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La verdad, ni me gustas tanto. por Minos Hanari 56

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Graduación

Hoy era el día de la graduación, vi en el reflejo del espejo como me quedaba la toga. Haruhiko había acordado no ir a la ceremonia y aunque hubiera querido que fuera, la realidad se mostraba muy diferente.       Al menos parecía amarme de algún modo ¿No es así? Me tenía en un techo donde vivir y siempre mantenía la alacena llena. No debía ser tan egoísta.

Dejé de verme, para encaminarme a la puerta de salida. Había escuchado que mi madre me estaba buscando. Sin embargo, aunque me sintiera emocionado de ello sabía que le molestaría a él que la viera. Pasó tanto tiempo después de ello. Agarre mi celular mientras caminaba, viendo los mensajes viejos. Algunos parecían recientes.

“Esperó verte en la graduación, te extraño.”—Takahashi Misaki.

“Sé que no me quieres hablar, pero no me gustaría que las cosas terminarán de esta forma entre nosotros. Me gustaría hablar contigo”—Takahashi Misaki.

“Hijo, he pensado como hablar contigo. Siendo sincera nunca pensé que fueras homosexual pero eso no es un hecho que me molesté. Yo te acepto tal y como eres. Sólo quiero que te des cuenta que el hombre con el que estás no es bueno. Quizás el amor te tenga cegado, y no veas las cosas malas que pasan pero el amor no aleja, no limita, no te esconde de los demás.

Es verdad que eres primerizo en esto, pero no te dejes llevar que lo que tienes es bueno. Entiendo que no quieras hablar conmigo, pero por favor regresa a la casa. Lo vamos a solucionar entre los dos.”—Mamá.

Mis palmas temblaban al acabar de leer todos los textos. A pesar de todo lo sucedido parecían seguir a mi lado, sin apartarse pero tampoco estando lo suficientemente cerca. Me di cuenta de una cosa, La gratitud de ambos, se debía a una cosa. Era como si supieran  un secreto, de algo que no me he percatado en estos días. ¿Pero que puede ser? ¿Sería bueno si hablará con ambos? Negué ante esa opción. Haruhiko se enojaría.

Los pensamientos de mi mente, lograron hacer más rápido el camino de alguna forma y pude pensar claramente lo que estaba pasando. Llegué a la universidad, viendo a los de mi grupo de carrera que estaban en un pequeño grupo. Fui acercándome a ellos, para establecer una plática. Algunos se sorprendieron, algunos eran compañeros del kendo y preguntaron por qué lo había dejado pero simplemente respondí que la tesis me tenía completamente ocupado y no pude hacer gran cosa. Una de las verdaderas razones por las que renuncie, fue para pasar más tiempo con mi pareja.

La ceremonia dio inicio, y nos pasamos al salón de eventos. Dieron un discurso sobre el futuro de cada uno de nosotros y de lo difícil que era encontrar un trabajo.  Muchos sueñan con llegar alto, por supuesto pero muy pocos llegan a cumplir de verdad sus metas. Hablaron incluso que la vida adulta conlleva hacer sacrificios. Por muy pequeños o grandes que sean, son necesarios para cumplir los sueños planificados.

Cada uno de mis compañeros fueron pasando por su diploma, inclusive yo logré pasar por el mío. Además que me felicitaron, mi tesis había sido la mejor de toda la generación y obtuve una nota excelente. Tanto esfuerzo había valido la pena. Cuándo todo acabo y los demás se estaban yendo a sus casa o a festejar, noté a una persona que conocía muy bien.

—Ijuuin-sensei. —Mis orbes cafés se iluminaron al verlo. ¡No podría creer que mi mangaka favorito estuviera aquí! Esto sin duda era algo glorioso para mí. Llevaba un ramo en la mano y se veía que buscaba a Takahashi.

— ¡Hola Todou!—Su sonrisa fue amena al verlo, era demasiado amable conmigo.

—¡¡Sensei!!  ¿¡Qué hace aquí!?—Pregunté aun sabiendo la respuesta. El sonido de mi celular parecio sonar, pero yo no le puse mucha atención. Haruhiko me había dicho que estaría ocupado este día y no tenía a nadie más que me quisiera contactar.

—Vengo a felicitar a Takahashi-kun, no todos los días te gradúas. —Era cierto, le di instrucciones de cómo llegar a donde él estaba. Seguramente estaba con su grupo, dándose el último abrazo, justo en ese momento sentí una presión en mi brazo al voltear noté que era Haruhiko, quién no lucia muy feliz al respecto. Me jaló lejos de sensei y me arrastró hasta el carro para aventarme. Nunca pensé verlo de esa manera.

—¡¡Así que por eso estabas tan emocionado con tu graduación!!—Alzó la voz, lo suficiente para que sintiera un calambre en el cuerpo.

—No es lo que crees, Ijuuin-sensei sólo me estaba preguntando dónde estaba Takahashi. Por favor créeme. —

—Todo lo que dices me suena a mentiras. —Habíamos llegado al edificio donde se ubicaba nuestro departamento. Antes de poderme dar cuenta, él me había bajado a rastras del coche. Tenía mi brazo agarrado con fuerza.

— ¡Por favor Haruhiko! ¡Por favor suéltame!—Me resistí a que me llevara, pero su fuerza superior me arrastró hacia dentro. La parte sujetada comenzaba a doler. Ya habíamos subido los pisos para llegar a la puerta, la abrió y sin soltarme la cerró. Sus ojos estaban hundidos en un odio injustificado. Yo jamás podría engañarlo

Aunque di patadas, grite y moví desesperadamente mi cuerpo no pude librarme. Algo crecía en mí, una cosa que antes había sentido. Tenía miedo, de lo que pudiera pasar. Al entrar a la recamará me aventó a la cama de un golpe y cuando lo vi quitándose el saco y desabrochándose el pantalón no pude evitar querer huir del lecho. Arrastrándome por las suaves sábanas

—Te enseñaré a respetarme. —Sollozaba, el camino parecía tan lejano. Tomo uno de mis pies para que mi silueta cayera y la jaló. Sostuvo mis manos, mientras ponía su cinturón en mis muñecas para aprisionarlas. La respiración lentamente se me cortaba. Podía sentir la gravedad cayendo sobre mí.

—Por favor…te lo ruego. —Jamás me escuchó sus plegarias, me di cuenta que todo estaba perdido cuando mi pantalón fue bajado de pronto. Sin un eje de sentimiento, fui invadido. El miembro contrario desagarro mis entrañas con cada embestida dada, mientras mi rostro hundido en aquellas sabanas caía en la desesperación. Mis caderas se movían con rápidas. Ni siquiera se preocupó por mí. ¿Realmente me amas Haruhiko? La respuesta era más que clara. Alguien que amaba no hacia esto.

Un líquido se fue esparciendo de mi recto, logrando llegar a mis muslos y por último manchar aquellas sabanas. Se suponía que este sería el día más feliz de mi vida, que todo el trabajo hecho rendiría frutos. Pero la verdad lo único que sentía era que había muerto. Quitó la toga para acariciar mi piel, echo un gemido ronco antes de correrse. Pronunciando entre dientes: “Takahashi”. Pensó que no lo escuché, sin embargo ese simple nombre logró desagarrarme el alma.

Me levantó, para acercarme al espejo que estaba a un lado de la cama. Agarro mi cabello de forma ruda para hacerme ver, mientras la otra sujetaba mi mentón.

—Mírate bien ¿Crees que alguien aparte de mí te podría querer?—Al verme, noté manchas rojizas que más tarde lucirían moradas. Las marcas de sus dedos lucían graves, pero mi mirada se clavó en mi hinchado vientre. Era una curvatura, había comido demasiado en estos días. Al ver nuevamente hacia delante, lo encontré viendo aquello con rostro de repulsión. —Soy el único que te puedo querer entiéndelo.

Parecía otra persona diferente a la que vivía conmigo, al liberarme me empujó de pronto y se retiró sin importar que estaba herido. Yo quedé en el suelo hecho un desastre. Me di cuenta que él amaba a Takahashi… él aún seguía en su corazón. 


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