Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I love you Daddy! por MidNightFlower

[Reviews - 179]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya estoy nuevamente con esta historia que parecia que abandonaria por falta de tiempo... pero aqui nadando a contra corriente esta Mid!! yey~ aunque el capi no quedo como muchos esperaban (ni yo misma xD) fue la edicion que mas me gusto y aqui esta! tara~

Sorry por la larga espera, pero entre proyectos de la escuela, examenes y mi fic SirCo  para el fest de la noble y ancestral casa de los black (si, un Sirius x Draco! :O jamas pense en hacer uno xD) no he tenido mucho tiempo para ponerme al corriente con todas mis historias~

Mil gracias a Kaorugloomy, Sesos de Alga, CaocTaisho, LRMV, KrittoDroopye, Cris (/*-*)/, Veel Caed,  NekoYume, Nethy takahashi, Rebeca, Alexis, Alex Luna, tp, Watari,  Anonimo, inu27, Yazumi Hatake, Liz, JaiNico,  jobalmar y  Alexa por sus maravillosos rr!! no saben lo feliz que me hacen! simplemente no los meresco... sniff sniff* son un amor!! *o*

Ahora a leer se ha dicho~*

No era su primera vez bañando a un niño pues Andrómeda varias veces en el pasado le había encargado al pequeño Teddy, quien tan enérgico como era, siempre conseguía ensuciarse hasta con la más mínima provocación, sin embargo Draco a diferencia de su ahijado, parecía tenerle cierta aversión al agua pues cual gato simplemente se erizó y se reusaba a ingresar al agua por sí mismo.

-Vamos Draco, que el agua esta rica- el niño negó efusivamente con la cabeza.

Kreacher ya tenía lista la tina con hechizos de calefacción y aromáticas sales y jabones que seguro pensó serian del agrado del niño pero que Harry no tenía ni idea de donde lo había sacado “ya quisiera yo que así me preparara el baño tan solicito” se dijo con humor.

-No…- refutó cruzándose de brazos recargándose en el marco de la puerta solamente en calzoncillos, pero el moreno ni tardo ni perezoso lo cargó para meterse con todo y ropa a la tibia agua jabonosa mientras el chiquillo arrugaba la nariz y pataleaba.

-Mejor ¿a qué si?-preguntó sonriendo al niño gruñón que del otro extremo de la estrecha tina miraba al agua con aprensión.

Con divertimiento le arrojó un poco de agua a la cara para ver como reaccionaba.

-¡No Haddy!- chilló devolviéndole los chapoteos que Harry al instante respondió y así comenzaron a tener un duelo de chapoteos de agua que iba y venía.

Los lentes de Harry se enchuecaron y unas pequeñas risitas del pequeño. -¿Así que eso te divierte?- dijo con fingida aprensión a lo que el niño dejo de reír.

-Lo siento…- dijo con timidez.

-Mira Draco, no estoy molesto, no tienes por qué disculparte- el niño apretó sus manitas con nerviosismo –ven, tengo que lavar tu cabello- el niño sin decir nada, dócilmente se dejó hacer sentándose en su regazo.

Con cariño masajeó su cuero cabelludo con abundante jabón mientras Draco soplaba las burbujas que se aglomeraban en su cuerpo y por todos lados. Ninguno de los dos decía nada, pero Harry no sentía que fuera necesario, el niño se veía tranquilo y confiaba en él que era lo más importante.

Cuando el ojiverde sintió que ya estaba rechinante de limpio, lo ayudó a salir de la tina para curar la herida de su mejilla y estaba seguro que con un poco de bálsamo se curaría en un santiamén.

Le auxilió a ponerse el pijama pues Draco se estaba frustrando más de la cuenta por no poder acomodar los botones en su lugar y cargándolo para que no pisara toda el agua regada en el suelo salieron del baño.

-Kreacher se pondrá rezongar más tarde por todo lo que ensuciamos- dijo risueño llevándolo al cuarto para secar su cabello.

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

Tratando de no hacer muchos movimientos bruscos, lo cubrió con la sabana. Draco abrazaba de tanto en tanto el dragón blanco contra su pecho, mirando a todos lados como si aún no pudiera creer donde se encontraba y que cuando menos lo esperaba, estaría de regreso en aquel triste lugar que fue su hogar durante tres largos y tormentosos meses.

-¿Quieres que apague la luz?- preguntó a lo que el niño negó efusivamente –está bien, está bien, no lo haré… pondré esta luz de noche para que te ilumine- dijo colocado un pequeño foco con luz azul -¿mejor?- preguntó y el niño se encogió en la cama.

Harry sonrió tristemente. Era increíble lo frágil que se veía, tan pequeñito que no entendía como alguien no querría apiadarse con semejante dulce niño.

-No te vayas Haddy… po’ favo- murmuró mientras temblaba deteniéndolo por la manga de su camisa. Era claro su temor por lo que no tuvo el corazón para dejarlo al menos, no esa primera noche.

-Está bien, no me voy a ir hasta que te duermas ¿te parece?- dijo acariciando sus cabellos antes de darle un rápido beso en su frente.

-¿En sedio no te vas a ir? ¿Lo pometes?-

-Lo prometo- el niño asintió tomando con rapidez su mano mientras se acurrucaba sin apartar su mirada gris de él. Harry se recargó en la cama haciendo nota mental de comprar una silla para poder estar cómodo la siguiente vez.

-Gacias…- dijo con tímida voz, cerrando sus ojitos respirando más acompasadamente.

“¿Qué tanto daño pudieron hacer Draco?” se preguntó agobiado mientras acariciaba los cabellos platinados contemplando al pequeño que yacía tranquilamente dormido apretando con fuerza su mano.

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

-Auchh…- murmuró al despertar, percibiendo como los músculos de su espalda y cuello se quejaban por la dificultosa posición en la que durmió toda la noche. Según iba a regresar a su cuarto, pero ver tan calmado a Draco le dio tanta tranquilidad mental que sin pensarlo lo acompañó en su sueño.

El niño lo miraba de hito en hito, como si dudara lo que haría o lo que diría y tal vez en parte por la cara que traía;  Harry amplió su sonrisa demostrándole que estaba bien.

-Buenos días, ojitos grises- saludó Harry al niño que lo recibió con una tierna sonrisa.

-Hola Haddy…- murmuró.

-¿Dormiste bien, pequeño?- el niño asintió – eso me agrada- dijo poniéndose de pie al momento que se estiraba.

El elfo de la noble casa de los Black hizo acto de presencia, mucho más servicial que de costumbre dando los buenos días –Bien Draco ¿Qué es lo que te gustaría desayunar?- el rubio abrió sus ojos con sorpresa como si no pudiera creer lo que le decir.

-¿Dealmente puedo escoge’?-

-Por supuesto, estoy seguro que Kreacher mas que gustoso te traería hielo del otro lado del mundo si así lo quisieras-  el elfo se infló de orgullo casi brillando de que podía serle útil al quien en su parecer, era el último Black decente que debía servir.

Draco jugueteó con sus manos sin poder esconder el gusto que le daba escuchar eso.

-Quiedo pan fancés… y té vede con pina y manzana… po favo-

-Claro, tus desees son ordenes- dijo guiñándole un ojo y el elfo haciendo una pronunciada reverencia que su nariz casi rozaba el piso, se desapareció e un PLOP –ahora ven que tenemos que cambiarnos-

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

Harry miraba al niño rubio acomodarse pulcramente el cabello antes de querer bajar las escaleras. Era increíble que a tan corta edad ya estuviera así de educado, pero presuponía que era parte de toda esa cosa pomposa sobre la pureza de sangre que siempre hizo referencia en Hogwarts.

No le dijo nada pues no quería que se cohibiera en su presencia y con tranquilidad le dio el visto bueno a la ropa que había escogido. Un pequeño polo gris con pantalones negros y zapatos iguales, como si fuera a salir a algún lado.

-Si quieres luego podremos ir a comprar ropa que sea más de tu agrado- dijo con media sonrisa pues era consiente que tal vez sus gustos simples, chocaban con la elegancia que un Malfoy parecía tener impreso en su material genético.

-Eso me gustadía mucho… Te lo agadezco- dijo dándole un rápido abrazo y luego lo regresó a ver en la espera de que no lo hubiera ofendido – aunque esta también me gusta…- le hizo seña de que ya podían bajar a desayunar.

Comieron en silencio y Harry miraba atento las expresiones de Draco quien probaba sus tostadas con tal deleite como si fuera lo más delicioso que hubiese probado.

-¿En serio no quieres chocolate? Esta rico- el niño negó educadamente.

-No gacias, me gusta mucho  el té - dijo sonriendo dándole un sorbo a su aromático té frutal. 

Al terminar de desayunar, Kreacher limpió la mesa y Draco sentado en la silla con su espalda bien recta, apretaba su dragón blanco contra su pecho. Harry se acomodó su uniforme de auror y cerró los ojos por fin decidiendo cuál sería su siguiente movimiento.

-Draco, voy a salir un momento, ¿no tienes problema con quedarte con Kreacher un rato?- los ojos del elfo se iluminaron pues ese era el propósito de su vida, servir a sangre puras.

-Está bien…- dijo el niño viendo los ojos verdes que le sonreían –¿no vas a tarda’?-

Harry negó–regresaré antes de que te des cuenta- dijo besando su frente -¿Kreacher me harías el favor?- preguntó dirigiéndose a la criatura que hizo una pronunciada reverencia.

-Kreache cuidará al amito Black con su vida-

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

No es que confiara ciegamente en el elfo de la ancestral casa de los Black, sin embargo, sabía que evitaría que algo malo le pasara a Draco y eso le daba cierta tranquilidad.

Aún tenía un par de cosas que hacer; así que su primera visita seria en el ministerio para hablar seriamente con el jefe de aurores. Hermione ya le había advertido lo que tendría que hacer, sin embargo había decidido postergarlo hasta ese momento.

Robands respiraba pesadamente, esperando que de un momento a otro le dijera que aquello era una broma de muy mal gusto; pero conociendo la usual forma respetuosa con la que lo trataba, comenzaba a dudar que el asunto fuera por ese lado.

-Te había dicho que no te involucradas Potter- prorrumpió el hombre frotando sus ojos cansadamente. Sabía del heroísmo que se cargaba el niño dorado, pero, no esperaba que llegara a tanto.

-Lo sé señor, pero no podía simplemente quedarme con los brazos cruzados-

-Lo sé, lo sé- dijo moviendo enérgicamente su cabeza pues era consiente que si algo caracterizaba al niño que vivió era su calidad justiciera -pero no estás aquí por una disculpa ¿o sí?- el chico de ojos verdes no negó sin sentirse avergonzado.

-Pido por favor tener trabajo de oficina- dijo seriamente poniendo sus documentos en orden sobre su escritorio.

-¿Es por el chico Malfoy?- preguntó incrédulo.

-Si, como su tutor legal y se podría decir padre primerizo, necesito tiempo para cuidar de él, pero no podría hacerlo si me ausento durante semanas por ir de misión- el auror veterano sólo se le quedo viendo- sé que le suena a locura, pero realmente lo necesito, no puedo dejarlo encargado a cualquiera por ser quien es… me necesita-

-¿Y qué opinas si te adelanto las vacaciones? Daría tiempo de que te acoples…- intentó decir para convencerle, pero el chico solo sonrió.

-Sería maravilloso, pero, no cambiaré de parecer señor Robands- el hombre dio un largo suspiro esperando que de alguna forma alguien lo despertara de ese mal sueño. ¿Qué diría la prensa local de que el preciado niño que vivió solo lo tenía tras un escritorio?

-Después de tanto tiempo ansiando formar parte del escuadrón...- dijo con pesar el hombre rascando su rala barba cana.

-Lo harán bien sin mí-  trató de consolarlo, pues era consiente que los cuarteles y operativos se mantenían en pie antes de que él llegara y así seguiría.

-Bien muchacho, tienes razón- murmuró el hombre abatido. Lo tenía atado de manos y pies pues una renuncia de Harry Potter no era lo que necesitaba en ese momento –y ¿así que no desistirás hasta conseguir lo que quieres?- Harry asintió –está bien, se hará como tú digas, Potter-

-Mil gracias- dijo estrechando su mano complacido.

-Pero te descontare el sueldo- amenazó sacando un puro de su bolcillo sin importarle que el área era de no fumar.

El dinero era lo que menos le interesaba así que el ojiverde accedió sin ponerle peros a su decisión.

-Está bien señor Robands- hizo una pausa- también me gustaría pedirle otro pequeño favor…- eso sólo podía significar más  problemas para él así que con reticencia le hizo señales con la mano para que prosiguiera -Quisiera que tener acceso al caso de los Malfoy…-

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

Dándose por bien servido, salió del Ministerio respirando con tranquilidad. Siempre supo que el auror Robands era un hueso duro de roer, pero usando un poco su persuasión y taladrante persistencia consiguió aquello que había esperado, así que tendría exactamente un mes para conocer mejor a su pequeño inquilino y que mejor, formar un vínculo de familia como siempre pensó que tendría algún día.

“Solo falta algo más” se dijo desapareciendo del lugar.

El gris edificio frente al cual aparicionó, no lucia ni una pizca diferente al día anterior y su lúgubre presencia solo lograba calentar más su ira. Sabía que debía de conservarse lo más ecuánime posible para conseguir hacer lo que planeaba y ya estando ahí, no tendría pies fríos.

La jefa de cuidados infantiles Patricia Hardcastle con su expresión más tiesa que una tabla lo miró entrar y plantarse frente a ella.

-¿A qué has venido héroe?- preguntó con ese burlón gesto del día anterior -¿ya te cansaste de tu remedo de Mortifago?- Harry cerró con seguro la puerta usando simplemente su mano; no quería que nadie le interrumpiera.

-No… la verdad es que todavía no… es tan tímido y dulce que me parece increíble que exista alguien con el corazón tan duro que no caiga rendido a sus pies en un instante…- dijo caminando lentamente de un lado a otro –pero creo que eso no aplica contigo ¿o sí, señora Hardcastle?- la mujer arqueó una ceja.

La coordinadora apareció frente a su panorama y sabía que ya estaban todos reunidos tal y como esperaba – claro que no…- continuó –ustedes dos gustan de aplicar la retorcida forma que entienden por “justicia” contra las criatura más inocentes que hay…-

-¡Ellos no son inocentes!- chilló la coordinadora como si lo que le decía le ofendiera.

-¡Son hijos de asesinos de gente inocente, malnacidas escorias que debe pagar, basura Mortifaga que no debería siquiera existir!- contestó Harcastle poniéndose en pie, retando a los ojos verdes que la miraban impávido.

-¡Son niños!- contestó Harry, percibiendo como su magia comenzaba a desestabilizarse –¡niños que no cometieron error alguno, yeguas ignorantes!- las mujeres boquearon.

-¡¿Cómo puedes ponerte de su lado?!- exclamó como si fuera una blasfemia.

-¡Te dices a ti mismo héroe, pero no lo eres! No pudiste salvarse la vida de mi hermano ni la de cientos de familias que quedaron destrozadas cuando te enfrentaste con Voldemort, ¿cómo pudiste dejar que murieran por esa absurda guerra y no acabar con el monstruo antes de tiempo? todos contábamos en ti… y todavía así nos pagas… apoyando a esa escoria- escupió sus palabras con toda la hiel que tenía.

-Porque no podía salvarlos a todos- dijo haciendo que la madera crujientes bajo sus pies -pero su rencor hacia mí y a los asesinos de su hermano no le da derecho a lastimar a alguien que no lo merece... aunque si su familia era tan estúpida como usted, tal vez está bien así como esta, muerta…-

La mujer levantó su varita con la intención de lanzarle un hechizó, pero fue detenida por la coordinadora, tomando su mano, para evitar una desgracia.

-¿Qué es lo que quieres Potter?- siseó Hardcastle iracunda, sin notar siquiera como los vidrios de la ventana y puerta temblaban y el edificio crujía como si se estuviera quejando.

-Darles un poco de la probada de su “justicia” que tanto reclaman…-

Una de las mujeres se cubrió temerosamente la cabeza, en la espera de lo que les pasaría, pero Hardcastle le hizo frente.

-No te atrevería a lastimarnos, eres Harry Potter… el niño que vivió-

Harry rió.

-Está muy equivocada señora Hardcastle... demasiado...- dijo al momento que les lanzaba un crucio sin varita. Jamás le gustó alardear, pero parecía que ser el elegido le dio ciertas facilidades y más aun con la imagen de un pequeño niño rubio que temía a la oscuridad, que estaba famélico con una pronunciada herida en su mejilla y temeroso ser…

No se amedrentó mientras las veía retorcerse en el suelo, sollozando de dolor.

-Eres un maldito...- dijo la jefa de cuidados infantiles retorciéndose en el suelo. Le sorprendió su resistencia, pero no por ello se detuvo.

-No tanto como ustedes...- murmuró paseándose por el lugar que necesitaba demasiadas mejoras que no sabía ni donde comenzar.

-¡DETENTE, PORFAVOR!- gritaba la coordinadora pidiendo clemencia.

-¿Acaso ustedes se tientan el corazón con los pobre niños de allá atrás?-

-El Wizengamot se enterará de esto...- murmuró al momento que escupía sangre por la boca. Harry se acuclilló a su lado sin sentir mucho.

-No si está muerta...-

Los ojos de la mujer se abrieron mostrando por primera vez el pánico geniudo que la invadía. La sangre se le congeló.

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

Co la mente despejada regresó a Grimmauld place. Sabía que desde el punto de vista de Hermione lo que hizo era poco ortodoxo, rayando en la locura, pero, no se arrepentía en lo absoluto.

Las mujeres se lo habían buscado y consideraba que fue lo ideal darles ese escarmiento a modo de lección exponiendo que no bromeaba con su advertencia y que si las cosas no mejoraban, tendría que tomar medidas un poco más extremas.

“Por lo menos eso les servirá para recapacitar sobre sus acciones” dijo quitándose su chaqueta de auror viendo al pequeño rubio que corría a su encuentro a darle la bienvenida.

-¡Haddy!- exclamó tímidamente extendiendo sus bracitos para abrazarle –que bueno que deguesaste- dijo recargando su barbilla sobre su estómago.

-Ya estoy en casa, Draco- sonrió acariciando sus cabellos.

Si había un mejor recibimiento que aquel, no sabía que sería, pues en ese momento pensó que no había nada mejor y que podía acostumbrarse con facilidad a ello.

 

Notas finales:

Pues es todo por ahora y espero que les haya gustado... si no pues me disculpo de una vez jeje~

si todavian quieren que continue la historia, les digo que me hare un tiempecito en semana santa para traerles uno o dos capis~ claro, si aun les gusta como va jeje xD

Les mando mil besitos~*

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).