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Mundo de alfas, omegas, varones y donceles por Pucca

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No sabía cómo es que el destino tuvo la brillante idea de ponerle como pareja de toda la vida a esa persona. Él, una persona seria y reservada que era creyente de la suerte y las predicciones, llevando consigo su amuleto de la suerte cada día sin falta y viendo sin perderse cada programa de oha asa siempre queriendo saber que le esperaba cada mañana.

Midorima Shintaro  un atractivo varón de 20 años que estudiaba su carrera de medicina en la universidad de Tokio, llevando una vida tranquila en su departamento en el que hace poco residía.

Para midorima desde que se mudó de la casa de sus padres todos los días eran los mismo, levantarse, ir a la universidad, estudiar y dormir. Al peliverde no le importaba tanto su rutina diaria y que se había acostumbrado a lo mismo. Pero un día todo cambio…

Se encontraba saliendo de la universidad a las ocho de la noche ya que le tocaba hacer servicio junto con otros compañeros, su departamento solo quedaba a algunas calles y no le importaba caminar.

Estaba cansado y tenía sueño, solo quería llegar a su hogar y dormir toda la noche y el día siguiente, agradecía que mañana era domingo y no tenía que estudiar para algún examen, tendría todo el día libre.

De pronto se detuvo en seco, su cuerpo se tensó y su cabeza empezaba a dar vueltas, un exquisito y agradable olor se interpuso en el aire que utilizaba para vivir, no sabía como pero ya se encontraba corriendo al lugar de donde provenía, no podía detenerse su cuerpo se movía solo, lo único que quería era saber de dónde venía tan suculento olor dulzón.

Se detuvo en un callejón que estaba rodeado por botes de basura y chascos con moscas, camino con sigilo sintiendo como el agradable olor se sentía más poderoso que antes.

Estaba nervioso, su cuerpo no le obedecía del todo y de la nada empezaba a sentirse excitado, no sabía que estaba pasando.

O tal vez si y no quería saberlo

-¡No te acerques!- midorima se detuvo abruptamente, pudo visualizar en una esquina del callejón que se encontraba oscura una figura tirada en el piso hecha bolita.

-¿e-estas bien?- mierda ahora tartamudeaba.

-no te acerques más…ah…-  la voz de esa persona se escuchaba entrecortada.

-estudio medicina tal vez pueda ayudarte en algo ¿estas herido?-

-y-yo… me duele-

-solo puedo revisarte si me permites acercarme- midorima no quería espantarlo.

-e-esta bi-bien…-

El peliverde se fue acercando lentamente hacia la esquina oscurecida mientras sacaba su teléfono e instalaba la aplicación de linterna pudiendo ver a la persona que hay se encontraba quedando sorprendido.

Su cuerpo se encontraba acurrucado con las piernas en su pecho y la cabeza gacha, las bonitas curvas podían distinguirse aun así, cabello negro y lacio que se distinguía brillar, piel blanca que a la vista se veía suave, unos hermosos ojos azules platinados que al momento de hacer contacto con los suyos verdes sintió una corriente de electricidad colarle por toda la columna, una ¿halas? Si, unas hermosas alas color café y toques grises que se encontraban en reposo y cubriendo en menudo cuerpo, pero lo que preocupo a midorima fue ver una de las hermosa alas lastimada con un poco de sangre.

Por instinto se acercó rápidamente al omega cargándolo estilo princesa con delicadeza y suavidad para caminar rápidamente a su departamento.

El omega no se opuso, al contrario, justo cuando el varón lo cargo paso sus delicados brazos por el cuello del más altos escondiendo su cabeza en el cuello de este.

Cuando llego a su departamento deposito al pelinegro con extrema delicadeza en la cama de su habitación yendo rápidamente por el botiquín de primeros auxilios que tenía guardado en su baño.

Todo sucedió tan rápido que cuando shintaro menos se lo espero ya se encontraba penetrando al omegas salvajemente mientras que este no dejaba de gemir y pedir por más.

Al día siguiente sorpresivamente despertaron al mismo tiempo, midorima no sabía que pensar, había tenido relaciones con una persona que ni sabía su nombre, miro al piso suspirando de alivio al ver los condones regados, por lo menos habían usado protección sino ahora mismo estarían esperando alguna avecita.

-¿Qué tanto me ves?- pregunto nervioso al ver que el pelinegro lo miraba fijamente sonriendo de oreja a oreja.

-Takao Kazunari mucho gusto- dijo regalándole una hermosa sonrisa que sonrojo a midorima.

-Midorima Shintaro…-

El omega sonrió más resplandecientemente.

-¡mucho gusto Shin-Chan eres mi pareja destinada!-

Midorima prácticamente se desmayó, lo presentía, ya que había leído algunos libros acerca de los alfas y los omegas, recuerda haber leído que los omegas y los alfas desprendían un olor especial cuando su pareja destinada está cerca, por eso no pudo resistirse al pelinegro cuando este de la nada lo beso terminando en una noche se sabanas alborotadas.

-¡shin-chan! ¿Estás bien? No quiero que el futuro padre de mis polluelos se muera ¡kyaa! ¡Un hospital!-

Se preguntaba como el destino le había puesto como pareja destinada a esa persona, takao era un omega de halcón hablador, imperativo y muy sociable, todo lo diferente al peliverde.

Todo eso paso hace seis meses y ahora el omega se encontraba viviendo con él en su departamento ¿Cómo? Pues digamos que los padres del peliverde se enteraron que un omega había elegido a su hijo como su pareja y de inmediato exigieron conocerlo, quedando encantados con el pelinegro sobre todo la señora midorima.

Los señores midorima alegaron que tenían que vivir juntos y pos al peliverde ya no quedaba de otra.

Si, su vida dio un giro de ciento noventa grados.

-shin-chan…- el pelinegro con tan solo una camisa de shintaro camino hacia la cocina en donde se encontraba el varón haciendo el desayuno para empezar el día.

-¿kazunari por qué no te has al menos lavado la cara?- pregunto mientras sentía los delicados brazos abrazándolo por la espalda.

-shin-chan tengo hambre- murmuro el omega.

El peliverde suspiro, a pesar de que tenían la misma edad, más que ser pareja parecían madre e hijo.

-Ya me voy- dijo el peliverde después de colocarse su mochila en el hombro.

-que tengas un lindo día shin-chan- el pelinegro se acercó a su pareja para pararse de puntitas y darle un suave beso que midorima aceptó gustoso.

Bueno tal vez haber encontrado a su pareja destinada no fue tan malo, incluso el peliverde tiene que aceptar que su corazón palpita cada vez que escucha el nombre de ese bello y desesperante omega.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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