nuevo beso, más largo y más profundo, mientras se movía para que ambos pudieran acomodarse y dormir.

—Descansa Yugi —Yami lo acunó en sus brazos, besando su frente.

—Descansa —bostezó —mi querido Yami —en pocos segundos, el pequeño tricolor ya estaba dormido.

Algo ruborizado, Yami sonrió, Yugi debía de estar sumamente agotado. Él mismo estaba cansado, así que no se hizo mucho del rogar al sueño y pronto cayó dormido junto a la persona que amaba.

Ahora sí. Continuará…         

 

Notas finales:

Jajajaj ¿a que se molestaron cuando iba a cortar el cap sin decir como se reconciliaron los tricolores, eh?

Bueno, les contaré algo. Cuando escribí esa parte del fic dije “joa, ya escribí bastante, lo dejaré para el siguiente capítulo” y estaba a punto de cortarlo ahí cuando me lo pensé y dije “joder, es que luego el siguiente cap me va a quedar super largo con su reconciliación y luego la actividad de los albinos” así que dije, meh, vamos a ver si mi cerebro colabora en hacer la escena de reconciliación y ¡oh sorpresa! Mi cerebro os ama y lo escribí del tirón, así que aquí tenéis la ansiada reconciliación de los tricolores.

¿Ya comprenden por qué lo alargue tanto su pelea?

Bueno, aquí les dejo esta cap mientras yo escucho canciones de Phill Collins.

¡Nos leemos el próximo cap!

Ja ne~nya! 


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