Pov Sebastian
Tanto tiempo sirviendo le a Ciel, para que no pudiera consumir su alma, me enfurece tanto haber perdido un alama tan deliciosa, pero a cambio de eso gane algo mucho mejor, una persona especial. Con el tiempo acepte la realidad, lo único que me queda es seguir siendo su fiel mayordomo, pero extrañamente es algo que no me molesta, al contrario, su presencia me hace feliz, sucumbe mi alma de una forma tan deliciosa que deseo mas y mas que solo su compañía.
Algo dentro de mi a nacido, eso que los humanos llaman "sentimientos" aunque no podría definir lo bien, cada mañana no puedo evitar mirar a ese hermoso ser de mirada azul zafiro y esbozar una sonrisa de ternura, en todo lo que hace es perfecto, aun cuando sigue teniendo las mismas responsabilidades, pero ya no es un joven amargado, o al menos conmigo. Amo ver esa sonrisa es sus finos labios, rozar ligeramente esa nívea piel tan maravillosa, se que suena ridículo si tomo en cuenta que soy un demonio, pero, no importa, no quiero dejar de sentir esto que poco a poco me consume mas y me lleva a la locura .
Compartir la eternidad a lado de este bello demonio sin duda alguna sera muy interesante, y porque no, placentero.
Alois esta a punto de besarme, quiero lanzarlo e irme a seguir disfrutando de la noche con Ciel, pero quiero que sea el quien detenga esto, no se porque pero es algo que mi ser clama con esmero. Esos labios están a punto de besar los míos y mi joven amo sigue sin hacer nada.
No soporto a este niño tal vulgar, es repugnante bailar con el de esta manera, admito que es muy agradable, y también hermoso, pero no es de mi tipo, yo solo tengo ojos para alguien, solo una persona que hacer latir a este frió corazón, y a pesar de que es nuevo, se siente tan bien, esta calidez me embriaga y anhelo mas.
-Joven por favor-digo lo mas tranquilo posible apartándolo levemente.
-Que pasa Sebastian- Dice con fingido asombro mientras acaricia mi mejilla.
-No haga esto, mi amo esta mirándonos- me excuso, cuando realmente quiero decir que al único que quiero besar es a ese chico que tanto nos observa.
-Vamos Sebastian, no seas aguafiestas, a el no le importa, podemos seguir con lo nuestro- responde mientras intenta besarme nuevamente pero esta vez lo esquivo con un hábil movimiento.
-Eh dicho que no Alois así que, si me disculpas- me di media vuelta con intenciones de llegar hasta donde mi pequeño y continuar con lo que estábamos hace un rato, entonces, me percato que platica muy animadamente con un demonio de cabello negro azulado, ojos color ámbar y gafas, ese ser que tanto odio por el simple hecho de haber querido mi tan preciada alma años atrás, y al parecer, ahora también quería robarme algo mas.
-¿Que es tan gracioso?-pregunto con cara de fastidio al ver que Ciel lanza una sonora carcajada, algo que no hace ni siquiera conmigo.
-Nada que te interese...idiota- me dice lanzándome una mirada de odio que me sorprende, hace tanto que no veía esa mirada en su bello rostro.
-Si Sebastian, porque no mejor te vas a seguir divirtiendo con el molesto de Alois y nos dejas tranquilos- responde ese demonio con una sonrisa maliciosa mientras sigue conversando con el joven amo y ambos ignoran mi presencia
-Bien, veo que no hago falta aquí- dije con fastidio mientras me siento en una mesa un poco alejada de ellos pero en la que puedo observar perfectamente los gestos y bellas sonrisas de mi Bocchan. Un aura negra parece nacer detrás de mi y todo el mundo la nota mientras murmuran sobre ello, no puedo contener mi enojo, y todo por culpa de ese rubio idiota, pero si Ciel quiere jugar sucio, por mi no hay problema.
Narrador omnisciente
El azabache se acerca al chico de ojos celeste para invitarlo de nuevo a bailar, y este sin duda acepta, mientras que un peli azul los mira colérico desde lejos.
-Disculpa mi grosero confortamiento de hace un rato Alois, solo me sentía un poco nervioso que el joven amo nos mirara, pero ahora parece divertirse con alguien mas-lo mira de reojo-¿Gustas acompañarme de nuevo a la pista de baile?
-Claro que si- responde el rubio animadamente mientras lo hala del brazo para ir al centro.-Sebastian, porque no sales conmigo, me gustas muchos- dice el chico sorprendiendo al mayor colocando su cabeza en el pecho de este sin darse cuenta que unos ojos azul zafiro lo fulminan.
-No lo se Alois, pero, por ahora solo puedo darte esto- lo separa de su pecho mientras muestra intensiones de besarlo, cuando de repente siente que el rubio es lanzado a una mesa alejada de la pista de baile, sabe perfectamente quien es y solamente esboza una sonrisa de satisfacción.
-Que crees que haces idiota, no te vuelvas a acercar a MI demonio escuchaste-Grita Ciel tomándolo del cuello mientras que con algún poder demoníaco hace que este sienta un insoportable dolor con solo mirarlo.
-Joven amo por favor tranquilícese-le sugiere el demonio mayor tomándolo del brazo para que soltara al rubio, entonces, siente que este le da una fuerte bofetada.
-Quien te crees para andar coqueteando con este idiota, al menos respeta que estoy aquí-le grita evidentemente muy molesto, intentando ocultar detrás de ese reclamo sus celos.
-Lo siento pero usted es quien no respeto mi presencia, yo lo aleje pero al ver que usted se divertía con el idiota de Claude pues decidí tener también un poco de diversión-arrebate el demonio con resentimiento, mientras todos los demás demonios los miraban entre murmullos de lo sucedido, y algunos tratando de reanimar al rubio que había caído inconsciente.
-Tsk, no eres quien para cuestionar lo que hago Sebastiano-desvía la mirada el chico, ya que sabe que es verdad aquello.
-Usted tampoco lo es-se cruza de brazos el azabache mirándolo con su típica mirada carmesí
-¡¡¡IDIOTA SOY TU AMO, COMO TE ATREVES!!!-grita el chico que aprieta los puños de rabia, conteniendo sus ganas de golpear al oji carmesí, este solo suspira con resignación.
-Lo siento joven amo, no volverá a suceder-se disculpa el azabache con una mano en el pecho, la otra detrás y una leve reverencia.
-Mejor larguémonos de aquí-sale corriendo seguido de su mayordomo. En todo el camino no cruzaron palabra alguna, ambos sumergidos en sus pensamientos repasando lo ocurrido y su extraño comportamiento. Al llegar a la mansión Ciel subió inmediatamente a su habitación, lo único que deseaba era descansar.
Después de algunos minutos en los que paso recostado en su cama escucho que alguien llamaba a la puerta.
-Adelante-dio el paso a su mayordomo, sentándose al filo de la cama con una expresión seria aunque por dentro sentía una extraña sensación de tristeza.
-Joven amo es hora de dormir-comenta el azabache sacando de un armario el camisón del chico, acercándose para colocarlo en su fino y delgado cuerpo.
-Joven amo, quiero pedirle una disculpa por lo que sucedió, no se porque me comporte de esa manera, de verdad lo siento-dice arrepentido el demonio mientras termina de cambiar al oji azul mirándolo algo triste.
-Tsk, ya no importa, solo....-se detiene al ver como el mayor acerca demasiado su rostro a el, sintiendo chocar sus alientos, esto solo provoco que la sangre se subiera a las mejillas del conde.
-Joven amo yo....