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El aroma de las flores por FershuWestfall

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Quince de julio
Diez de la mañana.

 

Ren estaba tarareando una canción mientras le daba los últimos toques a un ramo de flores especial, esa tarde había tenido una visita un tanto especial de una vieja amiga, la cual estaba por casarse. Ren se sintió bastante alegre y conmovido cuando esta le pidió que se encargará de los arreglos florales, de forma que estaba componiendo el ramo de la novia en ese momento, quería tener al menos dos modelos distintos, para que ella eligiera el que más le gustará. Mientras daba el último toque a la flor principal –es decir la acomodaba en su lugar–, escucho la puerta del taller abrirse. El peli-naranja miro de reojo en la dirección, para ver al castaño salir de la habitación con una mirada un tanto lúgubre para él.

—¿Sucede algo, Reiji? —Le pregunto enderezando el cuerpo. El castaño lo miro a los ojos por un instante antes de responderle.

—Me pregunto, ¿Recuerdas que no quise esas vacaciones el año pasado? —Trato de recordarle aquel hecho antes de decirle lo que en verdad quería, Ren se dio cuenta de eso por la expresión que tenía en su rostro, de manera que se limitó a asentir ligeramente con el rostro para responder—. Bueno, sé que descansamos en junio, pero, en verdad siento que necesito esas vacaciones ahora. —Le dijo con algo de vergüenza y pena, todos sabían que él de hecho no apreciaba las vacaciones como lo hacía el resto de personas, pues el castaño tenía una vena trabajadora que le impedía el disfrutar plenamente de varios días sin hacer nada, de hecho, incluso en sus días de descanso se pasaba a la tienda a ayudar un poco, hasta que Ren lo corría de ahí para que aprovechará su tiempo libro.

—De acuerdo. —Le dijo encogiéndose de hombros—. Julio sigue siendo un mes suave, así que puedes tomarte poco más de una semana. —El castaño estuvo por agradecerle, pero, Ren vio el cambio en su rostro y adivino la pregunta que iba a hacer—. No te preocupes por los encargos con Camus o las entregas, yo puedo ocuparme de eso.

—Gracias, Ren, en verdad lo aprecio. —Le dijo con una sonrisa titubeante, el peli-naranja se extrañó un poco de ver ese tipo de expresión tensa y nerviosa en el castaño, pues este era bastante relajado a la par que confiado, de modo que termino preocupándose por él.

—Reiji, ¿Esta todo en orden? —Le pregunto antes de que este volviera al taller de arreglos, el castaño le dio una mirada por encima del hombro para regresar la mirada al frente, agachando un poco el rostro.

—Todo en orden, Ren. —A Ren le pareció que su voz sonó demasiado tranquila, lo que en cierto modo debió calmarlo un poco, pero, el efecto que tuvo sobre él fue todo lo contrario—. No te preocupes por mí.

Ren se llevó una mano a la nuca tan pronto como la puerta se cerró a su vista, escondiendo al castaño detrás de ella. Con un suspiro regreso a su trabajo, aún tenía que diseñar otros ramos para la temporada, pues el verano era una buena estación para la tienda, de modo que hacer ramos que representaran la estación era una especie de tradición para él, sin embargo, al tener la mente en otro lado no podía trabajar debidamente.

El florista se puso a trabajar con flores de colores fuertes como el morado y el purpura, junto a delgadas ramas y gruesas hojas verdes, aquello era una combinación que hacia todos los años, no obstante, nunca era igual al año anterior. Mientras acomoda las flores, una y otra vez para lograr una imagen perfecta con el contraste de colores, recibió una llamada a su celular móvil. En esos días no recibía muchas llamadas, en especial porque Masato estaba en el extranjero por trabajo, de modo que la diferencia de horario los fastidiaba un poco.

—Es curioso que tú llames primero. —El peli-naranja se rio un poco de su propio comentario, más que nada porque era cierto—. Entonces, ¿Cómo te ha ido?

—Es molesto que contestes con un comentario como ese. —Se quejó el hombre al otro lado de la línea, Ren pudo escuchar que chasqueaba la lengua—. En fin, no creo que soporte más tiempo aquí, esas mujeres hacen de mi vida un infierno. —Esa queja le sonó bastante, quizás porque era algo que decía cada vez que hablaban. 

—¿Y por qué sigues ahí? Tienes bastantes ahorros como para ir a otro lugar, también eres bastante bueno en diversas áreas, no debe ser un problema para ti el conseguir un empleo. —Argumento Ren levantando un poco el nivel de su voz, también cambio su típico tono de voz por uno más serio, demostrando que aquello era algo que debía tomarse con seriedad. Al otro lado de la línea, escucho como el contario daba una buena inhalación.

—¿Me recomiendas un lugar para descansar de todos? —Pregunto con algo de molestia en su voz. Ren sabía que a Ranmaru le pesaba demasiado pedir ayuda, por lo general podía decidir las cosas por su cuenta, sin siquiera pensar demasiado en las cosas, sin embargo, como cualquier otra persona, no podía con todo él solo.

—Tengo un lugar perfecto en mente. —Menciono con una sonrisa maliciosa postrada en su rostro, para su suerte Ranmaru no podía verla.

 

Seis de la tarde.

 

Reiji regreso a su departamento compartido con los hermanos, al final Aine se había mudado con ellos, y termino compartiendo habitación con Ai, en cualquier caso, ninguno de los dos estaba demasiado por ahí debido a la naturaleza de sus empleos, aunque el propio Reiji pasaba bastante tiempo fuera, por distintas razones por supuesto. El castaño dejo su emblemático sombrero en un perchero cercano a la puerta, después procedió a tirarse en el sofá de la pequeña estancia que tenían. En ese momento no había muchas cosas que pudiera hacer, su novia estaba cuidando de su abuela, sus compañeros de piso estaban trabajando, y sus amigos estaban disfrutando de sus propias vidas. El castaño sabía que todos estaban pasando por distintos problemas, incluso Syo, quien parecía tener la relación más estable de todos, lo estaba teniendo difícil ese mes, sin embargo, él tenía demasiados problemas encima como para detenerse a pensar en los otros, por esa misma razón le había pedido a Ren esas vacaciones que no tomo el año anterior. En verdad necesitaba un momento para pensar en lo que debía hacer, por suerte para él, Ren le había recomendado un lugar en que podía relajarse, solo que estaba en otro distrito del país.

—Bueno, ese no es el problema. —Se dijo a sí mismo al mandar la vista al techo, el cómo moverse de un lugar a otro sin que le costará demasiado era algo que tenía solucionado, su verdadero problema era la excusa que le daría a su novia—. ¿Qué le puedo decir a Haru-chan? —Se preguntó a sí mismo al inhalar aire de forma pesada, desde que salió de la florería se puso a pensar en ello, no obstante, en todo ese tiempo –le llevo casi media hora llegar a casa–, no había obtenido ni una sola respuesta a ello—. Quizás debo seguir el consejo de Ai… 

—Regrese. —Escucho junto con la puerta abrirse, solo que sin dar un vistazo no era capaz de decir si era Ai o Aine, pues ambos tenían voces bastantes similares, por lo que era difícil saber quién estaba hablando si no hacías contacto visual—. Vaya, llegaste temprano hoy. —Era Aine, el castaño podía decirlo por la manera en que se dirigió a él, el mayor de los hermanos le hablaba directamente, sin decir su nombre a no ser que fuera necesario, mientras que él menor siempre lo llamaba antes de decir algo, haciendo excepciones solo cuando ya había usado demasiado su nombre, lo que no pasaba muy seguido.

—Yo debería decir eso, por lo general vuelves después de medianoche, o en todo caso, no vienes al igual que Ai. —Se quejó el castaño al acomodarse como era debido en el mueble, dejándole un espacio a Aine para que este se acomodara a su lado. Una vez que Aine se sentó lado, los dos muchachos compartieron una mirada—. Entiendo, haré la cena.

—Ese es mi querido Reiji, siempre un “ama” de casa. —Exclamo burlón al mirar la espalda del castaño mientras este se iba la cocina. Reiji levanto su mano derecha en un puño, levantando un único dedo lo que provoco la risa descontrolada del peli-celeste—. Por cierto, Ai viene en un rato, así que has para tres personas. —Agrego regresando la vista al frente, pues había dejado su maletín de trabaja en la mesa frente al sofá, Aine tenia bastantes archivos que revisar esa noche, lo mejor hubiera sido quedarse en la oficina a hacerlo, sin embargo, no quería tener a Kira encima o el ruido del hospital distrayéndolo, por eso regreso antes a casa.

—Ya que mencionas eso, me iré por unos días. —Le dijo desde la cocina, de manera que tuvo que elevar bastante la voz. Aine lo escucho claramente, no obstante, no se vio capaz de decir nada en ese momento, solo puso una expresión oscura que por suerte el otro no vio—. Tendrás que encargarte de AiAi por tu cuenta. —Dicto el castaño regresando al lado de Aine con bastante velocidad, algo que sorprendió al contrario—. ¿Por qué la cara larga?, ¿No quieres estar un tiempo a solas con tu hermano? —El oji-gris estaba seguro de que sería una buena oportunidad para que esos dos reforzaran sus debilitados lazos, pero, la expresión que tenía Aine le hacía pensar que las cosas entre ellos estaban peor de lo que pensaba.

—No es eso, claro que quiero mejorar las cosas con Ai, es solo que… —Aine no estaba del todo seguro de si era una buena idea decir, conocía bastante bien a Reiji, y aunque este se sorprendiera al punto de gritar o congelarse, lo comprendía al final, pero, no se trataba de algo que pudiera decir con toda facilidad—. Creo que Ai está demasiado ocupado para eso, así que no creo que nos veamos mucho, incluso en el hospital no nos frecuentamos. —Termino diciendo al poner una expresión penosa, él no era un mentiroso excepcional, pero, Reiji tampoco era demasiado perspicaz cuando se trataba de él, por lo que no tuvo miedo de que el otro se diera cuenta de que esa no era la verdad que estaba buscando.

—¿Sabes? No debería decirte esto, aunque creo que no me queda otra opción. —Menciono el castaño recargando los brazos en el respaldo del mueble, de modo que su rostro se ponía casi a la misma altura que el de Aine—. Los primeros meses no dejaba de revisar su correo, no se daba cuenta de que lo veía, pero, todo el tiempo estaba esperando a recibir alguna noticia tuya. —Comento con voz suave—. Él no lo dirá nunca, pero, te quiere demasiado y espera que un día lo veas de la forma en que él te ve. —Termino su comentario con una sonrisa tenue, Reiji sabía que para Ai su hermano mayor era muy importante.

El peli-turquesa pensó en esas palabras durante un buen rato. Todo ese tiempo había pensado que Ai no esperaba nada de él, había estado mandando correos con poca “información” solo para cumplir con su promesa de que le contaría algunas cosas, pues siempre tuvo la sensación de que el menor no los leía, después de todo, rara vez contestaba.

 

Diecisiete de julio
Dos de la tarde.

 

Ren por fin había terminado los ramos de temporada. Aunque de base usaba las mismas flores, las complementarias eran completamente distintas para cada arreglo, por no mencionar que cada uno tenía una flor distinta resaltando su belleza, al mismo tiempo que hacía notar a sus compañeras. Ni Otoya ni Syo sabían cómo el peli-naranja se las arreglaba para hacer algo como eso, por lo que solo podían decir en verdad admiraban ese talento innato de Ren.

—Como siempre, tus arreglos son increíbles, Ren. —Le comento el pelirrojo con una sonrisa bastante típica de él, una de esas en que mostraba los dientes y sus colmillos extrañamente afilados se hacían notar—. Syo, esforcémonos para hacer arreglos tan hermosos. —Le pidió al rubio con una sonrisa bastante optimista, de esas a las que Syo no podía decir que no.

—Bien, hagámoslo incluso mejor, Otoya. —Replico el rubio flexionando un brazo. Ren nunca había entendido porque hacia eso cuando decía que iba a esforzarse, quizás era una forma de demostrar su compromiso, aunque, el peli-naranja no veía que tenía que ver ese gesto con las flores. Por supuesto que no iba a decirle nada sobre eso.

—Bien, ustedes dos, su trabajo el día de hoy es hacer arreglos a juego —Indico con una expresión juguetona—, hagamos de esta florería, la más hermosa en la ciudad. —Termino señalando el horizonte, o más bien la ventana. Ren no era un dramático ni tampoco fan de exageraciones, sin embargo, a veces se permitía tener gestos como ese, solo para seguir los juegos de sus empleados.

—¡Hagámoslo! —Exclamaron los otros dos al hacer un saludo militar, después empezaron a trabajar en la decoración de la tienda. Ren se rio al ver lo mucho que se esforzaban en ello, no era una risa de burla claramente, lo cierto es que le alegraba bastante tener a esos dos por empleados.

Ren tenía otros asuntos que atender en el taller, de forma que les encargo la tienda a esos dos. Por lo general dejar a los dos juntos ahí nunca le traía nada bueno, solo que no tenía mucha opción en ese momento, pues Reiji ya se había ido y solo ellos dos llevaban la contabilidad de las flores. Luego tendría que enseñarle a Syo u Otoya sobre ello.

El peli-naranja encendió el pc que tenía ahí tras, a él no le gustaba demasiado trabajar de esa forma, por eso era un trabajo de que el castaño se encargaba con regularidad, no obstante, si tenía que hacerlo lo haría, en cualquier caso, era algo que solo llevaba unos cuantos minutos. En lo que hacía aquello, no se dio cuenta de que se iniciaron unos cuantos programas, entre ellos Skype. Ren no los usaba demasiado de manera que no le dio importancia alguna cuando se dio cuenta, no hasta que recibió una video-llamada.

—Masato, que sorpresa. —Exclamo el peli-naranja al contestar, habían hecho un par de ellas antes, de forma que estaba familiarizado con las cosas que debía y no debía tocar para no interrumpir la llamada, por otro lado, aunque no era especialmente fan de esas cosas, si le permitía ver a Masato al menos un poco, entonces estaba feliz.

—La sorpresa es que hayas abierto Skype. —Replico el otro con una media sonrisa, haciendo reír a Ren—. Pero, me alegra que lo hayas hecho, aunque lo cierto es que estaba por irme a dormir. —Comento desviando la mirada por unos segundos, después, volvió a enfocar sus ojos azules en la pantalla, para observar el rostro de Ren.

—Siendo sincero, no lo abrí por mi cuenta, pero, me alegro que se haya abierto. —Dijo el peli-naranja con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios—. Sin embargo, me siento algo culpable de quitarte momentos de sueño. —Agrego recargando el rostro en un puño, en su mente el hecho de que no había terminado de hacer el inventario no le importaba, podía hacerlo más tarde. Lo que le importaba, era hablar cuando menos unos minutos con Masato, pues se había ido hacia dos semanas atrás, y no habían hablado casi nada en todo ese tiempo.

—No te preocupes por eso, si soy capaz de hablar contigo, entonces vale la pena perder una o dos horas. —Replico dándole una sonrisa encantadora, esa a la Ren no era capaz de resistirse en ningún momento. El peli-naranja le regreso el gesto al reacomodarse en el asiento.

—¿Entonces, cómo va el rodaje? —Le pregunto tomando unos papeles que tenía en el escritorio. El desorden era algo con lo había estado conviviendo demasiado tiempo, algo que acabo con los continuos regaños de Masato, hasta que se convirtió en una especie de costumbre para él, el empezar a ordenar las cosas—. ¿Ya dejaron de molestarte esos chinos? —Agrego una pregunta en burla provocándole un sonrojo de pena al contario.

—Todo va bien, y sí, han dejado de molestarme en cuanto me vieron grabar mi primera escena. —Replico sonando un poco quejumbroso, lo que podía ser debido a la mala broma de Ren. En cualquier caso, el peli-naranja se alegró de escuchar que todo estaba en orden—. ¿Qué tal la florería?, ¿Terminaste el encargo de Shibuya?

—Las cosas aquí están… Andando, supongo —respondió encogiéndose de hombros—, y si, ya termine el tema principal de la boda de Tomochika, aunque sigo pensando que su elección de colores principales es extraña. —Comento regresando a su rostro neutral, el cual más bien era una expresión entre la picardía y la sorna, aunque a Masato le gustaba bastante. 

—¿Andando?, ¿Estas tratando de ocultarme algo? —Masato levanto una ceja al hacer esas dos cuestiones, haciendo que Ren pusiera una pequeña mueca a modo de respuesta—. Si tienes problemas, tienes que decirlo directamente, no todos podemos adivinar qué es por lo que estas pasando. —Lo regaño cruzando los brazos encima del pecho. Ren se mantuvo en silencio bajo la fría mirada de Masato, entendía cuál era su punto, no obstante, pensaba que aquello no era algo por lo que él tuviera que preocuparse. 

—Vale, no te ocultare nada más de ahora en adelante. —Termino diciendo al poner una expresión suave para Masato, era cierto lo que estaba diciendo. En los dos últimos meses se habían llegado a conocer el uno al otro tan bien como podían conocer su propia palma derecha, aunque, eso en un principio no evitaba que pudieran elegir no decir algo en un futuro—. Es solo que estos meses son bastantes relajadas, de forma que en general apenas si puedo pagarle el alquiler a Hibiki, por otro lado, Reiji acaba de irse en unas vacaciones, lo que me deja como él único capaz de encargarse de las entregas y de verificar las cosas con Camus. —Le explico rascándose la sien con un debo, todo eso nunca le había supuesto un gran problema, pues cuando estableció el renacimiento de la florería Jinguji, solo eran él y Ranmaru. Ren se había encargado de todo, dejando al albino las entregas, y ocasionalmente algunos arreglos.

—¿No has pensando en contratar más personas? Como, pasantes o algo de ese estilo. —Sugirió el peli-azul sin mucha convicción en sus palabras, pues él comprendía que para Ren no eran empleados, sino amigos, por lo que incluir nuevas personas era bastante difícil para él.

—Te mentiría si te dijera que no lo he considerado. Sin embargo, con las cosas como están en este momento, no es precisamente una buena idea hacerlo. —El peli-azul no podía decir que no estuviera de acuerdo con eso—. Pero, nos las arreglaremos, siempre lo hacemos. —Agrego Ren sonando bastante confiado en sus palabras, lo que podía venir de su afirmación pues era cierto que siempre encontraba una manera de salir de sus problemas, ya fuera que la ideara el solo o recibiendo ayuda de alguno de sus amigos.

—Confió en que así será, si alguien tiene golpes de suerte en la vida, ese eres tú. —La afirmación de Masato fue algo bastante inesperado, más que nada por el hecho de que Ren pensaba que era todo lo contario, la mayor parte del tiempo su suerte era tan buena como la de cualquiera otra persona, aunque en varias ocasiones sentía que tenía la peor serte del mundo, y que su único golpe de suerte, había sido encontrar a Masato.

—Bueno, si te encontré es que algo de verdad hay en ello.

 

Diecinueve de Julio
Tres de la tarde

 

Reiji estaba más que impresionado, ir a Osaka había sido una elección excelente, todo gracias al consejo de Ren. No solo era una ciudad con mucha historia, sino que había muchas cosas para ver cada día, pues estaban los observatorios del Umeda Sky, el castillo de Osaka entre otros puntos turísticos que no podía perderse en esa visita. No obstante, lo primero en cada salida de esa naturaleza, es asegurarse un buen lugar para descansar, de forma que lo primero que hizo fue buscar un buen hotel en que quedarse.

La verdad era que no le interesaba demasiado si se quedaba en una clásica posada o en un hotel, con tener un lugar al que pudiera regresar por la noche para dormir era suficiente para él, sin mencionar que solo pasaría ahí las noches, pues no tenía muchos días libres y quería ver tanto como le fuera posible de la ciudad, quizás incluso necesitaría un itinerario para poder visitar todos los lugares que quería ver.

Al final, termino entrando en lo que parecía una posada tradicional, lo que era un cambio refrescante para él, pues estaba tan acostumbrado a las cosas al estilo “western” que algo tan japonés como eso era un buen cambio para variar. El castaño se acercó a una muchacha de ojos plateados y cabello negro, la cual parecía ser la encargada.

—Buenas tardes, quisiera alquilar una habitación. —Dijo luego de acercarse a la muchacha, la cual le dio una sonrisa antes de pedirle su nombre y firma.

El castaño confirmo que, no importaba donde estuvieras o en qué tipo de lugar te hospedaras, alquilar una habitación siempre era la misma historia mediamente tediosa, pero, al menos consiguió una den las primeras plantas y con vista al patio, el cual estaba adornado con una especie de jardín tropical, haciendo honor al clima tropical de la ciudad, todo eso hacía que la piscina en medio de ese jardín luciera aún mejor, pero, perder su tiempo en el jardín del hotel era todo lo que no quería hacer, así que no iría a tomar el sol ahí hasta el último día de su estadía, eso sí recordaba hacerlo.

El castaño acomodo sus cosas, por decirlo de algún modo, pues lo único que hizo fue dejar su maleta sobre la cama y lavarse la cara en el baño. Se aseguró de recordar el número de su habitación y de llevar su llave en el bolsillo del pantalón, y salió hacia el lobby tarareando una canción que había escuchado en la radio.

—Te dije que eso está mal, ¿En verdad es tan difícil de entender? —Escucho una voz conocida una vez que llego al lobby, diablos, incluso ese tono de voz no podía pasar desapercibido para él. Reiji se detuvo en el pasillo, a tan solo dos pasos del lobby cuando escucho eso, entonces sus ojos enfocaron un perfil que conocía bastante bien, el cual estaba a medio cubrir por un cabello blanco.

—Yo te dije que no importa, ¿Por qué no lo entiendes? —Replico la muchacha que lo había atendido antes, por la mirada que estaban compartiendo, el castaño podía ver que no se agradaban en lo más mínimo, lo que no podía saber por ello, era que clase de relación tenían esos dos.

—No me vuelvas a pedir que arregle este esperpento entonces. —Replico dándose la vuelta, en ese momento, los ojos del albino se encontraron con los grises de Reiji—. ¿Re-Reiji? —La expresión de Ranmaru era demasiado fácil de leer, en verdad estaba sorprendido, incluso decir que se había sorprendido parecía ser bastante poco.

—¡Ranran! —Grito su apodo al correr a abrazarlo. El castaño no iba a negar en ningún momento que lo había extrañado, no porque siguiera sintiendo algo por él, sino porque siempre había sido uno de sus mejores amigos, por ello la emoción de verlo fue más grande que cualquier otra cosa.

Como en cualquier otra ocasión en que el castaño lo había abrazado, Ranmaru chasqueo la lengua al intentar separarlo de él, pero, a diferencia de otros días, el agarre de Reiji era bastante fuerte, como si en verdad no quisiera soltarlo.

—Suéltame, tonto, es incómodo que estés tan cerca. —Se quejó aun forcejeando con él para quitárselo de encima, lo que pareció funcionar al fin, pues el castaño se separado con él con la mirada al suelo—. No hagas un puchero ahora, no es el lugar ni el momento. —Dijo su queja girando el rostro hacia la salida, no quería ver el rostro de su prima ni el de Reiji.

—Es que… ¡En verdad me alegra mucho verte! —Exclamo el castaño levantando el rostro, su exclamación hizo que el albino regresara a verlo encontrándose con los ojos llorosos del contario. Ranmaru no era bueno con las personas deprimidas, mucho menos con las que se encontraban llorando, de forma que, aunque no sé notará a simple vista estaba algo incómodo con eso.

—No es para que llores, Reiji, no me fui a otro país ni mucho menos morí algo como eso. —Dijo con un enfado falso, siendo sincero consigo mismo, se alegraba bastante de escuchar que lo extraño, aunque por otro lado también le era un fastidio que se encontraran en ese lugar.

—No puedo parar, estoy muy feliz. —Replico cubriéndose los ojos con un brazo, aun si sus lágrimas no se veían más, sus sollozos seguían sonando bastante fuerte en los oídos de Ranmaru.

—Oh, vaya, lo hiciste llorar, Ranran. —Se burló de ellos la muchacha, el albino no tenía que girarse a verla para saber que tenía una sonrisa llena de sorna en el rostro.

—No me llames así, el único que puede usar ese apodo estúpido es Reiji. —Se quejó con ella dándole una mirada de advertencia, la muchacha le sostuvo la mirada por unos segundos, luego se dio la vuelta para irse—. Reiji. —Llamo la atención del castaño poniendo una mano en su cabello. Reiji levanto la vista sobre su brazo para mirar el rostro del albino—. Se dé un lugar que te animara, ¿Quieres venir conmigo?

 

Tres y media de la tarde.

 

—Ren, te ves bastante pensativo hasta das miedo… —El comentario de Otoya no lo hizo sonreír en particular, el peli-naranja puso sus ojos azules sobre el rostro tranquilo del pelirrojo, quien seguía intentando hacer diferentes arreglos con varios tipos de flores.

—Estaba pensando en que algo bueno debe de estar pasando en otra parte. —Contesto a una pregunta que nadie había hecho, ganándose la curiosidad del otro. Otoya dejo de mover sus manos para prestarle toda su atención al contrario, esperando alguna clase comentario extra para explicarse—. No diré nada más de eso, lo sabremos en una semana. —Agrego respondiendo a la pregunta muda de Otoya.

—Eso no es justo, Ren, yo también quiero saber. —Se quejó inflando las mejillas.

—Más importante que eso, ¿Crees que Syo esté bien allá delante por sí mismo? —Desvió el tema con otra preocupación que tenía. Aunque Syo y Otoya ya se habían encargado de la tienda en conjunto, nunca le había pedido al rubio que se encargará por sí solo.

—No creo que tenga muchos problemas, además, este es el mes de recesión. —Contesto el pelirrojo apoyando el rostro en una mano. Ren era consciente de eso sin que nadie se lo dijera, aunque eso no evitaba el hecho le molestará que se lo recordaran constantemente—. Yo mejor iré a ver como esta Syo… —Comento con un tono nervioso antes de salir corriendo del taller.

—Ni siquiera termino el arreglo. —Se quejó el peli-naranja luego de suspirar. No había sido su intención asustarlo con su expresión, para empezar, ni siquiera sabía qué tipo de expresión puso en el rostro.

 

Cuatro de la tarde

 

Ranmaru termino por llevarlo a lo que parecía ser un centro recreativo. Por el camino se habían mantenido en silencio, pues ninguno estaba seguro de que podían hablar, más allá de temas casuales como el clima o los recientes cambios en algunas políticas del país, además de que nada de eso les interesaba demasiado. El problema recaía en la última vez que se vieron, pues el albino lo había interrumpido cuando quiso hablar con él sobre su relación, y no de una manera que se esperaría de Ranmaru, sino con un beso bastante apasionado.

En un principio, a Reiji aquello lo había golpeado como un balde de agua helada, pues no solo había estado cerca de olvidarse de lo que sentía, o eso pensaba él, sino que se sintió como si estuviera engañando a su novia.

—¿Por qué este lugar? —Pregunto el castaño mientras hacían fila para entrar, no habían demasiadas personas por la hora en que era, aunque si más de lo que uno esperaría por la tarde. El albino le dio una mirada por la periferia del ojo antes de responderle.

—Pensé que te gustaría, siempre hablabas de ir a los acuarios para nadar con delfines. —Contestó al hacer un gesto para quitarle importancia a su comentario—. Aunque aquí no hay delfines para que nades con ellos. —Agrego mirando a su izquierda, en el ángulo muerto del castaño. Aunque eso le pasó por un lado a Reiji, quien no podía creer que el albino recordara esos comentarios que había hecho dos años atrás cuando visitaron la playa por vacaciones y pudieron ver delfines a lo lejos.

—Tenías razón, ya me siento más alegre. —Replico el castaño con una sonrisa justo cuando el albino regreso su mirada a él. Como Reiji cerraba los ojos con ese tipo de sonrisa de agradecimiento, Ranmaru se permitió tener una pequeña reacción a esa expresión.

—Solo no te pongas a correr por ahí, no pienso buscarte. —Advirtió al contrario cruzando los brazos sobre el pecho, aquello era en parte cierto, porque no pensaba buscar por él con mucho empeño si se llegaban a separar, aunque estaba claro que estaría mirando alrededor si se separaban, porque había sido él quien lo invito a ir, de forma que sentía una especie de responsabilidad al respecto.

La espera para poder entrar no llevo demasiado al final, sobre todo porque empezaron a hablar de cosas que veían en su entorno, aunque la mayor parte de los comentarios que hacia el albino eran en respuesta a los del castaño, cabe mencionar que eran más que nada quejas sobre porque a él le importaría algo tan banal como aquello. Sin embargo, eso no detenía al otro de seguir haciendo comentarios sobre lo que veía por ahí.

—Oye, si vas a hablar de algo, prefiero que me digas como están los otros. —Menciono el contrario dándole una mirada despectiva. Reiji, que estaba acostumbrado a esas miradas por parte de Ranmaru, sabía que eran más de indiferencia que de otra cosa, de modo que no le importaba demasiado recibirlas, también estaba el hecho de que sabía que eran puro teatro por su lado.

—Sigues siendo todo un tsundere, Ranran. —Dijo algo burlón, haciendo que el mencionado chasqueara la lengua. El castaño sabía qué tipo de comentario venia después de su comentario, así que no le permitió hacerlo—. Todos parecen tener sus propios problemas. —Dijo sonando algo tétrico—. Tu sabes que esta estación no es la mejor para Ren, además, Hijirikawa-kun esta fuera por su trabajo. —Explico mientras caminaban rodeando una de las peceras de salmones—. Otoyan parece haber arreglado lo suyo en parte, pero, se ve a leguas de distancia que sigue teniendo episodios de melancolía. Yo diría que el que está en mejores términos es Syo, e incluso él está en una situación complicada.

—Esos idiotas, me voy y crean un desastre. —Dijo llevándose una mano a la nuca, en parte estaba siendo sarcástico con eso, por el otro lado, no podía creer que todo empezará a venirse abajo en un solo mes, ¿Qué era eso?, ¿Una prueba del destino o qué?—. ¿Qué hay de ti?

—¿Yo?.. —Dudo bastante tiempo de que debía decir. Reiji sabía cuáles eran sus problemas con exactitud, pero, no era nada que quisiera hablar en ese día que se re-encontró con él—. Nunca he sido bueno para notar mis problemas, lo sabes muy bien, Ranmaru.  

—Que no me quieras decir a mi es otra historia. —Argumento el contrario sin mostrarse enfadado por ello o algo por el estilo. Principalmente porque no se sentía con el derecho de molestarse, era cierto que eran amigos de bastante tiempo atrás, pero, él nunca le había contado ni uno solo de sus problemas al castaño, de modo que esa retribución de parte de Reiji era algo que podía esperar y aceptar sin ningún problema.

—Sabes que no es eso, Ranmaru. —Contraargumento bastante rápido. Ambos detuvieron sus pasos al mismo tiempo, quedando uno frente al otro junto a una de las peceras menos concurridas—. Ahora mismo, ni siquiera yo sé que es que, si es que tiene algo de sentido para ti. —Dijo desviando sus ojos hacia otro lado, aun cuando noto los pasos de Ranmaru, no regreso la mirada a este, no hasta que lo tuvo a tan solo unos centímetros de distancia.

—Tiene todo el sentido para alguien con tan poco cerebro como tú. —Le dijo con una expresión divertida en el rostro, se podía confirmar porque las comisuras de sus labios estaban ligeramente levantadas.

—Ranmaru, yo… No sé qué hacer. —Dijo empezando a lagrimear una vez más—. No puedo solo dejar a Haruka, ahora mismo me necesita… Aunque termine huyendo. —Dijo apretando los dientes, sabía desde un principio que ese viaje era una mala excusa para todo, pero, no podía verla al rostro en esa circunstancia tan mala—. Tampoco puedo quedarme con ella, no estoy siendo sincero.

—Tu problema es que quieres ser amable con todos. —Le dijo poniendo su mano en su hombro. Reiji, que estaba mirando a todos los lugares menos al rostro del albino, lo enfoco una vez más en su mirada—. Sonará egoísta, pero, antes que buscar la felicidad de los demás, debes buscar la propia.

—Pero…

—Ni un solo “pero”, Reiji, ¿Cuándo fue la última vez que pensaste en ti antes que en alguien más? —El castaño sostuvo la mirada del contario por varios segundos, la última que hizo algo en que solo pensó en sí mismo había sido bastante tiempo atrás, y no le había traído nada particularmente bueno.

—Eso fue cuando… Cuanto te dije como me sentía. —Confesó sintiendo como la sangre le subía al rostro, pintando su rostro de un ligero tono carmesí. Ranmaru levanto las comisuras de sus labios una vez más, tal vez no era una sonrisa completa, pero, al castaño en verdad le gustaba.

—¿Y ahora, sigues sintiéndote de la misma? —Cuestión pasando su mano del hombro del castaño a su mejilla, Reiji, movió su vista de los ojos del albino hacia su mano por unos segundos, luego los regreso al rostro del contario conteniendo el aliento.

—Si.

 

Veintiuno de Julio
Una de la tarde.

 

Ren estaba esperando en la sala C del aeropuerto, o más bien estaba esperando fuera de ella, pues las distintas salas solo eran accesibles con un boleto de avión, y él no estaba ahí para hacer un viaje, sino para recibir a alguien a quien había extrañado bastante en la última semana.

El peli-naranja compro revista en una tienda pasar el rato, cualquier cosa que leyera en ella, pues era una revista de espectáculos, no le interesaba demasiado e incluso podía afirmar que terminaría por olvidarlo en menos de lo que canta un gallo, pero, si con ello podía matar algo de tiempo, entonces no le molestaba gastar en ello. Y en cualquier otro caso, eso le daba un tema para conversar con Masato cuando arribara al aeropuerto, además de por supuesto, preguntarle sobre como estuvo su estadía en china y su trabajo ahí. Era la primera vez que este filmaba una película y encima era en el extranjero, aquello le brindaba algunos puntos, sobre todo porque se trataba de un producción americana, de modo que estaría haciendo un debut internacional y no solo en los cines asiáticos.

Ren estaba más que orgulloso de Masato, pero, con todo eso empezaba a dudar un poco de su relación, quizás en un futuro no tan cercano él dejara de ser suficiente para el peli-azul, entonces este lo dejaría y él no sabría qué hacer con ello. Se había estado imaginando esa posibilidad toda la semana, y cada cosa que le cruzaba la cabeza era peor que la anterior, y aunque estaba tratando de no pensar más en ello, esto regresaba a su cabeza otra vez.

—Déjalo, Ren, no es algo que vaya a pasar. —Se dijo una vez más en un murmullo, llevaba repitiéndose esas palabras los dos últimos días, con una frecuencia que no quería admitir.

—¿Jinguji-san? —Ren no reconoció esa voz, pero, como su apellido no era bastante común, y no había nadie más cerca de él, supo que le estaban hablando a él. Cuando volteo, se encontró con una muchacha de cabello rosa y unos ojos amarillos, entonces se dio cuenta que se trataba de Haruka, la novia de Reiji.

—Ah, Nanami-chan, es un gusto verte. —La saludo con una sonrisa suave, tal vez se estaba tomando un poco de libertad al usar ese honorifico con ella, pero, entre que era menor que él y bastante linda, no pudo evitarlo.

—El gusto es mío, no pensé que lo vería en un lugar como este. —Replico ella devolviéndole el gesto—. Ah, no es que quiera decir que no tenga a nadie a ver en… —Trato de arreglar su comentario anterior en un balbuceo rápido, pero, a Ren ni le había molestado lo anterior, tampoco veía razón para que intentará arreglar algo.

—Nanami-chan, está bien, lo cierto es que no pensé que te vería otra vez. —Le dijo con toda sinceridad. Aun sí podían jugar la carta de ser la novia de Reiji, este último mantenía su vida privada lejos de la laboral, al menos así había sido hasta ese día, de forma que no veía probable que se la encontrara con el castaño en otra ocasión, o por sí misma como era el caso actual.

—Siendo sincera, pensé lo mismo, Reiji-san no habla mucho de su trabajo. —Contesto encogiéndose de hombros—. Aunque, estoy bastante segura de que en verdad le gusta trabajar con usted.

—¿En serio? Los últimos días no he estado tan seguro de ello. —Comentó sin pensarlo, y para cuando se dio cuenta era algo tarde, pues sus palabras ya eran procesadas por la muchacha.

—¿Por qué dice eso?, si acaba de ir en un viaje por unos temas de la florería, ¿No es cierto? —Replico ella ladeando un poco el rostro. Ren supo en ese momento que el castaño le había mentido al respecto, con facilidad podría decir que no era cierto o seguir la mentira, sin embargo, ninguna opción le gustaba más que la otra.

—Pero, una cosa es hacer algo porque es tu trabajo y otra porque te guste. —Respondió en su lugar con un pequeño desvió de tema. Esperaba que ella no lo notará, ya que era una respuesta mediamente cercana a la cuestión que estaban tratando.

—Tienes razón. —Dijo con una pequeña risa—. Por cierto, ¿Estas esperando a alguien importante? —Pregunto fijando sus ojos amarillos en él, Ren estaba seguro de que esos ojos no eran para nada normales, por lo que se sentía algo inquieto al tenerlos encima de él.

—Sí, se fue por unas semanas pero en verdad le extraño. —Respondió su respuesta llevándose una mano a la cintura, estaba diciendo la verdad, aunque no por completo pues aquello respondía la idea que era alguien importante para él, aunque no decía nada sobre tan importante era.

—Ya veo, entonces me alegro de que puedas verle el día de hoy. —Expreso juntando sus manos a su espalda, como lo haría una muchacha un poco más joven.

—Eso me recuerda, ¿Qué tal esta tu abuela? Reiji dijo algo sobre que estaba internada. —Por segunda vez en esa conversación, las palabras salieron de su boca antes de que pudiera pensarlas detenidamente, era algo que solía pasarle cuando intentaba mantener una conversación, pero, hablar de esas cosas solo le traería problemas.

—Se encuentra algo mejor, pero… Me temo que no será capaz de lograrlo. —Respondió ella mirando al suelo, Ren inmediatamente se sintió mal, tanto por preguntar como por la pobre mujer, aunque no la conocía—. Por eso es que estoy esperando a mis padres y otros familiares hoy. —Agrego regresando sus ojos al rostro de Ren, quien se dio cuenta de que estaba intentando mantenerse de una pieza.

—Lamento oír eso, Nanami-chan. —Ren podría decir muchas cosas sobre esa situación, pero, todo se sentía igual de vacio que lo dijo. Él lamentaba la idea de que estuviera triste y sola en ese momento, pero, no podía decir que en verdad se sintiera mal, pues muy apenas la conocía a ella, y solo había escuchado de su abuela en pequeños comentarios, de forma que le era completamente imposible sentirse como ella lo hacía.

—Gracias, sé que decir esas cosas parece de alguna forma vacía y que a algunas personas no les gusta oírlo, pero, a mí en cierto modo me hace sentir un poco mejor, como si me dijeran que no debo sentirme sola, no sé si tiene algún sentido. —Explico juntando sus manos frente a ella, a la altura de su falda azul.

—Creo que tiene sentido, en lo personal a mí no me gusta oírlas, como dices, uno siente que las personas lo dicen por decir, pero, no es que se pueda decir nada más en esas situaciones. —Replico pasando su mano derecha por su cabello, pensar en esas cosas tampoco le gustaba demasiado, al final siempre terminaba deprimiéndose un poco y justo ese día no quería tener una cara larga.

—Ya veo, fue un gusto hablar contigo, Jinguji-san.

 

Diez para las dos.

 

Ren sentía que iba a terminar durmiéndose en una de las sillas de espera, su conversación con la peli-rosa acabo tan solo unos minutos atrás, e incluso no había terminado de leer la revista que se había comprado, pero, estaba tan aburrido de esperar que quería dormirse un rato, claro que no podía hacerlo, el vuelo de Masato ya debería haber llegado, sin mencionar que estaba en un lugar en que dormirse no era la mejor idea.

Cada vez que las puertas de la habitación de arribo se abría, el peli-naranja ponía sus ojos en ella, esperando que el peli-azul se apareciera por ahí, probablemente viéndose bastante cansado por el viaje, al menos Ren se cansaba bastante cada vez que viajaba de una ciudad a otro, de forma que se imaginaba que él estaría por los suelos si llegaba a viajar a otro país en alguna ocasión.

Con un suspiro evito mirar la puerta cuando esta volvió a abrirse, o al menos evito poner sus ojos en ella tan pronto como se abrió, porque al final la curiosidad fue más fuerte que otra cosa. Ren entonces se levantó para acercarse un poco al grupo que iba saliendo, no lo suficiente para perderse entre la multitud que se movía, pero, si lo suficiente para ser notado por cada una de esas personas.

—No era necesario que vinieras por mí. —Escucho decir a Masato con una expresión cansada, notando que su pensamiento anterior había sido acertado.

—Tú dices eso, pero, la verdad es que te morías por ver mi rostro otra vez. —Replico en una broma sencilla junto a una sonrisa que abundaba de sorna. Masato suspiro y siguió avanzando hacia la salida, con Ren a su espalda.

—Es cierto, en verdad quería verte. —Le dijo mirándolo por encima del hombro con una de esas sonrisas a las que Ren no podía decir que no nunca. El peli-naranja no podía decir que no le sorprendió esa sinceridad por parte del otro, cosa que se notó en un ligero colora-miento en sus mejillas.

La pareja camino en silencio hasta el estacionamiento, Ren se había llevado el auto de entregas porque no solo había ido por Masato, sino que también había hecho unas cuentas entregas ante de ello, también estaba el hecho de que tenía que ir a hacerle una pequeña visita a Camus para hablar sobre las flores de temporada, y los precios que tendrían en el siguiente mes. En verdad era una molestia hacer esas cosas, ahora comprendía un poco mejor como debía sentirse Ranmaru cada vez que iba a hablar con el rubio sobre esos temas.

—¿Qué flores usan en verano? —Pregunto Masato de la nada, rompiendo el silencio en que se habían sumergido desde que salieron del aeropuerto hasta ese momento, en que estaban a medio camino hacia la casa en las afueras del rubio.

—La favorita es la flor iris, es una flor azul o morada con el centro amarillo, es bastante fácil hacer diversos arreglos con ella por sus colores vivos. —Respondió dándole una mirada rápida por la periferia—. Por cierto, me disculpo por no llevarte a tu casa de inmediato, pero, Camus solo puede verme hoy.

—No te preocupes por ello, sabes que me gusta pasar tiempo contigo. —Replico dirigiéndole una sonrisa pequeña, aunque el contrario no podía apreciarla en su totalidad por estar conduciendo—. Aparte del iris, ¿Hay otras flores llamativas?

—Supongo que eso depende de tu calificación de llamativa —contrario con una risa en su voz—, aunque, yo diría que el jazmín de Madagascar es bastante bello. Se trata de una flor en su totalidad blanca y tiene forma de estrella. —Le explico con una expresión tierna, a Ren le gustaba hablar de flores, después de todo, era de los pocos temas en que podía decir que lo sabía casi todo—. Solo que, ahora mismo creo que la lavanda se convirtió en flor estacional favorita. 

—¿Lavanda? —Masato sabía que ese era un color de la gama entre el azul y el violeta, pero, no estaba seguro de haber visto esa flor antes, no obstante, él que no tenía conocimiento de flores había visto demasiados tipos de ellas sin saber sus nombres a lo largo de los años, por ello, cada vez que visitaba el taller de la florería y reconocía algunas flores del inventario se sorprendía un poco.

—Es una flor curiosa, puede ser azul o violeta, o estar entre ambos clores, incluso hay ocasiones en que se presenta blanca. —Comento dándole una mirada rápida a Masato, quien estaba poniendo bastante atención a sus palabras—. ¿Recuerdas la flor principal del arreglo que te hice en primavera? —Le pregunto devolviendo la mirada al frente, pues distraerse mientras conducía era de las peores cosas que podía hacer. Masato afirmo que lo recordaba, pues se trataba de una flor difícil de conseguir—. La lavanda crece de una forma un tanto similar, su tallo se mantiene recto, pero, a diferencia de aquella, esta flor solo crece en el extremo del tallo, y no por todo el cuerpo.

—Ah, se dé cuales hablas, mi abuelo tenía de esas en su jardín. —Exclamo el peli-azul perdiéndose un poco en sus recuerdos, de pequeño no se había interesado demasiado en el pasatiempo de su abuelo, el cual era hacer arreglos florales con las flores de su jardín, aunque siempre le gustaron los colores y la armonía que veía en ellos—. Me da algo de vergüenza el pensar que siempre me gusto esa flor y nunca me aprendí su nombre. —Confesó sintiendo como sus mejillas se coloreaban un poco por la pena.

—Es curioso, ahora mismo esa flor me trae tu recuerdo. —Comento el otro bajando el tono de su voz, de forma que sonó más grave de lo normal. Masato tuvo una sensación extraña recorriéndole la espalda tan pronto como la voz de Ren sonó en sus oídos—. Es una flor con varios usos, es hermosa y con facilidad roba la atención de las otras, si lo pones de esa manera, suena un poco como tú, ¿No lo crees?

—No sé qué es lo que quieres decir. —Sus mejillas, ya llenas de color empezaron a arderle con esa comparación. Estaba más que claro que sabía bien que era lo que quería decir el otro, pero, admitirlo le daba más vergüenza que oírlo.

—No importa quién te rodee, solo puedo verte a ti, también sabes hacer muchas cosas, tienes un talento desbordante que seguro intimida a los otros actores. —Siguió el otro sin prestarle mucha atención al comentario anterior de Masato—. Y aun así, no eres engreído ni piensas en ti como si fueras el mejor, por el contrario, solo intentas mejorar tus propias habilidades.

—Basta, que hables tan bien de mí me está dando escalofríos. —Dijo agudizando un poco la voz, cosa que hizo sin pensar por supuesto, debía ser resultado de la pena que sentía en ese momento—. Además, no soy tan genial como lo haces ver, tú eres más sorprendente para mí. —Argumento sorprendiéndolo un poco, algo que noto porque escucho como su respiración se detenía por unos segundos—. No importa que sea lo que sucede, te mantienes tranquilo ante hecho. Estoy seguro que para todos es imposible saber qué piensas en verdad, pero, cuando haces algo luces tan concentrado en ello, tan apasionado que me das algo de envidia. —Confesó mirando por la ventana, pues no quería que el otro lo viera con la expresión que tenía en ese momento—. Pero, lo que más envidio de ti es el hecho de que puedes decir lo que piensas sin dudar ni un poco, yo pienso demasiado las cosas y siempre dudo de que si lo que hago es lo correcto, pero, Ren… Tú no pareces dudar de nada, como si estuvieras seguro de que, sin importar lo que digas o hagas, siempre encontraras la manera de solucionar todo.

A esas alturas, Ren no tuvo otra opción más que detener el auto. Lo cual solo fue posible porque se encontraban en un camino de terracería y ya no en una carretera como unos minutos atrás. Masato se giró a verlo tan pronto como el vehículo se detuvo, pues de todo lo que podía esperar después decir esas palabras, aquello era una de las cosas que no entraba en el top 5  de lo que el otro podía hacer.

—Masato… Yo no sé si eso que dices es verdad, lo cierto es que suelo tener la cabeza en las nubes y hago lo primero que me viene a la mente. —Revelo tomando las manos del otro entre las suyas, como en otras ocasiones, la intensidad de Ren termino por dejar sin habla al otro—. Pero, escuchar eso viniendo de ti, en verdad me hace muy feliz. —Ren no era una de esas personas que lloraba con facilidad, si se llegaba a conmover con pequeñeces, pero, llegar a las lágrimas se sentía como una exageración para él, y aun así, estaba al borde del llanto en ese momento—. Creo que te lo dije antes, pero, tengo que decirlo una vez más, en verdad quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Me lo permitirás?, ¿Te quedarías al lado de este tonto que no piensa demasiado? —Masato sostuvo la mirada de Ren durante varios segundos sin saber que podía decir, empezando por el hecho de que la noción del tiempo se había desvanecido, que el viento fuero del auto parecía estar cantando una canción junto a las hojas silbantes de los árboles, e incluso las nubes parecían estar adornando el cielo de una forma acorde.

—Pero que dices, si soy yo quien debería hacer esa pregunta. —Replico riéndose al cerrar los ojos, poniendo una expresión demasiado tierna para Ren. El contrario, se sintió sumamente alivio al oír esa respuesta, no podía decir que los miedos en los que había estado pensando la semana anterior se habían desvanecido por completo, pero, ya no importaba.

Masato lo ama y él lo amaba a él. Eso era todo lo que importaba.

—Por cierto, Ren… ¿Te gustaría mudarte conmigo?

—Nada me haría más feliz. 

 

 

Notas finales:

Tuve una especie de "Mind-Blown" mientras pasaba esto del word a aquí, en el que, el capítulo anterior no me salia en el titulo de secciones del archivo, y me quede en plan: ¿Qué?, ¿Qué pasa aquí? & hasta llegue a pensar que lo había perdido para siempre, (he incluso que no lo había publicado), luego vi cual era "el problema" y me sentí muy tonta xD pero bueno, aquí traigo el mes de Julio, en el que, algunas cosas mejoran para Reiji <3 

¡Gracias por leer!


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