Había una vez, existía una cabaña en el bosque donde vivían 7 cabritos y su madre. Un día, la madre Chrome tenía que irse al pueblo a comprar un par de cosas y le dijo a sus hijos:
-Mientras yo no llegue, no le abran la puerta a nadie, entendido?- preguntó ella.
Y sólo Tsuna, Takeshi y Lambo asintieron. Kyoya y Mukuro se encontraban saltando en la cocina mientras que Hayato y Ryohei estaban discutiendo en el comedor.
Mamá Chrome, ya enojada porque sus hijos no le prestaron atención, gritó:
-ENTENDIDO?- con una sonrisa de ultratumba.
-Sí, señora!- gritaron todos en fila frente a la puerta y con los brazos al costado del cuerpo.
Fuera de la casa, se encontraba un temible y feroz lobo llamado Skull, que era maltratado por su manada y como el lobo Reborn y Coronello se habían comido su almuerzo, tenía mucha hambre, y babeaba mientras que observaba cómo la madre salía de la casa, dejando a los niños solos.
Minutos después de que la madre cabra saliera de casa, el lobo se acercó a la puerta y dando algunos golpes a la puerta de la casa de los cabritillos, dijo:
-Soy mamá, pueden abrirme la puerta?
En ese instante, estaban Tsuna, Takeshi y Hayato.
Reconociendo la voz del lobo, Hayato gritó:
-Tch maldito falsante, cómo te atreves a decir que eres nuestra madre con esa voz de mierda, eh?
-H-hayato, mamá dice que no deberíamos decir groserías- dijo Tsuna- además, no seas irrespetuoso con los mayores, ne?
-Lo lamento hermanito, tu hermano mayor debería ser condenado a la muerte por mostrarle a su hermanito groserías- dijo mientras se iba a buscar un cuchillo de la cocina.
-Hermano, espera!!- dijo Tsuna yendo a detener a su estúpido hermano.
-Jajaja señor lobo, fue un gusto conocerle- dijo Takeshi siguiendo a sus hermanos.
Decepcionado, el lobo se fue y se acercó a una granja que había allí cerca, y se comió docenas de huevos para aclarar y suavizar su voz. Y volvió a la casa de los cabritos y con voz suave dijo:
-Niños, soy mamá, ¿pueden abrirme la puerta?
Esta vez, estaban Ryohei, Lambo y Mukuro.
No convencidos de que era su madre, los cabritillos le dijeron:
-Kufufufu, si eres nuestra madre, entonces enséñanos tu pata- dijo Mukuro.
El lobo no dudó en enseñarles su pata negra y peluda por debajo de la puerta. Y Ryohei dijo:
-NOOOO... tu no eres nuestra madre al EXTREMO. Eres el lobo!!!- y recibió un golpe en la pierna de parte de éste.
Contrariado, el lobo se dirigió a la casa de un molinero. Metió una patita en un saco de harina para que se la blanqueara y se fue otra vez a la casa de los cabritillos y les dijo:
-Niños, soy mamá, traigo la comida, abran la puerta!
Esta vez, estaban todos.
Los cabritillos volvieron a decirle:
-Si eres nuestra madre, entonces enséñanos tu pata.
El lobo enseñó su pata bien rebozada en harina por debajo de la puerta y los cabritillos dijeron:
-¡Esta vez sí que eres mamá! Y abrieron la puerta.
El lobo entró rápidamente en la casa y empezó a correr para alcanzar a los cabritillos. Lambo susurró un "Lambo-sama es fuerte, Lambo-sama no le tiene miedo a nada... Lambo-sama..." Mientras se mordía las uñas para luego salir corriendo para esconderse en algún sitio.
El resto no se inmutó. El lobo confundido intentó tomar a Kyoya ya que era el que se encontraba más cerca de él.
Sintamos lástima por el pobre lobo Skull, recibió varios golpes de tonfas en el estómago y en la dentadura.
El lobo, ya asustado, se dirigió hacia Mukuro. El niño agarró un tridente y empezó a atacar a Skull, quien con suerte sobrevivió y se dirigió hacia Takeshi.
El lobo recibió una sonrisa del niño y al rato le empezó a pegar con un bate de baseball.
Con dolor, se dirigió hacia Ryohei que le dio unos golpes fuertes en la cabeza.
Luego fue hacia Hayato. El muchacho no le tuvo piedad al lobo y le golpeó en el medio de sus piernas.
Por último, Skull aún tenía la esperanza de por lo menos comerse a una cabra, por lo que miró a Tsuna. El niño parecía inofensivo y sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia él. Sin embargo, no se esperaba que el niño pegase tan fuerte, pues recibió ún golpe justo en el estómago de parte del niño.
El lobo Skull aprendió su lección, y nunca más molestaría a los cabritos, se retiró de la casa de los niños y se fue al pueblo para comprar un ramen instantáneo de pollo ya que fracasó con los niños.
Mamá Chrome regresó de hacer las compras y todos vivieron felices comiendo pasta italiana.