Amarillo y Negro
El camino al laboratorio del doctor Kuseno iba a ser un tanto largo, era más rápido llegar corriendo, al menos a la velocidad a la que Genos y Saitama podían correr, pero siendo que tenían que asegurarse de que King llegara al lugar no tenían más opción que usar el método convencional de transporte.
Es decir, ir en el auto de Fubuki… A ella no le importaba ser quien los llevara, después de todo lo hacía para ayudar a un amigo, pero tener que viajar con el ciborg al lado era “mortificante” por decirlo suavemente, él tenía el ceño fruncido, los brazos cruzados y, gracias a lo Sagrado, ¡No estaba hablando más de lo necesario! Ella lo mataría si comenzaba una de sus palabrerías interminables ¿Por qué tenía que ir el mocoso? Ah sí, él era quien conocía como llegar con ese científico loco. ¿Cómo es que ella se había mezclado con esos locos? No, era mejor no responder a eso, era frustrante.
Genos, por su parte, estaba molesto por tener que viajar al lado de la psíquica, pero no quería que fuera su maestro el que ocupara ese lugar, King tampoco podía viajar de copiloto porque… ¿Por qué? Ahora que lo pensaba ¿No sería más cómo para el propio King haber viajado en ese lugar? Oh sí, las indicaciones, aunque el vehículo de transporte de la clase B rango 1 fuera un buen modelo era anticuado, no tenía GPS por lo que tenía que guiarla para que no se perdiera. Y remarcar su clase y rango no era nada menos que un insulto hacia ella si venía de Genos, porque él siempre había sido de la clase S, sin importar que rango tuviera siempre sería mejor que ella.
King tenía la sensación de que todo iba a irse al carajo en cualquier momento, no podría soportarlo por mucho tiempo, sus latidos se oían hasta afuera del carro, pero los otros pasajeros, incluyendo a la conductora, pretendían no darse cuenta.
Saitama estaba completamente ajeno a la tensión, él sabía que Genos era… bueno, no muy cortes con el resto de las personas y que Fubuki era… bueno, estaba acostumbrada a mandar ya que era la líder de su grupo, esos dos chocando no era frecuente antes, de hecho eran bastantes corteses entre sí, seguro que algo había pasado antes de que él volviera pero no tenía por qué entrometerse mientras que nadie estuviera en peligro de morir.
Apenas habían pasado diez minutos y King sentía que se asfixiaría, esos “jóvenes” lo matarían antes de llegar a donde sea que lo estaban llevando, él sabía que debió llevar su consola portátil, maldición, todo por hacerle caso a Bang de que era mejor que no, pensándolo un poco, tal vez un juego pudiera alivianar las cosas un poco, sí, como los que hacían las familias cuando salían de viaje por largos ratos, como parecía ser el caso.
— ¿Alguno de ustedes a jugado al “veo-veo”? Podríamos jugar un rato ¿Qué dicen? — esperaba que sí o su corazón saldría volando de su pecho en cualquier momento pronto.
— ¿Veo-veo? ¿Qué es eso? — Saitama preguntó con cierto desinterés, recordaba que escuchó algo así cuando era niño.
— Bueno, el juego se trata de describir algo que este en el auto, con pocas palabras, y ver si los demás pueden adivinar qué cosa es — al menos Saitama estaba dispuesto a ayudar a pasar el rato, le gustaban los juegos.
— Mmm No parece difícil — Saitama sabía que King lo hacía porque estaba incómodo, no quería hacerlo peor, pero dudaba que los demás quisieran jugar, no los podía obligar, igual y ese juego no sonaba muy entretenido — Genos ¿Por qué no vas tu primero? —
— … Está bien sensei — sonrió engreídamente, si el maestro se lo pidió primero a él era porque lo consideraba el más adecuado para iniciar o porque pensaba primero en él que en los demás, y por “los demás” él se refería a Fubuki — Se trata de algo que puedo ver pero que no necesariamente se ve, tiene un grosor de cinco milímetros, de medida aproximada de mil setecientos milímetros de largo, cuya función es permitir el correcto desempeño de la máquina para la cual fue diseñado como un aditamento necesario para la seguridad del usuario — los otros tres se le quedaron mirando con la cara ennegrecida en el área de los ojos, Genos era completamente ajeno a su reacción o a los motivos de ella.
— ¡Pocas palabras! ¡King dijo pocaspalabras! — Fubuki quería darle un golpe, pensó que Genos quería hacerse el “gracioso”, maldita sea, si no tenía sentido del humor era mejor que no lo usara.
— Fueron pocas palabras y un mínimo de detalles sobre el objeto en cuestión — el rubio dijo con apenas un poco de soberbia, él podía dar todos los detalles de lo que estaba viendo pero no se trataba de ponérselos fácil, aunque sin duda no era nada difícil saber de qué se trataba.
— Fueron más de cincuenta palabras Genos — él había contado cincuenta y dos — Veinte palabras o menos — el maestro le recordó tranquilamente, pero estaba seguro de que Genos había dado el mínimo de detalles sobre la cosa que estaba viendo, sea cual sea.
— ¿Veinte? — Fubuki casi chilló, hablando antes de que Genos pudiera iniciar una versión acortada de lo que estaba mirando — ¡Siguen siendo muchas palabras para este juego! — y ella se suponía que debía de mantenerse concentrada en conducir, demonios.
— ¿Por qué no mejor comienzo yo? — sugirió King — Así todos tendrán su turno y deberán iniciar con un “veo-veo” — los otros tres estuvieron de acuerdo con un gruñido o con un asentimiento — Veo-veo algo verde con blanco y negro — él dijo mientras esperaba que ellos adivinaran.
— Un cupón de descuentos de navidad — Saitama fue el primero en sugerir, la verdad dijo cualquier cosa que se le vino a la mente.
— Esas fueron apenas seis palabras — murmuró Genos para sí mismo, sin ponerle mucha mente al juego en sí — Sensei, no pude tratarse de un cupón de descuentos de navidad — él dijo con seriedad — Fubuki no usa cupones — eso sonó más a un insulto que a un comentario y ella lo sabía — Y considerando que estamos a casi medio año eso sería altamente improbable —
— Pero no imposible ¿Cierto? — Saitama dijo esperanzadamente
— Amigo, no es un cupón — King comentó en ese momento — ¿Alguien más? —
— Por esa descripción tan general y apenas detallada podría ser cualquier cosa — él miró hacia King — Pero diría que es el vestido de Fubuki — dejó el resto de su conjetura en su cabeza, peor sin duda estaba seguro de que era el vestido de ella porque era de color verde y King no perdía oportunidad de ver las curvas de la clase B.
— No, no es el vestido de Fubuki — eso hubiera sido muy obvio, al chico ciborg le hacía falta más práctica en los juegos, esa la tenía ganada — ¿Y que dices tú? ¿Adivinas que es? — le habló a ella.
— Es el aromatizante — que era un pinito verde, con bordes blancos y tenía la marca en letras negras, en realidad casi no se veía verde y Genos como Saitama se le quedaron mirando al objeto mencionado.
— Eso no es verde — Saitama dijo a modo de queja.
— Parece café —completó Genos.
— Es verde, pero no lo han cambiado mis subordinados, se los recordaré — ella no era tan mala observadora, tampoco era como que hubieran muchas cosas en el auto.
— Bueno, es tu turno Fubuki — King la animó a participar, aunque ella parecía enojada ahora, más que antes.
— Estoy manejando, salto de turno — ella estaba muy enojada porque nadie cambió el aromatizante y se lo había dicho a sus subordinados hacia un me ¡Un MES!
— Yo voy entonces — Saitama dijo, mirando hacia arriba — Veo algo que es amarillo y negro, además zumba — no era difícil, pero no creía que le ganaran esta ronda, era un objeto pequeño y no lo habría notado si no hubiera alzado la vista.
— Viejo, no hay nada zumbando en este auto — comentó King — No cuenta si lo estas inventando —
— No lo estoy inventando, dije que zumbaba, no que estaba zumbando ahora — luego si no les decía que “zumbaba” le iban a reclamar por no haberlo dicho antes.
— Ah bueno, entonces es un mosquito — dijo King, esperanzado de ganar y de que el mosquito en cuestión estuviera muerto.
— No, no es un mosquito — dijo Saitama, mirando por la ventanilla cerrada, quizás se tomarían mucho tiempo en adivinar.
— Sensei — dijo Genos, con un poco de tensión en su voz, pero una tensión un poco diferente a la de minutos antes — Ese objeto del que está hablando ¿Se trata de un insecto? — de pronto la tensión se elevó un poco más, en tres de los cuatro individuos que estaban en el auto.
— Puede ser — Saitama no lo negaría, sí era un insecto.
— No me digas que… — Fubuki se había puesto pálida de repente, estaban en un área cerrada con un insecto negro y amarillo…
— ¡Es una abeja! — King, Fubuki y Genos dijeron al mismo tiempo, mirando por todos lados, con cierto temor, ninguno la veía por ningún lado.
— Caray ¿Quién ganó entonces? — pero ellos no estaban prestándole atención.
— ¿Dónde está? ¡Frena el carro! ¡Frena el carro! ¡Frena el carro! ¡Tenemos que matarla! ¿¿Cómo entró esa maldita cosa en mi auto?? ¡Soy alérgico a las abejas!— los tres gritaron al mismo tiempo, temiendo que la abeja se les metiera entre la ropa y los picara.
— ¿En serio? — Saitama no podía creerlo ¿Qué probabilidad tenía de estar viajando con tres alérgicos a las abejas? Eso debía ser algo muy raro.
— ¿Dónde la viste? ¡No me digas que está en mi espalda! ¡Sensei! ¡Saitama, mátala si la estás viendo, carajo! — los tres seguía gritando, los de afuera solo veían un auto ir a toda velocidad pero erráticamente, parecía que el conductor estaba jugando a zigzaguear por la carretera.
— Hombre, la calca está en el techo —dijo sin entender porque tanta paranoia, peor antes de que pasara nada más, un gran rayo de fuego atravesó el cielo, Genos había matado al insecto con un rayo de la palma de su mano, se hizo silencio pro unos segundos.
— Insecto carbonizado — el rubio comentó con gravedad, como si lo que acaba de hacer equivaliera a salvar toda una ciudad.
— Ahora que estamos a salvo podremos seguir sin problema — de todas maneras aún les falta un buen para llegar, lo bueno de todo eso, si es que se podía decir así, era que la tensión había bajado mucho, casi a cero.
— Estamos salvados — King murmuró, agarrando su camisa a la altura de su corazón, tenía la impresión de que su vida correría peligro varias veces ese día ¿Estaría siendo muy descortés si pedía que lo regresaran al dojo?
— ¡Genos, no había necesidad de hacer eso! — Saitama comentó con cierto tono de reproche, su ropa casi se había quemado — Solo era una calca… — y se hizo el silencio sepulcral por otros segundos…
— ¡¡¡PUDIMOS HABER MUERTO!!! ¡¡¡CASI NOS CONVERTIMOS EN CARBÓN!!! — King gritó hacia nadie en particular, solo estaba muy alterado y nervioso ya.
— Sensei, pudo haberme dicho antes que solo era una figura y no un insecto real — Genos se giró hacia su maestro, torciendo la mitad de su cuerpo — La alergia a las abejas es algo muy serio — se había pasado a morir por eso cuando era un niño y su cuerpo ya no era por completo de metal, era vulnerable a las picaduras ahora.
— ¡¡Mi auto!! ¡¡Volaron el techo de mi auto por una maldita calca!! — Fubuki gritó, pisando el acelerador, los dejaría en el laboratorio y se marcharía ¡Los abandonaría ahí mismo y no los volvería a ver nunca en la vida!
— VAS A MATARNOS FUBUKIIIIII — King estaba aferrado al asiento y a la puerta y a cualquier otra cosa a al que pudiera ferrarse.
— ¿Eres alérgico? No lo habías dicho antes — Saitama parecía no oír a los demás gritando, no es que no pudiera, los estaba ignorando deliberadamente o acabaría por romper el auto, una vena se estaba marcando en su frente y palpitaba más rápido a cada segundo que pasaba.
— ¿Sensei es alérgico a alguna cosa? —ahora que lo pensaba, era mejor tomar nota de ello.
— Mmm no que yo recuerde, no como caracoles, pero es porque no me gustan —
— Como era de esperarse de Sensei, su increíble poder no está solo en su fuerza o su carácter, también es inmune a las alergias — Genos sacó una libreta, de vaya a saber uno donde, para anotarlo.
— FUBUUUKIIIII BAJA LA VELICIAD BAJA LA VELOCIDAAAAAAAAAAAAAAD —
— Malditos bastardos desagradecidos ¿Acaso saben cuánto tuvimos que trabajar, mi grupo y yo, para comprar este maldito auto? ¡Trabajamos muy duro! ¡Y por varios días! ¿Y todo para qué? ¡Para que un estúpido calvo y su estúpido chico ciborg destruyeran el techo! ¡Me las van a pagar demonios! — ella estaba mascullando mientras conducía más frenéticamente, ni importándole si ellos le prestaban atención o no.
— Mejor leeré un manga — Saitama sacó uno de la bolsa que llevaba con él, abriéndolo justo en donde lo dejó, Genos se enderezó en su asiento.
— Gira ala derecha en la próxima salida — Genos se cruzó de brazos, teniendo ese gesto serio de nuevo, pudiendo correr a mayor velocidad de lo que iba ese carro no le alteraba en lo más mínimo la forma en la que ella conducía, incluso se le hacía que estaban yendo muy lento.
— AYUDENMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE AUUXILIOOOOOOOOOOOOOOOOOOO QUIEREN MATARMEEEEEE — por desgracia para King no había nadie que pudiera ayudarlo, al menos nadie que estuviera fuera del auto lo intentaría y los de adentro pretendían que no lo escuchaban. — VAAAMOOOOS A MOOORIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIR—
Llegaron al laboratorio en treinta minutos menos de lo esperado, King ya se había desmayado de terror y Saitama estaba por terminar su tomo. El científico, Genus, los recibió, elevando una ceja, pudo escuchar el alboroto desde diez minutos antes de que llegaran ¿Qué clase de bestia iba al volante? Bueno, no hacía falta decir que viendo a Genos y a Saitama supo que no había nada anormal, los locos siempre tenían amigos más locos…
Fubuki entró al laboratorio, llevando a King, con la ayuda de sus poderes telequinéticos, al interior, tomarían un poco de té para calmarse y estaría lo más lejos posible de ese par de estúpidos, quienes tenían que arreglar su auto.
Saitama y Genos se quedaron afuera, el mayor solo estaba mirando al menor trabajar en las reparaciones, Genos llevaba consigo pintura, herramientas de hojalatería y algunas láminas de metal, entre otros.
— Vaya, se te da muy bien eso de las reparaciones ¿Verdad? — recordaba que el rubio siempre reparaba la calle, las paredes y cualquier otra cosa rota en su casa, la casa de ambos.
— Comparado con armar la cobertura de ciertas piezas de respuesta, reparar un auto es sencillo, sensei — y también aburrido, pero si su maestro se quedaba a verlo en lugar de irse con ella entonces lo haría con mucho gusto, aunque el auto fuera de Fubuki, claro que él o había roto, pero eso no importaba.
— Sigue siendo un chico impresionante — susurró Saitama, con una pequeña sonrisa, había extrañado esos momentos.
Genos se dedicó a realizar las reparaciones sin decir nada más, de haber podido se hubiese sonrojado, tal vez la intención del maestro no era ninguna otra que reconocer que tenía talento, peor para él equivalía a un centenar de fuegos artificiales en su corazón, tal vez sí tenía oportunidad de decirle sobre sus sentimientos, pero eso sería después, cuando estuviera seguro de que su maestro no se enojaría con él.