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Mi One Piece. Regreso al mar de la realidad por albert2822

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Notas del capitulo:

Buenas a tod@s, aquí estoy de nuevo publicando otro capítulo de esta historia. Simplemente decir que espero que os guste y que si teneís un pco de vuestro tiempo que me comenteis, porfa.

Ilusión Decimocuarta. Hope Hope no Mi


14:02 p.m. Unidad Médica, interior del Castillo Saint Michel.


Desde los grandes conquistadores de tierras hasta los más fieros emperadores han aumentado su poder participando y ganando guerras y, en ellas, aprendieron que una de las piezas clave para el triunfo era el apoyo médico de una unidad especializada. Gracias a ella, los soldados heridos y mutilados en combate podían sanarse y volver al frente lo más pronto posible.  Por tanto, el equipo médico estaba y está considerado un elemento fundamental para la victoria y, por ello, un claro objetivo a destruir por parte del enemigo.


La fortaleza Saint Michel estaba siendo teñida de morado. Apenas se podía vislumbrar algo más allá de un metro de distancia. Las nubes púrpuras cubrían el techo de todas las estancias del castillo, siendo la sala de cuidados médicos la más perjudicada ya que allí fue donde se originó todo. Las mujeres y hombres del castillo caían como moscas ante semejante poder endemoniado y cualquier esperanza de pararlo estaba siendo borrada de sus mentes. Allí, en la unidad médica, varias personas habían caído desplomadas con sangre derramada de sus bocas y síntomas de asfixia en sus cuerpos.


-¡¡¡Enishida, Belladona, despertad!!!- la pobre ama de llaves Kikyo estaba preocupada al ver a sus amigas en ese terrible estado. Pero ella tampoco estaba para tirar cohetes. Apenas se podía cubrir la boca para protegerse de aquella nube infecciosa cuando sus fuerzas comenzaron a llegar al límite hasta no poder sostener su cuerpo en pie.


-Kikyo, no se desvanezca, el veneno irá a peor- con suerte, el joven doctor Law cogió a la ama de llaves antes de que cayera y le devolvió el conocimiento- Yo las ayudaré, usted vaya y llévese al enfermo a un lugar seguro. Su estado podría empeorar si continua ingiriendo grandes cantidades de este tóxico veneno.


-Gracias doctor… las dejo en sus manos…- Kikyo, algo más recuperada, se levantó y se fue hacia la cama donde estaba el enfermo. Lo cogió en brazos y lo sacó de aquel lugar como pudo.


-Solo quedamos tres en pie… pero ¿cómo podremos parar esto?- se preguntó el joven médico al ver el futuro desolador que les esperaba siendo incapaces de detener el avance del veneno- A este paso, Saint Michel, nuestro refugio y nuestra esperanza, caerá.


Sin embargo, en aquella sala había una persona que estaba dispuesta a darlo todo para detener la nube gaseosa que los estaba aniquilando. Bueno, en sí esto no es correcto porque aquel individuo no era una persona aunque semejanzas no le faltaban.


-Doctorina…gracias… gracias por haberme recogido cuando estaba solo, por cuidarme y enseñarme medicina, gracias por estar ahí cuando más lo necesitaba…le debo la vida a usted y al doctor Hiruluk… y estoy muy agradecido por volvernos a encontrar aunque sea una última vez- el joven reno no podía contener las lágrimas que se desprendían incesantes de sus oscuros ojos. Sabía qué estaba haciendo y qué era lo que iba a hacer, pero no podía dejar de sentir todas y cada una de aquellas emociones y, sin duda, hoy se sentía más humano que nunca-  ¡¡¡Gracias por ser mi familia, Doctorina, Dr. Hiruluk!!!


-¡¡¡No, Chopper, no lo hagas!!!- la doctora, todavía convaleciente, intentó parar al animal que lo consideraba como su hijo, pero no pudo.  


La determinación del animal, dispuesto a salvar a sus amigos costara lo que costara, le condujo a tomar una drástica decisión. La decisión de morir por ellos.


Una hora antes de que se produjeran estos acontecimientos…


13:13 p.m. Base de los Acantilados Invertidos, al este del Castillo Saint Michel.


Si no bastaba con pelear con los pesos pesados de la milicia más fuerte de todos los tiempos, se añadió al juego gracias a la técnica de resurrección cuatro formidables sujetos que antaño podían hacer estragos en el mundo solo con sus manos y con su poder. Aquellas cuatro personas eran los antiguos representantes de la ya extinta Alianza. A la izquierda del todo y con el rostro cubierto por una máscara se encontraba Spandam, representante del país húngaro y jefe del mayor grupo de asesinos del mundo, el Cipher Pol, creado por su padre en la ciudad londinense. Tras su salida de la Alianza hizo un pacto con Teach para eliminar a los enemigos de éste, en concreto, al grupo de Robin y Brook que estaba en Irlanda. Pero tras su derrota, fue el mismo general oscuro quien lo mandó al infierno.  Seguido de él, una persona que en su día recibió el apodo del “Flamenco Rosa”, Donquixote Doflamingo. Miembro de la realeza austriaca que huyó a Nueva York en cuanto estalló la primera gran guerra. Allí, ejerciendo el papel de magnate de los negocios y engañando a toda la ciudad consiguió poner en serios apuros al grupo de Law y Luffy, causándole a éste último un severo trauma después de su intento de violación.  Además, fue amigo de la infancia del siguiente individuo, a quien le dejó una férrea huella en su vida. A su lado, Sir Crocodile, antiguo rey de los países árabes quien también abandonó la Alianza tras el estallido de la guerra. Él y toda su familia fueron perseguidos y masacrados por lo que tuvo que protegerse en un bastión enemigo bajo las dunas del desierto del Sahara. Allí se unió al escuadrón de los exiliados, bajo la tutela de la capitana Tsuru y luchó en el mismo bando que nuestros Zoro y Sanji hasta morir. Sin embargo, en ningún momento olvidó a la persona que le cambió la vida y de la cual estaba enamorado, lo recordó hasta en su lecho de muerte bajo las ruinas del cuartel aliado. Por último, a la derecha del todo se hallaba el hombre que más ha pasado desapercibido en esta historia porque ni siquiera tuvo la oportunidad de formar parte de ella, el antiguo dictador italiano, Gekko Moriah. Apenas llevaba tiempo afiliado a la Alianza cuando se le acusó de traición y fue asesinado por el mismísimo general aliado, Akainu. Sin embargo, aunque fuera la persona que más ha estado desvinculada de los acontecimientos, era una de las piezas clave que le habían otorgado al general Teach la apabullante victoria que, hasta ahora, seguía sin cambiarse. Sin lugar a dudas, con las nuevas incorporaciones y en base al mal estado de los que estaban luchando allí, el frente este estaba destinado a caer.


-Gishihishi, gishishi, ¡cuánto añoraba ver el temor en los rostros de mis enemigos, gishishi! Me produce tal placer- con su distintiva risa y su característico sadismo, Moriah se regocijaba de placer ante el terror que presentaba sus adversarios- Estoy deseando empezar…


-Moriah, no alardees mucho que fuiste el primero en caer de nosotros- le calló la boca Spandam, el representante húngaro- Yo, en cambio tuve una muerte honorable.


-¿Desde cuándo ser asesinado por tu propia incompetencia es un orgullo?- le preguntó el italiano para devolver la pulla que antes le había metido.


-¿Cómo te has enterado?- se alteró el de la máscara al saber que conocían todo sobre su muerte.


-He pasado mucho tiempo bajo ultratumba y he llegado a obtener ciertos contactos- ahora era Gekko Moriah quien se ponía a alardear de su no vida- Sin embargo, he oído que usted, Sir Crocodile, si murió de una forma realmente honorable, incluso se dice que se pasó al lado de los “buenos”, ¿es eso cierto?


-No tengo nada que hablar con usted. Me parece más importante la situación en la que no encontramos que cualquier cosa que pueda decir para manchar mi nombre, señor Moriah- sin embargo, Crocodile no deseaba entrar en el juego.


-Siempre he sabido que tenías un corazón puro como el agua, Crocodile, totalmente diferente a mi oscuro y dañado interior- le dijo Doflamingo al hombre de arena causándole un daño a éste como si una flecha se clavara en su corazón. No obstante, su afable comentario duró poco cuando vislumbró entre sus enemigos a un joven que se le escapó- Pero que ven mis ojos, el joven e inocente príncipe inglés ha venido hasta mí para volver a estas en mis brazos.


Doflamingo se había animado tras ver a Luffy, todo lo contrario a lo que había sentido el príncipe. Solo el hecho de tenerle cerca había paralizado el cuerpo del príncipe. Su entusiasmo, el que había hecho que el resto de personas se levantaran de nuevo para luchar, había desaparecido. En su lugar, temor y odio se apoderaban de él sin dejar que se centrara en la batalla.


-Vas a volver a ser mío y acabaré lo que tenemos a medias- Doflamingo dirigió directamente estas palabras al príncipe, quien asustado perdió las fuerzas y se desplomó en el suelo totalmente indefenso- ¡¡¡Qué comience el juego!!!


El “Flamenco Rosa” daba el pistoletazo de salida para iniciar el duro ataque contra sus enemigos. Fue él mismo quien decidió atacar en primer lugar y su objetivo ya había sido fijado con anterioridad.


Sora no Machi! (“Camino del Cielo”)- el magnate neoyorquino lanzó unos hilos de sus manos que se engancharon en las nubes del cielo. De esta forma, podía moverse con facilidad como si estuviera volando pero en realidad hacia la misma función que impulsarse a través de tela de araña. Gracias a este movimiento, se acercó hasta donde estaba el joven príncipe e intentó apresarlo- ¡Kumo no Sagaki! (“Telaraña”)


Doflamingo lanzó una fuerte red para atrapar al príncipe indefenso. La red de hilos iba a apresar a Luffy si no hubiese sido por las cadenas que las cortaron.


Kujakki String Slasher! (“Cadena de Cuchillas del Pavo Real”)- las cuchillas de la reina Victoria cortaron los hilos de la telaraña y protegieron a su hermano- No dejaré que le vuelvas a poner una mano encima a mi querido hermano, Doflamingo. No le pude proteger aquella vez pero ahora si tengo la oportunidad de hacerlo.


-Vivi nee-chan…- Luffy volvió en sí tras escuchar las palabras de ánimo de su hermana Vivi. Sin duda, la peliazul se sentía frustrada desde que se enteró de todo lo que había pasado su inocente hermano en la ciudad de Nueva York. Sin embargo, la pobre de Vivi ya tenía otro frente abierto que era mucho más difícil de vencer que aquel hombre rastrero.


-¡Hijos, no os distraigáis! ¡Hebi Sabaku! (“Serpiente del desierto”)- el brazo de aquel hombre se transformó en las escamas de la piel de una serpiente y, con él, atacó a Vivi y a Luffy.


Gomu Gomu no Fuusen! (“Gomu Gomu no Globo”)- Luffy se hinchó como un globo y protegió a su hermana del ataque. Sin embargo, cuando se deshinchó y vio la identidad de su atacante se quedó todavía más anonadado- ¡¿Padre?!


Como si fuera un acto reflejo, el chico se abalanzó a los brazos de su padre. Hacía tiempo que el rey Cobra había fallecido y tanto él como su hermana sentían mucho su perdida y deseaban con todas sus fuerzas que volviera a estar con ellos. Sin embargo, no lo querían de esa forma.


-¡¡¡Luffy, aléjate de él!!!- gritó su hermana pero ya era demasiado tarde.


Tokage Sabaku! (“Lagarto del Desierto”)- ahora el brazo de Cobra se transformó con la piel de un lagarto de arena e intentó oprimir entre sus brazos al joven Luffy- Luffy, hijo mió, huye, por favor.


Mientras atacaba a sus hijos, el pobre rey Cobra no podía evitar sentirse triste y frustrado. Tenía total control sobre su mente y sobre sus pensamientos desde que había sido resucitado, pero su cuerpo se movía por si solo y sin obedecerle.


-¿Acaso os olvidabais de mí?- detrás de los dos chicos apareció Doflamingo sostenido en el aire gracias a sus hilos- Siento fastidiar el reencuentro entre padre e hijos pero… era mi presa ¡Tamaito! (“Bala de Hilo”)


Varios hilos fueron expulsados por la mano de Doflamingo, a tal velocidad que su impacto produciría el mismo efecto que una bala. Estaban dirigidos indiscriminadamente a los tres, tanto al padre como a los hijos y, así como el padre podía restaurarse debido a que estaba muerto y había sido revivido, los hijos no. Pero algo se salió del control del de los hilos, algo o alguien que no se lo esperaba.


Sables! (“Tormenta de Arena”)- en aquel lugar se levantó un vendaval de arena que arrasó con todos los hilos de Doflamingo y detuvo cualquier movimiento de los otros tres chicos.


-Pero mira a donde apuntas, Crocodile o ¿es que de verdad has cambiado de bando?- se enfureció Doflamingo cuando cayó al suelo y se golpeó después de que sus hilos se rompieran.


-Simplemente he atacado a mis enemigos, si tus hilos estaban en medio no es mi problema- le contestó indiferente el antiguo rey de los países árabes.


-Pues parecía como si los estuvieras protegiendo- Doffy seguía desafiando al hombre de arena- Él es mi presa y no te interpongas en ello, ni tan siquiera podría responder de mis actos ante ti.


-Por ese mismo motivo lo hago- contestó Crocodile sin dejarse achicar por las amenazas de su compañero.


-Eh, señor de arena, muchas gracias por salvarnos- Luffy llamó a Crocodile para agradecerle por lo que había hecho.


-Cállate niño, en estos momentos tengo unas ganas atroces de matarte, pero… tú no tienes la culpa- aunque Crocodile se sentía enfurecido por todo lo que estaba pasando, tenía que calmar su furia para hacer lo que debía hacer, para cumplir la determinación que había decidido tomar- Fui yo quien te hizo así y es mi deber frenarte, Doflamingo.


-Jajajaja, interesante, Croco-boy- Doflamingo se sentía ansioso ante los actos que impulsaban a su compañero.


-Vivi nee-chan, encárgate tú de padre, yo ayudaré a acabar con estos cuatro- sugirió el príncipe inglés a su hermana.


-De acuerdo, pero prométeme que no le tendrás miedo a ese hombre- le dijo su hermana antes de marcharse.


-Nunca. La otra vez tenía a Torao para protegerme y ahora tú me has protegido. Es hora de que supere mis miedos- Luffy se había decidido y su hermana podía marcharse más tranquila- Salva a padre, Vivi nee-chan.


-Lo haré. No dejaré que nadie más perezca en esta guerra- contestó la reina mientras se encaraba contra su padre.


-¡Así se habla, hijos míos! Estoy orgulloso de ver en las personas que os habéis convertido- Cobra parecía alegrarse de la actitud de sus dos hijos pero aun así esa alegría le duró poco- ¡Hana Kurimuzon Sabaku! (“Flor Carmesí del Desierto”)


Ahora, el brazo de Cobra se cubrió de espinas de una flor muy venenosa que crecía en medio de las dunas desérticas sin apenas agua ni nutrientes para sobrevivir. Pero cuando iban a impactar en la reina, una espada le atravesó todo el cuerpo.


Atos! (“Atos”) Spandam, el hombre de la máscara asestó un duro estacazo al rey Cobra con su espada. Le atravesó el cuerpo y ese mismo ataque llegó hasta la reina quien se tuvo que proteger de él.


Kurosu Kujakki Slasher! (“Cruz de Cuchillas del Pavo Real”)- Vivi se protegió con sus cuchillas del ataque, cosa que no tuvo tanta suerte su padre.


-Spandam, maldito seas, atacando a un hombre por la espalda. Eres igual de rastrero que tu padre- dijo el rey Cobra tras recuperarse del ataque gracias a la técnica de resurrección.


-Rey Cobra, no sabes las ganas que tenía de clavarte un puñal por la espalda en nombre de mi padre. Tú le destrozaste y yo te destrozaré a ti quitándote lo que más te importa, a tu familia- Spandam miró con mirada asesina a la joven reina peliazul.


-No, no te dejaré- se rebotó el ex rey inglés al saber las intenciones malvadas de aquel individuo.


-¿Y cómo me lo vas a impedir?- le preguntó de forma triunfante el representante húngaro y dueño del mayor grupo de asesinos que el mundo haya conocido jamás- Te recuerdo que no puedes atacarme directamente gracias a esta técnica de resurrección.


Soru! (“Espada de Pierna”)- dos sujetos aparecieron de la nada vestidos de traje oscuro y lanzaron dos potentes cortes con sus piernas que cortaron en tres el cuerpo de Spandam.


-¡¡¡¿Lucci, Jabra, por qué?!!!- cuando Spandam se recuperó, se encaró contra sus dos atacantes que resultaron ser dos de los mejores asesinos de su organización.


-Tú mismo lo has dicho antes, por venganza- le contestó el hombre de coleta larga y bigotes finos llamado Jabra- Descubrimos la verdad, Spandam, la verdad sobre nuestra infancia. Tú destruirte el hogar de acogida donde vivíamos, mataste al señor Toto, al hombre que considerábamos como nuestro padre y nos engañaste para que actuáramos como tus fieles asesinos. Eres un ser despreciable.


-Mierda…- Spandam comenzó a preocuparse de aquella situación pero, de repente, vio una salida al final de aquel túnel- Pero, ¿cómo pensáis derrotarme? Vosotros todavía estáis vivos y os puedo vencer cuando quiera ya que ahora soy inmune a morir porque ya estoy muerto, jajaja.


Pero el orgullo y los alardeos del hombre de la máscara iban a durar poco tiempo.


-No te preocupes, tenemos todo el tiempo del mundo para cobrar nuestra venganza- contestó con una sonrisa en la frente el hombre cuyo nombre era Jabra- Podemos matarte y volverte a matar todas las veces que resucites y, ya sabes, tú nos hiciste los mejores asesinos, así que ahora no podrás escapar.


-Además, descubrimos otra cosa… el señor Toto tenía un hijo legítimo que le fue arrebatado hace mucho tiempo. Por desgracia, llegamos tarde para salvarle pero al menos protegeremos todo aquello que él amaba- en ese momento, Lucci y Jabra se giraron a mirar a Vivi y al cuerpo de su fallecida pareja que estaba postrado a su lado- Reina Vivi, permítanos ocuparnos de éste individuo. Honraremos el nombre de su pareja y la protegeremos a toda costa.


Vivi se quedó estupefacta al conocer la relación que había entre su fallecida pareja y aquellos dos fieros asesinos. Sin embargo, dada la situación y las intenciones se dejó proteger por aquellas dos personas, las cuales, en el fondo parecían ser buenas personas. No obstante, ella aún tenía que librar contra su padre una dura batalla, una de las más difíciles en su vida.


Sin embargo, la batalla seguía siendo la mar de peligrosa y verdaderamente difícil para el bando de los buenos. A pesar de los esfuerzos de Luffy, Ace y Sabo para detener a las grandes glorias de la armada inglesa, continuaban regresando de ultratumba como si nada. Y ahora, si debemos añadir a esos cuatro individuos, el panorama parecía mucho más desolador.


-¿Cómo vamos a vencer a los ochos a la vez? Son unas bestias- se preguntaba el conde de Glasgow Ace mientras era arropado por los brazos de su rubia pareja.


-No te preocupes Ace, yo estaré aquí para protegerte- le contestó Sabo para animarlo cosa que era bien difícil en ese momento.


-Pero no podrás protegerme siempre- respondió el conde aquellas duras palabras que hicieron mella en el interior del capitán inglés.


-Mierda, mierda, mierda, ¿qué será lo siguiente, la misma muerte en persona? Y para colmo Hina no ha regresado aún- Smoker estaba perdiendo los nervios ante semejante situación catastrófica.


-Cálmate y mira el frente. Estos franceses son duros rivales y no tenemos tiempo para pensar en los enemigos que acaban de aparecer- le contestó Kuzan para intentar devolverlo al mundo- Además, recuerda que nuestro objetivo en este momento es capturar al capitán Bastille.


-Sí, sí, entendido pero…- pero a Smoker no le daba tiempo de pensar ni tan siquiera de respirar cuando los dos franceses contra los que luchaba se abalanzaron contra él. Ambos atacaron con sus puños de agua y cualquier barrera que lanzará con su humo estaba siendo inservible- ¡¡¡Joder, es que no ocurrirá un puto milagro!!!


Chiyupopo! (“Dientes de Sanación”)- una dulce voz que casi pasó desapercibida resonó desde el cielo.


Sin duda, los dioses parecían haber escuchado las plegarias del joven capitán de los puros. Del cielo, comenzaron a caer una especie de dientes de león que tenían un saquito atado a su tallo.  Aquellos saquitos fueron a parar a las manos de cada una de las personas que estaban luchando en aquel frente, incluido el capitán Smoker.


-¡¿Qué es esto?! ¡¿Sal?!- Smoker se sorprendió al ver el contenido del saco que había ciado del cielo y se cabreó- ¡¿Qué señal es esta, malditos dioses?!


En ese momento, Smoker alzó su cabeza y los vio. Allí, surcando el cielo se encontraba un grupo de escarabajos y avispas voladoras cabalgadas por los pequeños enanos y una joven pelinaranja siendo trasladada por varios insectos a la vez.


-Escuchar todos, nuestro futuro depende de esto- con estas palabras, la joven de anaranjados cabellos captó la atención de los allí presentes.


-¡¿Nami?! Es su voz- se sorprendió el rubio de ceja rizada quien detuvo su lucha para escuchar lo que su amiga iba a decir e igual que él, el resto de personas también se detuvieron.


Nami estaba hablando desde el cielo gracias a los Comunicadores Den Den Mushi que podían transmitir en altavoz toda la información que quería decir. Además, llegaban a todos los rincones de la zona, desde el interior del castillo como los cuatro frentes de combate hasta el mismísimo campamento enemigo. La pelinaranja llenó sus pulmones de aire antes de comenzar a hablar.


-Hemos descubierto una forma de derrotar a los resucitados. En los saquitos que los dientes de león trasportan hay sal. Tenéis que usarla para derrotarles, es la única forma de que abandonen el mundo de los vivos definitivamente y vuelvan a convertirse en cadáveres. Además, si os acercáis esos dientes de león al corazón, sanareis vuestras heridas por un tiempo. Es un extraordinario poder pero que solo podemos usarlo una vez, hacer buen uso de él - anunció la joven pelinaranja dando las esperanzas que todos necesitaban-¡¡¡Ya queda poco, luchar con todas vuestras fuerzas y librar al mundo de la oscuridad!!!


Con estas últimas palabras alentadoras por parte de la joven, la comunicación se cerró.


-Leo, por favor, llévame hasta donde se ven aquellas luces, estoy preocupado por mi amigo- le pidió un favor Nami al líder de la tribu Tontatta.


-Cómo usted diga, señorita Nami- acató la petición el enano sin rechistar cosa que no pareció muy bien a su compañera de vuelo.


-A ella sí que le haces caso y a mí no, pues ahora me enfado y no respiro- junto a él, una bella y diminuta personita, de rubios cabellos y dulce apariencia pero de terrible temperamento.


-Mansherry, princesa, no se enfade- Leo había cavado su tumba- Ha estado muy bien, gracias a su habilidad todos van a poder recuperar fuerzas.


-Ya lo sé, es que yo soy genial- sin duda, aquella bonita enana no tenía abuela.


El milagro que Smoker había pedido se realizó. Como una avalancha de fuerza y ánimos, aquella noticia había servido para aumentar las fuerzas del bando de los buenos. Pero una cosa estaba clara, aunque supieran como vencerles, seguía siendo extremadamente difícil derrotarles tan siquiera una sola vez.


Smoker y Aokiji se miraron y no pudieron evitar soltar unas risas.


-¿Qué, Kuzan, necesitas un chute de diente de león para recuperarte?- le preguntó Smoker a su pareja a modo de burla.


-No, mejor te lo dejo a ti que pareces más cansado- Aokiji le siguió el juego.


-Nah, estoy mejor así. No necesito suplementos de fuerza para derrotar a mis enemigos, jajaja- pero aunque no hubieran usado los dientes de león sanadores, parecía que su efecto se había actuado en ellos- Pero tengo curiosidad sobre esto de la sal. Será mejor que lo probemos. Kuzan, ¿haces los honores?


-Será todo un placer. ¡Thaw! (“Deshielo”)- Kuzan descongeló las cabezas de sus enemigos, los cuales habían atrapado en hielo para detenerlos momentáneamente. En concreto, descongelo a los capitanes Dalmatian, Momonga y Onigumo contra lo que había luchado antes. Después, cogió unos fragmentos de sal del saco y los introdujo en la boca de aquellos tres. Como si fuera instantáneo, las almas de aquellas personas volvieron al inframundo y allí solo quedaron los putrefactos cadáveres.


-Todo un espectáculo, jajaja- dijo Smoker tras ver la debilidad de sus enemigos- Ahora, no habrá nada ni nadie que nos paré.


-Tú bien los has dicho- le contestó Kuzan quien también se había animado al ver con sus propios ojos el efecto de la sal en sus enemigos.


-Me alegro de que hayáis encontrado una forma para derrotarnos. Así se acabará esta tortura de una vez por todas- dijo Jinbe, quien a pesar de ser un enemigo ahora, estaba siendo manipulado por los poderes del oscuro en contra de su propia voluntad- ¿Tú también estarás contento, verdad, Tiger?


-Claro que lo estoy, pero solo espero que no pequen de confianza ahora. El enemigo al que se enfrentan no es un ser normal y estoy seguro que hará cualquier cosa que esté en su mano para solventar este pequeño contratiempo en su estrategia- Fisher Tiger, quien había sido un general muy experimentado, sabía perfectamente como actuaban los hombres en una situación así y por eso mismo, no podía estar tranquilo. Además, seguía siendo manipulado y sus ataques seguían atacando a aquellos dos- ¡Ougi Burakian! (“Taladro Vagabundo”)


Ice Wall! (“Muro de Hielo”)- Kuzan levantó un muro de hielo para protegerse del ataque de Tiger, pero el puño aguado que lanzó su enemigo rompió y atravesó el muro golpeando a Aokiji en un costado- Mierda…


-Os lo dije, no tenías que pecar de confianza ahora que las cosas van a vuestro favor- les contestó Fisher Tiger tras golpear al general inglés- Aún os falta mucha experiencia.


-No me vengas con sermones de militar ahora, abuelo. ¡White Launcher! (“Lanzador Blanco”)- Smoker se abalanzó contra Tiger por haber atacado a su pareja- ¡Yutte! (“Yutte”)


Smoker atacó con su arma metálica a Tiger cuando lo tuvo cerca, pero fue detenido y mandado a volar lejos.


Samaheda Sotei! (“Palma de Manos en Bloques de Tiburón”)- Jinbe apartó a Smoker de Tiger con su propia palma- Aunque quiera que ganéis esta batalla, no dejaré que le pongas una mano encima a mi general.


Smoker y Aokiji, por medio de golpes, aprendieron la lección que aquellos dos militares experimentados les habían dado.


-Me parece que vamos a tener que ponernos más serios, Kuzan, si queremos vencer a este par de tortolitos- afirmó el capitán de los puros mientras se recomponía del ataque recibido.


-¡¿A quién estas llamando tortolitos?!- Fisher Tiger, a pesar de tener la cara pálida debido a su estado necrótico, parecía haberse puesto totalmente rojo. Mientras, el otro capitán francés se mantenía aparte pero con cierta vergüenza hacia las palabras que había oído.


-A ustedes. Pero si se os ve a una legua- insistió Smoker aumentando el nerviosismo entre sus dos enemigos.


-Smoker, creo que deberías dejarlo ya…- le sugirió sutilmente su pareja pero éste hizo oídos sordos y prosiguió.


-Puede que nos hayáis dado una lección sobre cómo ser mejores soldados, pero creo que estoy en mi derecho de daros una lección sobre amor- el capitán de grisáceos cabellos estaba dispuesto a soltarlo todo y a no callarse- Cuando tú te enamoras de una persona, da igual que esta se hombre o mujer, da igual que sea del mismo sexo que tú, da igual todo mientras la ames. Esa fue una dura lección que tuve que aprender para estar junto a Kuzan. Sabía que numerosas cosas y personas se iban a interponer entre nosotros pero… pero sabía que todo el dolor del mundo valía la pena con tal de tenerlo a él a mi lado.


-Smoker…- Kuzan escuchaba atónito aquella efusiva confesión de sentimientos por parte de su pareja. Pero los que no estaban del todo de acuerdo eran sus dos enemigos que comenzaron a rebotarse tras oír esas palabras.


-¿Y qué pretendes que hagamos ahora? Estamos muertos, ya es demasiado tarde, ya se pasó nuestro momento de ser felices- Jinbe había acabado harto de estar al margen y todos sus sentimientos se desbordaron- Sé que me arrepiento de no haberle confesado mis sentimientos a Tiger cuando podía, pero así es como fue y ahora no se puede cambiar.


-Mentira- ahora era el turno de Kuzan de apoyar a su pareja en su decisión de ayudar a aquellas dos personas- Nunca es tarde para expresar tus sentimientos. Tomaros esta milagrosa resurrección como una oportunidad para cambiar las cosas. No es que no podáis estar más juntos, ahora podéis juntar vuestros corazones hasta en el más allá. Intentarlo, todavía tenéis tiempo para ser felices.


-Jinbe, yo…- el general Tiger intentaba dar el paso y desvelar todo lo que albergaba en su interior.


-Dime, Tiger…- Jinbe esperaba ansioso las palabras de su general pero cuando éste parecía que iba a hablar, algo o alguien tomó control de su cuerpo y de la misma forma le ocurrió a Jinbe- ¡Gosenmaigawara Seiken! (“Verdadero golpe de las Cinco Mil Tejas”)


Nanasenmaigawara Mawashigeri! (“Patada que rompe Siete Mil Ladrillos”)- el cuerpo sin control de Fisher Tiger comenzó a atacar. Eran sus dos ataques definitivos, los más feroces, los que estaban dispuestos a quitar las vidas de sus adversarios, pero estos no se lo iban a poner nada fácil.


-Smoker, juntemos nuestro poder- le dijo Kuzan a su pareja y ésta asintió- ¡Ice White: Arrows of Love! (“Hielo Blanco: Flechas de Amor”)


La pareja junto sus poderes de hielo y humo y creó ese ataque que detendría a sus adversarios. Unas  fechas de hielo blanco, impulsada por la velocidad del humo se clavaron en las extremidades de Jinbe y de Tiger y los detuvo. Después, una mano de humo se extendió hasta sus bocas y les introdujo la sal para derrotarlos de una vez por todas. Al poco tiempo, tanto Jinbe como su general cayeron desplomados al suelo tras perder la batalla.


-Maldito Kuzan, la próxima vez me dejas elegir a mí el nombre del ataque. ¿Qué es eso de flechas del amor? Que cursilada- se quejaba Smoker tras derrotar a aquellos dos.


-Pensé que estaba acordé a la declaración que tú habías hecho- el general tenía bien atado a su pareja y sabía cómo dominarlo y como domarlo- Pero, al final, ellos han podido encontrar su felicidad.


-Sí, tienes razón- contestó Smoker mientras contemplaba los cadáveres de sus adversarios, unidos por las manos que se sostenían férreamente incluso después de abandonar por segunda vez el mundo de los vivos- Ahora ya nada nos impide atrapar a Bastille para obtener respuestas.


Pero no tuvieron tiempo de celebrar la victoria cuando una nueva tragedia se cernía sobre ellos.


Kidō Dara! (“Lanza Dara”)- una gigantesca lanza, más grande que el cuerpo de una persona fue lanzada por el capitán enmascarado Bastille. Su dirección estaba clara, el castillo Saint Michel y, a pesar de los intentos de los dos capitanes para detenerla, impactó de lleno en la fortaleza dejando una nube morada a su alrededor.


-Pero, ¿qué haces, desgraciado?- Smoker había perdido los nervios al ver como habían dejado que el castillo fuera atacado- Eres hombre muerto.


Smoker se abalanzó sobre el capitán Bastille y lo apresó pero ya era demasiado tarde. Aquella nube morada que teñía el interior del castillo era la amenaza que más tarde acabaría en la tragedia de la unidad médica. Sin embargo, aún era pronto para que los efectos se notaran.


Mientras, de regreso a la batalla de Ace, Sabo y Luffy contra los cuatro grandes militares de Inglaterra, las tornas habían cambiado.


-Ahora probaréis mi poder. Adelante ¡Doppelman! (“Silueta”)- Gekko Moriah intentó lanzar uno de sus ataques pero falló y comenzó a alterarse- ¡¿Pero qué ocurre, maldita sea?! Doppelman sal.


Pero sus ataques seguían sin responderle.


-Es la nuestra, Ace- le dijo Sabo a su pareja y ésta asintió como aceptando las palabras que éste le había dicho. Después, los dos chicos se prepararon para lanzar su ataque contra el representante italiano quien estaba, en estos momentos, fuera de control- ¡Shinka: Shiranui! (“Llama Sagrada: Mar de Fuego”)


Jujika! (“Cruz de Fuego”)- junto a las lanzas de fuego que había lanzado Sabo, Ace creó una cruz de fuego que también estaba dirigida a Moriah.


-Mierda, mierda, ¡¿por qué no responde mis poderes?! ¡Brick Bat! (“Murcielago Ladrillo”) ¡Kage Kakemai! (“Revolución de Sombras”)- pero ninguno de los ataques que llamaba aparecía. Por alguna razón que desconocía, Gekko Moriah se había quedado sin su poder y, ahora, estaba indefenso contra los llamas de sus enemigos. Su enorme cuerpo se envolvió en un calor abrasador que, a pesar de estar muerto, lo sentía en su piel. Cuando las llamas se apagaron y su cuerpo calcinado comenzó a recuperarse gracias al Oda-Tensei, los dos chicos no le dejaron.


Pamū Ryusoken! (“Palma del Dragón de Fuego”)- Sabo se abalanzó y golpeó el pecho de Moriah con su palma de la mano incendiada. El golpe provocó que el italiano abriera por completo la boca y ese fue su fin- ¡Ahora, Ace!


Con gran velocidad, Ace se acercó hasta Moriah y tiró por su boca un poco de sal del saco que le había sido entregado. Justo después de esto, el alma de Gekko Moriah abandonó nuevamente su cuerpo otorgándole una grata victoria al bando de los buenos. Gracias a esto, aquellas personas que parecían tan invencibles apenas unos minutos atrás, ahora tenían un punto débil y, todos los allí presentes estaban dispuestos a usarlo para destruirlos.


Mientras tanto, las consecuencias de la guerra no caían solamente en el lugar donde estaba ocurriendo.


23:57 p.m. Nueva York, Estados Unidos.


La paz reinaba en todos los costados de la Tierra después de unos largos cuatro años de horror y sufrimiento. La primera gran guerra había llegado a su fin y consigo, las vidas de muchas personas podían regresar a la normalidad. Pero mientras ellos celebraban festejos sobre el fin de la guerra, desconocían que sus vidas estaban más en peligro que nunca y que apenas un grupo de cincuenta individuos luchaban para salvar a la humanidad de la desaparición. Sin embargo, esa lucha tenía consecuencias ya que toda decisión implica un acto consecuente.


Al mismo tiempo que sucedían los acontecimientos en Saint Michel y debido a una diferencia horaria, en la ciudad neoyorquina estaba cayendo la noche. Un gran número de soldados mutilados y heridos regresaban del frente a diario con necesidad de intervención médica urgente. Para ello, el Hospital Sakura había estado ayudando a estos pobres desvalido para lograr su recuperación aunque tuvieran que doblar los turnos y las horas de trabajo. Recordemos que el hospital fue fundado por la Dr. Kureha y por el Dr. Hiruluk pero, en estos momentos, era el doctor quien estaba al mando debido al viaje de la doctora. Era de noche, después de una larga jornada de trabajo donde todos los médicos y demás personal del hospital habían atendido eficientemente a más de un centenar de pacientes. Hiruluk estaba agotado y deseaba irse a casa.


-Y ahora llegar a casa y hacerse uno la cena… aahhh, quien fuera joven otra vez- se quejaba el doctor como cualquier otra persona de edad avanzada.


En eso que el doctor se había acabado de cambiar en la sala de descansos que entró un chico rubio y una joven de cabellos fucsias algo acaramelados.


-Oye Bonney, no deberíamos hacer estas cosas aquí…- el chico, empujado por su compañera, se intentaba quitar la camisa como podía entre besos y caricias.


-Siempre he querido hacerlo en una sala de hospital, Killer, por fa- insistió la joven Bonney mientras intentaba convencer a su pareja con algún que otro movimiento sensual con su boca.


-Está bien…- el chico, quien parecía tener poco temple ante aquella persona, cedió.


Hiruluk presenciaba aquella escena absorto. En primer lugar, no se podía creer las locuras que hacían los jóvenes a esa edad. ¡Qué estaban en un lugar público y de trabajo! Pero el colmo era que ni siquiera habían notado su presencia así que tuvo que hacerles una ayudita para que se dieran cuenta.


-Ejem…- tosió un poco Hiruluk y al momento ambos chicos comenzaron a arreglarse, nerviosos y rojos.


-¡¿Dr. Hiruluk?! No sabía que aún se encontraba en el hospital…- Killer estaba totalmente avergonzado por la escenita que acababa de hacer ante su superior. Bonney se mantuvo un poco apartada mientras se arreglaba la ropa.


-¿No empieza su turno ahora, Dr. Killer?- preguntó el doctor de mayor edad con cara de endemoniado que asustó al pobre residente.


-Sí… estaba a punto de cambiarme…- pero ninguna de las excusas del rubio servía ya. Había cavado su propia tumba.


-¡Dejen de holgazanear y pónganse a trabajar de una vez! Ni el hospital ni la empresa de moda se van a mantener solas- de repente, a los dos jóvenes se les puso los huevos por corbata, al que tenía claro. Hiruluk cogió un par de ficheros médicos para lanzárselos como era costumbre en él y en la Dr. Kureha. Pero cuando fue a lanzarlos se desmayó y se desplomó en el suelo.


-¡¡¡¿Dr. Hiruluk?!!!- Bonney se asustó y gritó al ver al hombre desmayado. Killer, rápidamente, se acercó para atenderlo.


-¡¿Doctor, qué le ocurre, le duele algo?!- preguntó el doctor rubio mientras examinaba al más mayor. Pero de repente comenzó a desaparecer y a aparecer, como volviéndose invisible- Dr. Hiruluk, su cuerpo… su cuerpo desparece.


Killer y Bonney no se podían creer lo que estaban viendo. El doctor desaparecía ante sus narices ante la impotencia de no poder hacer nada. Cuando Hiruluk vio cómo su cuerpo se desvanecía, dijo.


-Es esto lo que me depara el futuro… ¿Qué estarás pasando, Kureha?…- tras decir estas palabras, el anciano doctor se desvaneció en los brazos de su alumno.


Las consecuencias de la guerra iban a ser duras, y más para aquellos que desconocían el significado de porqué ocurrían. Aunque la guerra se luchaba en un único lugar, sus consecuencias iban a notarse en todo el mundo. Sin duda, la batalla se iba a poner mucho peor y si no derrotaban pronto a los otros siete poderosos individuos, las esperanzas de conseguir la victoria se iban a esfumar.

Notas finales:

Bueno, que os ha parecido? Os ha gustado? Ya me decís, nos vemos en el siguiente cpaítulo que espero que sea pronto.

TO BE CONTINUED =)


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