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Mi One Piece. Regreso al mar de la realidad por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s, por fin he podido volver con otro capítulo y si el anterior era emotivo éste es revelador. L bueno no digo más,  leerlo vosotros mismos y ya me comentáis. 

Ilusión Tercera. Realidad


31 de Diciembre de 1918, Castillo Saint Michel, Francia.


¿Qué coño? Esta fue la pregunta que se posó en las mentes de las personas racionales que había en aquella sala. Digo racionales porque alguno de ellos no podía ser catalogado dentro de esta categoría y, no señalo a nadie, a ningún príncipe de ninguna región inglesa, nótese la ironía. No obstante, eso no era importante. Los invitados, por una parte, estaban sorprendidos y bastante atemorizados por los nombres que aquel sujeto había nombrado nada más aparecer. Pero, por otra parte, eso se borraba pronto de sus memorias al contemplar lo que tenían frente a ellos porque era verlo para creerlo.


No pasó más de un minuto cuando aquella persona llegó hasta la parte inferior de las escaleras de caracol. Una vez abajo, levantó la mano y saludó.


-Hola- saludó aquella persona reflejando un rostro demasiado alegre, casi como con una cara de atontado y simple.


-¡¡¡Sú-per!!!- contestaron Luffy y Franky al mismo tiempo alzando ambos brazos y juntándolos, incluyendo las manos.


-Gracias- respondió el hombre de forma más sonriente y con semblante ruborizado.


-Dios, ¿por qué he tenido que hacer esa estupidez?- se preguntaba Franky quien había adoptado un comportamiento un tanto infantil cosa que no correspondía a su cotidiana actitud.


-Si te viera Shyarly- le recalcó Law su hazaña poco varonil mientras le daba palmaditas de consuelo en la espalda.


-Cállate- le reprocho el de tupé azul a su viejo amigo.


Dejando de lado a estos dos que a pesar de todo se llevaban realmente bien; el resto seguía consternado por el misterio que albergaba aquella persona recién llegada.


-¿Eso es…?- dijo el cocinero rubio mirando al hombre pelirrojo que había descendido.


-No puede ser…- añadió la amiga de cabellos anaranjados.


-No es lógico…- se sumó a la incertidumbre la mujer de pelo moreno que provenía del futuro.


-Es antinatural…- participó también el esqueleto.


-No puede ser humana…- intervino en último lugar el  animal de la raza de las bañas en la cabeza.


-No sois los indicados para hablar- les replico el caballero de cabeza de marimo, en especial, a estos dos últimos.


-Es…- añadió aún más extrañeza el de larga y puntiaguda nariz.


-Lo es…- intentó esclarecer la reina inglesa justo antes de darse por vencidos los allí presentes y aceptar lo que ante ellos se mostraba.


-¡¡¡Es un Pato-Camello-Humano!!!- gritaron al mismo tiempo los presentes en la Takara tras ponerle nombre a eso.


-¡¡¡Papi!!!- gritó con alegría y lágrimas la joven de rosados y ondulados cabellos que se hacía llamar “La bruja dimensional”. Justo después de la sorpresiva revelación, esta misma se abalanzó sobre el hombre pelirrojo y lo tiró por el suelo junto a sus peculiares transportes.


-¡Cua, cua! ¡Hiii, hiii!- dos sonidos diferentes de animales resonaron por toda la sala tras la caída provocada por la chica.


-¡¡¡Carue!!! ¡¡¡Matsuge!!!- gritó más eufórica la joven mientras estrangulaba entre sus brazos a aquellos dos animales, sin controlar ni un segundo sus impulsos afectivos.


Tras dejar respirar a las pobres mascotas, como loca, Perona besó a su “padre” incesantemente. Parecía una señora mayor tras mucho tiempo sin verla y cuyos besos sirven de exfoliante para la piel. Como pudo, el pelirrojo se quitó de encima el ataque baboso de su recién nombrada “hija” apartándola a un lado. Se levantó un poco aquejado por el dolor del golpe, de igual forma lo hicieron los animales y la chica aunque ésta más contenta que magullada. Fue justo en ese instante que los invitados comenzaron a creer en lo que estaban contemplando con sus propios ojos. Momentos antes, estos habían presenciado la bajada del hombre que era de todo menos normal. Primero, bajaba un pato de desmesurado tamaño y anteojos azules cuyo nombre era Carue. Sobre él, un camello de lo más pervertido y coqueto, con largas pestañas por lo que era conocido como Matsuge. Y en la cúspide de la torreta, estaba él, el pelirrojo, más ancho que largo. Sin duda, algo digno de presenciar y analizar. No obstante, la escena que estaba ocurriendo en ese mismo momento no tenía nada que envidiar a la anterior.


-Yo no soy tu padre- contestó fríamente el pelirrojo sin apartar la mirada de su supuesta hija.


-Eso no es verdad. Sí que lo eres- respondió enfadada la chiquilla- ¿A qué es verdad, Carue y Matsuge?


Como si los dos animales entendieran el lenguaje humano, se posicionaron al costado de la joven y se encararon frente a su dueño, con cara y todo de enfado.


-No lo soy y punto- reiteró su afirmación aquel hombre.


De repente, un chasquido resonó por toda la Takara gracias a la fuerte resonancia de ésta. Momentos posteriores al ruido, un sujeto apareció por el dorso del pelirrojo.


-Cariño…- dijo de forma dulce aquella persona justo antes de cambiar radicalmente su rostro a uno que hasta el mismísimo coco se asustaría- ¡¡¡Cómo te has atrevido a mentirle a tu propia hija!!! Pídele disculpas ahora mismo, Shanks.


La furia procedente del mismo infierno se trataba de un hombre de buen porte, facciones agraciadas y estilo elegante, vamos, como la típica persona que no se inmuta ni en las más severas circunstancias. Pero, este no era el caso. De arriba abajo, sombrero al más estilo mosquetero, cabellos morenos y cortos, bigote y perilla que para nada le quedaban mal, torso corpulento ya que la camisa granate y entreabierta mostraba parte de sus trabajados abdominales, capa negra hasta los pies y, pantalones y zapatos oscuros. Sin embargo, lo que más resaltaba de aquel hombre nada más verlo eran dos cosas: sus ojos, semejantes a los de la especie alada por excelencia, el halcón y, su delantal de margaritas, en especial, era esto lo que más llamaba la atención de su aspecto. Alguien tan intimidante perdía su poder de intimidación con esa cosa puesta.


No obstante, antes de que el pelirrojo pudiera disculparse, la aparición de aquella persona activó de nuevo la alocada personalidad de la joven de rosados cabellos que se abalanzó, ahora, sobre el chico de sombrero mosquetero.


-¡¡¡Mami!!!- gritó la chica antes de aferrarse fuertemente a los brazos de aquel hombre.


-Perona, hija, no sabes cuánto te he echado de menos- respondió el hombre mientras las lágrimas comenzaban a posarse en su frio rostro- Todos los días he rezado para que volvieras sana y salva a casa, hija. Gracias a Dios.


-Dios no existe- contestó secamente el pelirrojo- En todo caso el destino y otros factores como…


Shanks, que así se llamaba el pelirrojo fue cogido de la camisa por el otro hombre. Si habría que describir a aquella persona, lo más destacado era su dejadez en contraposición de la elegancia y el cuidado del otro individuo. Shanks, de rostro también agraciado, no se preocupaba por ciertas cosas, le parecían insignificantes en relación a otras más importantes. De melenita, perilla pero no bigote, ojos normales, camisa blanca con los botones superiores sin abrochar, pantalones de colores y la misma capa nagra que el otro sujeto. Pero, si además habría que resaltar dos aspectos de su cuerpo serían su cicatriz de garras en el ojo derecho y su falta, también, de su brazo derecho.


-Me da igual si Dios existe o deja de existir, pero al menos deberías dejar de pensar en esas cosas y pedirle perdón a tu hija- se encaró el chico de oscuros cabellos con el otro.


Tras la reprimenda, este lo soltó y Shanks se acercó hacia su hija.


-Lo siento, Perona, fue una mala broma de tu padre ¿le podrías perdonar esa estupidez a tu viejo?- dijo arrepentido el pelirrojo mientras esperaba una respuesta de su hija.


-Claro- dijo risueña la chica mientras abrazaba fuertemente a su padre y éste se reconfortaba entre los brazos de su añorada hija. Apartado, la supuesta madre miraba feliz aquella reconciliación padre-hija. Aunque parecía que aquellos tres habían olvidado que no estaban solos.


-Ejem…- intervino Zoro cortando el abrazo de los recién reconciliados- No quisiera interrumpir este momento familiar tan bonito, pero, ¿quiénes sois?, ¿qué hacemos en este lugar? y, sobre todo, ¿cómo sabéis nuestros nombres?


-Zoro- dijo en forma recriminatoria el rubio a la vez que le pegaba una cachetada en la espalda- No seas tan descarado.


-Solo intento obtener respuestas, vale- contestó el peliverde tras mirar a su pareja de manera fulminante, como nunca antes lo había hecho.


-Vale, vale, calmaros todos, no queremos romper vínculos familiares- intentó tranquilizar el ambiente el pelirrojo.


-Aplícate el cuento- le reprochó el hombre de oscuros cabellos y sombrero mosquetero.


-Perdón- dijo Shanks mirando a su cónyuge- A lo que iba. Como ya habéis escuchado, yo me llamo Shanks y este cascarrabias de aquí es Mihawk y, aunque no lo parezca, es mi marido. Creo que ya conocéis a Perona, nuestra hija, quien se involucró en su búsqueda por petición mía y solo mía, y estos dos son Carue y Matsuge, los más fieles guardianes de nuestra pequeña.


-Vale, vale, eso ya nos ha quedado claro. Dejémonos de presentaciones y vayamos a la parte importante- se empezaba a impacientar el chico de rosados cabellos llamado Shuraiya, igual que les pasaba a otros en la sala.


-Nosotros cuatro…-volvió a hablar Shanks pero dijo algo que no debía decir.


-¿Cuatro?- preguntó intrigada la bailarina princesa Violet.


-Perdón, nosotros tres fuimos escogidos hace tiempo para realizar una importante labor: ayudarles a ustedes a derrotar a la oscuridad. Para ello se nos encomendaron, digamos, una serie de dones. Me imagino, por lo que he podido observar, que ya conocéis el poder de mi hija para atravesar distintas etapas temporales y que por eso la llaman “La bruja dimensional”. Pequeña, creo que aun debes practicar más tus aterrizajes- estas últimas palabras las dirigió a su hija.


-Si papi, me pondré en ello- la chica aceptó la sugerencia de buen modo.


-Por donde iba, ah, sí, ya me acuerdo. Al igual que ella, mi marido y yo tenemos otros poderes muy  útiles en nuestra empresa- Shanks iba a continuar hablando pero de nuevo fue interrumpido.


-Puedo hablar de mi mismo yo solo, de acuerdo- se encaró Mihawk hacia el pelirrojo y éste solo pudo asentir y cederle el turno de palabra- Bueno, a mí se me conoce como “El mago atemporal” y tengo la capacidad de detener el mundo que me rodea, el dominio absoluto del espacio.


-¿Vuestros apodos no deberían ser al revés?- preguntó Usopp un tanto confuso por esos sobrenombres.


-Tonterías- se limitó a decir el de cabellos oscuros.


-Bueno, si mi amable maridito me permite seguir- Shanks miró a Mihawk y al ver que este no le reprochaba ni nada, continuó- Mi poder es mucho más complejo, aunque si de apodos es de lo que hablamos, yo tengo varios como “El hechicero de la realidad” o el que más suelo emplear, “El Halcón Rojo”. Pero si queréis saber sobre mi poder, yo… puedo mostrar la verdadera realidad de este mundo.


-Pero, ¿eso qué significa?, ¿cómo afecta todo esto a esa oscuridad que tanto teméis?, ¿cómo podemos detenerla?, ¿por qué somos tan importantes?- Aokiji no deja de lanzar incesantes preguntas a sus anfitriones.


-Primero, saber que todos tenéis una labor que cumplir, de lo contrario, no estaríais aquí, pero no todos pertenecéis a la misma categoría de importancia- esta frase descolocó a todos los allí presentes- Pero, antes de responder a tus dudas quisiera preguntarte una cosa, general Aokiji, ¿tiene sueño?


-Pues ahora que lo dice, sí. Desde que entramos en este lugar no dejo de sentirme cansado y con ganas de dormirme en cualquier esquina- respondió sinceramente el general de la armada inglesa.


-Creo que no es momento de descansar, mi general- le sugirió educadamente la capitana Hina a su superior.


-En mi vida te he visto tan educada como hoy, Hina- se extrañó Smoker de la actitud de su amiga- Y Kuzan jamás ha sido un gandul.


-Entiendo- comprendió el pelirrojo dando por válidas las sospechas que tenía desde hace un rato- Eso es porque ustedes están experimentando cambios de humor en vuestras personalidades. Son pequeñas señales de sus yos verdaderos.


-No entiendo- dijo la reina Vivi tras escuchar las palabras de aquel hombre.


-Veámoslo con un ejemplo. Usted misma…- se quedó pensativo Shanks mientras examinaba cada acción que realizaba la reina inglesa durante un par de segundos- Vaya, parece que usted sigue siendo la misma. Pero, ¿qué me dice usted, señor Franky? Antes ha nombrado que había adoptado una actitud diferente a la normal.


-Sí- respondió escuetamente el peli azul para seguir escuchando las revelaciones de aquel hombre.


-Y usted, príncipe Luffy, ¿ha cambiado desde que llegó a este castillo?- pero antes que respondiera el príncipe inglés, prosiguió el otro- No, usted tampoco ha variado en absoluto.


-Será cosa de genética- intervino Law.


-No estoy de acuerdo. Pueden influir varios factores en esta situación, pero yo lo atribuiría más que a nada, a la voluntad.


-¡Me estoy hartando de este circo! Qué se cree usted, que somos idiotas para creer que exista algo que pueda influir en nuestra personalidad, venga ya- Zoro definitivamente estaba irritado.


-Maldita sea Zoro, quieres calmarte y dejar al hombre explicarse- de nuevo, el de cabellera verde fue recriminado por su pareja, cosa que parecía repetirse muy a menudo.


-No estoy diciendo que solo influya en su personalidad, sino también en su destino- reveló el pelirrojo más información- ustedes dos son el claro ejemplo de lo que ocurre. A pesar del amor que ambos se profesan desde que se acercaron a este lugar andan peleados continuamente.


-Pero, ¡¿Qué narices estás insinuando?! ¡¿Quieres que te parta la cara frente a tu propia hija, o qué?!- los nervios de Zoro estaban desbordados.


-Yo solo digo lo que observo. Pero creo que ya se han dado cuenta de que lo que digo es verdad, ¿cierto?- dijo Shanks frente a la pareja.


En ese mismo momento la mente de Sanji se había dirigido un par de días atrás, cuando estaban en la cubierta del barco dirigiéndose hacia este lugar y discutió con Zoro. Discutió de una forma como no lo había hecho desde aquella noche en el Big Mom Cabaret en la que decidió romper su relación.


Cuando Zoro iba a tratar de hablar de nuevo, Sanji le tapó la boca con la mano, y ambos se callaron sin decir nada más.


-Pero todavía no ha respondido las preguntas del general, señor Shanks- dijo el actual conde de Glasgow conocido como Ace, sin soltar su brazo del de su pareja recién encontrada.


-Si miran a su alrededor, podrán ver unas piedras en las paredes de la Takara con unas inscripciones. Esas piedras son conocidas como Poneglyph y en ellas se cuenta la verdadera historia de este mundo. Sin embargo, no tenemos la capacidad para leer lo que pone porque desconocemos el lenguaje de estas- explicó el pelirrojo.


-Desde que llegué, he sentido curiosidad por estudiar este lugar- intervino una joven de cabellos oscuros cuyo nombre era Robin- A pesar de ser un castillo datado en la era medieval, algunos elementos no pueden ser catalogados dentro de ningún periodo artístico conocido. Y creo que lo mismo puede ocurrir con las inscripciones de la pared. Si desea, puedo echarles un vistazo, soy arqueóloga.


-Eso ya lo sé- respondió el pelirrojo a la chica.


-Lo intuía- contestó Robin quien parecía escarbar la verdad a través de las palabras que salían de la boca del pelirrojo.


-Pero no se moleste. A pesar de que desconozco exactamente las palabras dichas en ese texto, la historia la conozco. Hace tiempo mi rey me la contó días antes de su muerte- reveló Shanks de forma dolorosa al recordar a aquella persona- Veréis, antaño, el mundo estaba dividido en varias civilizaciones con sus respectivas diferencias, pero resultó que una de ellas comenzó a ganar poder, se desarrolló gradualmente. El resto de gobiernos del mundo decidieron unirse para derrocar esta potencia y así hicieron. La destrucción de esta civilización fue máxima. Sus gentes fueron consideradas como demonios, por lo que eran llamadas Akumas y desgraciadamente fueron erradicadas del planeta. A raíz de este acontecimiento, el mundo se sumió en un periodo de “paz” gracias al gobierno unido de esos países que lucharon juntos contra un enemigo común. Pero todo eso ocurrió hace varios siglos. Hace poco más de dos décadas, mi rey partió en un viaje para descubrir la verdad sobre la historia. Tuve la suerte de compartir ese viaje con él y aunque pasamos tremendas complicaciones, llegamos a obtener esa verdad perdida. Fue al final de nuestra travesía cuando llegamos a una isla, allí la encontramos, o al menos, mi rey la encontró. Pero a veces la verdad resulta terrible y en seguida, él comprendió que algo malo le iba a ocurrir al mundo en un futuro. Fue mi rey, quien decidió dejar en aquella misteriosa isla todo lo que obtuvimos en nuestro viaje, además del conocimiento y  la verdad, y entregarse para morir. Pero no sin antes entregarme una misión que salvaría al mundo en un futuro no muy lejano, la misión de encontraros.


-¿Encontrarnos? Eso que está diciendo  no se corresponde con ningún hecho ocurrido en nuestra historia. Como pretende que le creamos algo así- dijo la reina Victoria quien conocía bien la historia del mundo ya que su padre la obligó a estudiarla de pequeña.


-Como ya he dicho, no todos ustedes son tan esenciales en esta labor como otros- explico Shanks mirando de frente a todos los allí presentes- No todos tenéis la capacidad de hacer desaparecer esa oscuridad que se nos cierne.


-Pero en toda esa historia no ha explicado una cosa, ¿cuál es ese mal que está a punto de venir?- preguntaba inquieto el joven capitán Sabo quien tras pasar grandes peripecias, deseaba acabar con todo esto lo más pronto posible.


-Esa oscuridad es una persona y temó que vuestras vidas ya se hayan cruzado con alguno de sus planes maléficos- contestó el pelirrojo al capitán inglés- Una persona emergió de la nada, ganando a su paso numeroso poder e influencias que no dudó en utilizar para lograr su objetivo. Esa persona se llama Marshall D. Teach y es el heredero de la voluntad vengativa de aquellos “demonios” que antiguamente fueron destruidos. Su misión no es otra que la de destruir el mundo que crearon los dirigentes antiguos gracias a la destrucción de aquella civilización y para ello, sumirá al mundo en la Oscuridad total. Esta hazaña comenzó a lograrse hace poco más de un año, un año real. Teach, al igual que nosotros tres tiene una serie de poderes, igual que muchas otras personas aunque estas lo desconocen. Empleando con astucia su don, llegó hasta  esa isla de la que os he hablado antes. No solo descubrió la verdad sino que la empleó para el mal. Esa isla albergaba un extraño poder, una de las antiguas armas desarrolladas en la civilización destruida, una Akuma. Para ser exactos, esta era la Moso Moso no mi, el demonio que da la capacidad de distorsionar la realidad creando Ilusiones- tras esta revelación, el pelirrojo se tomó un tiempo antes de proseguir. Parecía como si los invitados necesitarán unos segundos para procesar tanta información, y de tal calibre. Pero no tenía mucho tiempo y debía continuar- Como os habréis imaginado, esa isla creó la mayor ilusión que el ser humano haya conocido, creó el mundo tal y como lo conocemos hoy. Modificó la historia creando una totalmente nueva y dispar a la verdadera, cambio la forma de vivir y la forma de comprender el mundo, añadió nuevas costumbres y tradiciones y, sobre todo, creó nuevas personalidades en las personas, destruyendo consigo los antiguos vínculos que existían. En especial, sois vosotros los que más sufrís esta ilusión, Mugiwaras.


-¿A quiénes te refieres con Mugiwaras?- preguntó la antigua miembro de la Alianza, la señorita Domino.


-A aquellos que nombré la primera vez que escuchasteis mi voz- contestó Shanks dejando titubeantes a todos, pero sin duda, a esos nueve a los que se refería-Erais la mayor amenaza para Teach, por lo que no era de extrañar que os quisiera muertos. Pero eso no le era tan sencillo y empleo este vil método. Os separó lo más que pudo, llegando incluso a que algunos ni os conocierais hasta hoy, os cambió radicalmente y os rebajó a meras piezas de su tablero donde le es más fácil destruiros.


-¡¡¡¿Qué estás diciendo, que nosotros no somos así?!!! ¡¡¡¿Piensas que mi amor por Zoro o por Nami es fruto de un mera ilusión?!!!- esta vez fue Sanji quien no pudo sobrellevar todo lo que le estaba diciendo. Recordaba todo lo que había sufrido para estar con las personas que amaba y el mero atisbo de pensar que eso es producto de una ilusión le ponía furioso, casi en cólera. Sin embargo, aunque fue el rubio quien se atrevió a decirlo, todos en la sala pensaban lo mismo.


-No creo que vuestros actos durante la ilusión hayan estado definidos totalmente pero…- esto que iba a decir Shanks le iba a dolor incluso a él mismo- Pero desconozco el alcance total del poder ilusorio, lo siento. Solo puedo decir, por experiencia, que yo a ustedes, Zoro y Sanji, os conocí en el mundo real y me sorprendió vuestra relación al veros de nuevo. Aunque, también me sorprendo de mis propios actos- estas últimas palabras las dijo mirando al de ojos parecidos al ser alado.


Todos necesitaron unos instantes para tranquilizarse. Todo lo que les había contado el pelirrojo había roto sus esquemas, y se estaban replanteado más de alguna cosa en su cabeza. Pero llegó el momento de romper el hielo y para sorpresa de muchos, fue Zoro quien lo hizo.


-Vale, de acuerdo. Si lo que nos dices es verdad, ¿cómo podemos vencer a ese hombre nosotros nueve?- esto último lo dijo mientras miraba de reojo a las otras ocho persona implicadas en esto.


-¡¡¡¿Cómo que de acuerdo?!!! ¡¡¡¿Pero tú estás bien, Zoro?!!! ¡Hace un momento eras tú el que estaba irritado y contestaba mal y, ahora, aceptas algo así sin inmutarte!- sin duda, el rubio cocinero estaba cabreado con su pareja y lo que estaba a punto de decir, era lo más duro que había salido por su boca desde hace un tiempo- ¿Tan poco vale nuestro amor para ti?


-No es eso, pero… ya no sé lo que creer. Con todo lo que nos ha pasado, debe haber algún motivo detrás, sino significaría que todo eso ha sido en vano y eso no quiero ni pensarlo- contestó dolido el peliverde sin dejar menos tranquilo a su rubia pareja.


-Siento desanimaros aún más, pero desconozco cómo y por qué vais a derrotar a Teach- justo en ese momento, Shanks se esperaba ser linchado en ese mismo lugar pero eso no ocurrió. Básicamente no ocurrió nada- Mi rey solo me dijo que vosotros erais la clave para derrotar a ese hombre, pero desconozco los motivos. A pesar de las armas que tenemos aquí, especiales para cada uno de vosotros, desconocemos si con eso podremos derrotarlo o no.


Como nadie más habló, desanimados por estas últimas palabras, fue Mihawk quien decidió calmar el ambiente.


-¿Por qué no os muestro vuestras habitaciones y descansáis hasta la hora de la cena? Yo mismo la estoy preparando- dijo con forma tranquilizante el chico de ojos de halcón.


-Creo que es una buena idea- se atrevió a decir el pelirrojo- Además, a esa hora ya habrá llegado el resto.


Esta última frase dejo también confusos a los presentes, pero ya llevaban bastante dolor de cabeza como para sorprenderse por algo así. Mihawk, Perona y los dos animales comenzaron a subir por las escaleras y tras ellos, el resto del grupo hizo lo mismo, sin hablar, simplemente siguiendo a sus anfitriones.


-Espere un momento conde Ace, ¿podría cederme unos minutos, por favor?- Shanks detuvo al conde de Glasgow, cosa que le sorprendió a éste, a su pareja y a la reina inglesa.


-Por supuesto- respondió sin negarse el conde.


-Te acompaño- le dijo el capitán rubio llamado Sabo quien no quería separarse ni un instante de su recién reencontrada pareja, y quería enterarse de lo que iban a hablar.


-A solas, por favor- pidió el pelirrojo al conde.


-Sabo, ves subiendo tú. Ahora en seguida voy yo. Y no te preocupes, que seguro que no es nada- le dijo el conde moreno con la mirada más dulce que había en el mundo y después le dio un tierno beso al otro.


Sabo subió con el resto del grupo por las escaleras de caracol. Su preocupación era máxima a pesar de las palabras alentadoras de novio. Lo mismo le ocurría a la reina, quien se apoyaba en su prometido para no saltar de preocupación. Mientras, en la parte inferior de la Takara, Ace y Shanks se habían apartado para hablar.


Pasó un tiempo hasta que la conversación dio por finalizada con estas palabras del joven conde.


-Comprendo. Es algo inevitable- respondió Ace mientras parecía que sus ojos brillaban algo más de lo normal. Shanks le puso la mano en la espalda y lo acompañó hasta su habitación donde su rubia pareja le esperaba ansioso. Sin embargo, Ace le dijo que no se preocupará, que no era nada importante y muy a su pesar, Sabo no creyó del todo estas palabras.


Los últimos rayos del sol fueron desapareciendo del cielo tapados por la inmensa fortaleza de Saint Michel. La hora de la cena había llegado y los comensales habían bajado de sus habitaciones, esperando la comida mientras entablaban alguna que otra conversación cordial. Aunque no todos los viajeros habían hecho acto de presencia en la mesa. Los que faltaban, el reno Chopper que había decidido salir a correr por los alrededores, la pareja formada por el conde Ace y el capitán Sabo quienes se habían quedado en sus aposentos y el recluso Drake esposado en los pasillos del castillo. El salón donde se encontraban era de lo más bello. Resaltando la predominancia de colores cálidos como el rojo de las alfombras o las cortinas, el amarillo de las espectaculares lámparas de araña que colgaban del techo, o el naranja de la mantelería que engalanaba la mesa. No cabe duda que era un tesoro, y así se denominaba el salón, Le Trésor, pero en lengua francesa.


Presidiendo la mesa estaba el pelirrojo, a su lado, su marido y su hija y, el resto, se dividía entre los dos laterales de ésta.


 -¿Esperamos a alguien en especial, señor Shanks?- preguntó de forma educada el más fiel siervo de la familia inglesa, Law.


-Jope Torao, que se enfría la carne- se enfadaba el joven Luffy como un crio, cosa que no le sentó muy bien al siervo quien no dudó en replicarle.


-¡Luffy! Recuerda tus modales que no estamos en casa- regañó el más mayor al más joven de la pareja.


-Veo que lo tienes bien domado, Law- se atrevió a decir la reina Vivi entre risas, acalorando por completo al pobre Law.


-Jajaja- el pelirrojo no pudo aguantarse la risa, al igual que el resto de asistentes en la mesa- Sobre su pregunta, estamos esperando a mis guardianes y a unos amigos suyos. Pero me parece que su llegada es más que inminente.


-¿Amigos nuestros?- preguntó la joven princesa rusa que también había sido bailarina en el cabaret inglés.


-¿Sus guardianes?- se preguntó también el conde de Gales, el hombre con la nariz más prominente del mundo.


Mientras los chicos pensaban en la identidad de aquellas personas que iban a llegar, el servicio del castillo hizo su aparición.


-Buenas noches, damas y… el resto, soy Kikyo, la jefa del servicio de Saint Michel. Si desean les podemos ofrecer algo de beber mientras esperan- una mujer morena con el típico traje de sirvienta con su cogía y su delantal apareció en la sala. Detrás de ella, un par de sirvientas más esperaban iniciar la comida.


-Para mí una copita de cola estaría bien- pidió Franky.


-Marchando una copa de cola para el fortachón- una de las sirvientas, de rubios cabellos llamada Enishida, se acercó al mueble bar y sacó de allí una botella de cola. Se aproximó al caballero, algo más de lo normal, le sirvió la cola en el vaso y con sensualidad le dijo-Que la disfrute.


-Gracias…- contestó cortado el de tupé.


-¡¡¡Quita tus sucias manos de mi novio, zorra!!!- por la puerta del salón se escuchó una malhumorada voz. Una voz femenina que no tardó en hacer acto de presencia. La chica en cuestión se aproximó con paso ligero hasta el peli azul y la sirvienta y, en vez de arremeter contra la mujer, abofeteó al hombre.


-Shyarly, mi amor…- dijo Franky cuando se recuperó del golpe y, por supuesto, tras la partida de la sirvienta- ¿Qué estás haciendo aquí?


-Ves Hancock como tenía razón. Tenía el pálpito de que algo malo iba a ocurrir. Y tú, a la primera de cambio ya me estás poniendo los cuernos con una buscona- se encaró la joven Shyarly contra su novio.


-Shyarly, no es lo que parece. La acabo de conocer- intentó hacerla entrar en razón Franky- Ya sabes que tú eres la única para mí.


Con estas palabras, la modista calmó un poco sus nervios y sus humos. Sin embargo, otras personas en la sala se pusieron bastante intranquilos.


-¿Has dicho Hancock?- preguntó Law con miedo de saber la respuesta. Pero en lugar de hallar la respuesta encontró algo peor. Por detrás de él apareció un hombre.


-Cucu, ¿me has echado de menos Law-kun?- aquel chico tapó con sus dos manos los bellos ojos del siervo inglés.


-¡¡¡¿Kid?!!!- Law se sobresaltó tanto que se levantó de la silla al ver a esa persona y no pudo articular palabras- Pero… ¿cómo?, ¿qué hace?, ¿por qué?


-¿Me das un besito de bienvenida? respondió Kid sobre la confusión del otro y justo después intentó darle ese beso que fue detenido por el siervo con una bofetada limpia pero dolorosa. Parecía el día de las cachetadas- Yo también te he echado de menos- contestó éste cuando se repuso del golpe- Aunque no he venido solo, jajaja. He traído el arma definitiva para conquistarte.


-¿Eh?- Law no entendía nada hasta que ella hizo acto de presencia.


-Uy, uy, uy, me parece que me he perdido algo- intervino Vivi quien estaba interesada en aquellas nuevas personas que conocía a su hermano y a su amigo, sobre todo, estaba interesada en sus vínculos.


Por detrás de Shyarly llegó la mujer más deslumbrante del planeta, o al menos así la catalogaban muchas personas de la alta sociedad, la emperatriz Boa Hancok. Con un ceñido traje de color rojo con flores bordadas, anduvo con elegancia hasta llegar frente a su objetivo y, fue en ese instante, que mandó a paseó toda su clase. Saltó encima de la mesa, la sobrepasó y se tiró a los brazos del joven príncipe inglés.


-¡¡¡Luffy!!!- gritó la modelo y jefa de la mayor empresa de moda de la ciudad neoyorquina.


-Hancock, tú también has venido, que guay- sin duda, la inocencia del príncipe de Inglaterra estaba desbordante hoy y, justo a su lado, eran los nervios de su pareja los que estaban desbordados- Me alegro mucho de veros a los, chicos.


-¿A qué tú también te alegras de verme, Law?- de nuevo, Kid hizo un ataque a los labios del médico que como pudo el otro chico evitó agarrándole del brazo y apartándolo. Fue esa acción la que le hizo darse cuenta de algo importante.


-¡¡¡Kid, ¿tu brazo?!!!- se sorprendió Law de que quien antaño había perdido su brazo derecho protegiéndolo, ahora llevaba uno.


-Jajaja, al fin te diste cuenta- el pelirrojo se puso a reír ante la cara estupefacta del moreno- Crearon una prótesis de metal que tiene la movilidad de un brazo y después lo cubrieron con una fibra muy similar a la piel. Ese par de viejos son increíbles


-¡¿A quién estás llamando vieja, joven insolente?!- la que faltaba entraba en escena.


-Discúlpame, Dr.Kureha, deseo seguir viviendo, por favor no me mate- dijo Kid arrepentido por sus palabras.


-Pues vigila mejor tu vocabulario, jovenzuelo- le encaró la señora de cierta edad a su antiguo paciente.


-Veo que alguien te ha sabido domar, Kid, jajajaja- dijo casi entre risas el joven médico que a veces era llamado Torao.


-Jovencito, qué formas son esas de saludar a tu mentora- se quejó la doctora a su antiguo alumno con cierta fuerza desmesurada y es que no s ele ocurrió otra idea que tirar a Law de una patada y ocupar su asiento- Aprende a ceder el sitio a tus mayores.


-Es bueno verla tan enérgica, Dr.Kureha- dijo Law malherido mientras se levantaba del suelo ayudado por Luffy y Kid- Por cierto, ¿qué hacéis vosotros cuatro aquí?, ¿cómo habéis encontrado este lugar?


-Nos ha guiado la fuerza del amor…- contestó enloquecida la modista Hancock.


-Para llevar a cabo nuestras reconquistas- terminó la frase el modelo de brazo metálico.


-Franky me dijo el lugar a donde iba antes de irse para no preocuparme. Dejamos la empresa Straw Hat en manos de Alvida y de Bonnie, y partimos con el barco más veloz de toda la ciudad- respondió más sincera la mujer llamada Shyarly- Aunque más que partir con  el barco, lo cogimos prestado por un tiempo indefinido, jejeje.


-Entiendo, y no me sorprende en absoluto- reveló Law- Oye Kid, pero ¿tú no estabas en la conquista de ese enfermero?


-¿Qué acaso estabas celoso de él, Law?- preguntó de forma insinuante el pelirrojo.


-Idiota- por esa pregunta Kid recibió otra de las bofetadas del día, esas tan famosas desde que llegaron al castillo.


-Resultaba que no éramos de la misma acera y prefirió el cariño de la zorra de Bonnie, y lo digo desde el cariño como amigo- contestó el pelirrojo enfurruñado al recordar su desplante.


-Vamos, que ni te hizo caso- resumió Law.


-No hace falta ser tan preciso- le respondió Kid al otro un tanto depre.


-Kid, ¿puedes venir un momento?-pidió el joven príncipe inglés a su antiguo compañero de trabajo algo que pilló a este de sorpresa. Al igual que el pelirrojo, Law presentaba la misma confusión y extrañeza por lo que podía decir o hacer su inocente pareja. Con tranquilidad, Kid se acercó a él y para su asombro, fue agarrado de la camisa y posteriormente fue levantado del suelo- Como vuelvas a tocar algo de mi propiedad, morirás.


Como nunca se había visto, Luffy cambió de actitud radicalmente. En la vida había estado tan decidido y tan intimidante que dejó a Kid sin palabras. Pero la mayor sorpresa de la sala fue la de Law. No sabía si reír, llorar o esconderse debajo de la mesa. Sin duda, jamás había tenido una prueba de amor tan rotunda como la de hoy y se sentía realmente feliz, aunque esa felicidad estaba destinada a truncarse por la oscuridad.


-Y usted, doctora, ¿qué hace aquí?- preguntó el joven príncipe para desviar la atención de su acción anterior que pilló a todos desprevenidos. Eso sí, había adoptado de nuevo su cándida personalidad.


-No sé cómo explicarlo, pero sentía la necesidad de venir, como si algo me estuviera esperando aquí- contestó de forma misteriosa e incomprensiva la doctora de grisáceos cabellos y dura actitud.


-Si está aquí, le aseguro que algún papel importante deberá empeñar, señora Kureha- intervino el pelirrojo en la conversación.


-¡Es señorita, insolente!- una botella de vino de la mesa fue lanzada directamente hacia Shanks quien apenas pudo esquivarla, aunque las cortinas de detrás suyo no tuvieron tanta suerte. En seguida, el servicio fue a limpiarlo para retomar la normalidad en la cena.


-Disculpe, no era mi intención ofenderla-se disculpó Shanks para no causar más conflictos- Ahora, para relajar la velada y ya que estamos todos, ¿por qué no iniciamos la cena? Seguro que ya se os ha abierto el apetito con la espera.


 -¿Ya estamos todos? Pero ¿no faltan sus, como los había llamado, ah sí, sus guardines?-preguntó el conde de nariz puntiaguda que estaba sentado al costado de su prometida de pelos anaranjados.


-¿Dónde habré escuchado se ese nombre?- preguntó el de pelos verdes en forma de cresta de gallo y cuyo nombre era Bartolomeo. Pero no llegó a recordar nada y su pregunta pasó desapercibida en la conversación.


-Hace rato que están en sus asientos- contestó Mihawk causando que estos miraran hacia el final de la mesa.


Allí, en los últimos asientos de la mesa que se habían reservado vacíos a espera de ser ocupados por los “guardianes”, ya no lo estaban. De los cuatro que restaban sin dueño, tres de ellos ya albergaban a una persona, por cierto, de lo más curioso del mundo. Todos en el salón estaban anonadados de solo hecho de pensar que aquellas tres personas habían entrado sin ser vistas ni oídas, era imposible, pero así ocurrió. Sin embargo, a pesar del silencio que se había adueñado de la situación, fue uno de esos guardianes de rojizos cabellos quien decidió romper el hielo.


-No quisiera interrumpir sus conversaciones la mar de interesantes- dijo éste hombre de forma engreída, quien además de destacado tono de pelo tenía una cicatriz en la cara que parecía un ave alada.


-No seas energúmeno, capullo- contestó otra de las personas, un hombre de origen oriental con ropajes y peinado del mismo estilo pero de acento irlandés.


-No te molestes, a este no le llega bien la sangre al cerebro y no procesa la información antes de hablar, ¿verdad, Llamita?- la tercera en discordia habló, una chica de azulados cabellos que no hace mucho acababan de conocer.


-Cuanto cariño- dijo irónicamente Zoro.


-Sí, eso parece- añadió el capitán Smoker.


-Bueno, es hora de que dejéis vuestras diferencias aparte. El día que tanto esperamos ha llegado por fin- interrumpió Shanks mirando a sus “guardianes”- Os presento, señores, a mi fiel “Guardia”. El chico de aspecto oriental se llama Izo del castillo flotante de Tir Nag Og, “El guardián del Viento”.


-Guau, pensaba que era una mera leyenda de Irlanda- se sorprendió la señora de rubios cabellos llamada Honey Queen quien había escuchado numerosas historias en sus años vividos en Irlanda.


-A su lado- continuó Shanks con las presentaciones- A su lado se encuentra Puzzle, apodado entre muchos como “El Fénix” debido a su cicatriz, aunque para mí  es “El guardián del Fuego”, protector de la Alhambra granadina.


-Puzzle…-dijo Robin agitada al ver a aquel hombre que no hace mucho había conocido y el cual le causaba un fuerte revuelo en su corazón.


-Robin…- se limitó a decir Puzzle para no causar mucha agitación, aunque el brillo en los ojos de la chica ya había sido notado por un hombre, aquel que más le preocupaba a Puzzle de que se enterase.


-Oye, no le estarás poniendo los…- pero Izo no pudo acabar la frase cuando la mano del pelirrojo le tapó la boca.


-Luego hablamos- sin quitársela, Puzzle le contestó eso a su cuñado, quedando este bastante preocupado.


-Y creo que a la última guardiana ya la conocéis ya que ha sido ella quien os ha guiado hasta aquí. Os presento la identidad de la Dama del Lago, la señorita Whitey Bay, “La guardiana del agua” y protectora de este lugar, el Castillo Saint Michel.


-Es un placer- contestó de forma muy educada la chica quien solamente cambiada su actitud cuando se encaraba contra sus otros compañeros de guardia.


-Eso no es verdad- dijo una vocecilla que salió de la nada.


-No lo es- añadió otra vocecilla.


-Ella no les guio hasta aquí, fuimos nosotros- contestó una tercera voz con la misma intensidad de agudos.


-Tenéis razón chicos, jajaja- les dio la razón Shanks a aquellas voces mientras el resto buscaban como locos su procedencia- Os presento al servicio especial de mensajería, Leo y los Tontatta. Estos pequeños amiguitos os hicieron llegar las cartas de parte mía.


De repente, a la mesa subieron un montón de mini hombres con gorros puntiagudos y narices del mismo estilo. Con cabellos de diversos colores parecían unos mini soldados con su armamento y todo. Aunque para algunas no parecían tan temibles.


-Son adorables- dijo la reina Vivi achuchando a uno de ellos que se llamaba Kabu.


-¿Adoptamos uno, Domino?- sugirió la princesa rusa Violet a su pareja, quien no estaba muy convencida.


-No somos adorables, somos soldados al servicio de la paz mundial y de nuestro jefe, el señor Shanks- se encaró uno de aquellos diminutos que parecía ser el líder, y su nombre era Leo.


-Pero que achuchables son, dios mío- dijo Nami muerta de dulzura por aquellas personas de pequeño tamaño.


-Ahora entiendo por qué aparecían las cartas en cualquier lugar- dijo Shuraiya.


-Sí, cruzamos mares tormentosos, atravesamos áridos desiertos, montañas escarpadas- contestó Leo de forma épica mientras era vitoreado por su grupo de diminutos.


-Venga, venga, dejemos las batallitas para otro momento y ahora todos a dormir- les dijo la jefa de servicio Kikyo a los diminutos y tuvieron que hacerle caso debido a que conocían su fuerte carácter.


-Bueno, como no he tenido ocasión antes, os presento al servicio del castillo. Kikyo es la jefa del servicio de las sirvientas que aquí se hacen llamar Kuja- explicó Mihawk a los allí presentes cuando esta se había marchado con los pequeños individuos tras hacer su espontaneo aparición.


-Retomando, os he presentado a tres de mis cuatro guardianes. Sin embargo, parece que “El guardián de la Tierra” de ShanGrila ha decidido no venir- dijo Shanks- Tenía la esperanza de que apareciera, al menos para enmendar sus malos actos.


-Es un cobarde- respondió Puzzle no muy contento con su compañero.


-Oye, más respeto a tu compañero- le replicó la chica llamada Whitey Bay.


-Aunque de normal no esté de acuerdo con este inepto- dijo Izo señalando a Puzzle- Creo que esta vez tiene razón.


-Esta ha sido su decisión y debemos respetarla. No es fácil enfrentarse al mundo cuando no puedes ni solucionar tus problemas- explicó el pelirrojo de forma comprensiva al resto de sus guardianes y a los comensales de la mesa.


-Pero, ¿por qué necesitaría un hombre como usted con tanto poder a unos “guardianes”? ¿Qué papel tienen en esta historia?- preguntó interesado el general de la armada inglesa, el señor Aokiji.


-El papel de mantener este lugar protegido- contestó sin dudar el pelirrojo llamado Shanks.


-Déjeme concretarles, señor Shanks- pidió la Dama del Lago quien albergaba un profundo respeto hacia su jefe. Este asintió y le dio permiso a la joven para hablar- Como ya ha nombrado mi señor, cada uno de nosotros protegemos uno de los puntos cardinales del mundo. Esos lugares son tan importantes ya que a través de ellos se canaliza la realidad frente a la ilusión. Sin esos cuatro puntos, la ilusión en la que vivimos ya se hubiese convertido en nuestra realidad. Mis compañeros Izo, Puzzle y el guardián de la Tierra se encargan de proteger los templos que además de canalizar realidad indican la posición exacta del cuarto y último templo. De esta forma, ese lugar sería mucho más difícil de encontrar para nuestros enemigos.


-Por eso nos hemos mantenido a salvo durante estos años- añadió Shanks este comentario recordando todo por lo que había pasado durante esta larga contienda.


-Entonces, por lo que explica, ese cuarto punto no es otro que este mismo lugar, el Castillo Saint Michel- intervino la arqueóloga Robin quien había llegado a una conclusión gracias a lo explicado por la chica- Pero, continuó sin entender la importancia de escoger este mismo lugar. ¿Qué tiene de diferente con respecto a los otros tres?


-Recordáis aquella isla de la que os hablé, la dueña de esta gran ilusión, pues coincide que se sitúa en este mismo lugar pero en el mundo real. El Monte Saint Michel equivale a la isla final de nuestro viaje donde se esconde la verdad y el botín, más conocida en la realidad como Raftel- el pelirrojo revelaba de una vez por todas el misterio de esta historia.


Ya se había dicho que la realidad en la que nuestros héroes no era más que una ilusión creada por un malvado plan. El mundo de One Piece y el mundo real están enlazados. Pero, ¿ahora qué?, ¿cuál es la decisión que deberán tomar los Mugiwaras sobre la verdadera realidad y que atañe a todas las personas del mundo.


Mientras tanto, en el cercano bosque, un reno correteaba sin rumbo fijo zarandeando ramas y dejando sus huellas por el camino. De pronto, llegó al risco de un acantilado y cuando iba a girar se topó con una mujer.


-¿Quién eres tú?- preguntó Chopper intentando sonar valiente aunque en realidad le temblaban sus patas.


-Yo soy la bruja malvada de este cuento y tú eres la clave para que vea la verdad, jajaja- gritó con voz malvada la mujer de oscuros cabellos en tonos verdosos mientras acercaba sus manos para agarrar al animal.


Aunque nuestros héroes habían descubierto la verdad, no debían olvidar cuál era su objetivo y a quien debían detener, porque estos ya habían realizado su primer movimiento.

Notas finales:

Bueno, que os ha parecido?  Impactante o pensáis que estoy muy loco por enlazar cosas así?  Bueno espero que si tenéis un poco de tiempo,  me brindeis la oportunidad de leer un review vuestro con vuestra opinión. Bueno,  nos vemos en el próximo capítulo que digo ya que va a estar súbdito de tono. 

TO BE CONTINUED =)


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