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Otra oportunidad por Yeta

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Steve iba a morir, la mirada del asgardiano que tenía en frente se lo decía y la verdad era que le importaba muy poco morir en manos del idiota que lo miraba con rabia a punto de explotar en su contra.

Estaba magullado, adolorido y más que nada cansado, pero no por acabar de recibir una paliza sino que el vivir entre personas que lo menospreciaban por su procedencia dejándole bien claro que no pertenecía a ellos era realmente algo agotador.

Extrañaba a las Valkirias, el tiempo que estuvo al cuidado de las guerreras fue duro pero grato a la vez. Le enseñaron a pelear, lo entrenaron desde el primer día en el que ellas lo acogieron junto a un grupo de niños de distintos lugares hasta el último en el que según sus normas no podían seguir manteniéndolo, ya no era un niño. Era un joven hombre destinado a ser parte de las filas de los guerreros de Asdgar.

Pero su destino al parecer no se cumpliría ya que había molestado a más de uno de los jóvenes guerreros al demostrar que a pesar de ser más bajo y débil lograba derribar a sus contrincantes haciendo que sus maestros lo ascendieran de nivel para luchar con jóvenes más grandes. Entre ellos el que ahora estaba frente a él con claras intenciones de acabar con su existencia.

¿Por qué?

Bueno, la razón era algo absurda. Durante las prácticas, viendo que Steve estaba en el suelo bajó la guardia riendo y burlándose del enano sin esperar que volviera a levantarse para desestabilizarlo y hacerlo caer, logrando en el acto que su mano se doblara dolorosamente. Steve le había roto la mano y todos los presentes se burlaron del joven prospecto de guerrero por haber sido dañado por un simple midgardiano.

Steve bufó ayudándose de la pared para ponerse de pie sin mostrarse intimidado por el hecho de que su atacante le ganaba por más de una cabeza de altura o que fuera macizo como todo guerrero adgardiano, ni siquiera por la espada que seguramente lo atravesaría en cualquier momento.

Iba a morir, lo aceptaba, pero eso no significaba que lo haría sumisamente.

Ya no tenía fuerzas y se encontraba en desventaja por muchas razones, así que lo único que le quedaba por hacer era demostrar su desprecio escupiéndole en la cara antes de mirarlo fijamente, sin demostrar un ápice de temor.

No cerró los ojos cuando la espada se alzó dispuesta para acabar con su vida, no tembló o suplicó. Solo mantuvo su postura lo más derecha posible, esperando el golpe mortal que nunca llegó.

Una voz potente y autoritaria había dado la orden de parar al joven, quien palidecido al instante guardó su arma girándose para ver al deño de dicha voz. Y fue ahí cuando lo vio por primera vez, sin tener la menor idea de quién se trataba. Imponente y vestido con su armadura.

Estaba un tanto aturdido ya que una vez bajada la adrenalina el dolor se hizo más presente haciendo que no prestara demasiada atención a lo que se decía a su alrededor, ni siquiera se percató de cuando el joven que antes intentó matarlo salió corriendo ante la orden de irse que le dio el rubio.

─¿Estás bien pequeño?─ había preguntado amablemente el más alto sonriendo, como si el hombre cabreado que intimidaba con su sola presencia no huera sido él. Steve odiaba que le remarcaran que era más bajo que los demás, había recibido demasiados apodos desde que llegara a estas tierras como para pasar por alto alguna referencia hacia su altura, sin importar que ahora no fuera sacada a colación para ofenderlo y al parecer eso fue notado por el grandulón que ladeó el rostro mostrándose un poco confundido ─¿Cuántos años tienes?

─Doce─ respondió tajante y esperando que lo dejara solo para poder descansar, lo que no esperó fue que unas grandes manos le palmearan el rostro y sus brazos aparentemente en un intento de comprobar su estado.

─¡Pero mira que eres muy pequeño para tu edad!─ exclamó sin aparente burla en su tono ─¿Qué acaso no te dan de comer?

─¡Ya suéltame!─ gruñó y lo empujó con todas su fuerzas, las cuales no eran muchas y solo se vio libre de las manos del mayor porque este así lo quiso. El impulso anterior lo había hecho caer al suelo, apoyando su espalda contra la pared y mirando desde abajo al rubio que desde ahí parecía aun más grande. Viéndolo con más detenimiento, podía deducir que se trataba de alguien importante por su armadura pulcra y su porte, cosa extraña ya que no aparentaba más de veinte años, aunque recordaba que los asgardiando no envejecían como él y tal vez el hombre si era mucho más mayor de lo que aparentaba ─Déjame en paz, nadie pidió tu ayuda. Mastodonte.

─Pequeño impertinente, ¿Qué no sabes a quien le hablas?─ y ahora otra persona se hacía presente en su campo de visión. Un hombre joven, de cabello negro y ojos verdes que desbordaban sabiduría.

Y sus ropas finas que indicaban que era también alguien importante, tal vez de la realeza. 

Steve pestañeó pensando en que definitivamente ahora estaba muerto, ofender a un noble guerrero no era algo que cualquiera haría y al parecer él lo había hecho por la mirada acusatoria del ojiverde.

─Déjalo, hermano, me recuerda mucho ti─ se rió el mayor alcanzando con su brazo al de pelo negro para acercarlo sonriendo. Sin mostrarse ofendido ─Mira que es igual de pequeño que cuando tenias su edad e igual de irritable al parecer. ¿Podría quedármelo?

Steve estaba a punto de maldecir en voz alta, él no era ningún objeto o mascota, pero el ojiverde abrió la boca de nuevo desasiéndose del abrazo de más grande.

─No seas torpe, sus ropas indican que el chico pertenece a la guardia y su altura es normal porque es midgardiano, no hay nada anormal en él─ informó atinando en su deducción haciendo que el rubio se desanimara y volviera a mirarlo con el rostro ladeado ─Debe ser parte de los huérfanos que son abandonados a su suerte y que las Valkirias recogen, no muchos como él son puestos en la guardia así que seguramente debe ser un buen prospecto.

─¿Quieres venir con nosotros?─ preguntó ignorando la explicación del otro hombre, quien se quejó por ese “nosotros”, viendo a Steve sonriendo amablemente ─Te puedo sacar de ese lugar, mantenerte en el palacio y no tendrás que luchar más.

─No─ respondió poniéndose de pie, recuperando la compostura y mirándolos desafiante. La sorpresa por su negativa era signo de que el rubio no estaba acostumbrado a recibir negativas ─No necesito su ayuda, seguiré mi entrenamiento como los demás. Así que no es necesario que adopte a una nueva mascota.

Estaba a punto de irse pero la mano en su hombro lo detuvo, haciendo que guardara cualquier reacción titubeante por la posibilidad de ser reprendido por hablarles de esa manera a personas que se notaba a leguas que eran nobles.

─¿Cuál es tu nombre?

─Steven─ su tono todavía era tajante, pero miraba cauteloso la reacción del rubio ante cualquier ataque por su forma de dirigirse a él.

─Steve─ sonrió soltando para que se fuera, aunque eso no pasó ya que sin poder evitarlo el más bajo frunció el ceño replicando de inmediato que su nombre era Steven y no Steve cosa que causó una risa en ambos desconocidos ─Pues yo te llamaré Steve, pequeño guerrero y si te arrepientes de rechazar mi oferta puedes ir al palacio. Solo di mi nombre y te aseguro que sabrán quien eres y te dejaran pasar.

─¿Y tu quién eres?─ bueno, Steve por dentro sentía que debía sentirse avergonzado por no saber quiénes era. Más por la sonrisa burlona del ojiverde y la carcajada del rubio ─No voy a arrepentirme.

─Yo espero que si─ se rió el rubio soltándolo ─Soy Thor, hijo de Odin…

─Y bla, bla, bla…─ lo interrumpió el ojiverde rodando los ojos antes de girarse ─Nos veremos pronto pequeño impertinente. Se más inteligente y no te metas en problemas innecesarios.

Steve tuvo la decencia de quedarse sin palabras mientras veía la silueta del oji-verde alejarse. Había llamado al príncipe de Asdgar, al hijo de Odin, al heredero del trono… mastodonte.

─Tal vez luego de mi regreso valla a ver que tan buen prospecto eres, Steve─ le revolvió el pelo antes de ir detrás de su hermano.

Thor visitó el campo de entrenamiento para novatos a diario, mostrando sin disimulo su interés en él. Enseñándole de vez en cuando algunas técnicas o relatándole simplemente como era el estar en batalla, Steve no supo en que momento se volvió tan cercano a los príncipes de Asdgar. Loki lo solicitaba como compañía cuando no se encontraba entrenando y lo instruía en la historia del reino al cual juró proteger y los demás que los rodeaban, siempre diciendo que jamás dejaría su seguridad a manos de un idiota con músculos.

Resultó que sí fue un buen prospecto de soldado, sobresaliendo entre los guerreros hasta llegar a ser uno de los dos soldados más cercanos al Comandante Real con tan solo veinte años. Llegando a convertirse en su segundo en poco tiempo y demostrando en batalla que era tan buen estratega como soldado, llegando a compartir terreno con los Cuatro Grandes, los guerreros que acompañaban a Thor.

Su objetivo era luchar junto a su amigo, proteger al reino que se había convertido su hogar. Pero eso no sucedió, Odin decidió entregar el trono dándole el poder a Thor que lo hacía igual o más fuerte que el mismísimo padre de todo y entre los primeros mandatos de su nuevo rey estuvo la orden de destituir al comandante real que llevaba tantas décadas en aquel puesto para entregárselo a Steve.

Steve se encargaba de la seguridad de Asdgar, en especial la del palacio donde vivía la familia del Rey y no se le permitió salir en batalla a menos que Thor lo solicitara. Cosa que nunca pasó y no iba a mentir, odió el mandato de su amigo hasta el punto de tardar meses en volver a dirigirle la palabra con esa confianza y afecto que demostraba una vez que dejaban de lado los títulos. Lo sintió más como un castigo cuando Thor lo bendijo para dotarlo de más fuerza de la que un hombre proveniente de Midgar debería tener, dándole también la lonjetividad que tendría un asdgardiano. Lo consideró como una condena, llevaría décadas resguardado en Adsgar, desperdiciando años de esfuerzo y entrenamiento porque sabía, algo le decía, que Thor jamás solicitaría su ayuda en batalla.

E insistió, por meses intentó hacer que su amigo entendiera que él no estaba hecho para vivir lejos del verdadero peligro. Pero con toda la sutileza posible lo único que recibió fue una negativa tras otra y el pedido de dar el tema por zanjado.

─Protege lo que ama─ dijo una vez Loki mientras leía un libro de sus ancestros ─De ahí que yo tampoco haya tocado jamás un campo de batalla cuando él se reveló como un guerrero, que nadie se atreva a decir en voz alta lo que piensan de mi. Aunque yo no tengo en mi espíritu esa necesidad de pelear como lo tienes tu, así que supongo que no entiendo porque estas tan abatido.

─Yo no necesito ser protegido─ replicó ofendido por la insinuación, sabiendo que en el fondo era cierto que el pensar de Thor fuera aquel.

─No, no lo necesitas─ afirmó Loki apartando la vista de su libro para mirarlo fijamente, con aquella mirada que parecía leer a través de las almas ─Y ese es el problema.

Loki siempre con sus intrigas, confundiendo a la gente y ganándose el desprecio de más de uno en el reino por su forma de ser. Pero Steve lo quería aun con sus mañas, lo mantenía vigilado de buena gana a pesar que ese no era el destino que tenía pensado para él. Nuevo destino al cual se acopló por fin luego de tres años, aceptando que era necesitado como guardia de la familia real y nada más.

 

Hasta que por alguna razón Thor decidió cometer aquella injusticia contra aquel reino que llevaba en paz con Asdgar por décadas, atacándolos sin previo aviso y destruyéndolo casi por completo.

“Era necesario, algún día entenderás”

***z(*o*)z***

No, jamás entendería.

Abrió los ojos escuchando el sonido de su respiración agitada y sintiendo el sudor en las palmas de sus manos. Hace tiempo que no soñaba de esa forma, había logrado bloquear cualquier recuerdo para hacer más levadera su nueva vida y su nuevo objetivo. El cual iba en contra de aquel que por tantos años consideró un amigo como ningún otro.

Definitivamente no deseaba recordar aquella desastrosa semana en la que todo se volvió un caos y en la cual si no hubiera sido por Nesha aun estaría ahí, resguardado junto a Loki en la prisión secreta del palacio. Decidido en que lo mejor era no retomar el sueño, por miedo a rememorar aquella espantosa semana en su calabozo, se levantó de su cama para salir de su cuarto y bajar las escaleras.

No le sorprendió encontrar a Loki despierto, viendo a los tres invitados que había traído de su último viaje. Todavía le intrigaba un poco la forma en la que el castaño lo miraba, era como si le reprochara algo, como si lo acusara de traidor.

─Tu nuevo amiguito no podía dormir y no dejaba que los demás lo hicieran tampoco, quedó bastante alterado cuando Hugin se posó en su hombro y le murmuró algo. Tuve que usar un poco de magia, que no tengo, para que su mente se dispersara y lograra conciliar el sueño.

─No tienes que asustarlo si pretendes que te ayude─ le recriminó sabiendo que Loki amaba molestar y gastarle bromas a los demás, seguro de que presentía que un cuervo que podía hablar causaría algún impacto en el castaño ─¿Cómo alguien como él puede sernos de ayuda?

─Jamás subestimes a nadie, pensé que tú en especial sabrías eso─ le sonrió estirando los brazos ─Entré en su mente lo suficiente como para saber que tiene habilidades, puede ser capaz de trabajar con los enanos de Svartalfheim.

─Hay algo más─ afirmó Steve notando la sonrisa de Loli mientras veía dormir a Tony.

─Si, lo hay─ confirmó viéndolo a la cara, sin intención de alargar más la charla nocturna que estaban teniendo ─¿Quieres que calme tu mente para que logres dormir?

─No y no deberías gastar tu energía en cosas como estas─ lo último que quería era tener a Loki en su cabeza, había algunas cosas que el pelinegro no debía saber. Aunque seguramente ya sabía, de alguna forma siempre revelaba los secretos de todos ─Ve a descansar.

Loki solo le sonrió sin aparente intención de hacerle caso. Miró fijamente el pecho de Tony con un poco de curiosidad, una tenue luz iluminaba un poco la pequeña sala. Era curioso que esa lamparita lo mantuviera con vida.

─Steve…─ escuchó el murmullo de la voz del castaño antes de fruncir el ceño y girarse para quedar de costado, apretando de repente las sabanas. Supo de inmediato que no se refería a él, sino a el otro Steve con el cual según entendía tuvo algún tipo de pelea. Cuando Loki suspiró supo que no era la primera vez en la noche que pasaba.

─Al parecer entre más estresado está más pesadillas tiene, es la quinta vez que despejo su mente─ suspiró acercándose y viendo como de repente Tony se quejaba entre sueños.

─Shhh… tranquilo─ murmuró adelantándose a Loki al arrodillarse y pasar su mano por la cabeza del castaño. Y como si su voz fuera un tranquilizante los quejidos cesaron y el ceño de Tony se relajó.

Sabía que no era a quien él pedía en sueños, pero no le importaba si eso lo tranquilizaba. Él no pretendía volver a dormir así que no le causaba ninguna molestia “ayudar” al castaño a hacerlo si solo necesitaba de su voz.

─Si ambos se lo permiten podrían ayudarse mutuamente, sanar juntos─ escuchó la voz de Loki a su espalda, no le contestó y pronto los pasos alejándose le indicaron que lo había dejado amparando el sueño de Stark.

Acarició nuevamente la cabeza del castaño antes de hacerse lugar a su lado para recostarse, recibiendo casi de inmediato un abrazo de Tony quien murmuraba dormido apretujándolo más. No prestó atención a sus palabras, después de todo no estaban dirigidas a él.

Notas finales:

Hola! Este capítulo fue más para que conocieran un poco más a este otro Steve y cómo fue que terminó en Asdgar o volviéndose tan cercano a los hermanos macana já

**Hugin y Munin son los cuervos de Odin, pensamiento y memoria. Luego se explicará bien porque estos están con Loki.

Bueno, espero que sigan animándose a leer este fic =)

Gracias por leer y comentar!!!! 

**Ota cosa, l@s invito a leer otro fic mio "Black pearl" es Stony y un poco diferente a lo que suelo escribir. Si pueden y quieren pasen y comenten que les pareció la idea: http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=181946#sthash.nOexeKlu.dpbs xb***

Besos, nos leemos luego!!!


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