El tiempo sigue su ritmo sin cesar, lo sabes por los días al pasar, por el incesante tic tac del reloj, por cada vez que la luna vuelve a salir. Pero que el tiempo no cese su marcha hace mucho dejo ser un consuelo para ti, no importan las horas, los días o los meses, sabes que te faltan años para que la muerte llegue a ti.
El lograr olvidar como tantas veces lo hiciste antes debería ser tu respuesta para poder seguir tu vida y dormir tranquilo en las noches, conseguir paz y tranquilidad sin importar lo imposible que eso suene; pero no lo es, por que sin importar que tanto lo intentas su recuerdo viene a ti, inconscientemente llamas su nombre, el recuerdo de su rostro vuelve a ti y te lleva al borde del delirio haciéndote creer que por un segundo puedes lograr verlo parado frente a ti, con esa gran sonrisa y su ojos llenos de cariño mirándote. Sabes que es nunca podrás huir de todo aquello, que es tu destino el vivir atormentado pro aquel fantasma de tu pasado, porque por más que intentes negarlo sabes que fue tu culpa lo que sucedió y es algo que nunca podrás cambiar.
En momentos como estos, en donde el reloj marca las doce, y el no poder conciliar el sueño es algo a lo que ya te resignaste, te diriges al ático y desempolvas sus viejos discos y reproduces uno en aquel viejo toca disco, permitiendo así que los recuerdos vuelva de nuevo a ti, cada uno sintiéndose más real que el anterior, trayendo consigo sentimientos que poco a poco te hacen descender de la felicidad hasta el dolor y la culpa. Nunca te consideraste alguien débil, habías perdido a tanta gente antes que habías aprendido a lidiar y olvidar el dolor, pero tratándose de el las cosas nunca eran iguales, era claro que el siempre fue una excepción a todo lo que eras y creías.
Cuando tú auto-tortura termina, te quedas un momento escuchando el incesante sonido de las manecillas de aquel viejo reloj esperando volverte loco, es tu única alternativa hasta que la muerte se pueda presentar como una opción, tal vez así puedas por fin olvidar que todo fue tu culpa, olvidar el recuerdo de su cuerpo sin vida entre tus brazos tras aquel accidente mientras gritas por ayuda, el brillo desapareciéndose de sus ojos mientras te mira con una sonrisa diciéndote que todo estará bien, de aquellas últimas palabras que aún resuenan con tanta claridad entre tus recuerdos y quien sabe... tal vez la locura te permita verlo otra vez, después de todo poco importaría para entonces que es real o no sin con ello puedas tenerlo a tu lado otra vez.
+++++++++++Maldito minimo de palabras ++++++++++++
El tiempo sigue su ritmo sin cesar, lo sabes por los días al pasar, por el incesante tic tac del reloj, por cada vez que la luna vuelve a salir. Pero que el tiempo no cese su marcha hace mucho dejo ser un consuelo para ti, no importan las horas, los días o los meses, sabes que te faltan años para que la muerte llegue a ti.
El lograr olvidar como tantas veces lo hiciste antes debería ser tu respuesta para poder seguir tu vida y dormir tranquilo en las noches, conseguir paz y tranquilidad sin importar lo imposible que eso suene; pero no lo es, por que sin importar que tanto lo intentas su recuerdo viene a ti, inconscientemente llamas su nombre, el recuerdo de su rostro vuelve a ti y te lleva al borde del delirio haciéndote creer que por un segundo puedes lograr verlo parado frente a ti, con esa gran sonrisa y su ojos llenos de cariño mirándote. Sabes que es nunca podrás huir de todo aquello, que es tu destino el vivir atormentado pro aquel fantasma de tu pasado, porque por más que intentes negarlo sabes que fue tu culpa lo que sucedió y es algo que nunca podrás cambiar.
En momentos como estos, en donde el reloj marca las doce, y el no poder conciliar el sueño es algo a lo que ya te resignaste, te diriges al ático y desempolvas sus viejos discos y reproduces uno en aquel viejo toca disco, permitiendo así que los recuerdos vuelva de nuevo a ti, cada uno sintiéndose más real que el anterior, trayendo consigo sentimientos que poco a poco te hacen descender de la felicidad hasta el dolor y la culpa. Nunca te consideraste alguien débil, habías perdido a tanta gente antes que habías aprendido a lidiar y olvidar el dolor, pero tratándose de el las cosas nunca eran iguales, era claro que el siempre fue una excepción a todo lo que eras y creías.
Cuando tú auto-tortura termina, te quedas un momento escuchando el incesante sonido de las manecillas de aquel viejo reloj esperando volverte loco, es tu única alternativa hasta que la muerte se pueda presentar como una opción, tal vez así puedas por fin olvidar que todo fue tu culpa, olvidar el recuerdo de su cuerpo sin vida entre tus brazos tras aquel accidente mientras gritas por ayuda, el brillo desapareciéndose de sus ojos mientras te mira con una sonrisa diciéndote que todo estará bien, de aquellas últimas palabras que aún resuenan con tanta claridad entre tus recuerdos y quien sabe... tal vez la locura te permita verlo otra vez, después de todo poco importaría para entonces que es real o no sin con ello puedas tenerlo a tu lado otra vez.