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NUNCA ES TARDE por LaureenSaif

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Notas del capitulo:

Hola, como se encuentran?

Aqui les dejo el nuevo capitulo uwu espero que les guste y... bueno, no quiero distraeles, muchas gracias por seguir leyendo el fic y para cualquier cosa(?) espero sus Rw :D
 

Para Aomine era ya el tercer día en que él y su hijo menor se habían mudado; ese día había solicitado que se lo dieran libre para poder esperar a la mudanza que iría a dejar sus cosas, así como las de su hijo.

Ya estaba tomando café, sentado en la silla de plástico que habían adaptado con la pequeña mesa cuadrada, ahí pudo notar que su departamento era demasiado grande, quizá porque estuvo mucho tiempo viviendo en un lugar donde sala, comedor y dormitorio eran uno mismo; sus pensamientos se dirigieron a otro lugar cuando el teléfono celular sobre la mesa empezó a vibrar, haciendo que contestara de inmediato -¿Bueno? Si -respondía -Ahora bajo.

En cuestión de segundos varias cajas fueron llevadas a si departamento, llenando la entrada de estas; ahí se dio la tarea de ir abriendo una a una de las cajas para llevarlas a su cuarto ó al de Rei -Estos son libros -comento -Es la cuarta caja de libros -se quejó llevándola a la habitación de su hijo.

Iba y regresaba con cajas de ropa, libros, videojuegos, hasta que llego a una que no se había esperado -¿Qué es esto? -hablaba en voz alta pues era el único en el lugar -¡Maravilloso! -grito con emoción -Mei-chan -sonrió de inmediato al encontrar videos y revistas de su actriz favorita -¿Dónde habían estado? -les preguntó como si le pudiesen contestar -De seguro los tenía Anzu.

En casa de su ex esposa tenía muchas cosas que en su pequeño departamento no cabían y ahora que ya tenía donde guardarlas, de seguro por eso se las mando -Bueno, les tengo un lugar muy especial -sonreía al por fin tener sus tesoros de secundaria con él.

Cada revista de su modelo favorita le provocaba una sonrisa cada vez más grande, le hacía recordar muchas cosas divertidas que solía hacer para conseguirlas y la emoción con la que esperaba cada una; sin embargo, no iba ni a la mitad de la caja cuando las imágenes de la chica e incluso el idioma habían cambiado, ahora ya no tenía una caja llena de revistas de su modelo favorita; sino del chico de sus sueños, estaban más gastadas que las de Mei-chan; algunas hojas estaban dobladas o el lomo era ya muy frágil.

Por curiosidad, abrió una de las revistas, hojeo una a una las paginas hasta que llego a lo que buscaba, un artículo presentando “La nueva sensación de NY”; en este había una foto de Kise estirando las manos a la cámara y con una enorme sonrisa guiñando el ojo con la leyenda, al fondo se podía ver el pasto verde y hojas de otoño cayendo: El joven modelo originario de Japón se ha mimetizado en la ciudad de Nueva York y la ha tomado para que sea toda suya; no hay espectacular, propaganda, revista o comercial en el que el guapo muchacho no se aparezca. Todos nos preguntamos ¿Quién es? ¿De dónde viene? El nos dirá todo.”

Todo aquello estaba en inglés y aunque a Aomine le costó mucho trabajo la primera vez que leyó el articulo entenderlo, ahora lo leía sin ningún problema, pues casi lo había memorizado.

“¿Qué significa para ti estar en NY?: Para mi estar en esta ciudad es la culminación de una carrera completa en el modelaje, agradezco a mi hermana y representante que me diera la oportunidad de estar aquí al buscar una y otra vez que yo creciera en la industria

-No quiero hacerlo todo el tiempo -toda la generación de los milagros estaba en el comedor y como apenas Kise se había integrado al equipo, a Momoi se le había ocurrido preguntar sobre que él que fuera modelo -Hay mucho que me gustaría hacer -sonreía muy contento -Deseo algún día poder pilotear un avión, conocer el mundo -se había volteado a ver a los demás y sonrió de esa manera tan única como él lo solía hacer -No sé, algo así.

“¿Extrañas algo de tú país?: Todo, pero NY me gusta, me he adaptado muy bien; me encanta poder…

-Aominecchi -los dos estaban en la cancha de basquetbol de su preparatoria, jugando uno a uno como era su costumbre.

-¿Qué? -para ese momento, Kise ya llevaba menos de un mes jugando basquetbol y después de varios partidos entre ellos, ambos ya se tenían cierta confianza.

Aunque estaba muy al pendiente a los movimientos del contrario, Kise se sentía un poco angustiado y a alguien tenía que decírselo -Mi hermana me consiguió una campaña de publicidad en Nueva York -claro que el rubio se sentía entusiasmado, pero a la vez no -Y no sé si irme -confeso viendo cómo se detenía el cuerpo de Aomine.

Ante aquello el moreno había dejado de botar el balón contra el suelo -¿Nos vas a dejar? -no sabía exactamente porque pero aquello le molesto -Somos un equipo, no nos puedes abandonar -le miraba con el ceño ligeramente fruncido -Tu dijiste que no querías ser modelo toda la vida.

-Si… bueno, yo -en esos momentos no sabía que decirle estaba nervioso.

-¿Entonces? ¿Te gusta el basquetbol? ¿No quieres llegar con nosotros a las finales? ¿No dijiste que te querías vencerme? -aquello parecía un regaño y las preguntas iban tan seguidas que apenas Kise podía asentir con la cabeza para decirle que si -Entonces no tienes porque irte si tienes más razones para quedarte aquí, que para irte.

Kise no podía creer lo que escuchaba de Aomine, pues para serse sincero, a pesar de que llevaban un tiempo de convivencia no creía que el moreno se volviese tan indispensable en su vida -A-Aominecchi… -los ojos se llenaron de lágrimas ligeramente pero antes de soltarse a llorar a moco tendido como era su costumbre vio a Daiki pasar a su lado y encestar en la canasta -Vamos Kise, tenemos un partido que ganar -aquello le regreso una sonrisa y con más ánimos volvió al juego contra el moreno.

“¿Y no extrañas a alguien?: A alguien en especial…. Pues a mi familia, a muchos de mis amigos… a mis compañeros de escuela yo los extraño muchísimo, más con quien jugaba basquetbol.”

El y Kise estaban en la azotea de Teiko, era el final de su segundo año de preparatoria y se encontraba muy molesto con el rubio -¡¿Por qué golpeaste a Tetsu?! ¿Qué te pasa Kise?

El rubio veía al suelo con las manos sobre su pecho, apretando su playera -Yo… -se veía muy confundido -No lo sé -respondió casi con la voz temblorosa, al no entender si quiera porque había lanzado el balón, justo al rostro de su amigo, casi rompiendo su nariz.

-Kise… ¡no seas ridículo! -el moreno estaba molesto pues era muy extraño que el rubio que solía expresarse muy bien de Kuroko ahora le hubiese lanzado el balón con el mero propósito de lastimarlo -¿Cómo que no sabes?.

-¡No lo sé! -grito entre lágrimas -Solo… me moleste cuando lo vi acercarse a Aominecchi, estaba demasiado cerca y tu no miraste cuando te pedí pasarme el balón -la desesperación de encontrar el motivo por el cual le había hecho daño a Kuroko -Aprecio mucho a Kurokocchi pero cuando lo vi tan cerca de Aominecchi solo reaccione, mi cuerpo tomo el balón y por reacción lo lance -cada vez el llanto le ganaba más y empezó a llorar -Fue por Aominecchi… porque me gusta Aominecchi -grito entre sollozos.

Aquello hizo que el moreno se sonrojara, Kise se había confesado, sin miedos, sin temor o duda alguna -Ya, deja de llorar Kise -le repitió acercándose para abrazarlo y que dejase de llorar.

-Me gusta Aominecchi, me gusta tanto que cuando lo veo con alguien más me molesto -repetía regresando el abrazo para recargarse en su hombro intentando detener su llanto -Perdón, no quería lastimar a Kurokocchi.

Aomine no dejaba de acariciar la cabeza del rubio intentando relajarle -Cuando termines de llorar, le dirás tú mismo a Tetsu que lo siente -sentencio antes de soltar un fuerte suspiro, digiriendo poco a poco lo que Kise le había dicho.

Dejaste algún amor haya?: No, no lo hice, he estado muy enfocado en mi carrera de modelo, suena como una excusa, pero no he tenido tiempo para esa clase de cosas

Después de aquella confesión, Aomine y Kise habían empezado una relación que no era secreto para nadie del equipo y aunque Akashi se molestara con ellos por no estar en el entrenamiento, solían tomarse un par de minutos para estar ellos dos juntos.

Por eso en a lo hora de los clubs, ambos solían quedarse un poco más -Aominecchi -el tibio aliento del rubio repetía el nombre del moreno antes de ser callado una vez más por el roce de sus labios -Aominecchi -susurro una vez más -Te amo.

Sus miradas chocaron como cuando solían hacerlo al jugar entre ellos, una conexión inexplicable entre ambos; Aomine miraba al rubio como si no pudiera creer que tenía al modelo contra la pared, con las mejillas sonrojadas y los labios entre abiertos que se encontraban ligeramente hinchados y rojizos.

Quería decirle que provocaba que su corazón latiera como loco cada vez que estaban juntos, que disfrutaba de su sonrisa y lo natural que se veía después de un partido, deseaba expresarlo, pero las palabras no salían de su boca, solo reacciono con volver a besarlo, provocando una sonrisa de felicidad en Kise quien lo abrazaba de tal manera que parecía no querer romper nunca aquella conexión tan especial.        

“¿Hay alguien en tu corazón? Porque hay muchas noticias de que se te ha visto muy junto a un jugador de basquetbol: No, están en un error, Kagamicchi y yo solo somos amigos, nos conocimos en Japón, desde ahí tenemos una amistad bastante sólida

Aomine estaba en la azotea de Teiko, leyendo su acostumbrada revista de Mei-chan, últimamente no tenía interés en el basquetbol y todo lo que se relacionaba con él.

-Aominecchi… -Kise había subido con un balón de basquetbol en las manos y una sonrisa en el rostro, Akashi le había mandado para que trajera al moreno a la cancha pues cuando Momoi lo llego a intentar, no surgió efecto y ¿Quién mejor que el novio para hacerse responsable? -¿Aominecchi?

El rubio insistía en hablarle, pero la presencia de Kise le recordaba que no había rival para él, lo cual aumentaba su enojo y a pesar de que era su novio, prefería ignorarlo, fingía no escuchar su voz.

-Aominecchi -Kise se destacaba por ser perseverante y no se detuvo hasta estar frente a frente con él -¡Te estoy hablando! -le grito antes de lanzarle el balón justo al rostro.

Por reacción, Daiki movió las manos tomando el balón -¡¿Qué demonios te pasa?! -le reclamo -Querías golpearme -regresando el balón con mayor fuerza, de inmediato miro su revista la cual estaba ligeramente dañada -Ahora me debes una revista rubia.

Para Ryouta las palabras de su novio no le sonaron como broma, sino todo lo contrario -Akashicchi pide que regreses al entrenamiento -le dijo un poco apenado pues si le preocupo el hecho de que casi le pegaba.

-Dile que no pienso hacerlo -contesto mientras hojeaba la revista viendo que tan grave era el daño que tenía -Y deja de decirme así.

Al notar eso, Kise se puso aséptico al creer que la revista le importaba más -Pero tenemos un partido en la semana, debemos estar al pendiente de la información que nos dará Momoicchi y…

Aomine con enojo seguía sin poner atención al rubio -No iré -insistió.

-Daiki -le grito de nuevo -¡Deja de ver esa maldita revista! -le miraba incrédulo -Llevas días sin ir al entrenamiento, creí que solo era algo que se iría pero me dejas solo en el salón de clases, ya no salimos, no contestas mis mensajes y cada que te pido hablar me das la espalda y te vas. ¿Qué está pasándote?

Para Daiki ahora no solo Tetsu le había reclamado, sino que Kise también lo hacía -Ya no te necesito -fue lo único que le dijo antes de volver a leer el artículo de Meichan.

Aunque se hizo un silencio que parecía eterno, Kise lo rompió en el momento en que las lágrimas amenazaron a llenar sus ojos -C-chocolatito -le hablo por ese nombre tan cariñoso con que solía llamarlo cuando estaban solos -E-estas jugando ¿no? -se encontraba punto de llorar -S-suena como que…

-No te quiero ver, ni escuchar -comento muy concentrado en la revista, en esos instantes la furia lo segó y no deseaba mirar al rubio.

Aquello fue suficiente para que las lágrimas se escaparan de sus ojos y recorrieran sus mejillas; Kise en definitiva era un chico sensible y llorón; por eso salió de la azotea, cumpliendo así el deseo de Aomine, pues después de eso paso una semana entera sin toparse con él, aunque iban en el mismo salón ya no se veían ni hablaban.

Aomine perdió interés en todo lo que amaba, era como un caballo con anteojeras, solo miraba hacia enfrente ignorando cualquier otra cosa que pasara a su alrededor.

Aun miraba sus revistas, con las mejillas recorridas por sus lagrimas; el que suele ser una persona que en pocas ocasiones expresaba sus sentimientos y forma de pensar, no podía soportar el recuerdo constante de Kise.

El suceso le era tan palpables que juraba pasaron a menos de unos instantes. Sí algo debía reclamarse en la vida, era el hecho de que dejo ir a la persona que sería el amor de su vida.

Se sentía como un imbécil, pues no paraba arrepentirse de todo lo que no llego a hacer en la vida. A casi 20 años, su mente aun lo torturaba con todos los “hubiera” y las acciones que nunca se atrevió a hacer.

Estaba tan enfrascado que apenas noto como en la puerta principal, un par de voces se hacían resonar -Vamos Rei, no te cuesta nada -hablaba el hijo mayor de Aomine.

-Ya te he dicho que no tengo su número -comento el menor mientras ambos se retiraban los zapatos.

Aprovechando aquello, Daiki se limpió con rapidez las lágrimas y suspiro para clamarse antes de salir al pasillo -Hola, que bueno que regresaron -dijo al verlos en aun en la puerta -Hace rato trajeron la mudanza -les comento revisando una de las ya pocas cajas para llevarla a su cuarto

Rei en esos momentos abrió una caja para saber si era suya, pero al no ver sus cosas la dejo para revisar otra en busca de sus cosas.

-Vamos Rei… No te cuesta nada pasarme su número -insistía Renjiro -Si no lo tienes entonces puedes preguntarle por mi -dijo checando las cajas, aunque solo de reojo atrás de su hermano.

Daiki que salía de su habitación alcanzo a escuchar a su hijo mayor sin entender -¿Qué está pasando? -pregunto aunque sonaba muy autoritario.

Rei en esos momentos considero que tenía una buena idea -Renjiro quiere que le consiga el número de uno de mis compañeros -comento con tranquilidad mientras tomaba una caja y la metía a su habitación, quizá su padre le haría entrar en razón ante las tonterías que decía.

-¿Quieres salir con un menor? -Daiki le vio sin poder creer lo que escuchaba y eso fue el fin para Rei.

El menor de los tres hombres de aquel departamento cerró la puerta de su cuarto y suspiro, quizá ya tenía alguna de sus cosas, pero no podía vivir con sus libros en una caja –Quizá tenga algo de dinero –se dijo en voz alta antes de empezar a buscar entre sus cosas.

Estaba en paz, tranquilo y muy concentrado en lo que hacía que cuando escucho la puerta abrirse su corazón se sobre salto, haciendo que diera un brinco -¡¿Qué está pasando?! -grito casi histérico al ver a su hermano y padre en su habitación, el primero lo usaba como escudo y el segundo le miraba con el ceño fruncido.

-Papá tiene revistas porno –grito el mayor con algo en la mano –Ya estas grande, viejo, esa clase de cosas las debes tener escondidas.

Daiki se molestaba al escuchar aquello de Renjiro –Devuélveme esa revista... -le gritaba con enojo estirando la mano para atraparlo.

Renjiro que tenía buenos reflejos se movió aun atrás de Rei, quien parecía una estatua con las mejillas rojas a mas no poder pues aún no superaba la información de su hermano.

-¡Reinjiro! -le gritaba frustrado –Dame eso –le intentaba alcanzar para recuperar lo que era suyo.

Renjiro que arqueaba la ceja sonreía divertido –Vamos, tienes las revistas de la modelo, déjame quedar con esta de... El Victoria Beckham del basquetbol –leyó el título de la revista donde la portada era un guapo modelo rubio.

Eso era demasiado para la paciencia de Daiki quien empujo a Rei a la cama para por fin arrebatar de la mano de su hijo lo que era suyo –No toques mis cosas Renjiro, te lo dije antes y...

El mayor de sus hijos le vio molesto -Tú ¿Qué? Por favor, deja de hacer un drama por una revista, además te gustan las chicas ¿no? -le pregunto pareciendo que buscaba una riña.

-Mira mocoso a mí no me empieces a decir que me gusta o que no... Es mi vida –le seguía el mayor empezando a avivar las llamas de la pelea.

A esto Rei quien los veía en la cama, estaba empezando a llegar al límite de su paciencia -¡Ya vas! -grito mientras empezaba a sacarlos de su cuarto a empujones -Peleen aquí afuera  -les vio con el ceño fruncido, no  sabía porque pero su hermano y padre siempre le provocaba incomodidad y molestia cuando estaban juntos.

Y así fue como la riña entre los tres había comenzado, uno y otro se gritaban haciendo que la pelea verbal empezara a dentro del pequeño departamento.

-Si… -comento la voz para la persona del otro lado del teléfono -Esta justo en el departamento de al lado -tosió al estar ligeramente enfermo por haber gritado toda la noche.

Notas finales:

Siguiente capitulo:

"Con el tiempo Midorima había cambiado la rutina diaria que tenía cuando era más joven; despertar, escuchar a las predicciones de Aho Asa mientras se arreglaba y desayunaba. Ahora, lo primero que hacía en el día era dedicarle tiempo a su Takao.

-¡Makoto! -al terminar la sesión con su pareja, Kazunari de Midorima (porque así se hacía llamar, más que nada para molestar al de cabellos verdosos) se levantaba de un maravilloso humor, preparaba el desayuno y le hablaba a sus hijos."

Gracias por leer uwu <3


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