Al entrar al quirófano Tony volvió a repetir esa hermosa y adorada voz en su mente una y otra vez diciéndole cuanto lo quería, aunque ya no supo nada desde su separación hace meses y después de tantos estudios, era el día en el que recuperaría la vista, tantos términos científicos sobre la cosa con la que repararían sus ojos lo tenía aturdido, y ahora solo podía repetir esa voz que se había tatuado en su mente una y otra vez que todo estaría bien, que no habría problema y al momento de poder ver cómo era el mundo, sonreiría mientras corría a abrazar a ese cuerpo que a pesar de su edad era bastante grande, ver que tan apuesto era y emocionarse por el precioso color azul de sus ojos después de tanto que le había contado Pepper, el procedimiento seria doloroso y después de ello su recuperación seria lenta, casi confinado a vivir dentro de su casa hasta que sus ojos estuvieran saludables para poder encarar el exterior, teniendo como único guardián a Jarvis.
Al sentir como su cuerpo se adormecía lentamente por la anestesia e iba perdiendo el conocimiento, en su mente se proyectó un eclipse lunar mientras todas las estrellas del firmamento brillaban y caían como estelas hacia la tierra dibujando hermosas líneas blancas y poco a poco el objeto que eclipsaba el plateado astro se iba apartando lentamente logrando que la luna pasara por cada una de sus fases, desde una sonrisa felina color plateado, hasta una luna llena perfectamente formada, las estrellas poco a poco se iban terminando en el firmamento hasta que frete a él solo quedo aquella esfera plateada, quería correr hacia algún lado, todo era obscuro, pero al intentar dar un paso una mano lo tomo evitando que corriera mientras aquel ser le decía…
“…Espero y el eclipse que hay en tus ojos pronto pase, y estar presente cuando nos veas a todos por primera vez.”
El procedimiento termino después de 4 horas de intervención médica, Tony aun no despertaba por la anestesia, aunque era mejor que descansara, el dolor intenso que le esperaba no sería muy fácil de soportar si recobraba la conciencia tan rápido, la fatiga y los nervios lo hicieron despertar después de otras 4 horas y aunque él se esperaba un dolor intenso, realmente su espíritu era más fuerte que aquel dolor intenso, su deseo de ver por primera vez a su padre, a Jarvis, a Pepper, a Steve, era aún más grande que esa sensación, nada lo detendría.
Pasada una semana de la intervención médica, aun no podían retirar los vendajes de sus ojos, necesitaba por lo menos otra semana más de reposo y comenzar a usar sus ojos en habitaciones especiales que gradualmente comenzaría a ayudarlo a acostumbrarse, estaba en uno de los jardines de la enorme casa de su padre cuando Jarvis llego con un sobre procedente de una escuela militar, con eso había pasado ya un año y meses de su separación, pero para Tony aun después de tanto tiempo aun sentía como si hubiera pasado en el día anterior
-Quiere que lea esa carta por usted Joven Stark, no tiene un remitente, solo tiene su nombre sin ninguna otra información- pegunto amablemente su mayordomo
-No Jarvis, posiblemente sea de él, pero esa carta quiero leerla cuando pueda ver bien, prefiero guardarla en mi habitación- sonrió emocionado mientras recibía aquel sobre, después de casi más de 20 cartas que el había enviado, al fin había recibido una respuesta, no era más que una felicidad etérea y pura para él.
Las semanas pasaron y su recuperación comenzó a ser lenta pero exitosa, sus ojos se acostumbraban muy bien en todos los entornos dentro de casa sin ser expuesto a la luz del sol ya que esa sería la última prueba para sus ojos, gracias a Jarvis aprendió a leer, escribir y comprender como las personas lo hacían normalmente, su ímpetu de aprender para leer esa carta era tanta, que en menos de dos meses ya tenía un nivel aceptable.
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Después de tantos meses de recuperación Steve canalizaba una extraña ira contenida en sus entrenamientos, era brutal, rápido, ágil, fuerte, cuando entrenaba era como un tren a toda potencia a punto de destruir todo lo que estuviera frente a él, se propuso graduarse de aquella escuela con los mejores honores posibles, gracias a eso le apodaron como el “Super soldado”, muchas veces pasaba noches en vela ya que pesadillas horribles lo seguían en cuanto lograba cerrar sus ojos para descansar un poco y la única forma que había de poder dormir de forma tranquila era extenuarse, gastar hasta la última gota de energía en su cuerpo y no tener conciencia al dormir, un día en el que el entrenamiento se pospuso a causa del clima, muchas veces esa energía la gastaba de una forma mental dibujando todo lo que estuviera a su alrededor o en su mente, afinando un talento impecable en el dibujo, esa noche en la que debían de dormir, Sam lo miro de una forma curiosa, había pasado ya bastante tiempo desde que lo había visto sin alma, y ahora era como si estuviera frente a él una persona totalmente diferente, él también tenía un poco de insomnio además de que era una de esas veces en las que la culpa mental le calaba al tener las cartas de Tony guardadas, eran más de veinte cartas con las ultima que había llegado el día anterior, debía aceptar que le había tomado mucho cariño a su rubio compañero de entrenamiento, por lo que tenía en mente un plan para lograr aplacar sus demonios
-Steve, dime, que fue de tu vida antes de estar en esta escuela- Pregunto el moreno de forma curiosa, sin si quiera demostrar algún rastro de mentira o falsedad
-Siempre he estado en escuelas de carácter militar Sam, aunque esta es la primera que es totalmente aliada al ejército, mi vida prácticamente siempre fue el ser un soldado, desde que era un niño debilucho y enclenque- dijo mientras sonreía animado al recordar cómo era prácticamente una persona con casi nulos músculos en su cuerpo
-Y nunca has tenido a alguna persona a la que hayas amado, obvio que no fueran tus padres, yo por ejemplo tuve una chica, a la que jamás volví a ver al entrar a esta escuela, aunque no me arrepiento- esa pregunta podría ser de doble filo, y rezaba al más alto dios no desencadenar una regresión en el
-Claro que no, todas las escuelas incluso esta en las que he estado han sido de solo varones, pero sé que al salir encontrare una buena chica que me corresponda, espero y no ser lo suficientemente viejo cuando eso pase o será mi fin- respondió de forma agradable mientras seguía con los trazos de su actual dibujo
-Entonces porque comúnmente tienes tantas pesadillas, no es que me moleste grandulón, pero a veces llegas a espantarme por las noches, creí que tendría que ver con algo que pudo haber sucedido antes de llegar aquí-
-Claro que no, son pesadillas abstractas, realmente no puedo encontrar un significado a lo que sucede en ellas, pero estoy comenzando a acostumbrarme, cuando menos me dé cuenta estaré durmiendo como un bebe, bueno espero y así sea al fin, a veces estar tan cansado y despertar a la hora militar es horrible a veces- termino el dibujo mientras observaba los trazos, de lo que parecía un paisaje de una pradera en la que en lo alto se observaba la luna
Después de aquella platica ese día Steve realmente descanso de una forma genuina como no lo había hecho antes, al verlo tan tranquilo Sam tomo una decisión, aun si no le incumbía, no quería volver a ver a su compañero postrado en una cama mientras sufría y quedaba prácticamente seco después de llorar hasta el alma, su mente después de parecer un complejo rompecabezas, parecía haber comenzado a quedar en calma, ese día respondería por Steve a aquella persona que le enviaba cartas para que se detuviera de una vez por todas, era momento de detener aquel engaño en la cual, la única persona que realmente había sufrido de una forma inimaginable había sido el mismo rubio…
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“Espero y estés bien después de todo este tiempo, seré breve, respeto todo lo que sucediera antes, pero ya es momento de soltar, ya debemos de terminar esto, solo fuiste un engaño para mí y esto ya no debe continuar, sigue tu vida y yo seguiré la mía como se nos tiene destinado.
Esto termino…”