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Sexo casual por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! Mil millones de gracias por sus comentarios, los amo ♥ y prometo que a mañana a más tardar ya los habre contestado todos :3 por lo pronto les dejo el capítulo dos, esperando que sea de su agrado ♥♥


♦ Esto contiene Mpreg — embarazo masculino ♦

Titulo: Sexo casual

Resumen: Solo pretendían tener un poco de sexo rápido en el elevador, ninguno de ellos imagino que protagonizarían el video porno más visto de las redes sociales…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años.

Género: Romántico. AU.

Advertencias: Lemon. Mpreg.

N° Capítulos: 2 de ?

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sexo casual

Sebastián Michaelis Pov

Capítulo 2: Deliciosa traición

Con fastidio comencé a conducir hasta la empresa, el idiota de Claude me había citado y no me quedaba más que ir a verlo, a pesar de que hoy llegue de Estados Unidos. Siendo sincero, mi día perfecto hubiera sido quedarme en casa y dormir hasta mañana. El vuelo fue fastidioso, y las azafatas no eran tan hermosas como para mantenerme entretenido por más de una hora, al final dormí un rato, después maldije todo lo que estaba a mi alrededor, hasta llegar al aeropuerto de Londres. ¡Vaya día!

Al llegar, leí Infinity Corp en letras doradas, ubicadas justo en la parte de arriba del enorme edificio de quince pisos. Es sorprendente como no ha cambiado nada en estos seis años, ya que en cuanto cumplí la mayoría de edad me fue de intercambio al extranjero, con el único propósito de mantenerme centrado en mis estudios. Quería alejarme de todo y lo conseguí, tan solo le llamaba una vez por semana al idiota de Claude, y nuestras conversaciones no eran largas, más que nada me limitaba a confirmarle que estaba bien y que aun no tenía intenciones de regresar.

Supongo que para mi hermano fue un alivio el hecho de que yo me fuera, debido a que era un caos. Me metía en problemas, bebía, fumaba y me acostaba con cualquier mujer o doncel que se me pusiera enfrente. No sé si puedo considerarme un buen hermano. Tal vez lo fui hace mucho tiempo, pero todo cambio cuando papá murió de cáncer el día en que cumplí ocho años; mamá entro en una depresión tan grande que poco a poco comenzaba a consumirnos, aunque al final lo supero diciendo que aun nos tenía a nosotros, por lo que tenía que salir adelante, desgraciadamente murió en un terrible accidente cuando tenía doce años y Claude dieciocho.

Aquel día había prometido llevarnos al parque de diversiones, pero Claude tuvo que ir a casa de un amigo para terminar un trabajo pendiente, así que solo nos fuimos ella y yo. Íbamos por una carretera un tanto peligrosa, bajo la velocidad y puso música tranquila concentrándose en el camino, todo lo que paso después es confuso. Un camión se quedo sin frenos y termino chocando con nosotros en la curva, mandándonos al precipicio…

Contuve la respiración al adentrarme a la empresa, siendo saludado por unos empleados que al parecer me reconocieron. No me encontraba de ánimo para detenerme e iniciar una charla sin sentido, sobre temas del pasado o contar anécdotas de mi estadía en el extranjero, tan solo me metí en el elevador, presionando el botón y escuchando la melodía de espera. ¡Odiaba esa maldita canción! Es la misma que mamá tarareaba aquel día, por lo que termine recordándola.

Mi mente evoco el momento en que sus brazos me rodearon con fuerza, presionándome contra el asiento con su cuerpo. Asustado y temeroso solo pude aferrarme a ella mientras caíamos, siendo incapaz de comprender lo que había pasado, así que cuando el auto finalmente se detuvo y quedo bocabajo, sus brazos me soltaron de forma lenta. Extrañamente solo tenía un par de rasguños, mientras que ella se estaba desangrando por una vara de metal incrustada en su espalda.

Chasqueo la lengua y sonrió con melancolía al pensar que ahora llevo su apellido. Me costó meses convencer a Claude para que me ayudara, alegando que quería cambiar el apellido Faustus al de Michaelis en honor a la única mujer que sería realmente importante en mi vida, sin mencionar que ahora puedo negar fácilmente todo vinculo con el idiota de mi hermano, cosa que he hecho un par de veces para evitar problemas, ya que él se quedo al mando de la empresa familiar y sería malo que el otro heredero de Infinity se metiera en problemas.

—Tu mal comportamiento afecta la imagen de la empresa ante la competencia —musite con socarronería, intentado imitar la voz de Claude, mientras me adentraba en su oficina sin tocar la puerta, viéndolo fruncir el ceño al revisar unos documentos—. ¿Llego en mal momento?

—Sebastián —me ve arqueando una ceja, suspira y firma unas hojas de su escritorio—. Te cite hace más de una hora. Llegas tarde.

—No nos vemos desde hace siete años, ¿y tu solo te preocupas por que llegue un poco tarde? —Finjo lamentarme, levanto mi mano hacia la frente en un acto dramático—. Que mal hermano eres. Ni siquiera eres capaz de recibirme con un fuerte abrazo, flores y chocolates… los globos no estarían mal…

—Eres mi hermano, no mi novia —farfulla poniéndose de pie, rodeando el escritorio hasta quedar frente a mí. Sus intensos ojos ámbar me miran con detenimiento, formando una sonrisa socarrona en sus labios—. Te vez mucho más femenino de lo que recuerdo, Michaelis.

—Y tu eres un estúpido bastardo —cierro los ojos, dedicándole mi mejor sonrisa ladina—. Así que será mejor que me digas para qué mierda me quieres, por cierto, ¿por qué no contestaste mis llamadas? —Le miro con molestia—. Intente llamarte hace más de una hora diciéndote que tardaría en llegar.

Tan inexpresivo como siempre. Claude simplemente camina al enorme sillón situado en uno de los extremos de aquella enorme oficina, se deja caer con frustración sacando la cajetilla de cigarrillos de su saco, invitándome a tomar asiento junto a él.

—El dueño de las empresas Funtom, que es también mi suegro, me ha invitado cordialmente a la reunión que celebran cada año en las instalaciones de la empresa para celebrar navidad —con calma coloca un cigarrillo en sus labios, prendiéndolo y dándole una larga calada antes de expulsar el humo—. Varios socios se reúnen ya que es un ambiente ameno para crear una amistad que, más adelante ayudara a la concepción de contratos multimillonarios.

—¿Y? —Fruncí el ceño entendiendo de que iba todo esto—. ¿Qué tengo que ver yo en con tu estúpida reunión?

—Mucho —tranquilamente expulsa el humo, viéndome fijamente—. Dentro de una hora sale mi vuelo a Rusia. Hace un par de meses planee esa reunión con los dueños de una multinacional, así que es imposible cancelarla o posponerla, igualmente, ayer hable personalmente con Vincent Phantomhive, para decirle que no podre asistir. Como entendederas, es una falta de respeto mi inasistencia, así que iras en mi lugar, charlaras con los socios y sutilmente les meterás la idea que hacer tratos con nosotros es una buena opción.

Chasquee la lengua mirándolo con molestia, sabía que no tenía de otra más que ir a esa reunión, solo haría acto de presencia y me largaría tan pronto como fuera posible. Tenía que decirle adiós a mi noche tranquila en compañía de mi gato.

—¿Por qué no contestabas tu puto teléfono? —Suspire derrotado, intentando cambiar de tema.

—He estado muy ocupado. Hace como media hora me di cuenta que lo había perdido, pero ya mande a Ángela a conseguirme uno nuevo —se encoge de hombros restándole importancia.

Los siguientes veinte minutos hablamos de cosas sin sentido, como el hecho de que esta muy enamorado de su novio, un doncel del cual no recuerdo su nombre y a quien pretende pedirle matrimonio en cuanto regrese de Rusia. Incluso me enseño el anillo de compromiso. Bah, no sé cómo puede estar tan obsesionado —enamorado— de un chiquillo diez años menor que él, lo más seguro es que sea alguien sin gracia, ya que se ha fijado en el idiota de mi hermano.

También me comento que en su ausencia hiciera todo lo posible por involucrarme en el manejo de la empresa —con ayuda de su tonta asistente: Ángela—, después de todo, la mitad es mía. Al final me fui a casa para cambiarme de ropa porque lo quisiera o no, tendría que ir a esa reunión, pensando en que lo ideal sería estar en un bar, rodeado de chicas o donceles en lencería, bailando sensualmente en compañía de un tubo y música erótica.

•••

Me removí incomodo sintiendo la fría sabana de satén bajo mi cuerpo desnudo. Evidentemente no era mi cama, así que comienzo a rememorar todo lo que paso ayer en la noche. Primero llegue a esa estúpida reunión y estuve platicando con varios ancianos por lo que debió ser una maldita eternidad, después… después no recuerdo bien.

Busco una mejor posición y mi mano choca con una pequeña caja, la tomo llevándome a la boca, sabiendo que se trata de pastillas de menta, las cuales se me han de haber caído anoche del bolsillo de la camisa. Aunque es seguro que tuve mucho sexo salvaje porque la espalda me arde, tal parece que —él o ella— tenía complejo de gato, el problema es recordar con quien. Suspiro y me concentro.

¡Mierda! Realmente bebí demasiado si me olvide momentáneamente de aquel delicioso doncel. Ciel… es un nombre que le va de maravilla y baila de una manera tan erótica que estoy a nada de volver a excitarme con solo pensar en él, eso sin mencionar el momento en el elevador. Sonrió de medio lado mientras mi cuerpo lucha contra los malditos efectos de la resaca, y en un instante mi cabeza es martilleada por el incesante tono de mi celular.

Chasqueo la lengua, me incorporo y busco con la mirada mi pantalón, el cual esta tirado a un lado de la cama, lo cojo y saco el celular viendo que se trata de Claude, estoy a punto de contestar pero mi vista viaja al lado derecho de la habitación. Ahí de pie, completamente desnudo dejándome ver esas sexys marcas de beso que hice anoche, se encuentra Ciel. Es mucho más hermoso y sensual de lo recuerdo, por lo que apago el teléfono y gateo hasta la orilla de la cama tal cual lo haría una bestia al acecho, y mi presa es más que suculenta, por lo que no creo que me canse de devorarlo lenta y pausadamente, al menos un par de veces más. Finalmente quedo frente a él, quien me observa petrificado.

—Buenos días hermoso —sus labios se separan sin saber que decir. Sonrío poniéndome de pie, le quito el cepillo de la boca y lo beso, sintiendo el fresco sabor a menta, junto a su cuerpo que se estremece de manera deliciosa.

Doy un paso hacia atrás, quedando sentado en la cama, obligándolo a que se monte a horcajadas sobre mí. Tiembla y yo me excito con sus frágiles intentos de poner distancia entre nosotros. Al separarnos del beso contemplo embelesado sus mejillas sonrojas, su respiración agitada y sus ojos cristalinos abiertos de par en par, repentinamente frunce el ceño, colocando sus manos a modo de barrera entre nosotros.

—Ni se te ocurra volver a tocarme, estúpido perro —vaya, el pequeño tiene carácter.

Curiosamente, esa mirada desafiante me pone cachondo. Él dice no, pero su cuerpo grita si, y siguiendo los deseos de su sexy cuerpecito lo recuesto en la cama posicionándome entre sus delgadas piernas, rosando mi erección con su entrada que comienza a humedecerse. Ambos lo deseamos por lo que asalto nuevamente su boca en un beso demoledor, introduciendo mi lengua, jugueteando con la suya en una danza erótica y desenfrenada, buscando tomar el control de tan apasionado contacto, mismo que acabo ganando.

—¿Estás seguro que no quieres que te toque? —ronroneo contra su oído, escuchando gustoso su jadeo. Siento que vibra bajo mi cuerpo al momento de frotar mi falo contra sus nalgas—. ¿Qué paso con la putita golosa que decías ser… pequeño Ciel~?

—E-Eres un… ¡Ah~! Mmm bastardo… —maliciosamente adentre la punta de mi miembro en su entrada, acoplándonos de manera perfecta, disfrutando de su estreches única.

—Shh solo déjate… llevar —lentamente solté sus muñecas, las cuales no tenía idea que había sujetado.

Cuando lo llene por completo, arqueó la espalda ofreciéndome sus encantadores botoncitos que no dude en devorar con gula, apresando y masturbando su miembro al ritmo de las embestidas. Repentinamente la habitación se lleno de jadeos y gemidos por parte de ambos, junto al característico sonido de mi pelvis chocar contra su redondo trasero.

—S-Sebastián —gimió con desespero aferrándose con fuerza a las sabanas—. M-Más…

Mierda, Mierda… ¡Mierda! Es malditamente erótico, trague saliva con dificultad y salí de su interior.  

—Ponte en cuatro —ordene con la voz teñida de una pastosa sexualidad.

Extrañamente obedeció sin rechistar, dándome una perfecta vista de su trasero. Excitado coloque ambas manos en sus nalgas, separándolas, viendo con morbo su entrada contraerse expectante. Sin pensarlo hundo mi rostro, saboreándolo y deleitándome de su estremecimiento y aquel gritillo que intento ahogar entre las almohadas de la cama.

—No… ¡Ah~! S-Sebastián… espera…

—Eres exquisito —solté aíre por la boca, logrando que diera un respingo y me mirada con una mezcla entre enfadado y avergüenza. Estuve tentado a reír, pero simplemente inicie un sendero de besos hasta detenerme en su hombro, adentrándome nuevamente en su interior, comenzando a embestirlo con frenesí.

Entraba y salía de él, sujetando sus caderas para aumentar la velocidad. Su cuerpo estaba perlado en sudor, sus piernas temblaban y de sus labios escurría un delgado hilillo de saliva mientras se sujetaba con desespero a las sabanas. No me pude resistir al verlo tan sumiso que termine por darle una fuerte nalgada, logrando que gritara sorprendido al momento de correrse, cayendo sobre el colchón: jadeante y con el cuerpo laxo, como si fuera un muñeco de porcelana.

Bastaron un par de embestidas, estaba a nada de terminar, por lo que salí de su interior manchando sus nalgas con mi esencia, dejándome caer a un lado de él, intentando regular mi agitada respiración. Ciel mantenía sus ojos cerrados, estaba somnoliento e instintivamente sonreí con ternura al verlo, acaricie su carita con el dorso de la mano, apartando sus azulados mechones en el proceso.

Lo hubiera contemplado una eternidad si mi vista no hubiera viajado hasta su mueble de noche, en donde reposaban dos portarretratos, en el primero aparecía un hombre que compartía características físicas con Ciel, abrazando a una mujer rubia de preciosos ojos azules. Eran los dueños de las empresas Funtom, justamente ayer los conocí y platique varias horas con ellos. Si mal no recuerdo me hablaron de su hijo… quien tenía una relación desde hace dos años con mí… hermano.

Trague saliva, y es que a un lado del primer portarretratos, estaba otro, en el cual aparecía Claude abrazando a un sonriente Ciel… no necesitaba ser un genio para saber que este chiquillo era el prometido de mi hermano, con quien no me llevaba de maravilla, pero tampoco era tan bastardo como para hacerle algo tan bajo… ¡Joder!

Me senté en la cama y revolví mi cabello frustrado, estaba molesto, pero no sé si con Ciel por engañar a mi hermano o conmigo por no haberme dado cuenta antes…

—¡Eres un maldito mentiroso! —Y finalmente explote, viéndolo con furia.

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Mil gracias por leer ~ ♥ 

Haruka Eastwood


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