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HISTORIAS MARCO X ACE Y ASL por Loraine Ishmouth

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Notas del capitulo:

hola señoritas 

adivinen quien volvio de vacaciones?

yo no.

pero queria traerles un adelanto de lo que se viene.

este oneshot ya habia estado publicado bajo mi nombre pero me senti inconforme con el tercer capitulo asi que lo retire y lo subire a esta cuenta a medida que lo reescribo.

bueno, muchas gracias a todas por comentas

Tormenta, Daveig, Sara, Cristy, Nezumi-chi y 07Elizz por sus alentadores reviews.

obvio esta no esla actualizacion. 

les traje algo nuevesito despues de eso.

ESTRENADO "TU, MI ALMA GEMELA" mejor conocido en esta historia como "las almas gemelas que el mundo rechaza!" pueden ir a leerlo ya. y dejarme su review jajajajajj XF

sin mas, a leer.

 

 

 

Ace está preparado.

 El orfanato de la ciudad es frio y a Ace no le gusta.

Ha hecho una pequeña maleta con lo necesario, todo lo que le ayudara a sobrevivir fuera de ese lugar.

Nunca le ha gustado el frio.

Tampoco  le gusta la forma en que las encargadas lo miran, como si fuera uno más del montón.

Aunque lo es.

No le gusta la comida, siempre desabrida y echada en un plato como si se estuviera alimentando a un perro en vez de a un ser humano.

No le gusta la manera en que las parejas lo ven.

Como mercancía.

Aunque se supone que debería poner su mejor rostro, no puede evitar casi gruñir cuando una pareja de adultos viene a mirarlo, considerando si es o no digno de llevarlo a un lugar extraño que ellos llaman hogar.

Lo miran de arriba abajo, examinan su rostro y Ace gruñe, odiando la manera en que buscan a los niños con bello aspecto o a los bebes que no saben que sus padres son falsos.

Que son solo dos personas que tuvieron lastima por ellos.

Odia a los demás niños, la forma en que se victimizan, diciendo que no tienen la culpa y que están tristes porque no tienen lo que los demás sí.

Eso es ridículo, el niño de las pecas piensa.

Porque él sabe que el mundo es cruel, que es solo un lugar donde te van a pisotear si te dejas y que tus sentimientos deben estar tan bien guardados que nadie, absolutamente nadie, pueda verlos.

Porque tarde o temprano eso te morderá el culo.

Toda su ropa cabe en su mochila, junto al cepillo de dientes, la crema dental que robo del baño y el jabón. La ropa interior y algunos billetes que ha ido robando en su estancia en el orfanato.

Él es joven pero sabe lo importante que es el dinero y  por eso roba cualquier cosa de valor en ese maldito edificio.

Su cuarto está en el quinto piso y lo comparte con un niño del que ni siquiera toma la molestia de recordar el nombre.

Total, si las cosas van bien, jamás lo volverá a ver.

No es que piense en volver, pero podría ser atrapado si no tiene cuidado.

Se cuelga de la cuerda atada al marco de su ventana y baja con cuidado.

Pasa por la pared en el cuarto del administrador, y lo oye vociferar acerca de los “malditos críos” y “comen demasiado” y se muerde el labio, porque no puede negar que la odia, pero que ella lo odia con razones.

Es solo una carga.

Una que nadie quiere llevar de buena gana.

Y no puede culparlos por eso.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ace siempre ha odiado el frio.

Están en invierno y la calle está llena de nieve, su cuerpo tirita pero está bien.

Él siempre está bien.

Su abrigo es demasiado delgado pero al menos lo protege de una parte de la ventisca, y en su mochila, todas las cosas que ha guardado esperan ser utilizadas.

El odia la calle.

Las personas son iguales en todas partes. Es una reflexión a la que llega con rapidez, una vez que sale al mundo exterior.

Él sabe que está siendo buscado, la noticia de un niño desaparecer de un orfanato es bastante nueva, así que se mantiene lejos de la multitud, en lugares apartados y solos, aunque es una ciudad distinta, porque tomo el primer tren que lo sacara de ese lugar, antes de que la policía fuera informada.

Su pelo está oculto por el gorro y no puede hacer nada con las pecas, pero si camina con la espalda recta y seguridad, sabe que muy poca gente va a sospechar que es el niño de las noticias.

El odia la manera despreciable en que algunas personas lo miran, cuando se sienta en el parque y un hombre de mediana edad le pregunta si está solo y si necesita ayuda.

Su sonrisa espantosa y desdentada, tienen a Ace al borde del vómito y corre, porque es lo único que puede hacer, correr para evitar el frio de esa sonrisa maliciosa.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los primeros días son los más difíciles.

Siempre había vivido enjaulado en ese edificio  lleno de ratas, como un prisionero, alguien que había que retener por un tiempo, para luego liberarlo cuando no tiene idea de que hacer en un mundo donde nadie le brindara nada.

Así que por el momento no sabe nada de cómo sobrevivir allá afuera.

Aprende rápidamente que si es útil, tendrá una manera más fácil para seguir.

Ayuda a la ancianita a cargar sus bolsas, después de todo le dará uno o dos dólares de propina.

Acomoda las cajas de ese tendero y recibirá una manzana o algo  más de comer.

Consigue un trabajo en el mercado de esa ciudad, porque los tenderos  no preguntan para que necesite el dinero o donde están sus padres.

Únicamente están interesados en la utilidad, que es más barato que un trabajador de verdad y que no da problemas.

Y Ace está bien con eso.

Es un frio que puede manejar.

Suele usar las calles para dormir detrás de los cubículos de basura, que son lo suficientemente grandes para ocultarlo de la vista del mundo y a veces bajo los puentes. Pero esos lugares siempre están llenos de gente  que lo ve como a la carne y no le gusta.

Uno de esos días, en que el frio se hizo más grande fue que se encontró con él.

Era un hombre viejo sentado en una banca, con un bigote raro en media luna que leía el periódico, con concentración inusual.  Ace lo ignoro a favor de sentarse a comer el pan de melón que una señora le dio por ayudarle con el mandado.

Iba a mediados del pan cuando decidió mirar el periódico que el señor estaba sosteniendo. Había noticias del clima, de deportes y miles de cosas más que no le interesaban, pero eso  no le llamo la atención.

Fue ahí, entre los clasificados pequeños que vio su foto.

Su foto.

“aún no hay rastro de niño desaparecido del orfanato xxxx-xxxx por favor, si lo ve, comuníquese con la estación de  policía más próxima”

El corazón de Ace latió con fuerza, miedo a ser descubierto.

Sabía que tenía que huir.

El frio estaba haciéndose más fuerte, tenía que encontrar refugio.

Se levantó con lentitud, sin querer alarmar al hombre a su lado, dio la vuelta con suavidad y se echó a andar.

Pero no.

Había una mano grande, callosa y fuerte, aferrada a su muñeca.

Y el hombre le miro con sus ojos viejos.

Reconociéndolo.

Ace jaló su mano con fuerza y el hombre se levantó de su silla, sosteniéndolo firmemente:

- estas muy lejos de tu hogar, chico-

¿Hogar? Ace nunca ha tenido uno. Ese lugar no era su hogar.

Era solo un edificio frio en medio de una ciudad.

-¡suélteme! ¡Suélteme!- Ace replico, golpeando con su mano delgada la fuerte mano del anciano.

- voy a llamar a la policía. Un  niño como tú no debe estar vagando en las calles…- el hombre dijo con calma, ignorando los golpes y las resistencias del niño.

No.

No, no, no, no.

Él no va a volver allí.

Se va a congelar.

El frio lo va a matar.

La mujer sonrió y Ace se estremeció al otro lado del escritorio.

-eres un niño tan lindo…

Ace cerró los ojos, conforme a esas manos heladas lo recorrían…

Era horrible.

Solo quería que parara.

Alto.

Deténgase.

Hace mucho frio.

Lo odio.

Ace recobro el sentido, sintiendo la sangre cálida recorrer sus labios.

Estaba mordiendo al hombre.

Estaba mordiendo la mano del anciano.

Una cosa húmeda y cálida estaba saliendo de sus ojos y Ace no reconoció que eran sus propias lágrimas.

El hombre lo miro y el niño de pecas sintió algo extraño dentro de él. Esa no era la mirada que le daba esa cosa cuando lo tocaba con sus manos heladas.

Tampoco era la mirada que le daban las personas cuando era útil para ellas.

Era una mirada cálida.

Y de repente sintió pavor, porque se había acostumbrado al frio que tanto odiaba  y tenía miedo ahora que lo estaban alejando de él.

Abrió la boca con lentitud, liberando la lastimada mano del hombre y temblando de pies a cabeza.

- creo que no quieres regresar a ese lugar- el anciano dijo con voz suave y Ace ni siquiera tuvo la fuerza para asentir.

- sin embargo no puedo dejarte así en la calle, algo malo podría pasarte.

Ace trago saliva porque las cosas malas estaban en todas partes.

Las manos heladas estaban en cualquier lugar y él no las quería cerca.

- ¿Qué te parece si pasas unos días en mi casa? Parece que necesitas un baño y un lugar cálido donde dormir.

La propuesta sonaba como muchas otras, y sin embargo no era igual.

No sentía el frio viniendo de la voz.

Y como una polilla  atrapada por la luz, se dejó guiar.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Ese hombre se presentó como Edward Newgate.

Viajaron en autobús porque Ace de ninguna manera entraría al auto de ese hombre, por muy cálida que sonara su voz.

El hombre cumplió su promesa no dicha y no lo llevo a la policía. Por el contrario, una casa blanca apareció en medio de un jardín lleno de flores, después de que ellos se bajaran del vehículo.

Ace nunca había visto un blanco tan brillante.

Había moho en pequeños parches aquí y allá, y la pintura se caía en algunas partes, pero era hermosa. El fuego irradiaba de ella y el calor rodeo a Ace antes de que pudiera poner un pie dentro.

El hombre abrió la puerta y Ace ingreso en la vivienda, viendo una casa llena de muebles. Repisas allí, sillas allá, libros y estanterías, un televisor, la entrada a la cocina y escaleras para el segundo piso.

- puedes sentarte donde gustes, voy a tratar esto- dijo mostrando la mordida – ya vengo.

Ace escogió una pequeña silla de madera a unos pasos de la puerta y se sentó ahí como un niño regañado, miedo a moverse, casi dejando de respirar.

Si ese hombre llamaba a la policía mientras decía que estaba tratando su mano…

Miro la puerta.

Solo tenía que dar unos pasos…

- ya estoy de regreso.

El anciano habló y Ace dio un pequeño salto, casi a punto de bajar de la silla y correr a la puerta.

La mano estaba mal vendada y el hombre sostenía una bandeja con una taza de algo humeante y un emparedado.

- toma, debes tener hambre.

Ace tragó grueso, dudando si recibir o no algo a este hombre.

La sensación de mareo era horrible y quería morir.

No sabía dónde estaba ni lo que estaba pasando.

Solo había bebido esa soda que la encargada le había dado.

Y el mundo se había vuelto un remolino de colores girando a su alrededor.

El señor Newgate vio su duda y con lentitud, queriendo demostrar que Ace no estaba en peligro, arranco con sus manos un trozo del emparedado y lo comió, haciendo lo mismo con el chocolate.

Una vez que lo hizo, Ace recibió la comida.

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Se le dio su espacio para bañarse, una ducha cerrada donde el agua caliente arrancaba la mugre de días que estaba pegado en la piel de Ace.

Un rio de agua café se desliaba por el desagüe y Ace se restregó con fuerza, bajo la deliciosa agua caliente.

Había una ropa vieja que el señor Newgate le dio antes de bañarse y Ace se encontró envuelto en una camisa morada de manga larga y unos pantalones vaqueros.

La ropa olía a limpio y Ace fue guiado a la sala pequeña donde el televisor comenzó a funcionar y se quedó adormilado por el calor sofocante que ahuyenta el frio que lo consume.

Notas finales:

bueno, este es el primer capitulo y pronto estare subiendo mas

nos vemos despues de mis vacas chicas queridas


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