Povs Daryl
Hoy era su aniversario, había planeado ir a visitarla, pero aún no estaba listo no quería ir, aun dolía mucho, su muerte prematura aún me dolía, sé que tenía que seguir adelante, pero no quería, no quería olvidarla, no quería que su recuerdo se esfumara, no tan pronto.
Limpie mi casa, sacudí nuestro cuadro y vi a su retrato sonreírme, recordé ese día, cuando había aceptado unir su vida a la mía, recuerdo la fiesta, las risas, su pequeño cuerpo, frágil como cristal. Recordé la noche de bodas, ella con su hermosa lencería blanca, dispuesta a estar conmigo, y yo dispuesto a cumplirle.
Recuerdo que poco tiempo después, su vida se esfumo de entre mis manos como agua, era tarde cuando su alma escapo de su cuerpo y me dejo, leucemia era su diagnóstico, fue demasiado tarde cuando la diagnosticaron, ya no había mucho por hacer.
Dejamos de luchar cuando ya no quedaban esperanzas y comenzamos a aceptar, solo entonces comenzamos a disfrutar de los pequeños momentos, el tiempo se esfumo más pronto de lo que creímos, y ahora estaba aquí evitando llorar.
Mi teléfono comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos, mire la pantalla y era Glen, no planeaba contestar, por el momento no quería estar con nadie.
- Hola- conteste el teléfono.
- Daryl, por un momento no creí que contestarías, viejo me asustaste- sonreí, por eso era mi amigo.
- Aun vivo no te preocupes, ¿Qué paso?- trate de bromear un poco
- Sabes que no es gracioso, menos en esta fecha, ya hace un año que Beth murió ¿verdad?- hubo una pausa esperando que contestara pero me quede sin palabras no podía responder tan fácilmente, era un tema delicado- sé que ella no le hubiera gustado verte así, saldremos con los chicos y queremos que vengas con nosotros-
- Si ya lo tienes planeado todo para que me pides mi opinión, si digo que no, me van a obligar a salir así que no tengo opción- rodé los ojos, y fruncí el ceño.
- Jajaja me conoces bastante bien, en tu casa a las 9 vamos a llegar todos, iremos al bar que está cerca de tu casa- negué con la cabeza. Y chasque la lengua.
- Son bastante molestos pero qué más puedo hacer, nos vemos- colgué el teléfono lo más rápido posible no quería seguir escuchándolo, no si tenía que soportarlo toda la noche. Masajee mi cien, como tratando de evitar que la cabeza me doliera y parecía funcionar.
Elegí mi ropa antes de bañarme, realmente no quería salir pero no tenía opción, tome lo primero que encontré, me duche y arregle rápidamente, y espere paciente a que todos llegaran para que pudiéramos salir, cuando todos llegamos nos dirigimos al bar.
Entramos y como siempre llamamos la atención, nos sentamos en la primera mesa vacía que encontramos, sentía como alguien me observaba haciendo que me sintiera incomodo, discretamente mire en todas direcciones encontrando al causante.
Lo vi de reojo, mis compañeros también parecieron notarlo, Glen me miro sonrió.
- Así que ya conseguiste admirador, ¿tan pronto? Jajajaja- trate de fulminarlo con la mirada, no era gracioso- no me mires así, si tu no lo quieres me lo puedo quedar, es mas de mi tipo, si quieres lo puedo invitar- me guiño el ojo
- Olvídalo, si lo quieres quédatelo, yo paso, además ya casi me voy así que realmente no importa- me reí de sus ocurrencias
- Que aguafiestas, voy hablarle- trate de detenerlo, pero era ágil. Me sonrió y quise romperle esos dientes para que no lo hiciera.
Todos lo seguimos con la mirada vimos cómo se acercaba a él, cruzaron algunas palabras y después miraron en nuestra dirección, el sujeto lo miro, negó con la cabeza, pago su consumo y se dirigía en nuestra dirección, mi corazón comenzó a latir con fuerza, se suponía que esto no pasaría.
Paso de largo nuestra mesa dirigiéndose a la salida, pero Glen no lo dejaría ir tan rápido, lo invito a nuestra mesa, nos examinó a cada uno de nosotros, después asintió. Y la conversación absorbió la noche y mi atención, de uno a uno de mis compañeros regresaron a casa, solo quedamos los dos.
No pensaba bien, estaba un poco ebrio le sonríe una vez más, como ya lo había hecho toda la noche- Así que solo quedamos nosotros dos- miro desconcertado nuestro alrededor
- Si creo que si- me respondió y me miro intensamente
- Ya es bastante tarde, si quieres podemos ir a mi casa- mis palabras salieron sin que las pensara mucho- vivo a una cuadra de aquí- le propuse, lo vi pensar un poco y asentía, se bebió lo que le quedaba de cerveza pago la cuenta y salió tras de mí, afuera caí un diluvio, hace mucho que no llovía corrimos a mi departamento, divise el edificio y me pregunte si seguía siendo buena idea haberlo traído a casa, sería el primero, siempre que conseguía a alguien íbamos a un hotel pero con él fue diferente, abrí como pude el portón, tomamos el elevador, estaba nervioso, hace tanto que no hacia esto era el primero después de lo de Beth, evitaba mirarlo y cruzar palabras con él, a decir verdad el también parecía algo nervioso.
Llegamos a mi piso, entramos a mi casa, le lleve una toalla y le ofrecí café, me sentí bastante estúpido, él no quería café. Deje que examinara mi casa, no sabía qué hacer, detuvo su andar frente mi foto de bodas y solo pude sonreírle.
- Quédate a dormir, ya es muy tarde a dónde vas a ir- trate de aligerar el ambiente, me saque la chamarra y desabroche tres botones de mi camisa.
- ¿Eres casado?- me interrogo, él no podía dejar de ver mi pecho recién descubierto
- Son las 4:30, yo no recuerdo si tengo esposa- sonríe con melancolía, recordando a mi difunta esposa- nada va a pasar que no queramos los dos, pero si no quieres no hay problema, puedo abrirte el portón- guarde silencio, le sonríe y me sonrió, dando a entender por qué estaba aquí y que realmente no le importaba mi respuesta- te advierto, no vayas a enamorarte, cuando sea de día… tendrás que irte y olvidar que alguna vez estuvimos juntos- le advertí o tal vez me recordé la razón por la que lo había invitado.
- Shh no es necesario que sigas yo no te amo y tú a mí tampoco, estoy aquí para pasar el rato, no para nada mas- se acercó a mí me beso, y supe que no había vuelta atrás, ya había empezado esto, no podía detenerme, correspondí cada uno de sus roces, cada uno de sus besos, de sus caricias. Sucumbí a sus encantos, deje que me tomara, deje por esa noche mi cuerpo tomara el control. Y lo disfrute eso me asusto, se suponía que no sería así, que sería solo otro encuentro casual. El cansancio me obligo a dormir.
La molesta luz me despertó, refunfuñe por lo bajo, había olvidado cerrar las cortinas, abrí mis ojos y lo primero que vi fue a ese hombre, mirándome con detenimiento.
- Toma tu ropa y vete- le ordene, estaba asustado, anoche había bebido de mas, desee que esto no pasara
- Es sábado puedo quedarme un rato más- aquel hombre insistió antes de robarme un beso, sentí su mano caliente tocar mi pecho, haciendo que se me irisara la piel, pero no quería volver a caer.
- No, tienes que irte, ayer te lo advertí, te lo deje bien claro- aleje su mano de mi cuerpo. Lo vi negar con la cabeza, buscar su ropa y salir de mi departamento, por un momento quise correr y detenerlo, pero para que, él no sabía quién era yo y yo no sabía quién era el.
Solo había sido un acosten, así que trataría de no pensar en eso, sabía que mis amigos me atacarían con preguntas, pero por el momento lo dejaría pasar, tome la ropa de cama y la lavé, no quería que hubiera pruebas de que había estado aquí. Borre la evidencia de nuestro encuentro, y lo negaría todo.
El tiempo paso rápido y por la noche pensé en ir al mismo Bar, tal vez lo encontraría. Mentalmente me recrimine, si se había sentido tan bien, pero no podía ir tras ese hombre, tal vez en un futuro lo encontraría, pero por el momento no era lo que necesitaba, y no era lo que quería. Ya con el pasar del tiempo veremos qué pasa. Me acomode en cama y dormí como hace no mucho.