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Solo admitelo por LunaMarcel

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Notas del capitulo:

Hola, soy yo de nuevo.


Siento mucho el haber tardado tanto en actualizar, que puedo decir, problemas técnicos, haha.


Les agradezco mucho a quienes leyeron el capitulo anterior, y mil gracias a la personita que me dejo su review.


Sin más que decir, los dejo leer, espero que el capitulo sea de su agrado.

 


Corriendo bajo las escaleras que conectaban con la azote, corrió y corrió todo lo que sus piernas se lo permitieron, cruzo pasillo tras pasillo, jadeando por el esfuerzo. Solo quería alejarse de ese lugar, no, solo quería alejarse de Alan.


¡Ese maldito acosador!


Dio una fuerte patada a la puerta de los baños de chicos e ingreso en el lugar completamente furioso. Camino deprisa hacia los lavabos, giro la llave y dejo que el agua corriera; se remoje el rostro una y otra vez; lavo su boca, restregó sus palmas sobre sus labios. Debía quitarse la sensación de los labios de Alan, sobre los suyos.


Cerró los ojos con fuerza y empuño sus manos, dejándolas reposar sobre el lavabo. Frunció el entrecejo y se obligo a sí mismo a calmarse.


«Quien me interesa es alguien más»


Su cuerpo de estremeció de sobre manera al recordar la sensación en su cuerpo, cuando Alan le susurro esas palabras, al oído.


«No me gusta ninguna de ellas, Keith, me gustas tú»


Recordó las sensación de esas manos recorriendo su abdomen, un pequeño gemido se escapo de sus labios. Su entrecejo se relajo y sus dedos dejaron de presionar fuertemente sus palmas. Elevo una de sus manos, e involuntariamente, la dirigió hacia sus labios, los acaricio suavemente sintiendo aun en ellos, los labios de Alan. Mordió sutilmente, el labio inferior y luego lo lamio.


Abrió lentamente los ojos y observo su reflejo en el espejo de los baños, noto el sonrojo en sus mejillas y su expresión que daba a entender, que estaba dispuesto, completamente, a recibir otro beso del peli-negro.


Sus ojos se abrieron de sobre manera.


—¡Aaahhh! — Otro acto involuntario — ¿¡Que mierda me pasa!?


Sujeto sus cabellos y tiro de ellos con un poco de fuerza, toco sus mejillas y las sintió calientes. Observo como el agua corría y corría; se apresuro a volver a remojar su rostro, una, dos, tres, cuatro… muchas veces, teniendo la esperanza de que la sensación en su rostro desapareciera.


No lo hizo.


Volvió a observarse en el espejo, sus mejillas continuaban teñidas de carmín. Bajo la mirada, y pensó que quizá debía remojarse mucho más el rostro.


«Keith, me gustas tú»


Elevo rápidamente la mirada y por el espejo, observo el reflejo de Alan, quien le sonreía de lado. Esa expresión en su rostro, de hecho, lo hacía ver lindo, podía comprender un poco porque sus compañeras estaban tan enamoradas de él. Su cabello eran de un negro muy intenso, y sus ojos color miel eran muy bellos, y adornados con esas pestañas, se veían aun más hermosos…


Detuvo sus pensamientos de forma abrupta, y giro rápidamente sobre sus tobillos, al dar la vuelta, Alan no estaba ahí. Parpadeo repetidas veces, confundido completamente.


¿¡Se estaba volviendo loco!? ¿¡Realmente se había imaginó a Alan, diciéndole que le gusta!?


—¡No puede ser! — grito, coloco sus manos sobre sus mejillas y movió la cabeza de un lado a otro, repetidas veces, creyendo, teniendo la esperanza de que sus pensamientos y las sensaciones que Alan provoco en él, desaparecerían.


Se quedo completamente inmóvil en su lugar, cuando algo llego a su mente, algo que había olvidado debido al impacto que había sufrido.


—Fue mi primer beso — susurro. Repentinamente, una gran furia le desbordo el cuerpo, su semblante se ensombreció, apretó los puños con fuerza —¡Te odio Alan! ¡Eres un maldito desgraciado, ojala de pudras en el quinto infierno! — insulto tras insulto salió de su labios.


Grito sin restricciones, sin importarle si los demás llegan a escucharlo, no, de hecho, lo hizo porque quería que todos escucharan cuan profundamente odiaba a Alan Jasper Lewis Gartner. ¡Ese maldito acosador!


¿¡Acaso no le bastaba con las chicas, que ahora también iba tras los hombres!?


—¡Eres un maldito, Alan, te odio! — Grito una vez más.


—Todos los sabemos, Keith… grita algo que no.


—¡aahh!


Giro sobre sus tobillos bruscamente y llevo una mano a su pecho, tratando de regularizaros los latidos de su corazón, que subieron drásticamente de velocidad, gracias al susto que se había llevado.


Una vez ya más tranquilo, le dirigió una mirada de total odio al chico rubio que yacía de brazos cruzados, recostado sobre el marco de la puerta, y quien por cierto, tenía una sonrisita de lado. Parecía bastante divertido.


—Tú… — dijo Keith, con voz de ultratumba —. Cierra la boca, Vincent.


—Ciérramela tú, si es que puedes… pero como ni siquiera pudiste tocarle un cabello a Alan, esa vez que lo retaste, dudo que puedas darme por lo menos un puñetazo, antes de que te tenga contra el suelo — se burlo. La furia del de cabello castaño rojizo, se incremente.


Pero el maldito de Vincent tenía razón, sabía perfectamente que no podría cerrarle la boca, aunque quisiera. Él aun no se explicaba cómo era que ellos dos eran tan buenos en pelea cuerpo a cuerpo, si ni siquiera estaban en el club de Karate. O en algún club.


Bufo molesto, cerro la llave del agua y sin decir ninguna otra palabra, salió del baño de chicos, dejando a un divertido Vince, en el.


Camino deprisa hacia su salón de clases, necesita hablar con Harriet, era su mejor amiga, y más que eso, hermana de otra madre. Quería desahogarse, contarle lo que había sucedido en la azotea: Lo que Alan le dijo e hizo. Y más que eso… lo que provocaron en el esas acciones.


Se detuvo de su caminata. No… ¡No! ¡Definitivamente no iba a decirle eso a Harriet!... Lo que el peli-negro le hizo fue acoso, vergonzoso, humillante… que otro hombre lo manoseara y besara había sido un insulto a su sexualidad. Y más que, en cierta forma, le gusto…


—¡NOO! ¡NO ME GUSTO, DE NINGUNA FORMA!


—Cállate, Keith. Lastimas mis odios — dijeron a su espalda.


—¿¡Tu de nuevo, Vincent!? ¿¡Estas siguiéndome o que!? — cuestiono furioso, nuevamente lo había asustado.


—Aparte de tener un voz horrible y revienta tímpanos, eres feo e idiota — un par de venas se hincharon en las sienes de Keith —. No tarado, no te sigo, voy a mi salón, y por si no sabes o no te has dado cuenta, somos compañeros de clases. Pero si igual no lo sabías, no me sorprende, porque como dije, eres un idiota.


—¡Maldito infeliz! ¡Eres igual de estúpido que tu amigo!


—Oye, oye, no me compares con Alan… porque él sí que es imbécil — rio de lado, observo de pies a cabeza a Keith, el más bajo se sintió un tanto incomodo por ello —. Por más que intento, Keith, realmente no veo nada especial en ti… Creo que Alan necesita unos anteojos, y urgente.


El castaño puso los ojos en blanco, Vincent realmente era un imbécil.


Quería decirle muchas cosas, de hecho, insultos bastantes feos se le vinieron a la mente, y eran perfectos para el rubio, más Keith no dijo nada. La verdad era que él sabía que no era muy especial que se diga. No era muy inteligente, no era atractivo, no era popular. Era despistado. Un tonto.


Ya lo había escuchado tantas veces que, realmente esas palabras se habían quedado en lo más profundo de su mente, y se las repetía una y otra vez. Insultar a Vincent por decirle lo que él ya sabía, era decirle que sí, que él tenía toda la razón, y que era todo lo que pensaba de su persona.


Empuño sus manos con fuerza y giro sobre sus tobillos, comenzó a alejarse del rubio, continuo con su camino hacia su salón de clases. Una vez estuvo frente a la puerta, giro la perilla e ingreso. Como supuso, sus demás compañeros se encontraban dentro, platicando entre ellos mientras la hora terminaba y el siguiente profesor hacia acto de presencia.


Ingreso y camino en línea hacia su lugar, el cual era en los asientos del fondo, justo en la esquina izquierda. Le gusta, pues estaba junto a la ventana, y tenía una muy linda vista.


Observo ingresar a Harriet, el lugar de ella estaba casi en los primero del frente, la vio charlando con Cheryl. Un repentino fastidio le llego al cuerpo, al recordar los rumores de los que se hablan en su salón.


«Al parecer a Alan le gustan las peli-rojas»


Observo a la chica. Si, era bonita, tenía buenas curvas… pero no podía decir que era especial o impactantemente bonita. No creía que a pesar de ser peli-roja, le gustara a Alan.


«Keith, me gustas tú» recordó nuevamente las palabras del oji-miel.


¿Realmente hablaba enserio?  Bueno, lo manoseo y beso después de todo. Al menos podía creer que Alan no era la clase de chico que bromeaba con esas cosas. Pero si así era ¿Por qué le gustaba él a Alan?


Salió de sus pensamientos cuando observo a Vincent, junto con Alan, ingresar al salón. Sin poder evitarlo, los observo todo el camino hasta que tomaron asiento en sus lugares, el cual estaba a dos filas de el de él, unos dos asientos por delante, casi en medio del salón. Vio como sus compañeras de clases, inmediatamente se acercaron y rodearon a los dos amigos.


Esas sanguijuelas.


Se sintió fastidiado, desvió la vista hacia la ventana. Después de todo a ese idiota le encantaba ser el centro de atención, ya lo sabía de sobra, no debería sentirse tan fastidiado.


«Dijo que yo le gusta, pero aun así, esta con esas — pensaba — ¿Y si realmente solo esta tomándome el pelo?»


Ante ese pensamiento, se sintió muy molesto. Vah, que importaba, no es como si Alan le gustara, después de todo a él le gustaban las chicas, tampoco es que se haya tomado muy enserio la confesión del peli-negro. Quizá tal vez si le había creído un poco, pero sus acciones decían otra cosa.


Sacudió su cabeza, lo mejor era olvidar lo que había sucedido en la azotea, Alan solo estaba jugándole una mala broma, debía dejar ese asunto en el pasado, no tenia porque quebrarse la cabeza por estupideces como esas. Seguro que Alan luego se reiría con Vincent por lo que le había dicho a él.


—Oigan, ya, enserio — la voz del oji-miel lo saco de sus pensamientos, giro la vista y observo en su dirección —. Es muy sofocante que todo el tiempo quieran estar cerca de mí, se los he dicho muchas veces, todas son muy lindas, pero ninguna de ustedes me gusta. A mí me interesa alguien más.


Keith abrió los ojos como platos, sintió sus mejillas, un gran sonrojo le inundo el rostro.  ¿Acaso había escuchado bien? ¿Alan… estaba hablando de él? ¿Entonces, eso quería decir que realmente él le gustaba a Alan? ¿Realmente no era una broma?


Escucho las protestas e indignación total de parte de sus compañeras de clases, pero realmente solo fueron balbuceos los que escucho, lo que rezumbaba en sus oídos, eran los acelerados latidos de su corazón, el cual amenazaba con salir de su pecho.


¡Alto! ¿¡Porque se emocionaba tanto ante las palabras de Alan!?


¡No es como si le gustara! ¡Él lo odio, y profundamente!... ¿entonces porque su pecho se siente cálido? Alan no le gusta, definitivamente lo no le gusta, pero… ¿Entonces porque?


Los alegatos de sus compañeras se vieron interrumpidas por el sonar de la campana, que indicaba el cambio de hora, segundos después, el profesor Thomas ingreso en el salón, tan serio como siempre.


De reojo pudo observar, como Vincent le susurraba algo al odio a Alan. Ese tonto rubio. Vio como una sonrisita se formaba en los labios del oji-miel, entonces, giro la vista hacia el lugar del oji-verde. El peli-negro ensancho más su sonrisa, y sus labios pronunciaron en silencio…


«Me gustas tú, Keith»


El castaño sintió como su rostro ardió debido al inmenso sonrojo, desvió la vista hacia el profesor Thomas.


No podía ser, Alan realmente hablaba enserio acerca de que sentía atracción hacia su persona. ¿¡Como carajos sucedió!? Siempre le ha hecho saber su profundo odio hacia él, ¿Acaso el peli-negro era masoquista?


Los segundos transcurrieron uno de tras de otro, convirtiéndose en minutos y los minutos en horas.


Maldita sea, solo quería que el periodo escolar de ese día acabara. Ya no podía más con las constantes miradas que Alan le dirigía, claro que Keith no lo había volteado a ver luego de aquellas palabras silenciosas.


Si, está bien. Ya noto que el oji-miel habla enserio, siente algo por él. Eso no quería decir que debía corresponderle


¡Son chicos después de todo! ¡Además es su némesis!


Alan estaba loco si creía que solo con decirle que le gustaba, iba a lograr que olvidara su odio y corriera hacia sus brazos. Le impacto bastante la confesión, se sintió muy abrumado, claro que sí. Pero ahora que tenía la cabeza fría y podía pensar con claridad, sabía lo que debía hacer.


Las horas restantes de clases, fueron igual de incomodas. Se sintió completamente feliz, cuando la campana que indicaba el final de clases, sonó. Guardo rápidamente sus cosas y corrió hacia la puerta, camino deprisa por los pasillos, sonrió enormemente cuando diviso la salida del instituto.


 


—Keith — le llamaron. Su sonrisa se esfumo al reconocer esa voz. No se detuvo — Oye, espera — lo sujeto de su brazo izquierdo y lo hizo girar.


—¡Suéltame, maldito acosador! ¿¡Que no captaste la indirecta!? — tiro de su brazo, con fuerza, liberándose del agarre de Alan.


—Solo quiero hablar de lo que ocurrió en la azotea — dijo con calma.


—¡Pues yo no quiero! ¡De hecho, quiero olvidarlo! ¡Fue tan asqueroso! — solo dijo lo primero que le vino a la mente. La expresión lastimada que observo en el rostro de Alan, hizo que se sintiera culpable — Me largo — giro sobre sus tobillos y se marcho.


Cuando llego a su casa, se fui inmediatamente hacia su habitación. Ingreso en ella y se lanzo a su cama, boca abajo.


Mierda, mierda, mierda. ¿Por qué tenía que poner esa expresión? ¿Realmente Alan no pensaba que iba a corresponderle, o si? Porque definitivamente no lo haría. No tenía nada contra las preferencias sexuales del oji-miel, pero Keith no es homosexual. A él le encantan las chicas, y nada iba a cambiar eso. No podía gustarle. Las sensaciones que tuvo en el baño de chicos, fueron colpa de las malditas hormonas de adolescente que tiene, nada más. No significaba que el oji-miel le gustaba.


Lo sentía por Alan, pero… no podría corresponderle nunca. El profundo odio que sentía por él, no podía dejar de sentirlo de un instante a otro.


Basta de pensar en ese asunto. 


 

Notas finales:

Eso fue todo.


Espero que les haya gustado. Prometo actualizar más seguido.


Pueden hacerme saber que les pareció el capitulo, en un lindo review. Yo lo responderé muy feliz, porque saber sus opiniones es muy importarte y una fuente muy linda de inspiración y motivación para continuar escribiendo.


Cuídense mucho y hasta la próxima.


Bye.


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