(POV D.O)
Debido a que ya todos mis amigos y yo habíamos pasado los cuatro meses, mi padre no nos dejó asistir al colegio para no poner en riesgo nuestro embarazo, pero dijo que nos iba a excusar con tal de que los otros seis fueran a la escuela y nos trajeran a casa los trabajos asignados por los maestros.
Por eso, en ese momento nos encontrábamos solos en la casa. Baek y Tao eran los que estaban más adelantado en sus embarazos por lo que usualmente se la pasaban en la cama o sentados en el sillón comiendo y viendo películas. De vez en cuando se paraban a hacer algo diferente.
Probablemente era por el embarazo, pero me dieron unas ganas inmensas de comer un cono grande con tres bolas de helado de chocolate y una freza encima. El solo imaginármelo, hacia que babeara.
Sabia perfectamente que sin Jongin en casa, nadie más podría ir a buscarme lo que quería, porque desde que nos mudamos a este lugar, por pedido de los “Semes”, no habíamos contratado ninguna servidumbre porque “nos podían hacer algo malo” Hacer algo malo mis pelotas, solo estaban celosos.
Me levanté del banco en la cocina y fui a mi recamara que compartía con Jongin para cambiarme a algo más cómodo. Hacía un tiempo que los pantalones ajustando que usualmente usaba, me dejaron de quedar al igual que las camisas pegadas, por lo que ahora tenia que usar ropa más ancha, lo cual me baja el animo de vez en cuanto, pero al pensar en nuestro frijolito, toda tristeza de iba dejando pura felicidad.
Mi elección fueron unos jeans azules un poco flojos con una sudadera gris de Jongin y unos sneakers blancos. Al sentirme bien con mi atuendo, me dirigí a la puerta de la salida, no sin antes dejar una nota porque probablemente los otros cinco se encontraban tomando el coyotito de la tarde.
“Bola de hormonales, voy a comprar un poco de helado, ya regreso. Procuren no matarse sin que yo los grabe. –Kyungie <3”
Obviamente no olvide ponerle esa pizca de amor que todas mis notas tenían. Tan amoroso era que hasta le añadí un corazón emoji.
Satisfecho con mi nota, salí de la Penthouse y me dirigí al elevador para salir del edificio. Yo sabia muy bien que el único lugar en donde podría tener mucho helado de buena calidad y barato seria con nuestro muy buen amigo Leeteuk en Basking Robins, por lo que sin perder tiempo, me subí a mi amada Betty y partí hacia la heladería.
-Wow, hace mucho que no te veía por aquí Kyung. –dijo amablemente Leeteuk cuando entré al lugar, haciendo que una pequeña campanilla sonara recibiéndome.
-Bueno… ¿Qué te podré decir, hyung? Han pasado muchas cosas. –dije sonriendo y el notó mi panza de cinco meses.
-Al parecer sí. –contestó riendo.
Me invitó a sentarme en una de las mesas cercanas a la ventana como usuamente nos sentábamos cuando íbamos en grupo.
-Así que, ¿Qué es lo que deseas hoy? –preguntó amablemente.
-Me gustaría un cono con tres grande bolas de helado de chocolate. –dije muy emocionado, pensando en mi postre.
-Enseguida. –contestó riendo de mi emoción al hablar del helado y seguidamente se fue al otro lado del mostrador para preparar mi pedido.
En lo que Leeteuk terminaba de hacer su cometido, me dediqué a observar afuera. Al parecer iba a llover y para mi desgracia no había llevado conmigo un paraguas. Pero lo bueno era que mi auto no estaba muy lejos del establecimiento.
Antes de que regresara mi mirada a Leeteuk, algo captó mi atención. Una ancianita de al menos unos 80 años se encontraba peleando… o bien diría rogándole algo a un hombre adulto de al menos unos 40 años. Ese señor parecía fastidiado de sus insistencias y sin mucho esfuerzo, la golpeó mandándola directamente al asfalto y eso era lo último que iba a tolerar.
Me levanté de mi lugar y salí inmediatamente de la heladería sin importarme de Leeteuk-hyung me estuviera llamando antes de salir.
Con un poco de esfuerzo, me pude agachar a lado de la anciana que se encontraba en el suelo.
-¿Se encuentra bien?
-S-si… g-gracias… -dijo intentando de sentarse con mi ayuda. El desgraciado le habia roto la nariz y esta estaba sangrando.
Volteé a ver con ojos de furia al cerdo ese que estaba solamente parado. –Eso es lo que se merece por seguir insistiendo. Entiéndalo abuela, si no hay dinero, no hay trato.
La ancianita parecía que iba a llorar en cualquier momento. –P-pero si ellos no me da mi última paga, n-no podré alimentar a mis nietos en casa. Por favor ayúdeme y de alguna manera yo le pagaré aunque me tome toda mi vida.
-No es no. –dijo sin siquiera dar una mirada a la persona a la que había ofendido.
-Espero que sepa que le puedo demandar por maltrato. –dije a punto de explotar de la rabia.
-¿Qué podría hacer un escuincle como tu contra el gran Kim Gura? –dijo riendo con sorna solamente haciendo que mi ira se incrementara a punto de que si no estuviera embarazado si le metía una buena paliza por estúpido.
De alguna manera ese nombre me sonaba. Kim Gura… Kim… ¡Por un carajo! Si este era el padre de Jongin.
Ahora comprendía completamente la aberración que le tenia a su padre. Y yo que a veces intentaba defenderlo. Ojalá que se pudriera en el infierno el pedazo de escoria esa.
Estaba a punto de responderle en palabras no tan bonitas cuando uno de sus secuaces que no había notado hasta ese momento se acercó para susurrare algo en el oído.
En ese momento el abrió lo ojos en sorpresa al verme y luego su rostro se tornó a uno de burla y maldad.
-¿Así que tu eres el tan famoso Do Kyungsoo, hijo de Do Kangin? –preguntó entre risas. –Nunca pensé en toparme con la puta del estúpido de Jongin.
Y eso fue lo suficiente para que me colmara el plato y me levantara inmediatamente para propinarle su buena verguiza, pero no pude cuando Leeteuk-hyung me sostuvo de que hiciera algo.
-Suéltame hyung, le tengo que dar su lección. –dije intentando zafarme, pero lo que Leeteuk susurró en mi oído hizo que toda acción de mi cuerpo se detuviera.
“Piensa en el bebé que tienes dentro. No vale la pena en exponerlo por alguien como él”
-Tus rasguños de perra no me van a hacer nada. –dijo riendo.
Respiré profundamente y lo miré con una sonrisa sardónica en mis labios. -¿Ya terminaste? –solté una pequeña risa de autosuficiencia.- Lo siento, pero me han dicho cosas peores y gente con un IQ mucho más grande que el tuyo. ¿Esos fueron los únicos insultos que tu diminuto cerebro lleno de grasa puedo pensar?
Él pareció muy afectado por mi respuesta porque lo dejé sin habla y con una mirada de ofendido por lo que aproveché a rematarlo.
-Oh, lo siento. ¿Te ofendí? Já. ¿Tu masa corporal está relacionada de algún modo con tu autoestima? Ahora si me disculpas, tengo cosas mejores que hacer que gastar mi saliva con la basura. –dijo volteándome para ayudar a la ancianita a pararse y meterme a la heladería de Leeteuk-hyung, dejándolo sin palabras en medio de la acera.
Pero nunca hubiera sabido que esa actitud me iba a traer problemas muy graves luego.