Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te estaba esperando por Yae

[Reviews - 206]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

13.- Ningún cuento de hadas

 

 

Con lo poco estilizadas que están quedando las verduras que corta sobre la mesa, Itachi confirma que ha perdido habilidad en la cocina. Han llegado a casa luego de la comida y preparar la cena es lo único que queda.

Está a punto de dejar de lado las zanahorias cortadas para volver a empezar, las separa con el filo del cuchillo relegando a los trozos como desperdicio. El brillante acero repiquetea sobre la tabla de madera, sabe que no debe desperdiciar la comida.

Pero esos pedacitos uniformes se ven… tan desprolijos.

— ¿Estas bien? — curioso Nagato se asoma por detrás viendo con detalle lo que el pelinegro hace.

— De maravilla — responde rápido y con cierto deje de sarcasmo poco apropiado de él, se fuerza a aprobar los vegetales cortados pasándolos a una pequeña cacerola, si deja de verlos tal vez deje de pensar en sus imperfecciones.

— De seguro que a Naruto le encantará el ramen que prepares — dice el pelirrojo como si leyese sus pensamientos.

“Lo dudo” dice para sí dando un leve asentimiento como respuesta, un suspiro agotado sale de su boca sin que pueda contenerlo, que irreal le resulta saber que está en su “luna de miel” preparando el platillo favorito de su esposo.

— Sé que no viene al caso — Nagato carraspea ganando la mirada oscura de soslayo — ¿han pensado que nombre ponerle al bebé cuando nazca? — enarca una ceja cuando Itachi niega desviando la mirada para volver a concentrarse en las verduras.

— Aún falta mucho — responde suave, con todo lo que está aconteciendo no ha considerado nombres ni nada parecido.

— Te admiro mucho, Itachi.

El aludido respinga, se gira con lentitud algo confundido por la declaración, la sonrisa apacible que el mayor le está dedicando le resulta desconcertante. — No comprendo.

— No tienes que comprenderlo — el amable gesto se ensancha en tanto Nagato no deja de observarlo — eres bastante joven y la situación no es la más adecuada ni para ti, ni para Naruto y aun así ambos están dispuestos a afrontarla.

El pelilargo se mantiene en silencio sin entender a dónde quiere llegar el familiar de su esposo.

— Cuando acababa de entrar en la Universidad conocí a alguien de quien me enamoré — esta vez es Nagato quien suspira dedicándose de nuevo a ordenar en la despensa todo lo que trajeron del supermercado. — Teníamos la misma edad y asistíamos a las mismas clases, su nombre era Yahiko y aunque desde el primer momento en que fuimos amigos supe que él estaba interesado en otra compañera seguí esperando una oportunidad.

— ¿Por qué estas contándome esto? — Itachi mira con cierta suspicacia notando la leve incomodidad del pelirrojo por una conversación que el mismo inició.

— En una de las fiestas a las que asistimos no pude evitar confesarle lo que sentía — hace una breve pausa — ambos habíamos bebido y terminamos acostándonos. Pasamos a tener una relación casi solo basada en el sexo, hasta que supe que estaba esperando un hijo.

Los ojos negros se abren bastante al escuchar, no creía que Nagato fuese igual, que hubiese estado en una situación tan similar. Pero de inmediato empieza a atar cabos, si el pelirrojo no tiene hijos son pocas las opciones que se dibujan como resolución.

— Iba a decírselo… — otra pausa pero esta vez más prolongada, tan molesta que el sonido de las manecillas del reloj al moverse son perfectamente audibles — pero él me dijo que no podíamos continuar, que se había declarado a la mujer de quien estaba enamorado y que ella lo había aceptado.

— Nagato… — Itachi da un par de pasos en dirección del otro, no le apetece escuchar como seguramente terminó ese romance fallido.

— Fui cobarde, tuve miedo. Perdería la beca con la que contaba, mi padre de enterarse seguramente me habría desconocido — una sonrisa amarga esta vez se dibuja en sus labios — ahora todo eso me parece insignificante. Pero en ese momento opté por la salida más sencilla. No podía decírselo, no podía odiarlo, ni a ella… Konan también era mi amiga.

— Lo lamento — dice mecánicamente.

— Es tortuoso vivir arrepintiéndose de una decisión tan cobarde, — sobreponiéndose al nudo amargo que estuvo a punto de hacerle sollozar Nagato vuelve a encarar al pelinegro, — por esa razón admiro que ustedes no hayan optado por lo mismo.

— Es gracias a Naruto… — murmura bajo pero le han escuchado, una certera punzada de culpa le obliga a bajar la mirada, de no haber contado con el apoyo incondicional del rubio quizá… quizá, hubiese sucumbido a una decisión igual de desesperada.

— Ya lo suponía.

Itachi se muerde el labio inferior con cierta ansiedad, su diestra presiona con más fuerza el mango del cuchillo que aun sujeta.

— Ustedes están empezando, Itachi. Ya no importa que sucedió antes entre ambos, lo que vendrá a partir de ahora es lo importante — Nagato reduce la escasa distancia que los separa, coloca ambas manos sobre los hombros del joven — estoy seguro de que serán capaces de construir una familia, de cumplir sus metas, sin importar que piensen los demás. Pueden hacerlo brillar.

Sonaba tan fácil, tan maravilloso e Itachi estaba seguro de que podía esforzarse por ello si Naruto le daba la oportunidad. Abre la boca respirando algo ruidoso, no quiere perder esa magnífica oportunidad.

— Pueden contar conmigo — agrega afirmando su agarre, la expresión de Itachi le sugiere que el muchacho puede descompensarse en cualquier momento.

— Gracias… — apenas musita, se aparta con cautela apoyándose contra el mesón de su diminuta cocina.

Nagato vuelve a sonreír, — ¿te parece si terminamos de preparar la comida?

 

///////////

 

 

Naruto suelta un bostezo de cansancio sentado en el tren que lo lleva de regreso a casa, ya dan casi las siete de la noche y su cuerpo comienza a resentir el haber pedido más horas extras ese día. Y la bonita pareja que está sentada en frente no le ayuda del todo.

No están besándose ni nada parecido, tan solo la muchacha esta levemente apoyada contra su sonriente novio en tanto ambos observan la pantallita de un móvil compartiendo los audífonos.

Tan natural.

Tan felices.

El rubio chasquea la lengua, no tienen que ser tan desgraciados para restregarle su felicidad en la cara, suspira agotado desviando la mirada. Debe hablar con Itachi pero aun no está seguro de que decirle, aun no está seguro de si debe imponerle algo… de si debe perdonarlo.

Cuando el tren lo deja en una de las últimas paradas la suave nevada que está empezando hace evidente que un blanco manto cubrirá al amanecer la ciudad, sus palmas hacen fricción entre sí para conseguir algo de calor.

Puede recordar como Itachi lo miró anoche, ese ceño fruncido en su rostro intentando ser sincero, esas palabras salidas de su boca, tan tentado estuvo de reunirlas y aventárselas en la cara porque no puede distinguir cuales son ciertas y cuales una mentira.

Estornuda sin querer y se encoge en hombros resintiendo el frío.

Demasiado frío en comparación al año pasado.

¿Acaso importa?

Nada está resultando como esperaba, desde el día de ayer parece que una oscura nube se ha posado encima suyo sin ánimo de apartarse, se siente sofocado pero no puede seguir evadiendo el siniestro asunto.

¿Y si me miente?

Considera deteniéndose un par de segundos, cada vez está más cerca de su casa. Niega dando un bufido ruidoso. Las cosas no pueden estar tan mal… y no quiere extrañar el invierno en verano.

Cuando por fin llega a su destino demora innecesarios segundos antes de abrir la puerta con las llaves que sujeta, y es que solo con una honda bocanada de aire se decide a abrir. Sabe por las luces encendidas que el Uchiha sigue allí.

Que no ha querido irse.

O tal vez esté esperándolo para decirle que es mejor terminar con todo.

Pero su abrupta paranoia desaparece cuando allá al pelinegro esperándolo con el torso recostado sobre el kotatsu, con los ojos cerrados es probable que este dormido.

— Itachi — habla en voz alta y cierra la puerta en el proceso. Ocasiona que el nombrado se sobresalte por el sonido espabilándose abrupto. — ¿Por qué no puedes dormir en el futón? — pregunta de forma poco amable.

— Estaba esperándote, — refriega sus ojos con el dorso de su mano conteniendo un bostezo.

— Mi turno terminó hace poco — Naruto resopla quitándose su chaqueta dejando caer la poca nieve que lo cubre al piso.

— Preparé ramen, voy a servirte un poco — el pelinegro se pone pie en cuanto el otro se sienta al kotatsu. Pero no logra dar ni dos pasos cuando una de las manos de piel más oscura se enrosca en su muñeca con fuerza deteniéndolo.

— Primero quiero que hablemos´ttebayo — anuncia, tira con suavidad de su agarre para conseguir que Itachi se siente a su lado — dijiste que querías explicarme las cosas… bien, hazlo.

Traga pesado ante la mirada azul cargada de seriedad, sus manos se contraen en puños sobre la superficie del kotatsu, — Naruto…

— ¿Por qué no me dijiste que habías estado con alguien más? — interrumpe nada más el otro abre la boca para empezar — yo hubiese estado contigo  a pesar de eso Itachi, me hubiese dolido es verdad… pero al menos entendería de que iba todo.

— Lo lamento… — siente la necesidad de disculparse pese a no desearlo en ese momento — yo le dije a esa persona que estaba enamorado y su respuesta fue solo besarme… pasó tan rápido que terminamos en una cama sin mediar muchas palabras — la mano que le sujetan ha sido liberada pero aun así continua — creí que me correspondía pero cuando todo acabó me dijo que solo podíamos compartir eso; una cama de hotel cuando a él le diese la gana.

Naruto se muerde la lengua conteniendo la repentina ira que lo embarga.

— Estaba enamorado pero no iba a perder la perspectiva de las cosas, — continúa volviendo a pasar saliva con dificultad. — No quise volver a verlo desde ese día.

— ¿No es de nuestro instituto? — No puede evitar preguntar — no es que quiera saber quién, creo que es mejor no saber porque si llegase a verlo — vuelve a morderse la lengua.

— No es ningún compañero — aclara con cierto alivio al ver que Naruto ha cambiado de parecer con respecto a ese asunto, tampoco quiere decirle que se trata de Madara. — Es alguien mayor… — puede evidenciar la ligera mueca de desagrado en su esposo — un par de semanas después tú me dijiste que yo te gustaba, siempre te he tenido cariño Naruto pero no era el mejor momento para mí — esta vez es quien sujeta una de las manos del rubio y agradece no ser repelido.

— Entiendo — el rubio resopla, de cierto modo y aunque se sienta hervir de celos, considera que es mejor que Itachi haya tenido su primera vez con la persona que amase porque eso de hacerlo en un lavabo ajeno no es nada romántico —por eso no me dijiste nada en el hospital la primera vez — ya va comprendiendo mejor porque el pelinegro dijo en ese instante “no lo quiero” cuando se enteró de que esperaba un bebé.

— No puedo afirmar que tú seas el padre del hijo que espero — sus negros ojos al fin alcanzan los azules para sostenerle la mirada — pero en verdad deseo que esto funcione, este poco tiempo que hemos compartido fue suficiente para verte de otra manera. No eres una cuerda de salvamento, quiero que entiendas que no te veo de ese modo, por eso mismo voy a aceptar lo que tu decidas.

Naruto inspira hondo. Ama demasiado a esa persona para dejarla ir y aunque odie admitirlo, sabiendo o no, hubiese hecho las mismas cosas, porque todo lo que hizo fue de corazón y no se arrepiente de nada.

— Siento haber sido tan egoísta, siento no habértelo dicho antes. Pero yo te quiero Naruto y si estoy a tiempo de rescatar lo que tú sientes por mí, voy a hacer todo lo necesario.

El aludido suspira, si, tal vez puedan decir que se está dejando envolver con las palabras de Itachi, pero quiere creerle, también quiere intentar componer lo poquito que han formado juntos.

Porque si no lo intenta…

Jamás podrá saber si fue capaz o no de conseguirlo.

— No abran más oportunidades, Itachi. Así que hagamos bien las cosas; por ti, por mí y por nuestro hijo.

La mirada de Naruto y sus palabras finales solo conminan a Itachi a sonreír emocionado sintiendo el par de lágrimas de felicidad aglomerarse en sus ojos, desde luego que no iba a desperdiciar esa oportunidad y más cuando esta le promete sincero amor, — gracias — musita acercándose lo más que puede a su esposo para besarle con suavidad en los labios apartándose al cabo de segundos al no recibir gran respuesta.

— No digas “gracias” — le murmura aprovechando la cercanía y posando su diestra en la blanca mejilla que ahora luce sonrojada — no tienes que hacerlo… mejor vamos a cenar que tengo bastante hambre dattebayo — sonríe levemente consiguiendo un rápido asentimiento de Itachi antes de que este se dirija a la cocina. — No está roto… — susurra para si una vez solo — nada de lo que siento está roto… así que esto no debe ser difícil…

No debe serlo…

 

 

 

Con el cansancio y el hambre contenidos durante el día, Naruto disfruta bastante la comida que está compartiendo con su pareja aunque su rostro no lo demuestre en lo absoluto.

— Hoy vino Nagato.

La profunda voz le hace respingar viendo escasamente a su esposo, — ya veo, ¿y qué quería?

— Saber cómo estamos — Itachi se muerde el labio inferior, el semblante opaco del siempre reluciente Naruto le recalca que deberán ir con calma para renovar lo resquebrajado.

— ¿Le dijiste algo? — enarca una blonda ceja y ve a su esposo negar.

— Pensaba hablar antes con mis padres, decirles la verdad y…

— No — niega interrumpiendo al otro, deja los palillos de madera sobre la mesa para dedicar entera su filosa mirada al pelinegro — esto solo quedará entre tú y yo — habla más alto — no me agrada como actúan tus padres, así que no les diremos nada — al fin hace notar su cierta apatía para con sus suegros, puede llegar a ser todo lo respetuoso que se requiera, así eso signifique una titánica tarea, sin embargo puede asegurar que de enterarse otro Uchiha de la penosa situación hará algo poco coherente.

— ¿Estás seguro? — Los negros ojos observan fijos, — no es tu culpa, yo fui quien te engañó.

— Ya estamos casados… — resopla — lo que hagamos no tenemos que írselo a contar a todo el mundo´ttebayo.

— Bien — asiente, cuando baja la mirada puede oír como Naruto ha retomado su comida. Puede que se deba a la nieve que está cayendo pero siente demasiado frío, tanto que las puntas de sus dedos están heladas.

Y es en ese mismo álgido entorno que terminan de cenar y se preparan para dormir. En ese tremendo mutismo que le revuelve el estómago, Itachi suspira en silencio mientras acomoda el futón en medio de las penumbras.

— No vamos a necesitar una nevera si este lugar sigue así — la voz irritada de Naruto es evidente, está revolviendo entre sus cosas buscando algunas mantas — tenemos que conseguir una estufa cuanto antes dattebayo.

— Tenia una en la habitación que usaba en casa de mis padres — trata de hablar de manera despreocupada para que el rubio no se incomode — aun me quedan algunas cosas y pensaba traerlas…

— No — vuelve a interrumpir, ya lo ha hecho demasiadas veces ese día —le dije a mi abuelo que no iba ocupar nada de mi habitación, solo la ropa. No quiero que tu papá haga más por nosotros.

Itachi no está convencido, el orgullo excesivo es contraproducente y cuando está a punto de exponer su punto se sobresalta cuando ve a Naruto con un futón en mano dispuesto a salir de la habitación. — ¿A dónde vas?

— Voy a dormir en la sala, no quiero incomodarte.

— No me incomodas — niega y se acerca de inmediato para detenerlo — quédate aquí Naruto, te lo pido… — no me hagas sentir más culpable, quiere agregar pero se lo prohíbe.

El rubio parece meditarlo para asentir después, acomoda su futón al lado del más amplio donde se supone deben dormir ambos, aún está enojado y la sensación se rehúsa a abandonarlo.

— En verdad lo siento, es por mi culpa que estamos en esta situación — el mayor por un año murmura escabulléndose a gatas al lado de su esposo.

Y le dio la razón, están en una situación tan peligrosa que puede revestirlos de resentimiento para lo que les reste de convivencia, Naruto nunca se imaginó tan rencoroso.

 

¿En que nos estamos convirtiendo?, niega tras hacerse esa pregunta, no voy a defraudarte, no voy a herirte, vuelve a negar apreciando los oscuros ojos que le miran con cuidado, — ya no pensemos en esto, todo va a mejorar dattebayo — tira con sutileza de la mano de su esposo para recostarlo a su lado y ambos arroparse entre las sábanas para contrarrestar el latente frío.

Esta apostándolo todo a que las cosas mejoren.

 

 

///////////

 

 

A Sasuke le está costando bastante habituarse a esos bajones de ánimo que Itachi demuestra en las últimas semanas, al ser hermanos y conocerlo de pies a cabeza, le resulta un completo desconocido ese pelilargo que no para de observarse en el espejuelo de los lavabos como si de una diva en desgracia se tratase.

— Si ya sabes que estas gordo no entiendo porque sigues mirándote en el espejo, no por más veces que lo hagas vas a bajar de peso — ya bastante irritado de estar tardando tanto no se le ocurre otra solución para que Itachi se aparte de su reflejo.

— No estas ayudando — responde frunciendo el ceño, no puede creer que en tan solo unas semanas haya subido 2kg.

El hermano menor chasquea la lengua fastidiado, solo está molestando a su mayor. Si lo ve exactamente igual y esa estresante manía que Itachi está desarrollando de tirar de su ropa para confirmar que aún le queda no le gusta nada. — La idea es que subas de peso, ¿no es así?

— Pero no tanto — rebate de inmediato algo nervioso sin dejar de ver su reflejo, ya ha llegado a los tres meses de embarazo, ha trascurrido un mes desde que está casado con Naruto y las cosas no están progresando mucho entre ambos y eso solo incrementa su nerviosismo. Sus últimamente inquietas manos descienden a su estómago plano — se nota demasiado.

— No se nota nada — harto de la monomanía de Itachi se acerca para apartarlo del insidioso reflejo — ya deja en paz a mi sobrino y volvamos que el timbre no tarda en tocar.

— Sí que se nota — replica saliendo de los lavabos del colegio, se deja la chaqueta del uniforme abierta para tratar de disimular lo que considera un vistoso abdomen.

Sasuke vuelve a chasquear la lengua mientras camina junto al pelilargo, no le gusta para nada que actué de esa manera, tal vez deba pasar más tiempo con él. Resopla, Menma también está algo distante últimamente — si hasta parece que se pusieron de acuerdo — piensa en voz alta.

— ¿Quiénes?

— Nada, olvídalo — cuando al fin llegan al salón de su hermano no puede evitar notar la pila de papeles que reposan sobre el pupitre de Itachi — ¿y eso?

— Son solo algunos trabajos pendientes — explica sentándose en su lugar.

— Claro — Sasuke se cruza de brazos — y eso de que últimamente muchos ineptos estén mejorando sus calificaciones es solo coincidencia.

— Ellos mejoran sus notas, yo consigo dinero. El beneficio es mutuo.

— Creí que detestabas hacer los deberes de otro — bufa.

— Las cosas son diferentes, Sasuke — le sonríe a su hermanito al ver el puchero de enfado de este.

— Supongo — se encoge en hombros restándole importancia a la conversación. Entiende en parte que necesiten el dinero, su dobe amigo solo trabaja por las tardes y con un sueldo así es imposible que vivan con comodidad o al menos con lo necesario.

Y para rematar sus padres están actuando como si nada pasara e Itachi fuese un viejo de cuarenta años que es capaz de apañárselas solo.

No puede evitar chasquear la lengua de nuevo, vaya ridiculez.

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, debo disculparme por haber tardado tanto en subir esta continuación, he estado bastante llena de trabajo y el poco tiempo de descanso que tengo no me daban para terminar el capítulo. Espero les haya agradado, las cosas entre Naruto e Itachi irán componiéndose de a poco, es difícil olvidar de un día a otro.

Muchas gracias por las lecturas y los bellos comentarios. Nos leemos en el siguiente cuídense mucho.

Felices fiestas, espero poder actualizar antes de Navidad.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).