Shizuru quien estaba cruzada de piernas mirando los labios de su padre moverse. Asentía con una sonrisa en sus labios, cada vez que el la miraba, Shizuru le permitia que pensara que era él el centro de atención, cuando en realidad solo habia una persona en su cabeza.
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Shizuru había sido bien adiestrada en su lecho familiar o al menos eso decian todos cada vez que se deslumbraban por su presencia.
Su padre tenia la afición de involucrarla siempre en las platicas, donde le exigia que reprimiera ese pensamiento liberal, y que embotellara sus sentimientos, si alguno de sus inversionistas la escuchaban hablar asi, la fina capa que habia crecido entre ella y el mundo se quebraria.
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-Shizuru, deberíamos prepararnos para almorzar, ¿te quedaras?- pregunta su padre.
-Si, padre. ¿Si no te molesta claro?- pregunta Shizuru mientras con su mano se cubre del sol y lo mira a su padre.
El se quedo en silencio. Se pone de pie, y la invita a que lo acompañe.
Durante el alumerzo, Shizuru no habia tocado siquiera su plato. Su padre, al ver esa accion, no dejo ni un segundo de mirarla... el silencio entre ambos demostraba claramente esa similitud que tanto odiaba Shizuru. Ambos estaban estudiando como moverse, para no dar el brazo a torcer ante el otro.
Su madre intenta llamar la atencion de ambos, poniendose de pie... su padre la mira, ella deja caer su vista apenada. Su madre siempre habia sido asi. Demasiado blanda, con una gran suma en el banco, y comprometida con las relaciones publicas.
La relacion entre ambas... bueno Shizuru tuvo el grato placer de conocer a varias de las amantes, con las que su padre pasaba el rato. Todas eran soberbias y amantes de los licores... durante las reuniones que organizabamos en nuestra propia casa... las muy perras se presentaban con variedades de accesorios, y con sus vestidos entre abiertos para el deleite de todos. Mientras mi madre cubria sus moretones con largos y oscuros vestidos.
- ¿Cómo se encuentra tu tia Viola querida?- me pregunta mientras toma asiento en el sillon cercano al palco... me invita a que la siga... obedeci, y me sente a su lado... Mamá todavía conserva sus tic nervioso, suelen temblarles las manos, pero en este momento se las sujeto fuertemente.
-Escuche que ahora se encuentra en mejor condición, gracias por preguntar- respondó cabizbaja. Ella me brinda una leve sonrisa, mientras apoya su mano en mi hombro.
Era bastante triste como a esta altura de mi vida ya no sabia ni como hablarle a mi propia madre.
-¿Escuchaste has dicho? - pregunta mientras interviene su padre con un tono claramente de sarcasmo.
-Si, ya que tengo prohibido la entrada me vi obligada a buscar informacion por otro lado- suelta Shizuru mientras lo mira con el mas puro enojo... su padre sonrie con gracia - Tia Viola, no quiere volverme a verme… pero eso ya lo sabias ¿no es verdad padre?- su padre gira su rostro mientras frunce el seño.
Puedo ver como sus nudillos se ponen blancos conteniéndose empezaba a enojarse y yo también, estoy harta de su soberbia.
-Ya que fuiste tú quien casi la mata- dije firmemente. Mi madre suspira angustiada ante la noticia.
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En este momento me recorre el mismo escalofrío que experimente cuando traspase el umbral de La Gran Casa Burdel de tia Viola.
Era todo un espectáculo mujeres, alcohol, música, y baile.
La extravagancia que presentaban con sus vestimentas... medias de red, su vestidos bordados, con sus rojos y negros... algunas tenian pequeños sombreros, algunas tenian antifaces... todas y cada uno de aquellas mujeres estaban vestidas con poca ropa, llevaban algunas bandejas con tragos, otras en cambio estaban abrazadas de sus respectivos clientes.
Algunas degustaban entre ellas, para que los demas, se deleiten con la vista... otras ofrecian espectaculos visuales solas.
Shizuru aun tenia impregnada en sus ojos ese tono morado de los tapizados de las paredes, esas suaves luces, que la hechizaban y no la querían dejar. Esas bellas mujeres con sus cuerpos todos esbeltos. Y ese olor a perfume de mujer.
Se empezaba a infiltrar lentamente en ella. Su tia Viola fue puliéndole el talento natural que poseía. Al menos eso era de lo que se jactaba, cuando la vio de pie en el escenario.
Shizuru tenia lo que tanto buscaba tenerlos a todos comiendo de su mano. Y le encantaba.