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El aroma de las flores por FershuWestfall

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Quince de Junio.
Ocho de la noche.

 

Tokiya estaba terminando de arreglar el bar para abrir, esos días el restaurante estaba cerrado, pues sus empleados merecían unas vacaciones a modo de recompensa por su arduo trabajo durante los meses anteriores, de manera que en esos días solo habría el bar.

El muchacho termino de acomodar los vasos de cristal y las botellas de distintas variedades de alcohol para cuando escucho la puerta abrirse con su primer cliente de la noche, debido a la hora, no pudo evitar sorprenderse un poco, pues aún era algo temprano para estar recibiendo al tipo de clientela que solía tener, por otro lado, al ser una semana como esa no tenía nada de singular el que alguien quisiera emborracharse desde temprano.

—¿Has estado durmiendo bien? Tus movimientos son muy torpes. —Tokiya evito suspirar al escuchar la voz de Masato, tenía unos cuantos días en que lo veía, ya que este último estaba bastante ocupado con su trabajo y su pareja, además de que no era como que Tokiya estuviera esperando verlo todo el tiempo, si era sincero, lo único que nunca extrañaría de Masato, era su fácil preocupación exagerada por sus amigos. Para el peli-azul estaba bien que se involucrará, pero, siempre debía de haber un límite para esas cosas.

—Duermo lo suficiente, no tienes nada de qué preocuparte, Hijirikawa-san. —Replico Tokiya apoyando ambas manos en la barra, a la par que Masato se sentaba en el taburete frente a él. El contario lo miro con una ceja enarcada preguntándose si debía seguir por ese camino, o dejarlo pasar, Tokiya, por otro lado, pareció prever lo que estaba por venir—. En serio, cierro a las cuatro de la mañana, subo a mi departamento y me voy directo a la cama, no despierto sino hasta el mediodía, casi ocho horas de sueño. —Agrego escudándose un poco, si era sincero consigo mismo, le gustaría regresar a su antiguo trabajo, uno en que el horario de sueño era la menor de sus preocupaciones.

—Que duermas las horas necesarias no quiere decir que estés descansando correctamente, deberías saberlo, tú fuiste quien me dijo eso hace tiempo. —Le recordó con un rostro inexpresivo, Masato estaba más que acostumbrado a no reflejar lo que pensaba en sus expresiones, de modo que era su voz lo que indicaba lo que sentía, algo de lo que Tokiya estaba al tanto, de forma que supo que la preocupación de su amigo era bastante agraviada.

—Sabes que no he podido dormir bien desde… —Tokiya apretó los labios antes de terminar su frase, para él aún era difícil pronunciar aquel nombre sin sentir un nudo en la garganta. Masato cruzo los brazos al pensar en lo curioso que era Tokiya.

—Es extraño que puedas ayudar tanto a los demás, pero, no eres capaz de pensar en lo que tu deberías hacer con tus propios problemas. —Comento suavizando un poco su mirada, Masato y Tokiya habían sido amigos desde mucho tiempo atrás, tanto que ninguno de los dos recordaba muy bien como inicio su amistad, lo que si sabían, era que no iba a terminar tan fácilmente.

—Por algo trabajo en esto, mis problemas son fácilmente solucionados sin tener que pensar en ellos, sino, solo me deshago de ellos. —Explico dándole la espalda—. Los problemas de los demás son más sencillos de resolver, porque los ves de un punto en que los involucrados no pueden. —Le explico tomando una botella de whisky y un pequeño vaso de cristal.

—¿Vas a tomar tan temprano en la noche? —Masato pasó por alto la explicación de Tokiya, no porque estuviera restándole importancia, sino que era algo que escucho con anterioridad.

—No me queda de otra si empiezas a cuestionarme a estas horas. —Se quejó al servirse un poco de licor en el vaso—. Además, tan poco no me hará daño.

—Lo que tú digas, pero, Ichinose, déjame ayudarte en esta ocasión. —Tokiya sostuvo la mirada del contario mientras decidía que excusa ponerle en ese momento. No era que quisiera despreciar su ayuda, aunque pareciera que era lo que estaba haciendo, sino que, no le gustaba en lo más mínimo involucrar a sus amigos u otras personas en sus problemas personales—. No te atrevas a ponerme una excusa tonta.

—En cualquier caso, no es algo de lo que quiera hablar. —Se quejó unos segundos antes de sorber el whisky que previamente se había servido—. Si quieres pensar en “una solución” no me importa, pero, no es algo que pueda arreglar tan fácilmente.

—Bueno, por lo que me has dicho es una persona bastante agradable y abierta. —Replico Masato apoyando un codo en la barra, Tokiya lo miro con un poco de curiosidad por el comentario que hizo.

—No hables de él como si no lo conocieras, sabes de sobra que trabaja en la florería de Ren. —Tokiya y Ren habían entablado una curiosa amistad, era diferente a la que tenía con Masato en que podían hablar de cualquier cosa con una tranquilidad como la que precede a la tormenta, sin embargo, con Ren las cosas eran más relajadas, como si alrededor de ellos hubiera un ambiente de bromas y provocaciones imparables, de forma que habían empezado a llamarse por sus nombres al instante.

—De acuerdo, hagamos las cosas a tu manera —Masato ignoro el hecho de que Tokiya viro los ojos—, Otoya, él seguramente te escuchará sí se lo pides.

—¿Crees que no he intentado hablar con él? No importa lo que le diga, busca una excusa para escabullirse, realmente debe odiarme. —Tokiya sonaba bastante dolido, lo que hizo al contrario contraer un poco el rostro, pues nunca lo había escuchado usar ese tono de voz—. Lo cierto es que, lo mejor es que me rinda con eso, es más que seguro que él ya siguió adelante. —Comento apoyando un brazo en la barra, de modo que su cuerpo se inclinaba sobre la madera.

—Para empezar, ¿Cuál fue el problema? Si desconozco ese detalle, es imposible que pueda decirte algo. —Replico Masato tratando de darle una pequeña esperanza al contrario, pues este sabía bastante bien que el otro también estaba pasando por un mal momento—. Cuando operaron a Ren, el menciono algo sobre la importancia de la pareja de alguien, quizás me estoy tomando la libertad de aventurarme, pero… ¿Debo suponer que lo que paso entre ustedes paso al mismo tiempo que tu recesión laboral? —La mirada congelada que recibió en respuesta fue suficiente para hacerle saber que había acertado en eso, Masato pensó en sus siguientes palabras, pues, conocía bastante bien el carácter de Tokiya, de modo que, sí decía algo que al contrario no le gustará, la conversación terminaría ahí, sin posibilidad alguna de retomarla—. Ichinose, lo que haya pasado, quizás fue mal-entendido por Otoya, de manera que deberías intentar explicarle.

—Con todo respeto, Hijirikawa-san, si fuera fácil hablar con él cuando esta debido a algo, ya lo habría hecho. —Replico el contrario con un tono de fastidio implico en su voz, claro que Masato no podía culparlo, después de todo, había dejado en claro que no era un tema que quisiera tratar.

—¿Y si creamos la oportunidad para que hablen? —La sugerencia de Masato logro captar la atención de Tokiya, quien levanto una ceja al cruzar los brazos, dándole a entender al otro que estaba esperando a escuchar su plan—. Tengo libre la primera semana del verano, así que con Ren planeamos ir a la casa de verano unos días, claro que, es un lugar grande, así que unos cuantos invitados no serían una molestia.

—Me suena a que estas saboteando tus vacaciones por nada —replico—, ¿No deberías discutirlo con Ren primero? —Pregunto con la intención de hacerle perder ese día, pues en primer lugar, la primera semana de verano estaría ocupándose del restaurante por las tardes, y probablemente en las noches del bar, de forma que irse en esa semana era algo demasiado tonto para él y su negocio.

—Estoy seguro de que no será un problema, comenzando con el hecho de que yo lo invite a él y no viceversa, e incluso invitamos a otras personas a venir con nosotros. —Explico el primer con una sonrisa ladeada, la cual denotaba que estaba seguro de haber ganado esa pequeña discusión.

Tan pronto como Tokiya soltó un suspiro, Masato supo que en efecto, él había “ganado” esa pequeña argumentación que tuvieron, de forma que solo le faltaba pedirle a Otoya que los acompañará en ese viaje a la playa.

 

Veintiuno de Junio.
Cinco y media de la mañana.

Ren había reunido un grupo bastante curioso en frente de su florería esa mañana, a petición de Masato, por supuesto. La idea de hacer un viaje a la playa la primera semana del verano, acompañados de algunos amigos le sentó bastante bien en un principio, sin embargo, tan pronto como se dio cuenta de quienes eran los invitados, comenzó a dudar un poco de todo eso, pues era imposible para él prever como irían las cosas con ese grupo tan diverso.

Su mayor preocupación era, con toda posibilidad, los hermanos Ai y Aine, y justo después de ellos, Natsuki y Syo, para Ren, era imposible saber cómo se desarrollarían las cosas con esos cuatro, pues solo conocía a Syo, aunque estaba más que seguro que el Syo que veía en la tienda no era precisamente el mismo que podrías encontrar en la calle.

—¿De quién fuel a idea de ir al mar? —Escucho preguntar al pelirrojo con una mirada un tanto incrédula, mientras que Reiji, quien fue a quien pregunto directamente, se cruzaba de brazos.

—No lo sé, creo que Hijirikawa-kun fue quien tuvo la idea, y eso explicaría porque invito a Ai y Aine. —Respondió con un tono de duda, ya que ni él mismo sabía con exactitud de quien había sido la idea de salir tan de pronto, o porque se les ocurrió invitarlos a todos ellos a ese viaje. Reiji dirigió una mirada furtiva a los hermanos, los cuales parecían estar en su mundo, para el castaño, y seguramente para Ai también, era extraño que Aine tuviera vacaciones tan rápido, pues apenas el mes pasado había entrado a trabajar en el hospital general de la ciudad, por no mencionar que era el encargado de una división.

—Bien, Masato ya debe de estar por llegar, ¿Todos trajeron lo necesario? —Pregunto Ren alzando lo suficiente su voz, de manera que todo el grupo podría oírlo, ya que algunos se encontraban algo rezagados con respecto a los demás. El peli-naranja observo como todos le daban una mirada rápida a sus mochilas, o bolsas de equipaje, para después seguir hablando entre ellos, lo que en un principio estaba bien.

—Ren, ¿Hay alguien más que vaya a viajar con nosotros? —La pregunta del pelirrojo lo tomo por sorpresa. Otoya había sido él último en ser invitado de los que estaban presentes, aunque fue quien acepto la idea con más de prisa, lo que había sido un contraste, normal, pero gracioso.

—Me parece que Tokiya también vendrá, ¿Te acuerdas del muchacho de la gala en primavera? —Respondió con tono curioso de voz, Ren se había dado cuenta aquel día que, Tokiya y Otoya se conocían de antes, sin embargo, también noto la tensión que había entre esos dos, aunque hasta ese día, no había podido descifrar a que se debía.

—Ya veo, será un viaje interesante entonces. —El pelirrojo se tensó al saber que Tokiya también estaría en aquel viaje, claro que, al mismo tiempo que la idea lo hacía tensarse, también sentía una especie de alivio. Ren levanto una ceja al escuchar esa respuesta, entonces pensó que, posiblemente, cualquier problema que hubiera entre esos dos podría solucionarse en esa semana.

—Ese es el espíritu, Ikki. —Le dijo poniendo una mano en su hombro al darle una sonrisa, Otoya, quien le correspondió del mismo modo—. Ahora, Syo, Shinomi, espero que no se pierdan en la playa. —Bromeo con los rubios junto a un tono de sorna puro, causándole un sonrojo de molestia al más bajito, mientras que el del os lentes ladeo el rostro sin comprender del todo.

—No te preocupes, Ren-kun, no nos separaremos del grupo. —Replico el más alto con una sonrisa que encantaría a cualquiera, no obstante, todos los presentes lo miraron con un poco de extrañes en sus rostros, no estaban seguros de sí había ignorado la burla, o no la había notado.

—Reiji, ¿Te aseguraste de darle todas las instrucciones a Nagi? —La pregunta de Ai llamo un poco la atención de Ren, ya que él no sabía que Ai y Reiji compartían departamento. El castaño le sonrió de inmediato al peli-celeste, haciendo que este último virara los ojos.

—Por supuesto que sí, Ai, no creas que soy tan olvidadizo. —Aine suspiro al escuchar el tono juguetón de Reiji, ya que lo conocía mejor que nadie, no estaba sorprendido de que dijera aquello como si fuera un juego, aunque estaba claro para él que en realidad lo tomaba con la seriedad que debía.

—Llamaré a Nagi una vez que lleguemos. —Replico Ai con cansancio en la voz. Por el su voz, Ren y Aine sabían que estaba ignorando la personalidad del castaño, Reiji puso una mueca de resignación a eso, ya que no podía culpar a Ai de querer asegurarse de las cosas.

El grupo empezó a hablar un poco más, hasta que el ruido de dos autos los hicieron mirar la calle a su lado,  para Ren, fue fácil reconocer ambos vehículos, pues estos pertenecían a la familia de Masato, la cual poseía una importante financiera actualmente dirigida por el padre de su novio, lo que no tenía claro era, quienes estaban conduciendo, hasta que las ventanas del piloto se bajaron al mismo tiempo, dejando ver a Masato en un auto, y a Tokiya en el otro.

—Otoya, Shinomiya, Kurusu, irán con Tokiya —indico Masato a Ren cuando este se acercó a la ventana a saludarlo—. El resto conmigo.

—Me encantan tus saludos, siempre son tan originales. —Bromeo Ren con una sonrisa juguetona, haciendo que su pareja girara los ojos antes de sonreírle de una manera suave.

Una vez que todos se acomodaron en los vehículos, estaban listos para empezar su viaje de una buena vez.

 

Siete de la mañana.

 

Tokiya estaba en un silencio bastante propio de él, aunque en esa ocasión se debía más a que estaba concentrado en no perder de vista el vehículo que era conducido por Masato, ya que, aunque conocía el camino hasta la ciudad a la irían, no estaba seguro de la dirección de la casa donde se estarían hospedando, de manera que su mejor opción era mantener el ojo encima del otro. Además, se sentía un tanto extraño de tener a Otoya en el copiloto a su lado, claro estaba que no era la primera vez que iban así, la única diferencia, era que tenían dos rubios a sus espaldas, los cuales no dejaban de discutir sobre algo bastante poco interesante para él.

—No esperaría otra cosa de Syo. —Escucho decir a Otoya en un susurro gracioso, como si estuviera penado de su amigo, al mismo tiempo que se reía de él. Tokiya miro al pelirrojo por el rabillo del ojo no más de un segundo, no le gustaba la idea de quitar la vista de la carretera, pero, tampoco le gustaba tener conversaciones en que no mirara a su acompañante mientras este hablaba.

—Al menos están animados con algo. —Replico Tokiya apretando el volante con ambas manos, hasta el punto que sus nudillos estaban tornándose algo blanquecinos, cosa que no pasó desapercibida por el pelirrojo. Otoya sabía que ese era un mal hábito de Tokiya, el cual lucia cuando estaba pensando demasiado en algo.

—¿Escuchaste la música de ese grupo que te comente? —Pregunto el pelirrojo dándole una mirada directa al perfil del contrario, sin embargo, no le dio tiempo de contestarle—. Sé que no es muy de tu estilo, pero, estoy seguro de que esas letras te gustaran.

—De hecho, escuche unas cuantas canciones, y tienes razón, me gustaron las letras. —Contesto el peli-azul poniendo una pequeña sonrisa en su rostro, hasta ese momento había pensado que sería bastante difícil conversar de manera normal con él, no obstante, ver que Otoya estaba tomando las cosas con madures lo hacía, de alguna manera, feliz.

—Eso pensé, cuando escuche esas canciones, termine pensando en ti. —Confeso desviando el rostro hacia su ventana debido a la vergüenza, aunque sabía que el otro no voltearía a verlo al estar conduciendo.

—Eso es… Bastante halagador. —Tokiya estaba deseando poder mirar el rostro de Otoya, pues sabía que debía estar del mismo color de su cabello, y pocas cosas le gustaban más que ese rostro pintado del tono de las cerezas—. Otoya… —El pelirrojo espero escuchar lo que fuera a decir el contrario, sin embargo, cuando eso no llego, regreso su mirada a él y pregunto:

—¿Decías?

—No es nada, lo siento. —Replico Tokiya con un tono de voz apagado, realmente quería decirle que tenían que hablar de varias cosas, solo que, no era el momento de decirle aquello, ya que apenas estaban hablando con normalidad desde entonces, sin mencionar a los dos rubios que tenían detrás, no era qué pensará que estaban poniéndoles atención alguna, sino que, no le gustaba hablar de cosas personales con personas que no conocía, o no estaban involucradas en el asunto.

—Ichinose-kun, ¿Podemos poner música? —La pregunta de Natsuki le timbro en los oídos, no le molestaba la idea de poner música, solo que, la voz dulce del rubio lo sorprendió un poco. Tokiya esta por decirle que no había problema alguno, pero, él grito del segundo rubio en el auto lo interrumpió.

—¡No! —Natsuki y Otoya voltearon a ver al oji-verde con mirada instigadora, mientras que Tokiya lo miro durante unos segundos por el retrovisor—. Mejor, juguemos algo como… —Otoya levanto una ceja mientras pensaba en la verdadera razón por la que no quería poner la música de Natsuki—. ¿Qué tal: “Veo”?

—Mientras no me distraigan, no importa lo que hagan. —El comentario de Tokiya sonó más rudo de lo que había querido, aunque ninguno pareció notarlo en un principio, de manera que los tres restantes se enfrascaron en el juego de adivinanzas.

 

Por otro lado, Masato y Ren iban hablando de generalidades, como solían hacer cada cierto tiempo, además, teniendo a aquellos tres hablando de otras cosas que ellos no entendían, sentían que si se adentraban en cosas más profundas para ellos, algo que escucharan de los otros, los distraería demasiado. Por no mencionar que era más sencillo para ellos abstenerse a hablar de cosas que escuchaban en la radio, o que les habían estado pasando los últimos días.

—Ren, ¿Podemos poner música? Me estoy cansando de las noticias. —El comentario de Reiji hizo reír en silencio al peli-naranja, quien había estado a cargo de la radio hasta ese momento, por otro lado, los hermanos siguieron con la mirada en las ventanas, ya que no se habían visto ni un solo momento, aun cuando habían discutido algunos detalles de sus casos en el trabajo.

—No veo porque no, ¿O tú tienes problema con eso, Masato? —Ren le dio una mirada rápida al peli-azul, el cual a pasar de mantener una conversación fluida con él, no había quitado la vista del camino ni un solo segundo.

—Solo no pongas el volumen muy alto. —Fue lo único que dijo al respecto con aquello, de manera que Ren cambio la estación en donde estaban escuchando las noticias, a la primera radio musical que encontró en las diferentes frecuencias—. ¿Aquí está bien?

—Sí, claro. —Respondió volviendo a sentarse como era debido en su asiento.

Reiji había estado un poco incómodo durante todo ese trayecto, ya que no entendía demasiado sobre la conversación entre Ai y Aine, y tampoco veía oportuno interrumpir a Masato y Ren, de forma que escuchar las noticias en la radio era la única manera en que podía distraerse un poco, sin embargo, no había podido soportar tanto tiempo eso, de manera que pidió cambiar la estación de radio.

—Por cierto, Masato, ¿Dices que tu casa de verano está cerca de la playa? —Aine no se había dirigido a nadie aparte de Reiji o Ai antes de eso, de manera que el mismo Masato tuvo que darle una mirada por el retrovisor debido a la sorpresa de escucharlo hablar.

—Sí, tiene una buena vista de la playa, la cual, si tengo que mencionarlo, es privada. —Contesto con una tranquilidad digna de él. Masato estaba acostumbrado a hablar con seriedad y sin ni una sola nota de emoción alguna en su voz, de manera que siempre parecía estar tranquilo, o ser indiferente, aunque la realidad fuera completamente contrario.

—¿Tienes una playa privada? —Pregunto Ren con una sorpresa clara en su voz, incluso en su mirar se podía ver lo sorprendido que estaba.

—Es de mi familia, dos generaciones atrás. —Respondió con la misma tranquilidad de siempre—. Aunque yo rara vez vengo. —Agrego dándole una mirada rápida a Ren, quien tenía una expresión curiosa en el rostro. Los tres acompañantes que venían detrás, tampoco estaban seguros de que podían decir, pues para empezar, el simple hecho de tener una casa de verano era una especie de maravilla, de forma que la idea de una playa privada era casi imposible de conceder para ellos.

—Bueno, al menos tenemos un buen lugar al cual escaparnos. —Bromeo Ren regresando la vista al camino, Masato no estuvo del todo seguro de que fuera una simple broma, por no decir que, él creía firmemente que en cada broma había un poco de verdad.

—¿Cuánto falta para llegar? —La pregunta de Ai llego unos instantes después de que el ultimo comentario fuera hecho, abriendo la conversación una vez más, solo que, Aine se dio cuenta de lo cansado que estaba al escucharlo hablar.

—Poco menos de media hora, en breve deberíamos ver la entrada de la ciudad. —Respondió el peli-azul notando el cansancio en Ai también, este último parecía estar a punto de decir algo, cuando la ciudad se asomó por el cristal principal de automóvil.

—Tan pronto como lleguemos, te dejaremos dormir toda la tarde. —Le dijo Aine con un tono suave, como solía hacerlo cuando estaba por mimarlo en su infancia. Ai le dio mirada rápida a su hermano antes de mirar hacia su ventana una vez más, provocando la risa del castaño—. ¿Dije algo malo? —Le pregunto Aine a su amigo en un susurro.

—Creo que dijiste lo que quería oír. —Replico Reiji tratando de no reírse. Aine le dio una mirada curiosa a su hermano, pero, no dijo nada más.

 

Ocho cuarenta de la mañana.

 

Tokiya se estaciono justo detrás de Masato, dejando ambos automóviles frente a una gran casa con fachada moderna, la cual estaba a no más de sesenta metros frente al mar, de manera que tenía la playa casi de inmediato. El grupo entero empezó a bajar las cosas de los respectivos vehículos, mientras Masato abría la puerta principal para todos.

—No tenías que hacerlo tú. —Le dijo a Ren cuando vio que este traía sus cosas consigo también, el contrario solo le respondió con un veloz en la mejilla, entonces se adentró en el recibidor de la casa.

—Bueno, al menos sabemos ahora quién es el hombre de la relación.  —La broma de Tokiya lo hizo poner mala cara, al tiempo que le daba un ligero golpe en el hombro al contario—. Tranquilo, Hijirikawa-san, vinimos a divertirnos. —Para Masato estaba más que claro que Tokiya estaba siendo sarcástico en lo que respectaba a sí mismo, aunque, él que usará el último argumento que él le había dado antes de salir de viaje, lo molesto lo suficiente para mantener una mueca en su rostro.

—Mikaze-sensei, Kisaragi-sensei, ¿Les molestaría compartir habitación?, Shinimoya, Kurusu, la misma pregunta va para ustedes. —Los cuatro miraron al peli-azul como si fuera una pregunta algo tonta, claro que, Ai lo hizo solo porque estaba demasiado cansado y quería dormir, no le importaba si tenía que hacerlo en la sala.

—No te preocupes por eso, Masato, nosotros estamos bien con ello. —Respondió Syo primero, como era normal en él, uso una gran sonrisa para recalcar la idea de que estaba de acuerdo con ello, mientras que Natsuki mostro una sonrisa amable al oír el comentario del más pequeño.

—Yo estoy acostumbrado a compartir habitación, así que no me importa estar con Aine. —Replico Ai encogiéndose un poco de hombros, aunque la manera en que lo dijo hizo sentir a su hermano que, solo estaba aceptando aquello porque no había de otra.

Masato les mostro sus habitaciones a cada uno de sus invitados, dejando a Aine y Ai en la única de la primera planta, aunque esa era la más grande, ya que originalmente había sido hecha como una estancia, pero, fue adecuada para convertirse en una habitación dos años atrás. A Syo y Natsuki les dio la habitación matrimonial que tenía vista parcial al pequeño bosque tropical que daba espalda a la casa, y del otro lado a la playa, Tokiya y Otoya tenían las habitaciones del otro lado, una veía al bosque y la otra a la playa, mientras que el castaño fue el único en hospedarse en la tercera planta, la cual consistía solamente en dos habitaciones individuales y una terraza para observar las estrellas de noche. Quedándose Ren y él la habitación principal, en el segundo piso, la cual tenía una vista preciosa al mar junto a un balcón preparado con dos sillas y una pequeña mesa.

—¿Hiciste esto apropósito? —Pregunto Ren sentándose en el borde la cama, mientras que el otro corría las cortinas de las puertas corredizas.

—Si te soy sincero, no recordaba nada sobre las habitaciones, hace años que no vengo. —Respondió el peli-azul sin captar la broma de Ren, haciendo que este le sonriera de una tierna al levantarse para acercarse a él.

—Imposible que lo hicieras queriendo, eres demasiado bueno para eso. —Le dijo en un murmuro sobre sus labios, para después unirse a él en un suave beso.

—Nunca se cuándo estás jugando o cuando eres serio. —Se quejó Masato en un susurro que casi era cubierto por el ruido de pasos en el pasillo, sin embargo, para Ren sonó tan claro como si lo hubiera dicho con un micrófono frente a sus labios. El sonido de unos pequeños golpes en la puerta los hizo separarse un poco, para girar a ver a la persona que los interrumpía.

—Masato, no quiero molestar, pero, algunos no desayunamos para estar a tiempo, y el hambre empieza a sentirse. —Syo lucía bastante avergonzado para ser él mismo, aunque Ren lo tenía claro, no solo los rubios se habían perdido del desayuno para estar ahí.

—¿Te molesta si vamos al super más cercano? —Le pregunto Masato a su pareja—, estoy seguro de que aquí no hay nada más allá de latas de fruta.

—En lo más mínimo.

 

Seis de la tarde.

 

—Vaya día, no hicimos nada y se siente como si hubiéramos hecho de todo. —Menciono Ren al sentarse en el balcón de la habitación, Masato se sentó del otro lado de la mesa, y puso dos vasos de limonada con hielo sobre la madera.

—Quizás es que te falta condición física. —Comento en tono de burla al poner una pequeña sonrisa en los labios. Ren pensaba que nunca se acostumbraría a ese pequeño gesto de Masato, ya que era demasiado extraño que lo hiciera, claro que, era algo que le encantaba del oji-azul.

—¿Eso crees?, ¿Y si competimos mañana, dos kilómetros sin descanso, te parece bien? —Ren, claramente no estaba diciendo aquello con mucha seriedad, sin embargo, correría esa cantidad de distancia si Masato llegaba a decir que sí.

—¿Y si mejor paseamos por la playa y luego nadamos un poco? —Sugirió el contrario tomando su vaso de limonada para darle un sorbo silencioso. Ren tenía claro lo que prefería hacer, no obstante, fingió unos segundos el estarlo pensando.

—No lo sé, ¿Nadar no es muy obvio?, ¿No prefieres innovar? —Masato podría haber tomado aquello como algo serio de no ser por la sonrisa risueña que tenía el contrario, de manera que viro los ojos antes de pasar su vista de su novio a la puesta del sol.

—Vinimos a relajarnos, y competir entre nosotros es lo más lejano a nuestro propósito. —Replico en un volumen bajo de voz, el cual sonó en sintonía con las olas del mar que golpeaban con suavidad la playa en la distancia.

—De acuerdo, nadaremos un poco en la mañana. —Termino diciendo Ren al recostar el cuerpo en la silla, luego tomo su bebida—. Por cierto, yo hago la cena esta noche.

—Me parece bien, me gusta como cocinas. —Para Ren, ese fue un halago bastante grande, más que nada porque a él le encantaba la comida de Masato, en lo que respectaba al peli-naranja, su novio debería ser un chef profesional y no un actor, no era que menospreciara su talento para la actuación, pero, si lo tenía en una cocina no tendría que competir con hermosas admiradoras que intentaban acercarse a él.

Ren entonces se levantó de su asiento, se colocó detrás de Masato y se agacho para poner su rostro a la altura de los hombros del contrario, colocando sus manos en los hombros de Masato.

—¿Te he dicho ya que te amo? —Le pregunto acercando su mejilla a la del contrario, mientras que este tomaba una de las manos de Ren entre la suya.

—No el día de hoy. —Replico girando un poco el rostro, de manera que sus labios rozaban un poco. Ren mantuvo sus ojos sobre los de Masato antes de precipitar sus labios sobre los de este.

El movimiento de los labios de Ren entonces se hizo más agresivo, haciendo al otro abrir la boca lo suficiente para que el primero introdujera su lengua en ella, de manera que las lenguas de ambos parecían estar peleando por el espacio en su cavidad. Cuando Ren se separó de Masato, un pequeño hilo de saliva colgó de los labios del segundo hacia los del primero.

—Anda, vete a cocina. —Dijo un sonrojado Masato al desviar la mirada, ya que, aun sin verlo estaba al tanto de la mirada apasionada que tenía el otro en el rostro.

—Te haré el mejor banquete que hayas probado, hasta ahora. —Proclamo Ren manteniendo sus ojos sobre las mejillas coloradas del otro—. No entres a la cocina hasta que te llame, eso es hacer trampa. —Exclamo con sorna mientras se alejaba para ir a la planta baja.

—¿Quién quiere verte cocinar?  —Replico Masato alzando la voz, aunque la verdad era que le gustaba ver a Ren cocinando.

Al escuchar la puerta cerrarse, el peli-azul se tocó los labios con la punta de los dedos, ese beso había sido bastante diferente a los normales, haciéndolo recordar que el mes pasado casi iban más allá de eso, entonces sintió un poco de temor al mismo tiempo que sentía curiosidad. Masato no había pensado en ni un solo momento sobre cómo sería tener relaciones sexuales, pues no estaba demasiado interesado en eso, no obstante, estaba al tanto de que era algo natural en una relación como la suya, además de que, en algún momento tendría que pasar, ¿O no? Fuera como fuera, no estaba especialmente ansioso en descubrirlo.

 Luego de un par de minutos en los que medito sobre el asunto, se decidió que no tenía sentido alguno el quedarse ahí fuera, además de que la brisa de la playa le estaba calando los huesos, de manera que pensó en ir a hablar con Tokiya.

 

Veintidós de junio
Seis de la tarde.

 

Tokiya seguía sentado bajo la sombrilla, sobre una toalla de color morado que había acomodado en la arena, y con su libro actual en las manos. El peli-azul no se había metido al agua del océano en todo el día, siendo el único que no parecía estar disfrutando tanto de estar en el mar. Incluso Ai que no quería saber nada de la playa había terminado nadando en el mar junto a Aine. Sin embargo, a Tokiya no le interesaba en lo más mínimo el entrar al agua, por raro que sonará, él no veía necesario el entrar en el agua para pasar un buen rato, de manera que seguía concentrado en su lectura.

—¿Qué estás leyendo? —La voz aguda de Otoya lo hizo levantar la vista, de forma que se encontró con la piel tostada del contrario antes de ver sus ojos—. Has estado leyendo desde ayer, ¿No piensas nadar un poco? —El peli-azul reconoció el tono de preocupación indirecta de Otoya, pues lo había escuchado muchas veces antes.

—El libro es: “Camino de reyes” —Respondió la primera cuestión—, sabes que no me gusta demasiado el mar, además, oírlos a todos ustedes reír es suficiente para mí. —Tokiya puso una sonrisa suave al comentar aquello, pues estaba siendo demasiado sincero con ese comentario. El peli-azul había estado escuchando las risas de Natsuki, Reiji y Otoya todo ese rato, así como estaba al tanto de los gritos de enojo de Syo, o las quejas de Ai sobre su hermano, de manera que tenía algo de que reírse mientras estaba ahí.

—Pero, escuchar a otros divertirse, y hacerlo uno mismo es muy diferente. —Se quejó el pelirrojo al sentarse a un lado, el otro lo miro de reojo al pensar en que sería lo siguiente que diría—. Es bueno que tengas tus formas de divertirte… Siempre has hecho todo de formas que yo no entiendo, pero, quizás deberías interactuar más con el resto. —Para la sorpresa del peli-azul, aquello sonaba como un muy buen consejo, no era que menospreciara la habilidad de Otoya para comprender los problemas de los demás, sino que, no esperaba recibir un consejo.

—No lo es entiendo, todo parece ser divertido para ustedes, e incluso es posible que se reían de la tontería más absurda que escuchen. —Argumento Tokiya cerrando el libro para después mirar directamente a Otoya, quien le devolvió la mirada—. ¿Cómo puedes divertirte todo el tiempo?

—Eso es porque estoy con mis amigos, contigo. —Respondió sin pensar ni un solo segundo—. No importa si haces el ridículo, o si es absurdo, si estas con un amigo, entonces es divertido. —Tokiya mantuvo sus ojos azules sobre los rojos de Otoya, pensando en que todo eso le sonaba demasiado subjetivo, pues no todas las personas se divertían de la misma forma, aunque, tal vez no era mala idea intentarlo.

—¿Y qué me sugieres a mí? Te recuerdo que a los únicos que conozco aquí, son Masato, Ren y tú. —Argumento llevándose una mano al cuello, Tokiya tenía bastante claro que no se llevaría precisamente de la misma forma que Otoya con el resto de las personas ahí, pues comenzando con el hecho de que no los conocía, seguido por el asunto de que eran el tipo de personas que estaban al otro extremo de su personalidad…

Otoya puso una sonrisa un tanto maliciosa en el rostro, y sin darle tiempo a Tokiya de decir algo, lo tomo de un brazo para arrastrarlo con él, claro que el peli-azul podría haberse resistido a eso, no obstante, lo único que hizo fue de caer su libro sobre la toalla y seguir a Otoya hasta el borde la playa, donde las olas chocaban en la arena.

—El primero paso es… —Tokiya estuvo a punto de decirle que era mejor no hacerlo, aunque estaba vestido como para entrar en el agua, realmente no era algo que quisiera hacer, no obstante, la pausa de Otoya no duro lo suficiente—. ¡Tirarte en el agua! —Exclamo el pelirrojo tirando de un empujón al contrario al agua, justo en el mismo instante en que una ola bastante grande chocaba con la playa. Otoya se dobló de la risa al ver la expresión de Tokiya al caer y ser completamente empapado por el agua salada, de hecho, el pelirrojo nunca lo había visto poner una expresión tan graciosa como esa, de manera que su risa estaba siendo demasiado ruidosa, lo suficiente para llamar la atención de los hermanos que estaban nadando cerca de ellos.

—¡Ya verás, Otoya! —Exclamo el peli-azul en lo que parecía ser un grito de guerra. Tan pronto como Tokiya se levantó –cosa que hizo de un salto–, el pelirrojo empezó a correr por la orilla de la playa, tan rápido como sus piernas se lo permitían.  Tokiya, por supuesto que corría detrás de él, porque de ningún modo dejaría las cosas así.

—Vaya que se divierten. —Comento Ai a su hermano mayor al detenerse en el agua, con está llegándole por encima del ombligo. Aine se detuvo junto a él y miro al dúo que corría por la arena, como si se tratará de una pantera persiguiendo a una presa.

—Bueno, se supone que vinimos para divertirnos y relajarnos. —Replico Aine poniendo una mano en hombro de Ai—. ¿Lo estas disfrutando?

—Después de cincuenta horas en el hospital, por supuesto que sí. —Contesto con una pequeña pizca de sarcasmo, lo que a Aine le hizo recordar algunas cosas de su infancia—. Pero… Aun prefiero encerarme en la casa para dormir, estos días eso es lo único que en verdad me falta. —Agrego removiendo los hombros, pues había estado durmiendo en una mala posición la noche anterior, de forma que le dolían.

—¿Quieres que volvamos antes?, puedo darte un pequeño masaje también. —Sugirió Aine dándole una sonrisa a su hermano, de la misma forma que solía hacer cuando eran pequeños y Ai quería jugar con él. El menor apretó los dientes antes de asentir, nunca admitiría que quería eso en voz alta, aunque sí que era capaz de tragarse su orgullo para aceptar la idea de su hermano—. Excelente, en ese caso, regresemos.

—Ya que hablas de regresar, ¿Has visto a Reiji? —Ai estaba seguro de que el castaño había ido a la playa con el grupo, mas, no lo había visto desde un buen rato atrás, de forma que estaba un tanto preocupado por su ausencia.

—Conociéndolo, seguro que paseando por ahí, o es posible que haya ido a la ciudad a comprar algunas cosas. —Contesto restándole un poco de importancia al asunto, ya que de hecho Aine sabía que Reiji había regresado poco antes para hacer unas llamadas—. ¿Desde cuándo te preocupas tanto por Reiji? Pensé que no lo soportabas. —Agrego con una pequeña risa en su voz, era cierto que se preguntaba de qué momento a otro el menor empezó a preocuparse por el castaño, pero, no era algo que encontrará molesto o extraño, después de todo, Reiji había cuidado de él todo ese tiempo.

—Es un hermano mayor, normal que me preocupe por él. —Aine no habría tomado mal ese comentario de no ser por el tono de voz que uso Ai, ya que este implicaba, de manera implícita, que a él no lo consideraba como tal.

—¿Eh?, ¿Y que soy yo?, ¿El vecino de la esquina? —Se quejó abrazándolo por los hombros, Aine no estaba especialmente molesto por aquello, después de todo, habían pasado años desde que convivieron como hermanos, por eso encontraba normal que Ai ya no lo viera de esa forma.

—Es diferente… —Murmuro el otro con un poco de vergüenza en la voz, Aine muy apenas lo escucho decir aquello, ya que la brisa marina sonaba bastante alta.

 

Seis y media de la tarde.

 

—¡Syo-chan!, ¡Mira que hermosa vista! —Exclamo Natsuki con una euforia contagiosa, ya que el propio Syo, que no era fan de las alturas, se sentía algo entusiasmado de haber subido esa montaña rocosa, pues la vista que conseguían del mar era la más esplendida que alguna vez había visto.

—Es una vista maravillosa. —Respondió el más pequeño acercándose a su pareja, aunque con algo de cautela, ya que Natsuki estaba bastante cerca del borde, como si no notará que estaba en una posición peligrosa ahí arriba—. Natsuki, lo mejor es que volvamos antes de que oscurezca. —Comento Syo tomando la mano del oji-verde, quien le dio una mirada dulce, causándole un ligero sonrojo en las mejillas.

—Tienes razón, Syo-chan, pero… ¿No te gustaría acampar conmigo? Tengo deseos de ver las estrellas desde un lugar como este. —Comento con el tipo de expresión a la cual el contrario nunca podía negarse.

Syo seguía preguntándose qué era lo que los había puesto juntos en un principio, pues sus formas de comportarse, y pensar eran muy distintas, e incluso era bastante raro que concordaran en algo, y aun así, tenían más de dos años saliendo, de manera que ambos eran capaces de decir lo que el otro estaba pensando con tan solo una mirada.

—No tenemos ninguna casa de campaña. —Argumento el menor desviando la mirada por un instante, razón por la que el contrario supo que solo era una excusa para dejar el lugar en que estaban, pues él estaba al tanto de que a Syo no le gustaban demasiado las alturas como esa.

—De acuerdo, Syo-chan, regresemos.

 

.~

 

Tokiya y Otoya se agotaron al correr de un lado a otro en la arena, especialmente porque moverse por ese tipo de terreno era más exhaustivo que correr por la montaña, por poner un ejemplo, por eso era que ambos se habían derrumbado sobre la arena blanca para recuperar el aire. Por suerte para ellos, se habían alejado lo suficiente de la orilla, de manera que las olas no los alcanzaban aun.

—Eso fue divertido. —Comento el pelirrojo aun intentando recuperar el aliento. Tokiya giro el rostro, para dejar de ver el cielo que empezaba a teñirse de oscuro y así ver como los pocos rayos del sol que aun pegaban, iluminaban el rostro del otro.

—Debo admitirlo, tenía bastante tiempo que no me divertía de esta forma. —Confesó con una voz suave, como si estuviera aterciopelada. Otoya entonces giro el rostro para encontrarse con los ojos azules de Tokiya—. Gracias, Otoya.

—No me agradezcas nada, Tokiya, nosotros… Bueno, no puedo evitar querer estar cerca. —El contrario sabía que Otoya iba a decir: “nosotros somos amigos”, pero, la verdad era que no lo eran, por eso no fue capaz de decirlo, sin embargo, lo que llamo su atención fue en definitivo, aquella afirmación tan poco usual en el pelirrojo.

—Otoya, yo… —El peli-azul había pensado en decirle todo lo que sentía con respecto a aquello que los había separado el ultimo día, o crear el momento idóneo para decirlo, aunque, ya estando en esa situación, no podía esperar más, tenía que disculparse en ese mismo momento.

—Lo siento. —Lo interrumpió regresando la mirada al cielo, dejando a Tokiya con las palabras atoradas en sus labios—. Sabía que estabas ocupado, que era un mal momento para ti, y que las cosas estaban cayendo poco a poco, y aun así fue egoísta, quería que estuvieras conmigo… —La voz de Otoya poco a poco empezó a romperse, cosa que Tokiya no podía conceder, ¡Era él quien debía disculparse, no Otoya!—. ¿Podrías perdonarme por ser un egoísta?

—¿¡Pero qué dices!? —Exclamo el contario reincorporándose en la arena, para después mirar con una intensidad desconocida al pelirrojo—. ¡Yo debería decir lo siento! ¡No tú!.. —Otoya le regreso la mirada, esperando a que dijera algo más, mientras que los ojos de ambos empezaban a cristalizarse—. Lo siento, soy demasiado tonto, no me doy cuenta de las cosas… —Tokiya aún tenía problemas para encontrar las palabras que quería decir.

Pero, Otoya no necesitaba nada más. Aun no podía perdonarlo por completo por la manera que lo trato devuelta en ese tiempo, sin embargo, ahora era capaz de entender mejor la situación en que Tokiya se encontró, de forma que una disculpa de parte del peli-azul era lo único que en verdad necesitaba.

El pelirrojo se levantó de la arena, y rodeo la cintura del contrario con sus brazos, escondiendo su rostro en el pecho de este. Otoya estaba a punto de empezar a sollozar, al igual que Tokiya, quien rodeo los hombros del pelirrojo para acercar aun más a él.

—Lo siento mucho, Otoya, te descuide demasiado. —Dijo con la voz rota, pues había empezado a llorar, aunque lo hacía en silencio a diferencia del pelirrojo, que emitía pequeños ruidos al respirar.

—¿Podemos empezar de nuevo? —Murmuro el pelirrojo separándose solo lo suficiente para mirar a los ojos del otro.

—Nada me encantaría más que eso.

 

.~

 

Ren había estado sujetando la mano de Masato todo ese tiempo, aun desde antes de perderse de la vista del resto de sus amigos, pues no tenía la menor pizca de vergüenza de estar así con Masato, lo amaba demasiado como para que le importaran los comentarios de otras personas, sin mencionar que, todos los presentes en esas vacaciones estaban al tanto de su relación, y la aceptaban a la perfección.

—¿Me dirás la verdadera razón de haber traído a todo el sequito con nosotros? —Pregunto Ren al otro una vez que los rayos del sol empezaban a apagarse en el horizonte. Masato lo miro por el rabillo del ojo antes de contestarle.

—No me gusta mucho este lugar, es demasiado tranquilo, así que pensé que con varias personas aquí sería mejor. —Le dijo sencillamente con un tono algo apagado, lo que le indico al otro que no era toda la verdad, no obstante, era suficiente para Ren.

—Ya veo, me gustaría que Ran-chan estuviera aquí, a él le gustan los lugares tranquilos. —Comento Ren deteniéndose a admirar los últimos segundos de la puesta del sol, Masato se posó junto a él, sin embargo, él mantuvo sus ojos sobre su pareja y no el horizonte.

—¿Crees que regrese de Saitama? —Cuestiono con una curiosidad imposible de disimular. A Masato le agradado bastante el albino, de manera que se preguntaba si lo volverían a ver. Ren dejo de ver el horizonte para concentrarse en Masato. Antes de responder a su pregunta, coloco su mano sobre el cabello del contrario y le dedico una sonrisa.

—Estoy seguro de que regresara, no puede estar alejado de las personas que le importan tanto tiempo. —Replico cerrando los ojos por un instante, Masato pensó que esa confianza ciega en Ranmaru era algo adorable, quizás tonto y romántico, pero, sin lugar a dudas, le parecía un detalle bastante tiempo.

—Entonces, dirías que tú le importas bastante. —Replico con una voz graciosa, Ren sabía que no eran celos lo que habían ahí, sino un intento fallido de hacer una pequeña broma, el peli-naranja no pudo evitar reír por el intento del contrario, pues a él le parecía tierno que lo intentará cuando no era algo que se le diera demasiado bien.

—Somos mejores amigos, así que sí, creo que le importo lo suficiente. —Replico con un poco de sorna, aunque Masato sabía que estaba siendo serio al mismo tiempo, pues con anterioridad le había contado que eran amigos desde la infancia—. Además, me parece que tiene un asunto pendiente con Reiji.

—Ya veo…

 

Veinticinco de junio
Dos de la tarde.

Ren estaba terminando de lavar los platos junto a Reiji, mientras que el resto del grupo estaba reunido en la sala, relajándose después de una mañana de recorrer los alrededores del bosque, como si estuvieran en una excursión.

—Ren… ¿Crees que la florería este bien este verano? —No podía decir que la pregunta de Reiji era algo que esperaba, aunque tampoco podía negar que se sintiera preocupado por ese tema también.

—Nos repondremos al verano, siempre lo hacemos. —Contesto con una mirada un tanto lúgubre. El verano era el peor momento para la florería de Ren, pues al ser una pequeña, solía ser la última en recibir los cargamentos de flores, de manera que solían tener las flores más viejas de los cargamentos, por ende, no vendían muchos arreglos en esa época—. ¿Has hablado con Camus?

—Sí, dice que las flores están creciendo bien, pero, no hay forma de que estén listas antes de la segunda semana de julio. —Le explico mostrando su preocupación sobre el tema.

—Ya veo, bueno, nos las arreglaremos como siempre. —Replico Ren poniendo una sonrisa para tranquilizar a Reiji, la cual funciono a medias solamente. El castaño suspiro al secar el último plato, luego regreso a la sala con el resto.

Ren se tomó unos instantes más para quitar la preocupación de su rostro, realmente no le gustaban los veranos, si se hablaba del ámbito laboral por supuesto, pero, estaba ahí de vacaciones, se ponía que luciera feliz y despreocupado, no tétrico y desesperanzado. Cuando estuvo seguro de haber quitado ese rostro, se precipito a la sala con un paso lento. Ahí encontró a todos sus amigos alrededor del piano que había, rodeando a Masato que empezaba a tocar una canción.

El peli-naranja reconoció esa canción, pues era una que el peli-azul ya le había tocado con anterioridad, la cual, según le había dicho, estaba hecha para él. Ren se apoyó en la pared y mantuvo una sonrisa en su rostro, su novio era una persona increíble que parecía poder hacer todo lo que se propusiera, y esa iniciativa que tenía Masato para aprender varias cosas, para nunca dejar de aprender algo nuevo, era algo que amaba profundamente de él. Ren se mantuvo en esa posición hasta que reparo en los otros instrumentos que había en la habitación, entonces se acercó a ellos y tomo un saxofón un poco descuidado entre sus manos, y espero el momento oportuno para unirse a la música.

Masato que había estado tocando con los ojos cerrados, los abrió con sorpresa al escuchar como el saxofón se unía a su música. El peli-azul estaba al tanto de que Ren tocaba aquel instrumento, pero, nunca antes lo había escuchado tocarlo, y el estar haciendo música juntos fue algo que lo lleno por completo, por un momento se olvidó de que no estaban solo ellos dos, sino que el resto estaba ahí junto a ellos, disfrutando de la extraña combinación del piano y el saxofón.

Definitivamente, esas habían sido unas buenas vacaciones para todos ellos.

 

 

 

 

Notas finales:

Aquí la siguiente parte de esta historia, como vemos ahora, allgunas cosas han comenzado a acomodarse, pero, otras están apareciendo también, ¿qué les espera a estos chicos?

Descubramoslo en el siguiente mes (bueno caítulo xD)


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