[Yuri]
Triste, confundida y porque no, enojada, así me sentía, ¿como era posible que en el transcurso de un día mi marido llegará y me dijera que ya no me ama, porque conoció a alguien más?
No podría decir que nuestro matrimonio era perfecto, pero me esforzaba porque fuera lo más cercano a este, pasamos muchas situaciones juntos y todas nos habían hecho mas fuertes.
La más difícil, fue intentar que quedará embarazada, el proceso había sido muy difícil, ya nos habíamos dado por vencidos, habíamos pensado en adoptar, y justo cuando íbamos a buscar donde adoptar a un pequeño el milagro nos iluminó y la noticia de la llegada de Wendy nos devolvió la vida a ambos.
La felicidad nos embriagaba, no teníamos donde meter tanta alegría, el compraba todo lo que veía en las tiendas, estábamos realmente emocionados.
Después de su nacimiento todo fue maravilloso, muchos matrimonios se dificultan después de la llegada de un niño, pero nosotros en cambio estábamos más enamorados.
¿Como todo cambio?, ¿El cruel destino me estaba arrebatando al hombre de mi vida?
Suspiré antes de volver a entrar a nuestra recámara, esa en donde habíamos compartido tantas noches de amor, esa en donde al caer la noche sus brazos eran mi mejor sabana, pero pronto todo sería diferente.
- Yuri, no pienses que en verdad todo seguirá igual, yo no me alejare de mi hija pero tampoco puedo seguir a tu lado. - de vuelta a la cruel realidad que el destino me estaba poniendo, aún con un nudo en la garganta pase saliva y junte todas mis fuerzas para responderle.
- Le prometiste a la niña que te quedarías, le dijiste que no nos abandonarías. - las lágrimas amenazaban cada vez más en hacer presencia.
- No mal entiendas las cosas, se que no es fácil de asimilar, lo entiendo, pero no puedo obligar a mi corazón a que no ame a esta persona. - Mi corazón no estaba preparado para eso y sin más me solté a llorar, me acerqué a el y lo golpeé en el pecho.
- ¿Y yo? ¿Donde quedo? ¿Tus votos donde quedan? ¿Como es posible que me hagas esto?. - el no hacía nada para separarme de él o para detener mis movimientos.
- Perdóname, en verdad, pero no puedo controlar lo que siento, se que es muy cobarde de mi parte abandonarte, pero quiero hacer las cosas bien, todos estos años junto a ti, lo menos que puedo hacer es ser sincero contigo. - detuve mis movimientos y mantuve la cabeza gacha, mis manos aún estaban hechas puño sobre su pecho.
- ¿Que es lo que el tiene que yo no lo tenga? lo Acabas de conocer, puede que estés cometiendo un error, puede que solo sea algo temporal o simple deseo, no tires a la basura todos nuestros años y memorias juntos, por algo que puede simplemente no funcionar.
- Si no me arriesgo nunca lo sabre.
Ya no podía más con esta situación, mis piernas se volvieron de goma y termine en el piso, lloré como si el mañana no existiera, como si este fuera el último día, mis lamentos eran fuertes, pero trataba de calmarme por mi pequeña, no quería que ella me viera en ese estado, respire profundo y alce la mirada.
Tenía una sola razón por la cual seguir adelante y esa era Wendy, pase de ver con tristeza a Minho a verlo con odio.
- Esta bien, vete... - fue lo único que pude formular, aunque estoy segura que fueron las palabras más punzocortantes que nunca había pronunciado.
- Yuri, yo en verdad lo lamento. - comencé a reír tristemente y las lágrimas volvieron a salir, las limpie bruscamente.
- No Minho, aún no lo lamentas, pero pronto lo harás, tenlo por seguro. - me di la vuelta y antes de salir de la recámara me giré para verlo, tome suficiente aire para mis pulmones. - Por favor toma tus cosas y márchate, será más fácil para mí comenzar a asimilar que ya no estarás aquí.
- Yuri...
- No Choi, ya no menciones mi nombre, ya no te pares frente a mi, no respires el mismo aire que yo, porque dolerá igual o peor que en estos momentos y no quiero ser débil, debo ser fuerte por esa pequeña que duerme tranquila aún lado de nosotros, por que ella no sabe lo que está por pasar, porque no tiene el conocimiento de las acciones que su padre está realizando, así que vete, toma tus pertenencias y dejanos.
- No me dejaré de hacer responsable de Wendy, te daré una pensión quincenal y a ella la vendré a ver todos los dias.
- No, a ella la verás sólo los finés de semana. - dije molesta.
- No hagas eso Yuri, tu bien sabes que Wendy va a resentir esto si solo la veo los finés de semana.
- Así serán las cosas.
- No lo hagas pensando en dañarme a mi, a la que dañaras más será a ella.
- Después hablaremos de eso, por favor márchate.
Y salí de la recámara, las lágrimas brotaron sin sesar, cubrí mi boca para que nadie escuchara mis lamentos, entre silenciosamente a la recámara de Wendy y me acosté con ella en su cama, la acerqué a mi y coloque mi barbilla en su cabeza.
- Mami, ¿No puedes dolmil? - me alejé un poco para ver qué mi pequeña tallaba sus ojitos y trataba de mirarme lo más despierta posible.
- Así es amor, he tenido una pesadilla como las que tú tienes, y necesitaba un abrazo lleno de magia para poder volver a dormir.
- ¿Y papá no te lo dió? - ¿Que hiba a hacer? ¿Como le diría que su padre nos estaba dejando?
- Papi esta tan cansado que está profundamente dormido como para darme ese abrazo que necesito, así que viene a buscar que tú me lo dieras ¿Puedes abrazar a mami para que olvidé su mal sueño?
- Clado mami. - Y estiro sus pequeños brazitos y me rodeo el cuello, mis manos sujetaron con fuerza su espalda y comencé a llorar. - Tanquila mami, sólo fue un mal sueño, todo está bien.
No pequeña ya nada esta bien, pero por ti lucharé porque si lo este. Poco después pude escuchar la puerta de la entrada cerrándose, ahora todo estaba por cambiar.