Con sus herramientas de trabajo comenzó a tallar la silicona, recortó un trozo que pudiera ser aceptable para que su humano no se asustara, miró su nuevo invento y aún no lucía bien.
Agitó sus alitas para salir por la ventana de su casa e ir hacia su estación de trabajo, del que tomó las hojas de filo que Minho le había dado de sus rastrillos. Los manipuló con cuidado mientras regresaba a su casa. Aún recordaba como lucía el miembro de su humano así que luego de mirarlo dormir, puso toda su sabiduría como hada inventora para hacer una replica a escala de esa parte del cuerpo.
El aroma que desprendían la silicona le hacía ver doble, pero no paró hasta haberlo finalizado.
Recordó que había visto hisopos y aunque ya había pensado en cómo usarlos para satisfacerse, la idea que atravesó su cabeza era mucho mejor.
Volvió a salir de casa para ir directo a la habitación de baño, se paró en el botiquín que estaba abierto para tomar un hisopo y regresar a su casa. Retiró los algodones de un extremo hasta dejarlo limpio.
Sonrió satisfecho, pero aún tenía trabajo qué hacer.
Tomó la réplica del falo y lo midió contra el palito plástico del hisopo, con cuidado comenzó a perforarlo hasta lograr insertar la silicona.
Suspiró agotado al haberlo finalizado, secó el sudor de su frente y con el hisopo en sus manos regresó hacia el cuarto de baño, colocándolos dentro dela cajita con el resto para que Minho lo encontrara a la mañana siguiente y él sugiriera la conversación.
Bostezó cansado haciendo que sus ojitos se cerraran y lagrimearan, volvió a agitar sus alitas pero con dirección a la almohada de Minho, en dónde se recostó y tomando los mechones de cabello se cobijó.
Tenía el presentimiento de que mañana sería un día especial.
Al sonar la alarma, Minho frunció el entrecejo y estiró su mano debajo de la almohada para tomar su celular, pero al moverse sintió un ligero golpe que lo hizo despertarse de inmediato.
Se sentó en la cama mirando al hada que seguía durmiendo.
Respiró tranquilo y luego de bostezar volvió a tomar su celular, alzó las cejas extrañado porque algo no le parecía normal.
-¿Taemin?- esperó verlo agitar sus alitas o abrir los ojos como cuando finje estar dormido. –Hey, esto no es divertido.- pero ninguna de la dos cosas pasó.
Se apresuró a tomarla entre sus manos notando como la cabeza del hada caía a no ser que metió la yema de su índice para evitarlo. La acercó a sus labios para soplar ligeramente, tal vez estaba enojado con él por la respuesta de ayer.
-¿Taemin?- lo acomodó en su palma izquierda para tocarle con el índice derecho la mejilla, pero no reaccionó, de inmediato salió de la cama; recordó que Jinki le había dicho que la curó dejándola reposar en una taza con agua, la más cercana estaba en el cuarto de baño.
Dejó a Taemin sobre las toallas, quitó el cepillo de dientes de la taza para colocarlo sobre la caja de hisopos que se cayó, pero ignoró y la dejó bajo el flujo de agua de la llave. Volteó hacia Taemin esperando que se despertara sin embargo seguía inconsciente.
Negó todo pensamiento fatalista, cerró la llave pero antes de continuar, se agachó para levantar los hisopos; entre su ansiedad y el pánico que se sentía tomaba por puñados para terminar pronto, al hacerlo, regresó la caja a su lugar, tomó la taza y sin asegurarse de la temperatura del agua introdujo a Taemin lentamente.
Sus pequeños ojos se abrieron y sus alas se agitaron de inmediato saliendo de la mano de Minho.
-¿Estás bien?- preguntó el alto mirando a Taemin volar directo hacia la toalla más acercaba para secarse.
-¿Querías matarme? ¡Eso está helado!-
-Estás bien.- susurró suspirando. –No te despertabas y pensé que te había lastimado mientras dormíamos.-
-No. Pero gracias por mojarme los pies.- pese a que ya se había retirado toda el agua, tenía la sensación fría en su cuerpo. –¿Qué hacemos aquí? ¡Los hisopos!- vio que todos estaban en desorden y oró porque su invento estuviera intacto.
-Puedo comprar más, no te preocupes.- vio la insistencia del hada en acomodarlos que decidió ayudarle. -Si los quieres, puedes usarlos para alguna idea que tengas.-
Las alitas de Taemin se movieron emitiendo su característico tintineo, algo que sorprendió a Minho porque hacía tiempo que no lo oía.
-¿Todo bien?-
-Hice algo durante la noche.- susurró Taemin tomando su hisopo para sacarlo de entre todos y asegurarse de que estuviera bien. –Quiero regalártelo.-
-¡Oh! ¿En serio?- seguramente una de sus pequeñeces como el cuadernillo en el que suele dibujar. –No te lo he dicho pero me encantan las cositas que… haces.-
Taemin tenía su rostro completamente rojo pero sus brazos se alzaban con firmeza, tendiéndole lo que fabricó.