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Mi One Piece. Regreso al mar de la realidad por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s, aquí os dejo un nuevo capitulo de esta historia. Sobre él decir que es un mucho más corto de lo normal (a penas he tenido tiempo para escribir y apenas lo tendré por eso he decidio hacer capitulos más cortos e intentar publicar más)

He de decir una cosa sobre el anterior ccapitulo, me equivoqué al escribir el nombre de la fruta del diablo de Raftel. Es la Moso Moso no mi (fruta inventada por mí a si que no os preucupeis no es spoiler) que significa Ilusión Ilusión. En el capitulo ya lo he rectificado.

Por cierto, MIL GRACIAS PQ HE LLEGADO A LOS 100 reviews. Sois unos lectores excelentes y no se como daros las gracias (os tendría que dar un abrazo a cada uno en persona, jajaja)

Nada más que deicr, que disfruten del capitulo y que si tienen un momentito gastenlo en un review que siempre me anima un montón.

Ilusión Cuarta. Diablo de la guardia


1 de Enero de 1919, Castillo de Saint Michel, Francia.


La medianoche había caído por fin. Las hojas de los pinedos cercanos dejaban de ser zarandeadas por el viento, el oleaje se calmaba en torno a la costa de la isla y el silencio reinaba en cualquier rincón de las cercanías de la fortaleza. Entre la penumbra, mientras los primeros copos de nieve cubrían con una fina capa el suelo del bosque, una malvada mujer había atrapado a su presa justo donde quería.


-No pensé que fuera tan fácil lograr mi objetivo, jajaja- decía orgullosa la mujer de verdosos cabellos. A la vez que se enorgullecía de su proeza, agarraba al joven reno entre sus manos, inconsciente, para obtener la información que requería- Así es chiquitín, muéstrame lo que quiero saber para vencer al pelirrojo de una vez.


No pasó mucho tiempo hasta que la chica logró hallar lo que buscaba y soltó al reno en mitad de la nevada.


-Vete- ordenó Makino y como si su voz tuviera un don, el reno se levantó sin abrir los ojos y se marchó hacia el castillo- Disfruta de tu última noche de vida, jajaja.


Entre las sombras de los árboles, el rastro de la malvada bruja se dispersó, y con ella, la posibilidad de obtener una victoria en la contienda venidera. Mientras tanto, la cena había llegado a su fin. Los invitados se habían marchado a sus habitaciones a intentar conciliar el sueño pero con toda la información recibida en las últimas horas, eso les era imposible. Intentaban pasar la noche como otra cualquiera, pero es que no lo era. Toda su vida se había despedazado en un momento y ahora no sabían que era verdad y que no.


Uno de ellos, el antiguo sirviente inglés y médico neoyorquino decidió dar una vuelta por el castillo. En estos momentos su cabeza estaba en otro mundo, y ese mundo tenía nombre, Luffy. Deambulaba sin rumbo o más bien con desconocimiento del lugar donde se hallaba. Solamente seguía caminando, intentando despejar su mente de todo. No se podía creer la declaración de amor que su Luffy, que ahora ya lo podía considerar como de su propiedad, había dicho. Pero había algo que le mosqueaba en la cabeza y que no se lo podía quitar. Un terrible pensamiento nacido de lo averiguado el día de hoy. ¿Y sí todo su amor fue creado como una ilusión para llegar hasta aquí, para protegerlo hasta cometer su cometido? Durante su vida entera había estado al cuidado del cándido príncipe inglés, protegiéndolo de cualquier peligro desinteresadamente. Pero todo cambió cuando ocurrió el incidente de la bomba de Londres. Un giro argumental que destrozó la vida de Luffy y que ahora la ilusión debía volver a montar y que mejor que con un romance. Sin duda, no era una idea descabellada y Law no paraba de sufrir por no estar feliz tras la declaración de amor y estar así. Estaba tan aturdido que no se dio cuenta del lugar al que había llegado.


-¡Joder, si al menos supiera si me ama de verdad!- dijo en voz alta el hombre de oscuros cabellos al mismo tiempo que pegaba un patada en la pared para abandonar un poco su frustración. No fue hasta que un sonido metálico se escuchó que se dio cuenta de donde había ido a parar. Eran las celdas del castillo y una voz le alertó de que no estaba solo.


-¿Qué es el amor?- preguntó aquella voz en medio de la penumbra asustando al chico recién llegado. Era tenue, diría que triste como si no tuviera fuerzas para seguir viviendo y que a pesar de resonar con eco por el resto de los calabozos, solamente llegaba a la otra persona que también se encontraba en aquel recóndito lugar.


En seguida, el médico se puso alerta e intentó hallar el origen de la voz que había escuchado.


-¿Quién anda ahí? Muéstrate- sin titubear, Law demostraba valentía ante lo que podría ser un peligro inminente.


-¿Qué es el amor? Yo… desconozco su significado- volvió a insistir la voz en aquella pregunta que había formulado. Fue gracias a que volvió a hablar que Law pudo localizar el origen del sonido.


Era una de las celdas, lúgubre y oscura, en la que apenas pudo distinguir a una persona allí si no fuera por sus anaranjados y vistosos cabellos y porque la había visto antes. Con sigilo y una pizca de precaución se acercó hacia los oxidados barrotes y se apoyó en ellos. Una vez allí, decidió iniciar una conversación con aquella alma perdida.


-Usted es hombre que la armada inglesa ha traído preso, ¿me equivoco?-  Law inició la conversación con una pregunta la cual quedó en el aire y no fue contestada. Sin embargo, éste ya sabía cuál era la respuesta.


-¿Qué es el amor? Usted podría enseñármelo- insistió de nuevo el hombre tras los barrotes.


-En estos momentos ya no se ni lo que es- contestó aturdido el joven sirviente, cabreado por sus pensamientos.


-Eso no es cierto. Yo le he escuchado y usted ama a alguien, haría lo que fuera por esa persona incluso sufrir el más terrible dolor- respondió el chico de anaranjados cabellos bastante estropeados por las condiciones en las que se hallaba- ¿Eso es amor, el máximo dolor al que uno puede llegar? Si es así, yo he conocido el amor, el amor de mi general transmitido en dolor.


Law no supo que decir ante esta revelación. Desde que salió de la cena estaba hundido en sus pensamientos pensado que su vida era la más horrible del mundo y con la suerte más pésima. Sin embargo, ahora se encontraba con este misterioso sujeto. Un pobre joven como él que apenas había conocido amor, solo dolor. Fue una tercera voz en la conversación quien despertó a Law de sus perdidos pensamientos.


-Eso no es amor. Es cierto que el amor duele, que trae muchos quebraderos de cabeza y que a veces resulta la mar de frustrante, pero el dolor nunca lo llega a superar. Eso es lo que he aprendido amándote, Law- entre las sombras, el joven modelo Kid apareció como una luz de esperanza para ambos sujetos- Usted no ha sido amado si solo ha recibido dolor y si de verdad esa persona lo amaba no debería haberle dejado hasta este estado.


-Kid…- se limitó a decir Law al ver a su amigo.


-Me gustaría que alguien me amará tal y como usted ama al señor Law- dijo el joven entre las celdas.


-Jajajaja, eso es fácil. Solamente debes desear volver a vivir y cuando lo hagas, cuando recuperes tu vida habrá alguien que te amará- respondió con una bella sonrisa el chico pelirrojo.


-Gracias-contestó un tanto sonrojado el hombre encarcelado.


-Espero que con esto te haya despejado tus dudas, Law- esta vez las palabras de Kid se dirigieron hacia la persona que más amaba- Vine aquí para intentar obtenerte de una vez por todas, pero de nuevo he sido derrotado por ese pequeñajo. Así que olvídate de tus dudas y vete a arreglar las cosas con Luffy. Aprovéchate que puede ser vuestra última noche juntos.


Law no supo que decir. Kid, quien había sido un comedero de cabeza para él le había dado el valor suficiente para enfrentar sus sentimientos hacia Luffy después de lo escuchado sobre la ilusión. El ruido de unas tripas famélicas fue quien interrumpió este momento un tanto mágico entre los dos amigos.


-Márchate Law, yo me quedaré con él. Además, iré a traerle algo de comida- dijo Kid a su ahora amigo ya que no podía ser nada más.


-¿Estás seguro?- dijo un tanto inseguro Law.


-Sí, lo estoy. Además, creo que de muestras de amor se un rato, ¿no crees?- contestó risueño el pelirrojo dándole los ánimos suficientes al otro para que se marchara. Pero justo antes de que Law se fuera, le dijo- Eso sí, si el pequeñajo te hace algo no dudaré en arrebatarte de sus manos.


-Claro, jajaja, mi diablo de la guardia, jajaja- dijo entre risas Law mientras se marchaba.


Cuando ya se fue, Kid se agachó para acercarse a la celda y le preguntó al otro.


-Por cierto, ¿Cómo te llamas?- preguntó el pelirrojo.


-Drake- se limitó a decir el de la celda.


-Pues escúchame bien Drake, si alguna vez te encuentras con esa persona que te trató tan mal, no vuelvas a caer en sus brazos, ¿entendido?- le ordenó Kid para salvaguardarlo de un peligro mayor.


-Sí… y si caigo espero que tú estés ahí para protegerme- contestó el de anaranjados cabellos.


Pero sin duda, el dilema de Law no era el único que se encontraba en aquel castillo.


-¡Si quieres acabar con esta relación, hazlo de una maldita vez!- esa declaración se escuchó proveniente de una de las habitaciones donde se alojaban los invitados. Estaba claro que el conocer la verdad les había cambiado y mucho me temo que alguna de las decisiones tomadas a partir de ese día iba a ser irremediables.

Notas finales:

Bueno, espero que os haya gustado y nos leemos la próxima vez. Ya saben, un comentario me llena de felicidad por varios días y yo tendré la gran amabilidad de responderos (que sé que mucha gente sigue la historia desde el principio y no comenta, no muerdo, me encantaría saber vuestra opinión, venga animaros y os conozco que seguro que teneis cosas que decir)

TO BE CONTINUED=)


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