18.- ¿Otra oportunidad?
Mis pies se movían con insistencia mientras estaba sentado en una sala de espera; esperando que la oficina del encargo en las entrevistas se desocupara. Había soltado un respiro tan pronto en cuanto recordé los mensajes anteriores de Haruhiko, los cuales ni siquiera tome el valor para leerlos. Ni siquiera había recibido como tal aquellas costosas rosas que se había encargado de mandarme con una nota en ellas… está decía “Lo siento”.
Había levantado un poco la vista, para ver aquel reloj grande que estaba colgado en la pared. Y al bajar un poco los orbes, noté el como la secretaria anotaba algo en la computadora mientras veía de reojo su cuaderno de notas. Supuse que quise decir algo al respecto pero guarde mis comentarios.
El tiempo ya había pasado, y aquella joven me llamó para indicarme que lo estaban esperando. Levanté mi cuerpo para ir hacia el lugar, mis pasos fueron un poco más rápidos de lo que hubiera querido, y cuando menos me di cuenta ya estaba en frente de la puerta.
—Buenos días, licenciado. Soy Toudou Shinnosuke, vengo por el puesto. —Había abierto un poco la puerta, notando a la persona que se encontraba sentada en el escritorio.
—Lo sé, toma asiento por favor. —Indicó con un ademán mientras levantaba un poco la vista. Yo me acerque, y acepte tal invitación, me senté en la silla—Leí acerca de ti, y quede fascinado. Lo lamento, no me he presentado me llamo Naoto Kisa—Estiró su mano, y posteriormente yo repetí lo mismo alcanzándola para estrecharlo en un amistoso apretón. Él sonrió ante eso, y soltó el agarre a los pocos minutos. —Bien, todo está bien con tu solicitud y el examen lo pasaste con buena nota. Serías perfecto para el despacho, dime ¿Te gustaría trabajar aquí?
Yo sonreí ante los comentarios,
— ¡Sí! Me encantaría mucho. —Dijo elevando la voz por la emoción.
—Entonces quedas contratado, aunque claro serás puesto a prueba un mes. Y tendrás que apegarte a las reglas ¿De acuerdo?
—Sí. — Gracias señor Kisa.
—Dime sólo Naoto, por favor. —Había notado su tono coqueto al hablar y aquello me había hecho sentir ¿Nervioso? Quizás. Asentí y dije nuevamente la oración.
—Gracias Naoto. —Volví a sonreír y baje un poco la mirada por la vergüenza establecida y suspiré.
—De nada.
Cuando volví a subir la mirada, él me estaba viendo; supuse que nunca había quitado la mirada de mí, un toque en la puerta quito aquel momento. Era la secretaria, que le había llevado unos archivos. Suspiró y me paré de la silla para agradecerle, inclinando la columna, para después subirla e irme con pasos torpes a la puerta. ¿Qué había pasado? Aquello simplemente no podía ser.
Caminé hasta afueras del edificio, lo bueno es que me había despedido apropiadamente, tome camino hacia la izquierda yendo a una de las calles principales para tomar un taxi. Tome mi celular, para mandarle un mensaje a mi madre, y al no tener visión en el camino termine topándome con algo. Ese algo era duro, pero no era una pared como tal. Me quité de encima, reponiendo un “lo siento” de inmediato cuando una voz familiar se hizo presente. Alce la vista, nervioso hacia la contraria, y mis piernas flagearon
— ¿Haruhiko?—Repusé sorprendido. ¿Qué hacia él ahí? ¿Y por qué?
—Todou…