[Light]
No puedo dejar de resoplar y mirar el reloj de aquella habitación lujosa del hotel donde me hospedaba desde hacia un par de noches. Yo no quería hacerlo pero Mikami y Sayu me obligaron a ello antes de la boda. Según sus palabras, traía mala suerte que los novios se viesen el día señalado y la verdad... después de las movidas de los sueños y los extraños sucesos ocurridos en el último año mejor prevenir algún golpe de mala suerte que arruinase nuestros planes.
Me miré al espejo, suspirando muy nervioso con Mikami terminando de colocarme bien la corbata:
-Estás muy guapo Light. Cuando Lawliet te vea no sé si vais a poder soportar no echar un buen polvo antes de la ceremonia. - se rió traviesamente y me acarició la nuca, con cuidado de no revolverme el cabello.
Sonreí, intentando relajarme. El haber estado nervioso y sin dormir junto a mi prometido dos noches seguidas la verdad es que me tenia muy inquieto, pero luego pienso en el maravilloso viaje a Italia que tenemos por delante y se me pasa. Ya aprovecharíamos los días allí cuando estemos oficialmente casados.
Vuelvo a mirar el reloj, justo cuando la puerta de la habitación se abre de repente y Sayu entra acalorada, con un precioso vestido rosa claro y un recogido que enmarca su precioso rostro. Dios, otra vez no, otra vez se echa a llorar cuando me mira:
-Ahhh mi hermanito está tan guapo... - lloriquea graciosamente, andando nerviosa y volviendo a ponerme bien la corbata, algo que Mikami ha hecho ya dos veces.
La estrecho un poco entre mis brazos sonriendo:
-¿Han llegado ya?.
Mi hermana me mira y asiente completamente feliz, limpiándose un par de lagrimitas que casi llegan hasta sus mejillas.
-¿Como va Lawliet? - Mikami besa la mejilla de mi hermana, terminando el también de adecentarse del todo.
Sayu ríe mientras se retoca un poco el maquillaje, después me mira con aquella sonrisita infantil muy típica de ella:
-Aii...cuando le veas... - me mira directamente, cogiendo la mano de Mikami y enlazando los dedos con suavidad junto a los suyos. Están tremendamente enamorados. - Lawliet está guapísimo, los trajes le quedan realmente bien.
Respiro hondo, sonriendo de forma un poco bobalicona sin poder evitarlo. Incluso evito relamerme los labios al imaginarlo, acordándome de las veces que le he visto con traje. Si, a Lawliet los trajes le quedan como un guante. Me muero de ganas por verle.
[Lawliet]
-Oh, por favor, Lawliet estate quieto.
Me retuerzo un poco, soplando hacia arriba para apartarme sin éxito un mechón de pelo que me ha caído rebelde sobre la frente. Alargo la mano para robar un pastelillo de la bandeja del dormitorio y Mello me da un golpe en la mano:
-¡Quieto! Vas a mancharte el maldito traje. No seas crio y aguanta un poco.
Gruño nervioso, andando por el dormitorio con el rubio siguiendo mis pasos y poniéndome bien la chaqueta por detrás. La puerta nos asusta y veo a Near entrar con el rostro impasible, típico de él:
-Lawliet, los invitados han llegado ya. - se retuerce un mechón de pelo mientras mira con curiosidad a Mello. - ¿Vas a ir así?.
El rubio arquea una ceja y le empuja para sacarle del dormitorio, cerrando de nuevo la puerta no sin antes gritarle un par de borderias. Estos dos nunca cambiarán.
-Bueno venga. Ya está todo listo. - se aleja de mi cruzado de brazos y sonrie satisfecho ante su creación. O sea, yo, con el traje de novio y peinado en condiciones aunque sin poder controlar del todo estos mechones rebeldes.
-Está bien... vamos... - las piernas me tiemblan y parecen hechas de gelatina.
Mello me sujeta el brazo y me enseña las alianzas de boda, asegurándose de que las lleva a buen recaudo, después se dirige de nuevo a mi justo cuando salimos:
-¿Llevas los votos matrimoniales esos?.
Asiento, tragando saliva y sonrojándome por tener que leerlos delante de tanta gente. A pesar de que como es obvio la boda no va a ser realizada en la Iglesia, Light y yo decidimos hacerla lo mas bonita posible, incluyendo momentos vergonzosos y cursis en el proceso.
Mello asiente y con rapidez me empuja un poco hacia delante para echar a andar hacia el jardín exterior donde se llevará a cabo la ceremonia.
[Light]
-Dios mio Sayu... han venido... - trago saliva intentando no sudar demasiado, evitando que los nervios crezcan conforme veo a la gente tomar asiento en las sillas blancas decoradas que están bonitamente ordenadas en el jardín.
Mis padres están sentados, cogidos de la mano y charlando entre ellos. Cuando mi madre me llamó por teléfono y les comuniqué que iba a casarme la conversación se llenó de silencio, reproches,disculpas y llantos emocionados. Hasta mi padre nos pidió perdón y ha sido capaz de presentarse en nuestra boda, sabiendo que la idea aún no le hace especialmente ilusión, pero confío que con el tiempo, Lawliet se convertirá en uno de mas de la familia.
Mi hermana me acaricia un poco la mano, sonriendo y cogiéndome del brazo. Mikami suspira y sonríe:
-¿Vamos?. Mello me ha comentado que Lawliet está apunto de llegar junto al juez. Así que venga, échale huevos Light. - se echó a reír, burlándose un poco de mi y sonriendo, caminamos juntos.
Cuando me posiciono junto al juez, entrelazo las manos frente a mi, apoyadas en mi vientre y muy nervioso. Tragando saliva y sonrío a mi madre, que ya ha empezado a llorar de felicidad de forma discreta, para que no se le note demasiado.
Miro a los invitados con curiosidad, han venido algunos amigos míos de la universidad, compañeros de trabajo, mi familia, niños del orfanato, voluntarios, amigos de Lawliet... buenas personas que han formado parte de nuestra vida y han sido testigos de nuestra relación en mayor o menor parte. Respiro tranquilo cuando veo a Near llegar hasta donde estoy, colocándose en el lado contrario. Nos miramos y asiente, dándome a entender que todo está correcto.
Vuelvo a mirar hacia delante y aprieto los labios cuando veo a Mello seguido de Lawliet al que la gente saluda contenta y él, como puede, les devuelve la sonrisa. Está tan jodidamente guapo que me dan ganas de tirarme sobre él y comérmelo a besos, con ese traje oscuro y perfecto que le sienta como si fuese una segunda piel.
[Lawliet]
Camino hasta Light sin poder dejar de mirarle a los ojos, sintiéndome menos nervioso que antes tras verle. Su presencia es un bonito bálsamo reparador que me ayuda a tener los pies en la Tierra y ser consciente de que por fin vamos a casarnos.
Me coloco a su lado sin poder evitar rozar su mano con la mía, con el rostro cerca del suyo y dándole un fugaz beso en la mejilla:
-Estás muy guapo.
Light me sonríe de medio lado, excitándome a propósito con aquellos ojos que me enamoran:
-Y tú... aunque estarás mejor cuando lleguemos al hotel y estemos a solas...
Se ríe un poco divertido, haciéndome sonreír y negar con la cabeza. Es capaz de hacerme sentir tantas cosas que ya he perdido la cuenta. El juez dice un par de palabras y cuando todos han tomado asiento empieza a oficiar la ceremonia.
Nos cogemos de las manos, sin dejar de mirarnos y perdiéndonos en los ojos del otro. Enseguida veo pasar por mi cabeza nuestra relación desde el día que nos conocimos. Desde las cosas maravillosas hasta las peleas mas graves, nuestra separación, el reencuentro, los sueños... todo es como una vorágine de recuerdos que se acumulan en forma de historias, formando parte de mi vida y de la suya. Gracias a todo eso hoy estamos aquí, así que enlazo con mas fuerza mis manos viendo como Mikami le pasa a Light un papel grueso color marfil donde tiene escritos los votos nupciales. Suspira y sonriendo, comienza a leer:
-Lawliet... jamás pensé que encontraría a una persona que me llenase tanto de alegría como lo haces tú. Bien sabes que yo nunca fui un chico creyente del amor eterno y las relaciones duraderas. - tomó aire algo nervioso y le sonreí con suavidad – Pero entonces apareciste tú y pusiste mi mundo patas arriba. Fuiste como un pequeño huracán que entró en mi vida, arrasando aquella estúpida manera de evadir sentimientos con una facilidad asombrosa. Me has regalado tanto que no sabré como devolverte jamás una cuarta parte de lo que me has dado. Pero me siento el hombre mas afortunado del planeta por saber que a pesar de todo, me has elegido como compañero, juntos hasta que el mundo deje de ser mundo. Hasta que la muerte nos separe, Lawliet.
Tragué saliva, notando como los ojos se me humedecían poco a poco. No quería echarme a llorar porque me daba vergüenza pero no pude evitarlo, supongo que dejar que las lágrimas resbalasen por mis mejillas no era tan mala idea después de todo.
[Light]
Acaricié con cariño su mejilla, limpiándole las pequeñas lágrimas que escapaban de sus bonitos ojos negros. Mello le pasó sus votos y después le dio a Mikami la cajita de las alianzas de boda, preparados para ponernos el anillo uno al otro. Le sonreí para transmitirle seguridad y Lawliet tomó aire para comenzar a leer:
-Light... yo... la verdad es que cuando me senté a escribir estos votos no sabia bien por donde empezar. De los dos, está claro que el cursi pasteloso eres tú – me eché a reír con suavidad al igual que nuestros amigos y apreté su mano con cariño. - pero un trozo de papel se queda muy corto para todo lo que necesito decirte. Light, tú eres mi otra mitad, incluso en el mundo de los sueños. La complicidad que tenemos es algo precioso, ¿Sabes?. Me habría gustado que Watari estuviese presente porque se que él era una de las personas que mas deseaba que un día, un chico como tú se adentrase en mi vida, dándome todo lo que necesito sin dudarlo. Solo puedo decirte que te amo con locura y que... - miró hacia arriba unos segundos, sus labios temblaban al igual que mi cuerpo debido a la emoción del momento. - Que daré mi vida por ti si es necesario, que si el mundo se para, yo me ocuparé de darle cuerda para que podamos estar juntos, hasta que la muerte nos separe.
La gente aplaudió emocionada y yo solo pude rodearle con mis brazos, hundiendo el rostro entre sus cabellos y abrazándolo con fuerza. Mi Lawliet, mi chico raro amante del azúcar, con sus manías y su risa, con todo lo que me aporta cada día... Por fin eres mio, al cien por cien.
Cuando nos pusimos las alianzas y el juez nos hizo un matrimonio oficial le besé de manera dulce y demandante, saboreándolo y acariciando su cintura hasta el punto de inclinarme hacia delante y hacer que Lawliet se arquease mientras enredaba sus delgados dedos en mi pelo. Le di suaves besos cortos por las mejillas mientras le miraba a los ojos, escuchando de fondo los silbidos de alegría y los aplausos de nuestros amigos:
-Te amo con locura Lawliet...
Él me sonrió y acarició mi rostro con la mano, besándome la mejilla y hundiendo su nariz en mi cuello, como llevaba haciendo desde el primer día que estuvimos juntos. Una de sus tantas manías, una de las que tanto adoraba de él.
-Yo también Light. Mi vida es tuya, para siempre.
Cerré los ojos y lo abracé de nuevo, saludando después a la gente que se acercaba para felicitarnos. Lawliet y yo no nos soltamos durante un largo rato, semi abrazados y dándonos besos cariñosos en el cuello y las mejillas. De vez en cuando nos mirábamos con complicidad, dispuestos a salir en el primer avión rumbo a Italia, para disfrutar de la pequeña casita que habíamos alquilado unos días en una playa paradisíaca escondida, difícil de encontrar en la pequeña isla italiana donde habíamos decidido pasar la luna de miel.