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HISTORIAS MARCO X ACE Y ASL por Loraine Ishmouth

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Notas del capitulo:

aprovechen señoras, llegó la promocion! se va todo! XD todos los fic que tenía acumulados se estan yendo XD llevelos para usted y para toda su familia (ok no)

se supone que deberia estar haciendo un fucking ensayo para la u, pero no, aqui estoy escribiendo fics. ay, que dolor.

¿quien me ayuda a hacer un ensayo sobre el neoliberalismo y su efecto sobre la creacion de subjetividades? XD

allí mirando los comentarios que me han dejado desde el principio, quise cumplir con algunas de las peticiones que ya me han hecho. 

Ryu Dracgneel, me pidió en los inicios de este fic un one shot de tematica omegaverse 

dond Ace fuera un lobo omega tomado por un Alfa marco. 

aqui está!

como veintemil años tarde, pero espero que lo disfrutes (si aun estas leyendome XD)

gueno, a leer!

Ace gruñó y retrocedió ante la amenaza latente en su pequeño hogar. Miro al hombre con completa desconfianza tratando de cubrir su cuello y orejas.

Un Alpha  estaba frente a él, y eso no podía significar buenas noticias.

- ¿Qué estas haciendo solo, en mi territorio, yoi?

Ace no sabía que era territorio de nadie, había escogido un pequeño refugio cerca del desierto con escasos recursos pero con buena seguridad en el que probablemente ningún Alpha se fijaría dos veces.

Estaba equivocado al parecer.

Después de vivir siete  meses en ese lugar había bajado la guarda. Ese fue su error. Dormir profundamente pensando en que nadie vendría a ese territorio abandonado fue su perdición.

Incluso se había descuidado tanto como para dejar de hacer su guardia diaria, recorriendo algunos kilómetros para verificar la falta de personas.

No contestó a la pregunta del Alpha. Siguió retrocediendo, alejándose de las feromonas dominantes del otro, evitando ser consumido por el aura de mando y acercándose poco a poco a sus armas.

- venga, tranquilízate. No quiero tener que dominarte. Vamos a hablar ¿sí?

Oh no.

La puta mierda que no estaban hablando.

No iba ser el juguete de este idiota, no iba a exponer su cuello para que pusiera sus sucios colmillos y lo marcara.

El otro hombre puso una mano sobre su cintura, sacudiendo suavemente su cola, completamente concentrado en los movimientos del joven omega. Había sido una sorpresa en realidad. Ese pequeño rincón de su territorio no era normalmente supervisado, sirviendo como frontera y pase limpio para las manadas que se movían de lugar o los picaros sin manada que no querían problemas.

Pero con las recientes incursiones de una manada rival, había tenido que poner mano firme y revisar todos los rincones de su casa para prevenir puntos débiles e intrusos.

Cuando olió una presencia en ese borde, corrió a toda velocidad, dispuesto a atacar al intruso y amedrentarlo. Pero ni bien había llegado, un olor dulzón lo atacó confirmando sus pensamientos iniciales.

Había un omega solo sobreviviendo en la pequeña región desértica.

El primer impulso del Alpha fue reclamarlo y llevarlo a su manada y era exactamente lo que haría. Un chico solo, sin protección y con escasos recursos era una presa terriblemente fácil para cualquier idiota que pensara en hacerle daño.

Sabia porque estaba solo, estaba completamente seguro de que el chico había llegado a ese rincón abandonado en busca de un lugar seguro donde resguardarse de posibles Alpha abusivos.

Pero no era bueno.

Los omegas necesitan cuidado, comida, agua, un lugar cómodo donde dormir y sobre todo seguridad.

Podía ver las secuelas de esa vida vagante en la cara del pobre muchacho. Tenía enormes ojeras, estaba más delgado de lo que quisiera admitir, sus manos callosas diferían mucho de las suaves extremidades que los omegas tanto alardeaban y su ceño fruncido arruinaba el rostro más bonito que Marco alguna vez hubiera tenido la oportunidad de mirar.

Decidió que tenía que cuidarlo.

Un buen Alpha ofrecería refugio a los omegas y betas que se sometieran a él sin pedir nada a cambio, ni degradarlos o humillarlos. Los mantenía bajo su protección. Con otros Alpha era un poco más complicado, pero también era posible si no mostraban deseo de lucha.

Como Thacht

Queriendo terminar las cosas rápidas se acercó al chico acorralado para llegar a un acuerdo.

- mira, podemos hacer esto por las buenas. Vienes conmigo a mi manada y podré protegerte de—

Mierda.

Había pensado que los movimientos de retroceso que hacia el joven omega era para poner su espalda contra la pared… no para tomar un cuchillo escondido y lanzarse hacia el con toda su velocidad.

El acero afilado se clavó en su hombro (había logrado reaccionar y desviar la puñalada de su corazón), haciéndole soltar un gruñido enorme, violento y enojado contra el omega.

Ace siguió enterrando su arma afilada en el hombre, no iba permitirle jugar con él, no se dejaría convencer con dulces palabras  para luego ser llevado al infierno. Demasiado distraído por su necesidad de lastimar, no tuvo tiempo de esquivar el golpe que Marco envió hacia el con su brazo intacto.

No fue un golpe con toda su fuerza, pero contra el omega, bastó para empujarlo a un lado derribándolo en el suelo. Luego se lanzó sobre él, gruñendo.

Ace gritó.

Pasando de un estado agresivo a la desesperación absoluta, tratando de liberarse del agarre que el Alpha estaba poniendo sobre él. Su error había sido permitirle una oportunidad de ponerse sobre su cuerpo, inmovilizando.

-¡suéltame! ¡Suéltame… monstruo!

-¡cálmate! ¡No quiero hacerte daño!

¿Calmarse?

Diablos, no.

Ace rasguñó y mordió todo lo que se puso a su alcance, trato de lastimar la herida en el hombro hundiendo sus garras en ella, pero el rubio parecía inamovible. Con un movimiento rápido de sus manos, logró acostarlo sobre su estómago, dejando su cuello y espalda presentados a él.

-¡no!

Ace comenzó a temblar, iba a ser marcado, lastimado, esclavizado, justamente las cosas que quería evitar desde que comenzó a escapar de las manadas  y los lobos posesivos. Algunas lágrimas se acumularon en sus ojos, listas para salir.

Marco apartó la camisa de Ace, dejando vía libre a su cuello. En el centro de la parte posterior de la cabeza estaba la glándula que emitía las feromonas de apareamiento. Si mordía ahí, reclamaría al chico como su amante, pero esa no era su intención.

No le atraía a sí mismo como eso. El hombro sin embargo, significaba la sumisión de un compañero. Todos los miembros de su manada lo poseían y significaba que estaba bajo la protección de alguien, y que no debía ser lastimado si no querían enfrentarse a la ira de su manada.

Enterró sus colmillos con fuerza en el hombro del chico, haciéndole soltar un alarido y patear el suelo  desesperado.

-¡n-no! ¡No!

Marco no dejó de morder hasta que sintió el sabor metálico de la sangre en su lengua. Luego se separó, dando una lamida suave a la herida, sintiéndose un poco mal después de oír los sollozos del omega ahora sometido.

Era inevitable sin embargo. Ningún buen Alpha que se digne de su puesto puede dejar a un omega abandonado, A la suerte de otros desgraciados con peores intenciones.

Se levantó, dejando al chico tranquilo por un momento, mirando a su alrededor por las cosas que tomarían con ellos antes de regresar a casa. Miró una bolsa de  tela gastada de color verde en un rincón, la tomó, comenzando a guardar en ella todo lo que se veía utilizable o de valor para el joven omega. Incluso si las cosas que tenía para ofrecerle una vez en casa eran mejores, debía respetar y valorar las herramientas que el chico había conseguido por cuenta propia.

Una vez que todo lo que era útil había sido recogido (incluyendo el cuchillo con que había sido apuñalado) se acercó al chico que ya se había levantado y estaba  en sus dos piernas temblorosas mirando con resignación triste.

- venga, ¿Cuál es tu nombre?

-A-Ace.

- llámame Marco, Ace- una vez sometido el chico se enfrenta a la necesidad de no hacer enojar a su Alpha, para Marco ello es triste, porque no quiere ser considerado el amo de nadie- es una pena que sea esta la manera en que nos conozcamos, pero no puedo dejarte fuera de mi circulo de influencia.

Ace se muerde el labio y Marco suspira.

- vamos a casa ¿sí?

El chico gruñe y Marco está seguro de que quiere decir algo como “¡no es mi casa!” pero se contiene. El rubio se hecha la mochila en el hombro y camina fuera de la pequeña cueva, deteniéndose en la puerta, cuando se da cuenta de que Ace no lo está siguiendo.

Un gruñido suave de su parte es todo lo que se necesita para que los pies se arrastren hacia el automáticamente.

Toma su forma de lobo completa, y corre, pendiente de los pasos que le siguen. Ni por un solo momento le da algún chance de huida. La forma animal del chico es bastante grande para un omega y no duda que sea un luchador, pero los estragos de su vida en solitario le hacen lento y aturdido al correr.

Es una de las muchas cosas en las que debe ayudarle una vez que lleguen a su manada.

Notas finales:

espero que les haya gustado!!!

nos vemos pronto!


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