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Te estaba esperando por Yae

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18.- Mirando a través de mí

 

 

 

 

Sasuke hace una mueca poco propia de él, rechina los dientes con lo que parece enfado.

— ¿Qué te hizo Madara? — interroga mientras  ayuda a su hermano a recostarse sobre el futón, lo arropa con cuidado preguntándose qué le sucedió a Itachi para verse así y más por las ligeras marcas rojizas en el mentón.

— Nada — responde y se acomoda entre las cobijas para intentar que el repentino mareo se calme.

— No me hagas pensar que fue Naruto — arruga el entrecejo, señala la zona levemente irritada.

— Claro que no fue Naruto — suspira cerrando los ojos unos instantes.

— Entonces fue Madara — afirma el más joven cruzándose de brazos, es consciente de que su hermano siempre admiró a su tío, desde que son niños se emocionaba cuando ese familiar venía a visitarlos y tomando atribuciones que no le corresponden del todo.

— ¿Puedes dejar de preguntar?

— Hn — tuerce los labios algo más enfadado por la cara de súplica de su hermano, — a veces pensaba que estabas enamorado de nuestro tío y luego se me revolvía el estómago solo por considerarlo.

— No quiero revolverte ahora el almuerzo — sonríe y acaricia con cuidado la mejilla de su hermanito.

 

— Sasuke.

 

El aludido se muerde la lengua ante la interrupción, se aparta con cuidado para virar y ver de mala gana a Menma en la puerta de la habitación.

— Su tío ya se fue.

Asiente suspirando quedito, — quédate aquí Itachi — advierte — voy a preparar algo, te traje… dangos — murmura de ultimo ligerísimamente abochornado por la sonrisa enternecida de su mayor, esa que le dedica creyéndolo aún un niño de preescolar.

Sale empujando a su novio para cerrar la puerta de la pequeña recamara.

— ¿Está enfermo? — Menma le mira curioso siguiéndolo a la cocina, la sorpresa de hallar a Madara Uchiha allí solo ha conseguido reavivar sus sospechas.

— No — niega tomando la tetera para llenarla de agua y encender la cocina — solo algo indispuesto — suspira apoyándose luego en el mesón, — no creo ir al hospital hoy, voy a quedarme con Itachi.

Asiente sin decir más, ya lo imaginaba luego de la penosa manera en que Itachi los recibiese, desvía la mirada unos instantes, se quedaría acompañando a su novio pese a no simpatizar con el otro Uchiha. Necesita compartir más tiempo con Sasuke, permanecer a su lado y esperaba que este también lo necesitase de la misma manera.

 

 

 

////////////////

 

 

Ya no quiso regresar al hospital para oír los lamentos de Mikoto, así que prefiere volver a su oficina y quedarse ahí unas horas más, se siente más a gusto allí de lo que podría estar en su casa. Aunque sea partidario de la soledad prefiere más lidiar con esta en su trabajo.

— Creí que no regresarías hasta mañana.

Madara parpadea varias veces al ver a Hashirama sentado en su sofá favorito, dentro de su oficina bebiendo su licor predilecto.

— ¿Cómo entraste? — pregunta quitándose su gabardina y los guantes de cuero.

— No cambiaste las cerraduras, siempre he tenido una copia — informa dándole un pequeño sorbo a la bebida — tu secretaria es muy amable, ¿es nueva?

— No te interesa, — suspira dejándose caer sobre uno de los sillones que tiene ahí para dormir cuando se queda toda la noche, — ¿por qué estás aquí?

— Quise arriesgarme — comenta con una sonrisa impecable — desde nuestra última conversación he querido pensar que aún tenemos una oportunidad.

Madara se carcajea sin poder evitarlo, — eres demasiado optimista… ¿Por qué deberías merecer otra oportunidad? Por si lo has olvidado, aun estas casado con esa zorra.

El otro niega poniéndose de pie, deja el vaso de cristal sobre el escritorio y aun con la naranjada luz del ocaso colándose por las ventanas se acerca para ver mejor al pelinegro, — ya está todo listo… — habla bajo y levanta unas hojas de papel que estaban al lado para ofrecérselas a Madara — solo resta que ella firme.

Quiere fingir desinterés así que solo una leve mirada de soslayo le dedica a los valiosos documentos, — ese es un alivio para ti supongo, pero eso no cambia nada entre nosotros — agrega orgulloso, ha llorado demasiado por esa persona, todos esos meses de sufrimiento no pueden simplemente desaparecer.

— Nunca debí dejarte… — le dice en un susurro acercándose de más.

— Pero lo hiciste — afila una mirada de reproche apartándose en el acto — vete Hashirama.

El nombrado asiente para dirigirse a la salida, — te veré mañana, buenas noches — se despide cerrando la puerta tras de sí dejando al Uchiha solo.

Madara inspira hondo yendo por lo restante de la bebida del Senju, se la bebe de un trago relamiéndose los labios después. Solo pensando en Hashirama es que la idea de pelear por su hijo deja de ser tan tediosa.

Solo entonces.

 

 

 

////////////////

 

 

Naruto bosteza sin cubrirse la boca, en su recorrido de la estación a su casa siempre una agradable somnolencia lo apresa luego del trabajo, nada ha cambiado allí, Shion sigue presentándose todos los días y por lo que le escuchó a Clarisse no es que necesite el dinero.

No quiere pensar mucho en las razones de la muchacha para decidir trabajar justo en ese lugar.

Otro bostezo y le dedica una mirada a su móvil para confirmar la hora, ya pasan de las nueve de la noche, tan solo con pensar que aún debe terminar los deberes del colegio una fatiga pesada lo consume.

Una vez llega a su casa sonríe sin evitarlo, — estoy en casa — se anuncia quitándose los zapatos viendo curioso dos pares más en el recibidor.

— Si parecía que nunca llegarías — un malhumorado Sasuke se asoma en ese instante.

— ¿Teme? ¿Qué haces aquí? — Sorprendido busca a su esposo detrás del Uchiha — ¿paso algo con Itachi?

— No tienes que preocuparte.

— ¿Menma? — más confundido el rubio mira a su hermano que se aproxima de su diminuta sala. — ¿Qué hacen aquí?

— Vine a ver a mi hermano — explica el Uchiha cruzándose de brazos — no se sentía muy bien, por eso me quedé.

Al oírle Naruto de inmediato va a la habitación hallando a su esposo recostado sobre el futón que le sonríe al verlo, — bienvenido a casa Naruto.

— ¿Estas bien? — pregunta inclinándose para sentarse a su lado.

— Si — asiente — solo unos mareos.

— Eso no está bien, si los mareos y nauseas son solo los primeros meses dattebayo. Te llevaré mañana con Dan. ¿Y esto? — intrigado roza con sus dedos el mentón de su pareja.

— Estoy bien, solo me quede dormido sobre el kotatsu en mala posición.

 

Sasuke carraspea llamando la atención de la pareja, — ya que el dobe está aquí, nosotros nos vamos Itachi.

— Te veré mañana en clases — el pelilargo le sonríe a su hermano, — gracias por quedarte hoy y a ti también Menma-kun — agradece al otro Namikaze que apenas se asoma por la puerta sin decir nada.

— Si quieren los acompaño a la estación — Naruto ofrece.

— Sabemos dónde queda dobe — una sonrisilla socarrona le dedica — buenas noches a los dos — se despide antes de salir con su novio de la pequeña casita.

Fuera ya hace algo de frío tal vez debido a la ausencia de altos edificios que cubran del helado viento. Enfocándose por unos segundos en el cielo estrellado Sasuke camina en silencio al lado de Menma.

— No sabía que tu tío visitase a Itachi — aprovecha para intentar sacar algo de información, con el encuentro de ese día puede volver a rebuscar entre su poca información o hablar directamente con eses hombre.

— No sé porque te extraña, es parte de mi familia — responde sin mucho interés — lo que sí es curioso es que no te aburrieses de hacerle compañía a mi hermano… — resopla — ¿Por qué te desagrada tanto Itachi?

La pregunta le toma desprevenido y Menma se detiene unos segundos, — por nada realmente.

— ¿Antipatía injustificada entonces?

Vuelve a detenerse otro par de segundos ante la segunda pregunta, chasquea la lengua viendo de lado el perfil perfecto de Sasuke, esa nariz recta y todos los detalles sin rastro de anomalías que lo estropeasen. — Sabes que pienso de tu hermano, no me hagas decírtelo porque sé que vas a defenderlo.

El más joven suspira dejando escapar su vaho cliente que llama la atención del otro.

Inmediatamente Menma se quita la bufanda que lleva para ofrecerla a su novio que no lleva ninguna.

— Ya te dije que no diría nada mas de tu hermano, así que puedes estar tranquilo, Sasuke. — Suspira sin agregar el “hasta que averigüe que está pasando exactamente”, sonríe casi imperceptible cuando aceptan la prenda.

— Cada vez que te veo últimamente, noto algo diferente — habla despacio colocándose la bufanda negra.

El gemelo Namikaze se muerde los labios ante el comentario que no le gusta en lo absoluto, “Menma” no puede cambiar como es, porque se esforzó demasiado en ello.

 

 

 

 

 

Estira los brazos desperezándose una vez a concluido con su tarea, trata de hacer el menor ruido posible cuando va a lavarse los dientes antes de acostarse a dormir, no quiere despertar a Itachi quien seguramente ya está profundamente dormido.

Refriega con ímpetu sus blancos dientes viéndose al espejo que esta sobre el lavabo enjuagando su boca después, cuando ha terminado cambia su ropa por el pijama que utiliza, bosteza de nuevo a medida que va apagando cada luz.

Se escabulle con cuidado en el futón, dándole un suave beso en la frente a su durmiente esposo cierra los ojos esperando conciliar el sueño cuanto antes. Pero no es ni al cabo de unos minutos que los abre al sentir como la persona a su lado se revuelve con incomodidad, espera en silencio creyendo que es solo porque Itachi está buscando una posición mejor entre sueños.

Pero queda a la expectativa cuando el pelinegro se incorpora apartando las sábanas y cobijas.

— ¿Itachi? — pregunta en un susurro en la oscuridad, como si alguien más fuese a oírlos — ¿no puedes dormir? — inquiere, Clarisse le dijo que el embarazo suele dificultar el sueño por los dolores de espalda, la fatiga y la sola incomodidad de no poder girarse boca abajo.

— No… — contesta en otro murmullo, con cautela se aproxima a su esposo en penumbras casi subiéndosele encima.

Naruto abre más los ojos al sentir al pelinegro sentándose sobre sus caderas, — I… Itachi.

— ¿Si? — como si dijesen que se acercase más fue inclinándose para acercar su rostro hasta rozar su nariz con la del rubio.

Traga pesado al sentir su temperatura ir aumentando por la cercanía, confundido por las acciones del otro apenas si reacciona cuando esa suave boca colisiona contra la suya, cuando esos encantadores labios se mueven sinuosos invitándolo a participar. Y Naruto no se hace de rogar, sus manos se alzan tomándolo por la nuca y la espalda para corresponder la caricia.

Embriagándose en el adictivo beso apenas nota cuando su pelilargo va aflojando el yukata que lleva puesto liberando sus brazos de la prenda dejándola solamente para cubrirle el estómago. — ¿Estas… seguro? — el rubio pregunta en un jadeo cuando se separan por segundos, ya va sintiendo la incomodidad crecer en su entrepierna pero no quiere que Itachi  vaya a sentirse presionado si continúan.

— ¿Y tú? — le devuelve la pregunta en tono sugerente besándolo en nueva cuenta, suspirando con las cuidadosas caricias que recorren su espalda y brazos desnudos.

Por supuesto que lo estaba, deseaba poder acercarse lo más que pudiese a su esposo, conocerlo por completo, porque lo amaba sin importarle sus defectos, a pesar de ellos. Jadea algo más ansioso cuando van desabrochando los botones de la parte superior de su pijama que termina a un lado, quisiera invertir las posiciones pero Itachi parece más cómodo encima suyo. Como había esperado un momento así y le maravillaba que fuese el mismo pelinegro quien lo iniciase.

Sus inquietas manos descendieron de acariciar el pecho y las costillas hasta las blancas piernas, subiendo el yukata para tener mejor acceso a esa suave piel, a la firmeza de esos muslos. — Itachi… — habla en medio de un jadeo sintiendo los labios en su cuello, unos diminutos mordiscos que desearía imitar, como puede ser incorpora atrapando sus labios de nuevo, besándolo tanto como quiere, de seguro tienen los labios hinchados de tantos besos desesperados.

El pelinegro suspira en medio del juego de sus lenguas, sintiendo el maravilloso escalofrío que trepa por su columna vertebral, pero rompe el beso cuando las manos de Naruto hacen amago de querer quitarle el yukata por completo, — está bien… así — le susurra deteniéndolo, el malestar de mostrarse por completo desnudo con su estómago más voluminoso le angustia al considerar que a su pareja no le guste.

No como antes, cuando poseía una figura envidiable.

— ¿Por qué?

La pregunta casi con tono ingenuo le hace dudar, porque ya no te gusto como antes, se responde así mismo al tragar su saliva con pesadez.

— No te preocupes — Naruto susurra creyendo que se debe a otra cosa — seré cuidadoso´ttebayo le susurra al oído dando un ligerísimo mordisco en el lóbulo después.

Itachi resopla satisfecho por la acción, pero aun reticente se deja quitar esa única prenda, si la habitación estuviese iluminada su clarísimo sonrojo se notaría con facilidad.

Esta vez pasea sus manos por el pecho y la curvatura del estómago de su esposo, sonríe encantado por el contacto, no es que pueda tocar muy seguido el refugio del bebé que crece dentro de Itachi, con parsimonia sus dedos se deslizan por la piel que se ha estirado bastante pero que no deja de parecerle magnífica.

Mas besos, mas jadeos, mas caricias intimas son las que comparten, el rubio ahora toca sin recato la intimidad de su esposo, estimulando con cuidado ese miembro erguido subiendo de arriba abajo, sintiendo como sus dedos van humedeciéndose con las gotas del líquido pre seminal que se escabullen por la excitación. — Te amo tanto… — al fin le dice escabullendo su índice a la entrada de Itachi introduciéndolo con todo el cuidado que puede, si puede recordar su primera vez no fue muy diligente en ese momento.

Un profundo jadeo llega a sus oídos y los brazos del pelinegro le rodean el cuello, al tenerlo encima le resulta más fácil mover ese único dedo que ha ingresado, se toma su tiempo al disfrutar de esos placenteros sonidos que su esposo emite arriesgándose a introducir el siguiente dedo para moverlos algo mas rápido haciéndolo gemir alto.

— Na… Naruto — jadea de nuevo buscando la boca del rubio, sintiéndose demasiado excitado — mas… — pide tragándose los restos de su pudor frente a la persona que lo ha cuidado ganándose cariño y amor con cada día que llevan compartiendo, si tan solo las cosas fueran diferentes.

Retirando a los intrusos de ese ajustado lugar Naruto ayuda a su esposo a levantarse un poco para acomodar su endurecido miembro en la humedecida entrada, inspira hondo ingresando con tortuosa lentitud.

Itachi resopla algo más tenso ante la presión, liberando el aire de sus pulmones trata de relajarse. El rubio suelta un jadeo sonoro manteniéndose quieto, disfrutando de la presión que ya casi no recordaba.

Ya hace varios meses, después de tantas cosas sucedidas entre ambos.

Se sentía casi como la primera vez.

Cuando decide empezar a mover su pelvis gemidos ahogados del pelinegro se repiten en sus oídos, no se ha dado cuenta pero también jadea desaforado, Itachi se levanta como puede para ayudarle con los movimientos que van siendo más rápidos, suspirando quedito cuando le muerde la oreja, echando para atrás su cabeza cuando le da lengüetazos en el cuello. Trata de besarlo, dejarle una que otra marca como hizo el pelinegro pero las embestidas presurosas que prioriza poco le permiten concentrarse en ello.

Se declara fan del mágico universo que Itachi representa, quiere se necesitado de día y de noche por esa persona, que esos negros ojos solo lo vean a él, conseguir que se olvide por completo de ese desdichado que se atrevió a romperle el corazón y dejarlo botado.

Repite una y otra vez el nombre del rubio separándolo en sílabas, de la única forma que su cerebro puede procesar el apabullante placer que le recorre entero, en cada músculo, en cada fibra de su cuerpo sintiendo como esa corriente eléctrica juega con su juicio, como si fuese a terminar en cualquier instante.

Naruto no pude dejar de sonreír en medio del regocijo, al apreciar los ojos entrecerrados de Itachi que son encantadores, las gotas de sudor que resbalan por la frente, esa expresión tan poco visible en esa penumbra que se dibuja tan seductora y ese vientre abultado que se mueve con el ajetreo de caderas, el rubio está seguro de que no podrán gozar de mucho momentos a medida de que el bebé crezca más. Pudiéndose sentir cada vez más cerca del glorioso acabose usa su diestra para apresar de nuevo la intimidad del pelinegro y moverla veloz haciéndole gemir más alto, acompasándolo a vibración de ambos cuerpos fundiéndose juntos. Un último jadeo alto y estruendoso le oye antes de sentir como Itachi termina entre ambos.

Los movimientos de su esposo cesan en consecuencia y Naruto se encarga de seguir con los embates apresurándolos tanto como puede para llegar a la cúspide de la fruición derramándose en ese cálido interior en medio de un gemido escandaloso, con el satisfactorio embotamiento que lo atrapa de igual modo que retiene a Itachi en sus brazos sin desear soltarlo.

Permanecen así por bastante tiempo, oyendo como sus respiraciones van calmándose como la narcótica sensación del orgasmo se evapora con parsimoniosa lentitud.

— Naruto… — Itachi en tono bajo casi ahogado le llama, aun apoyado en su hombro, inspirando hondo.

— ¿Mmm? — murmura cansado, está bastante agotado, llegando de su trabajo para terminar sus deberes del colegio suele dormirse con rapidez.

— No quiero estar con nadie más… — habla casi susurrando — solo contigo… no sé cómo decirlo bien… pero en verdad me haces muy feliz…

El de ojos azules se espabila cuando un ligerísimo sollozo se escucha al final, se aparta un poco para tratar de ver mejor a su esposo en la oscuridad, le toma del rostro con ambas manos, — y yo te digo que tampoco quiero estar con otra persona… porque te amo dattebayo — salva la distancia de ultimo con un limpio beso.

 

 

.

 

 

Sopla un poco la taza de té caliente que lleva, el vapor caliente se eleva llegándole al rostro, Naruto entrecierra la mirada antes de entrar en su habitación entregándole la bebida a Itachi, quien esta medio recostado en el futón rodeado por todas las almohadas que hay en casa ya con las luces encendidas siendo ya más de media noche.

— ¿No quieres algo más? — pregunta sentándose a su lado viéndole beber con cuidado luego de un par de soplidos, el pelinegro se ha mostrado algo indispuesto luego la placentera faena, la espalda le molesta y no puede quejarse, solo tratar de hacerlo sentir mejor.

— Estoy bien con esto — responde con una media sonrisa que no se borra de sus labios. Dando pequeños sorbos ve esos ojos azules que le observan atentos y con una brillante sonrisa mucho más notoria que la propia. Abre la boca para decir algo pero un repentino movimiento en su vientre le provoca sobresaltarse.

— ¿Qué pasa?

El rubio le mira preocupado por el abrupto cambio de expresión en el pelinegro.

— Se… movió — dice aun conmocionado por la nueva sensación.

Naruto tarda en comprender, solo cuando Itachi posa su mano sobre su estómago es que cae en cuenta, — ¿en verdad?

Asiente volviendo a sentir el espasmódico movimiento de su hijo, — aquí… — dice tomando esta vez la diestra de su esposo para posarla sobre la zona elegida por el bebé para llamar la atención.

Sus ojos se abren enormes cuando el golpecito hace que su mano cosquillee de emoción, ­— es… es… ¡fantástico dattebayo! — exclama embelesado, reafirmando su decisión de olvidar que pudiese haber otro padre para ese bebé, porque es su hijo y estará esperándolo con los brazos abiertos para quererlo y protegerlo cuando nazca.

A él y a Itachi.

A su familia.

 

 

 

/////////////

 

 

Camina tan rápido como puede, debe encontrarse con Deidara para ver lo de ese nuevo trabajo pero antes necesita hablar con Nagato.

El único adulto en el que confía por el momento, le ha llamado en el receso de clases pidiéndole si podían verse en la tarde, el pelirrojo aceptó algo curioso por la invitación. Una vez Itachi llega a la cafetería donde se han citado, lo busca con la mirada entre las mesas advirtiéndolo al fondo mientras revisa su móvil.

— Nagato… — se acerca haciendo una levísima venia — siento llegar tarde.

— No hay problema — sonríe al ver al adolescente — me alegra verte, toma asiento. Pedí algo de leche y panecillos.

— Gracias.

— Y dime… ¿Cómo están? Me sorprendió bastante tu llamada — carraspea.

— Quería… necesito pedirte un favor — se muerde en interior de una de sus mejillas algo inquieto.

— Claro, adelante.

— Se trata de… de mi bebé — el tono de su voz se hace algo más bajo.

Nagato enarca ambas cejas rojas sin comprender bien pero seguro de que es algo importantísimo para haber traído a Itachi a solicitarle ayuda.

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, espero el capítulo les haya resultado interesante, muchas gracias por las lecturas y los bellos comentarios. Nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.

Yae.


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