Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te estaba esperando por Yae

[Reviews - 206]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

25.- Es hora de decirte

 

 

 

 

 

 

La despejada noche no hace sentir mejor a Nagato, acordando con los padres de Itachi y Jiraiya el buscar a los muchachos todos se han separado para tratar de averiguar su paradero antes del amanecer.

— Te agradezco la ayuda Yahiko, pero seguramente tienes muchas responsabilidades, — mientras caminan por las calles se detiene, acaban de salir del edificio donde los abogados trabajan y el de cabellos naranjados no tardó en ofrecerse para seguir buscando a los muchachos.

— ¿Te molesta que te acompañe? — el otro enarca una ceja cruzándose de brazos, se ha detenido también quedando a unos pasos de su automóvil estacionado.

Nagato suelta un resoplido antes de responder, — algo — dice con sinceridad y desvía la mirada, no tiene tiempo ni animo de entablar conversaciones innecesarias.

— Todos estos años en los que dejamos de vernos me he preguntado si guardabas algún resentimiento hacia mí, — esta vez es Yahiko quien suspira, — es evidente que sí.

El pelirrojo sonríe. — Lo lamento no es momento de hablar sobre el pasado, debo encontrar a Naruto y…

— Jamás me casé con Konan.

Pese a ser interrumpido Nagato se mantiene lo más calmado que puede al escuchar aquello.

— Todo lo que viví con ella era una fantasía sin significado, la quise, es verdad, pero debí darme cuenta que no resultaría… que nunca debí apartarme de ti, que…

— Es suficiente — esta vez es él quien interrumpe, frunce el entrecejo, no está dispuesto a hablar sobre aquello y menos con una situación tan delicada entre manos.

— Si me dejaras explicarte, — suspira con clara expresión compungida — no te pido que sea ahora, solo quiero que me permitas hablar contigo sobre lo que pasó.

Al solo recibir silencio el de cabellos naranjados inspira hondo, se lleva una mano hacia sus hebras para contener su frustración.

— Lo que pasó antes ya no interesa pero tampoco sucederá nada ahora.

— ¿Es por Kisame? — no puede evitar preguntar y la mohína de genuino desconcierto que dibuja Nagato le hace sentir aliviado, al parecer el pelirrojo no está enterado del interés que el azulado esta desarrollando hacia él.

— No comprendo.

— Olvídalo, — niega ligeramente menos preocupado — tienes toda la razón, no es momento de insistir, te ayudaré con lo que necesites y no espero nada a cambio, Nagato, — sonríe y se considera el ser más afortunado al poder percibir un ligerísimo rubor en las mejillas del otro, quizá sea por la poca luz de lugar pero va apostar todo a que se debe a otra razón.

Pero es el inoportuno celular del pelirrojo el que suena interrumpiendo la agradable atmosfera que a duras penas estaba creando, dejan de prestarle atención del todo para responder a la repentina llamada. Yahiko aguarda expectante a que termine esa conversación, se entretiene lo que puede con el gris muerto del concreto a sus pies, suspira algo cansado pasando el peso de su cuerpo de un pie a otro, oye los monosílabos que Nagato le regala a su interlocutor y al oír la exclamación alarmada de ¡que!, es que se sobresalta para confirmar como el otro luce repentinamente nervioso y angustiado.

— ¿Todo está bien? — pregunta pero Nagato no le presta atención hasta que termina la llamada con un “voy para allá”. — Nagato…

— Cielos — dice para sí soltando un resoplido angustioso a la par que se cubre el rostro con ambas manos.

— Naga…

— Asaltaron a Naruto, está en el hospital.

Yahiko abre más los ojos ante lo dicho. ¿Cómo? Y ¿Cuándo? Se le antoja preguntar pero ver al pelirrojo casi desbaratarse se lo prohíbe.

— Sasuke me dijo que Itachi aún no lo sabe, debo ir por él.

 

.

 

Al ya ser algo tarde las avenidas y calles no se hallan tan congestionadas por los que les resulta poco moroso llegar hasta la ciudad vecina, Yahiko ha encendido el radio pero escuchar “Paradise” de “The Rasmus” no está funcionando para reducir la tensión y la preocupación impresa en la mirada de Nagato y puede jurar que el tranquilo hombre está a nada de empezar a morderse las uñas como lo hacía de tanto en tanto en la universidad.

Siempre ha tenido esa complexión delgada y porte sereno, congeniaron bastante bien por la actitud centrada del otro, junto a Konan fueron inseparables los primeros años, no fue sorpresa para sí descubrirse enamorado de la bella mujer de cabello azulado, los encantadores ojos delineados a la perfección le hicieron suspirar, pero el temor al rechazo y a romper ese perfecto triangulo de amistad que tenían le hizo desistir de confesárselo.

Sorprendido descubrió desde el día en que le dijo a Nagato sobre su interés por la chica que el pelirrojo se notó más deprimido y fue en aquel evento en el que terminaron en la misma cama seducido por las encantadoras palabras del más bajo.

“Puedes seguir queriéndola… esto no significa que debamos involucrar nuestros sentimientos”

Y más de acuerdo no pudo haber estado, le tenía un cariño sincero a su amigo y luego de una noche juntos también supo que le gustaba en otro tipo de plano…

Pero debió saber que sería imposible no involucrar ningún lazo afectivo en aquellos encuentros aleatorios en la habitación de alguno de los dos, seguía enamorado de Konan pero los besos furtivos a la sombra de algún lugar junto a Nagato estaban empezando a hacerlo dudar.

¿Podría decirle fácilmente al pelirrojo que ya no quería a Konan y deseaba intentar una relación sincera con él?

No estaría bien y más cuando aún no estaba seguro de lo que sentía por su amigo. No quería perderlo, le dolería en el alma que este se apartase simplemente por el hecho de no querer llevar más allá esa relación informal. Así que decidió hablar con la mujer, decirle lo que se supone sentía y de algún modo terminar con aquello.

No supo si estar estupefacto o saltar de dicha cuando la fémina le respondió que sí, que también le gustaba y que quería ser su novia. Recuerda bien cuando le comentó aquello a Nagato al día siguiente… había estado actuando algo más distante en las últimas semanas y una sonrisa algo cansada es lo que le regaló.

“Estoy feliz por ustedes” no dijo mucho más, pero fue evidente que desde aquel día jamás volvieron a verse a solas…

Nagato lo evadía como si estuviese apestado y poco después se enteró de que cambiara de universidad, mandando al diablo un año de estudios parecía dispuesto a todo para no tener que verlo de nuevo.

Y aunque sufrió por ello no podía obligar al pelirrojo al verlo junto a Konan cuando ya fue evidente que Nagato tampoco pudo mantener sus encuentros casuales lejos de sentimientos románticos, fracasaron estrepitosamente en esa empresa y quizá dejando de verse las cosas resultarían mejor.

Pero no fue así.

 

— Dobla en la siguiente calle — advierte la voz de su copiloto trayéndolo de vuelta de sus cavilaciones.

— Bien — responde parco para apagar el radio y sumirse de nuevo en mutismo.

Cuando aparca bajan con cautela, Nagato le ha dicho que es mejor que Itachi no se dé cuenta de que han venido por él, ingresan a la recepción del pequeño lugar y bastan algunas palabras rebuscadas para lograr que el encargado los lleve hasta la habitación de aquel chiquillo que está casado con Naruto.

Cuando golpean de inmediato unos pasos apresurados se escuchan desde el interior y la puerta no tarda en abrirse.

— ¡Na… — el llamado entusiasta del pelinegro muere al verlos, los ojos negros del muchacho se abren con cierto pánico. — Como es que…

— No sabes cómo los hemos estado buscando — Nagato pasa saliva con dificultad sin saber cómo explicarse, lo que tiene que informarle al jovenzuelo no es sencillo.

Yahiko se mantiene a un par de pasos de distancia para permitirles ligera privacidad, sus ojos no pueden evitar posarse en el abultado estomago del chiquillo, no duda que ya esté llegando a término, por menos de un instante es que se imagina si las cosas hubiesen resultado de esa manera con Nagato, se pregunta si hubiesen tenido que actuar como esos niños… huyendo para que no pudiesen separarlos en caso de que un bebé hubiera estado en camino.

Niega desechando la imposible idea, los repentinos sollozos y la descompensación del pelinegro le hacen actuar de inmediato para sujetarlo y que no caiga, el pelilargo se dobla en medio de un quejido lastimero con los ojos comenzando a humedecerse con rapidez.

 

 

 

 

/////////////////

 

 

*

Observando a la distancia se ha mantenido por semanas que se convirtieron en meses y meses transformados en años. Naruto no tiene miedo de expresar sus miedos o sentimientos y no es por pánico que no le ha dicho a Itachi lo que siente, de eso está seguro.

Se debe a algo más complicado para él.

Está esforzándose todo lo que puede para mejorar sus calificaciones, para que dejen de tacharlo de cabeza hueca o de inepto, le cuesta bastante entender los problemas de matemáticas y más aún resolverlos y aunque ha mejorado mucho en deportes sigue estando por detrás del promedio.

Así que Naruto sabe que con solo trece años y tan malas aptitudes, que alguien como Itachi jamás va a considerarlo como una opción, por eso mantiene sus emociones los más lejos que puede del pelinegro que le hace suspirar al verlo.

— Bueno días, Naruto-kun.

Como ama la manera en que le habla, como su tono de voz pronuncia su nombre con aquel título honorifico que le hace cosquillear de emoción, cuando sean más cercanos le pedirá que deje de usarlo porque se muere de ganas por oír solamente “Naruto” dicho por aquella majestuosa boca.

— ¡Buenos días! — responde entusiasta, no es novedad encontrarse al hermano mayor de Sasuke en las mañanas poco antes de que toque la campana del colegio, suele aguardar unos minutos antes de ir a las taquillas, esperando a que su mejor amigo ya se haya ido a su salón y que Itachi, quien demora un poco más en ello aun este ahí.

Hasta ahora su estrategia ha funcionado bastante bien en varias ocasiones. Deja de cambiar sus zapatos perdido en la elegante silueta del otro cerrando su taquilla y acomodando su uniforme una vez más antes de sentirse obviamente observado.

— ¿Necesitas algo? — les escudriña de pies a cabeza soltando una nimia risilla al verle sin zapatos.

— ¿Eh? — Naruto no reacciona de inmediato, solo cuando le señalan su carencia es que salta espantado para cambiar sus zapatos de inmediato, “soy un tonto dattebayo”, se reprocha avergonzado sin querer mirar al pelinegro, debe estar dando una imagen tremendamente estúpida delante del otro y más roja no puede tener la cara por la pena.

— A Sasuke también le pasa con frecuencia.

Y la curiosidad puede más, al oírle más cerca luego de unos pasos sabe que se ha acercado, eleva la mirada nervioso y su corazón late desbocado cuando una blanca y perfecta mano se posa sobre sus cabellos del lado izquierdo, con tanta ternura que cree va a morir.

Pero no llega a ser una caricia del todo, el pelinegro peina sus rebeldes cabellos, en especial esa mata rubia que está levantada sin elegancia como si algún rumiante le hubiese dado un lametón durante la noche. Fijos quedan sus azules ojos en la faz desbordante de protección que Itachi posee, digno de un hermano mayor y Naruto está demasiado ocupado grabando las facciones para si quiera preguntarse si él posee esa misma aura al ser también un hermano mayor.

— Mójalo un poco antes de entrar a clases — agrega apartando su tacto a la par de la campana que suena, los pocos alumnos en las taquillas se apresuran a clases, — cuídate. — Con un simple ademan se aparta con rapidez.

El rubio parece no haber oído otro sonido salvo el de la voz de Itachi que ya no está a su rango de visión, emocionado se toma el glorioso mechón de cabello fuera de lugar que ha producido el contacto más cercano que ha tenido hasta la fecha con aquel Uchiha.

Es tan perfecto y amable… una persona simplemente maravillosa.

 

 

*

 

 

O eso creyó.

El verdadero Itachi era mucho mas humano de lo que alguna vez imaginó, tiene inseguridades, miedos y una capacidad enorme de decir mentiras…

Pero sus sentimientos se mantuvieron intactos pese a todo ello, aunque después de por fin haber conseguido tenerlo de pareja, conocer sus cuantiosos defectos, sin embargo lo ama a pesar de ellos.

Lo vio llorar y pedir perdón, vio sus curiosas rabietas y su extrema depresión, tal vez no pudo conocerlo en las mejores circunstancias pero las actuales le permitieron verlo sin ningún tipo de filtro, sin opción a que pudiese idealizar algo.

Y lo sigue amando.

Naruto puede jactarse de que su amor sigue allí, tan latente y honesto como el primer día.

 

 

Por eso cuando sus ojos se cerraron forzosamente y oír el llamado de Sasuke a lo lejos sintió miedo, el dolor recorre cada parte de su cuerpo como una corriente eléctrica exagerada, quiere incorporarse e ir con su esposo que debe estar esperándolo, pero simplemente su cuerpo ha dejado de responderle, aun llegan a sus oídos voces y ruido. Un ajetreo constante y unas sacudidas bruscas le consiguen abrir los ojos unas milésimas, lo suficiente para que una luz blanca lo ciegue de inmediato.

Como desea que fuese la silueta de Itachi lo primero en ver al despertar.

Necesita volver a despertar, no puede abandonarlo, imaginar de nuevo esos ojos llorosos por su culpa es inaceptable y quiere conocer a su hijo… ha estado esperando ese momento desde que supo que existía.

 

.

.

.

 

 

Parpadea con tanta pesadez que no le extrañaría que sus ojos estuviesen pegados con cinta adhesiva, tarda demasiado en lograr enfocar un techo blanco sobre si, mover sus manos le resulta más sencillo pero no lo logra del todo al percibir peso sobre su brazo izquierdo, junto a un suave pitido se gira somnoliento para ver los largos cabellos de Itachi quien duerme apoyado sobre la cama.

Naruto sonríe aun sin emitir sonido, no quiere despertarlo y cuando eleva su diestra para posarla sobre las cenizas hebras un sollozo bajito escucha.

Luego otro y otro. Un nimio temblor en Itachi y tiene la seguridad de que está llorando, — Ita… Itachi… — le llama preocupado y un sobresalto por parte del pelinegro le causa ternura; con los ojos brillantes y aun derramando unas cuantas lágrimas le mira aturdido.

— ¡Naruto! — exclama entre acongojado y feliz, casi se le lanza encima abrazándolo con mucha cautela a pesar del impulso.

— ¿Cómo llegue aquí? — pregunta aun algo adormecido, corresponde el gesto tanto como el gran vientre de Itachi les permite.

El mayor no le responde, se mantiene estrechándolo en sus brazos un rato más, para cuando al fin se decide a soltarlo puede verle más calmado. — Sasuke te trajo… le llamó a Nagato— murmura sentándose de nuevo en la incómoda silla de metal.

— Eche todo a perder´ttebayo... — quiere incorporarse pero su esposo lo detiene.

— Claro que no, Naruto. Lo único que importa es que estas bien.

Ver la bonita sonrisa de Itachi alivia su preocupación de momento, pero los ojos hinchados y enrojecidos del Uchiha confirman que de seguro estuvo llorando un buen rato. — ¿Te preocupaste? — pregunta quedito, es curioso el ángulo desde el que está viéndolo, no es que haya ido a parar a un hospital muy seguido.

— Si… — asiente y unas cuantas lágrimas resbalan de sus ojos. Toma la mano izquierda de su esposo para acunarla entre las suyas y llevarla a su propio rostro sintiendo la cálida cercanía.

— Lo siento, pero te prometo que vamos a solucionar todo esto, estaremos juntos y no nos quitaran a nuestro hijo dattebayo.

Itachi cierra los ojos cuando más gotas saladas se precipitan, da un leve asentimiento antes de acercarse de nuevo para abrazarlo, — todos están esperando afuera, Naruto, debo decirles que ya despertaste…

— Creo que pueden esperar un rato más — sonríe algo menos cansado, su mano derecha viaja hasta el redondo estomago de su pareja, reparte suaves caricias antes de redirigirla al rostro afligido del pelinegro y acercarlo para poder besarlo.

Porque solo es esperanza y amor lo que puede ofrecer de momento.

Y espera que sea suficiente para consolar a su esposo, para consolarse a sí mismo.

 

 

 

//////

 

 

Un desagradable desfile de adultos es lo que Sasuke observa desde muy temprano ese día, todos demuestran una preocupación que le parece hipócrita, se pregunta que habrían hecho de Naruto estar muerto.

Niega, el dobe no puede morir dejando a Itachi solo, su hermano mayor estaría desamparado sin el rubio y eso solo le hace sentir como un inútil.

— ¿No vas a entrar?

Eleva la mirada viendo a Menma que le ofrece un vaso de café, cuando se encontraron la noche anterior el Namikaze lo abrazó con desesperación angustiado como no lo vio nunca y quedó genuinamente sorprendido cuando le contó sobre como Naruto lo había ayudado, pudo verle un manto de tristeza cubrirlo desde ese momento, no gritó ni reclamó celoso como esperaba que hiciese y eso le preocupa.

— Ahora están tu abuelo dentro, ya iré a verlo después. — Resopla dando un sorbo, se queda más de lo debido observando de soslayo a su novio, en ocasiones los celos de Menma le provocan cierta aprensión pero la actitud triste y sombría de ahora le angustia más.

— De seguro que tu tío conseguirá lo que busca después de esto.

— No lo sé, aun no hablé con Nagato pero es lo más probable si ese abogado no puede hacer nada.

— Sasu-chan.

El aludido se gira ante el llamado de su madre, la mujer de cabellos negros se aproxima con gesto austero.

— Buenos días — Menma saluda por obligación regalándole una leve venia a la mujer.

— Ya debes ir a clases, vas a llegar tarde.

— No pienso ir hoy — responde parco y así como ella ignora la presencia de Menma, él decide que no quiere conversar con su madre, se pone de pie con el café en manos y se aparta del frío pasillo. Y puede sentir a la perfección una ligera angustia al confirmar que su novio no va detrás suyo.

¿En verdad las cosas siempre estuvieron tan mal entre ellos?

Ya no está seguro de si se deba al asunto de Itachi y Naruto, ya no está seguro de nada.

 

 

.

 

 

 

Minato fue un hijo ejemplar, siempre con esa personalidad altruista y cálida. Sobresaliente en lo que se proponía era sin duda todo un ejemplo a seguir, cuidando a su familia con fervor hicieron que Jiraiya sintiese su pecho llenarse de orgullo.

Estaba orgulloso de su hijo.

Pese a su ruptura con Tsunade allí estaba su unigénito regalándole solo satisfacciones, pero tanta dicha para la hermosa familia no duró lo suficiente y aunque le tomó demasiado aceptar la muerte de su hijo y nuera pudo hacerlo antes de que sus nietos tuviesen que vivir con familiares que evidentemente no los querían.

Le costó horrores acomodarse a una vida hogareña de nuevo, su corazón desilusionado le provocó refugiarse en el alcohol y fiestas, por lo que cuidar un par de niños pequeños fue casi imposible.

Pero hizo todo lo que en sus manos fue posible. Les dio estabilidad y se preocupó por su educación, lamentablemente hasta donde llegaron sus esfuerzos, siempre fue consciente de que poco afecto y atención les entregaba.

No debió sorprenderse cuando los chiquillos pasaban demasiado tiempo en casa de Sasuke Uchiha, menos cuando Menma hizo evidente su interés por el niñito soberbio, era solo cuestión de tiempo para que Naruto sintiese atracción por el hermano mayor.

Los hermanos Uchiha tenían lo que ellos no, una familia perfecta y amorosa.

No obstante quizá, tan solo quizá la falta de un hogar afectuoso hizo que Naruto se desesperase por conseguir eso en cuanto supo que Itachi estaba embarazado. Formar su propia familia y llenarla de afecto.

Y por los cielos que está demostrando ser capaz de conseguirlo.

Pero aun así, solo es un niño. ¿Qué hubiese hecho Minato de aun estar vivo?

 

 

— Tsunade ya habló con un abogado, — se vio en la necesidad de serle sincero a su nieto — mañana la demanda será formal, nos ha dicho que no demorará mucho anular el matrimonio bajo estas circunstancias.

Su nieto rubio mantiene los labios firmemente presionados, con el ceño fruncido se ve diferente sin la amplia sonrisa que lleva la mayor parte de las veces. El susto que se llevó en cuanto supo que estaba en el hospital le ocasionó una culpa que aún lo hostiga.

— ¿Estas bien con eso?

Al fin mueve sus labios para soltar un resoplido medio divertido, apenas incorporado en la blanca cama presiona los puños con fuerza, — da igual supongo, pero te juro que en cuanto cumpla la mayoría de edad me casaré de nuevo con Itachi.

— Naruto…

— ¡Lo haré! — Levanta la voz para mirarle molesto, — no importa cuánto quieran jodernos la vida, vamos a estar juntos y ser felices. Seremos una familia´ttebayo.

— También nosotros somos tu familia, — el anciano se acerca más pero se mantiene de pie a un lado.

— No — niega repetidamente, — la familia te apoya y te protege. La familia no está hecha para hacer sufrir a un miembro solo porque a los demás no les parece lo que hace.

— ¿Tanto lo amas? — se ve forzado a preguntar.

— Tanto que no lo entenderían… — musita más bajo, sisea quedito sujetándose el estómago, la herida aun esta reciente. — No suplicaré más su ayuda… hagan lo que quieran… porque ya no espero nada de ustedes, ni tú, ni la vieja Tsunade son mi familia.

Ser negado resulta bastante doloroso pero Jiraiya sabe que es justo siendo que solo han castigado a Naruto por estar enamorado, como si el sentimiento fuese nefasto y corrupto. Pero si era honesto, nunca imaginó ver a su nieto tan decidido, como ha madurado en tan poco tiempo y todo por ese muchacho de cabellos largos que también parece haber aprendido de sus errores.

O eso es lo que espera, verlo llorar y rogar por quedarse junto a su nieto toda la noche le hizo dudar de que solo estuviese usándolo para protegerse, los ojos negros se mostraban desolados dispuesto a ponerse de rodillas frente a todos para que lo dejaran cuidarlo y estuvo a punto de hacerlo…

— Quiero que te vayas.

— Esta decisión es para toda la vida, Naruto.

— Me da igual — molesto desvía la mirada.

— Ni en cinco o diez años podrás echarte para atrás, porque si te conviertes en padre de ese bebé, lo serás toda tu vida, sin importar que Itachi y tu dejen de quererse.

— ¿Ah? — los azules ojos de su nieto le miran confundidos, como si estuviesen hablando de cosas distintas.

— Eso es lo que significa ser padre, — suspira algo agotado, se siente más viejo de lo que es — cuidar y proteger a tus hijos toda la vida, no por obligación, sino por amor.

— Eso ya lo sé… — Naruto lo mira ligeramente consternado, — pero ya es mi hijo… siempre lo ha sido, un estúpido examen de sangre no cambia eso dattebayo.

Unos instantes de silencio prosiguen hasta que Jiraiya inspira hondo, luego de salir del hospital encenderá un cigarro, — bien — asiente, — si te retractas olvídate tú de que soy tu abuelo.

De nuevo los confundidos ojos claros le observan.

— No lo autorizaré, soy tu tutor legal y se necesita que yo firme por ti esa demanda — explica suspirando — seguirás casado con Itachi y también contrataré un abogado para que ayude a ese tal Kisame con lo de la custodia del bebé, haré lo que pueda para que lo les quiten a su hijo.

Puede ver a la perfección como su nieto abre la boca anonadado por lo que acaba de oír, — ¿lo dices en serio?

— Siento ofrecerte mi ayuda tan tarde, Naruto. Pero si aún lo quieres, puedes contar conmigo.

— ¡Estupendo dattebayo!

Revitalizado el muchacho quiere saltar de la cama pero no puede, Jiraiya sonríe complacido, hará lo que Minato siempre solía decir, hacer feliz a su familia.

Y la sonrisa esperanzada de Naruto refuerza su idea de estar haciendo lo correcto, un leve dolorcillo en el pecho le obliga a sentarse, desafortunadamente no hay tiempo para sentirse enfermo.

Hay muchas cosas que ha ayudado a estropear que ahora debe reparar.

 

 

 

 

 

Acomoda el vestido oscuro que luce, un resoplido exasperado suelta antes de ingresar a la cafetería que queda cerca del hospital, está enfadada por la actitud de Sasuke, cuestionando todas sus decisiones como si no fuesen adultos para saber de las consecuencias de sus actos.

Se sienta a una mesa esperando a aquel hombre.

Debe resolver la situación de su hijo antes de que más tiempo transcurra y el bebé nazca.

— Luces hermosa.

Frunce las cejas ante el cumplido de su familiar político. — Creí que no vendrías, Madara — vocaliza con cuidado viendo al pelinegro sentarse delante suyo, no tarda en acercarse un mesero y el Uchiha pide un par de tazas de café.

— Me lo pensé mucho, me preguntaba porque mi adorable cuñada quisiera verme — afila una sonrisa mientras se apoya en su brazo derecho, — pero considerándolo como es debido eres la persona idónea para intentar conciliar esta situación.

— Me alagas — dice con sarcasmo a la vez que ponen delante de ella la taza de café caliente, — y me alegra que sepas para que te pedí que nos viésemos. ¿Porque no empiezas a contarme como enredaste a mi hijo para acostarte con él?

— Itachi es muy encantador, — ensancha su sonrisa ganándose una mirada mortal de la mujer, — y no es para nada tonto, así que puedes estar segura de lo que sucedió entre ambos fue por conveniente mutuo y placer por partes iguales.

Mikoto se muerde el labio inferior con rabia, Madara siempre había sido un apoyo incondicional desde que se casó con Fugaku, el primo de su esposo nunca hizo un comentario hiriente respecto a su embarazo repentino, ni mucho menos respecto a que no tuviese ni donde caerse muerta.

Por eso siempre le tuvo cierta gratitud, estuvo muy cansada de malos comentarios por parte de los padres de Fugaku y los propios que la desconocieron por completo, pero el asunto de Itachi era diferente, Madara era su tío, compartían lazos de sangre.

— Estoy dispuesto a llegar a un buen acuerdo.

— ¿Cuál? — enarca ambas cejas llevándose la taza a los labios para contener su enfado.

— Solo quiero la custodia del bebé, Itachi puede seguir estudiando y nada habrá sucedido.

— Lo sabía — eleva la voz un poco, — tu no estas interesado en Itachi. ¿Si tenías tanto interés en ese bebé porque dejaste que casáramos a Itachi con ese niño? Te la pasaste fingiendo demencia hasta que se te dio la gana.

— Tu hijo nunca me dijo que estaba embarazado y bien podría haber sido de ese noviesucho que se consiguió en un abrir y cerrar de ojos.

Ella afila la mirada en esta ocasión, puede percibir ligeros celos en el tono de su cuñado al referirse a Naruto, es evidente que aunque no esté enamorado de Itachi haya sentido un golpe a su enorme ego cuando su hijo se casó con alguien más.

— De haberlo sabido… les habría pedido la custodia de Itachi, y aun te hago esa oferta si les parece conveniente, me llevaré a Itachi fuera de la ciudad hasta que el bebé nazca y  cumpla un par de meses, luego Itachi puede regresar con ustedes y seguir con su vida, Yo me ocupo del bebé y ningún medio amarillista ni nadie tendrá que enterarse.

— Claro… te aprovechas de mi hijo y es mejor tapar el problema para que no afecte tu imagen.

— Diste en el clavo querida Mikoto, pero te equivocas en la parte de que “yo me aproveche de tu hijo”, es lo suficientemente inteligente para saber en qué se metía, jamás lo forcé a nada.

— Tiene diecisiete años… es inteligente pero sigue siendo un niño, — tuerce los labios como si estuviese viendo algo grotesco.

— Piénsalo, Mikoto. Tal vez algo tarde pero quiero resolver esto en beneficio de todos, y lo mejor aunque te cueste admitirlo es apoyarme…

Suspira derrotada, aunque desee que su familia vuelva a ser tan unida como antes, no parece muy probable.

 

 

 

////////////////

 

 

 

Naruto se siente como una especie de feria de temporada, nunca ha recibido tantas visitas en tan poco tiempo, esos dos días que lleva en el hospital desde sus amigos hasta sus familiares políticos se han tomado la molestia de visitarlo para ver cómo se encontraba.

Y aunque le gusta la atención, preferiría estar con Itachi muy lejos de todo ese circo.

— Estábamos muy preocupados, vinieron preguntando por ti y el jefe les dijo que habías renunciado un día antes — Clarisse sonríe dulcemente, con ambas juntas sobre su regazo.

— Si… siento haberme ido sin decir nada´ttebayo, — ligeramente apenado no puede evitar rascar los cabellos de su cerviz.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — La mujer se toma la libertad de sujetar la mano libre del enfermo, sujetarla con sus delgados dedos, — somos amigos, Naruto, se supone que puedes confiar en mí.

El rubio traga pesado, el tacto de su amiga es suave y la mirada que le dedica triste, se siente culpable y no puede evitarlo, Clarisse ha sido de las pocas personas que lo apoyó de manera incondicional y desde el inicio.

— Eres muy preciado para mí, — continua sonriendo, sin soltarle la mano, nunca ha estado tan cerca de ella.

— Lo lamento… — se disculpa de nuevo algo extrañado por la situación, —pasó de repente… es decir… sabía que el bebé que Itachi espera podía no ser mío… pero nunca imaginé que podría ser de su tío´ttebayo.

Un apretón más fuerte es lo que siente sobre su mano, Clarisse no dice nada, baja la mirada sin atreverse a soltarlo.

— No pienses mal de Ita…

— Me gustas…

Es un suave murmullo pero Naruto lo oye a la perfección, sus grandes ojos azules se abren más ante la sorpresa, hace amago de retroceder pero el respaldar de la cama se lo impide. ­— Q… ¿Qué?

— Lamento decirte esto, Naruto. Desde hace mucho que me gustas pero… por Itachi, por ti, no me atrevía a decirlo… — al fin le mira, sus ojos grises lucen brillantes, demasiado acuosos.

— Clarisse yo… — siente su lengua pesada, quiere retirar el agarre pero ella sigue presionando.

— Si Itachi te ha mentido… si ha sido capaz de todo eso… — guarda silencio cuando una solitaria lágrima desciende por su mejilla, — ¿podrías darme a mí una oportunidad?

Tiene los ojos tan abiertos que no cree poder hacerlo más, jamás imaginó que su amiga sintiese algo así, — no puedo… — niega inquieto zafándose al fin con un poco más de fuerza, — estoy enamorado de Itachi, no voy a dejarlo. Lo siento dattebayo.

Esta casi seguro de que Clarisse comenzará a llorar, pero no sucede, la mujer traga pesado haciendo acopio de valor, se pone de pie apresuradamente, — lo lamento, jamás debí decir esto, por favor Naruto olvida todo lo que dije… es solo… he estado trabajando mucho… — torpemente trata de excusarse yendo hacia la puerta.

— Clarisse… — le llama, la aciaga expresión en ella le hace sentir culpable, pero no puede darle una respuesta positiva, sus sentimientos por Itachi no van a cambiar.

— Recupérate pronto… el jefe dice que puedes volver cuando quieras, — hace amago de sonreír antes de salir cerrando tras de sí.

Otra vez quiere llorar pero se contiene, ya podrá desahogarse en brazos de su prima, no puede creer que Itachi esté esperando un hijo de su propio tío… teniendo a alguien tan maravilloso como Naruto a su lado…

Simplemente le resulta despreciable.

 

 

 

 

///////

 

 

 

Lleva la colilla de cigarrillo a sus labios, sus labios rojizos juguetean unos instantes con el habano, estira los brazos sentada en la mullida silla de ese escritorio, abre la boca bostezando y logra que el cigarrillo caiga de su boca sobre la mesa.

— Hn — aburrida se apresura a apagarlo para que no prenda en llamas los varios documentos que tiene ahí. Hubiese bostezado de nuevo pero los fuertes golpes en su puerta la hacen torcer los labios, — adelante — dice sin mucho ánimo.

La puerta se abre y hombre de cabellos naranjados entra a toda prisa, — ¡Guren! — la llama casi gritando.

— ¿Tienes diarrea? El baño esta en mantenimiento — aclara sin cambiar su expresión.

Yahiko se detiene a tiempo antes de acabar en el piso por el comentario, se masajea ambas sienes inhalando hondo, ella no es la mejor opción pero tampoco dispone de mucho tiempo. — No se trata de eso, te tengo un trabajo.

— ¿Hn? — Se relame los labios con poca elegancia para ponerse de pie, — debes estar desesperado, conoces mis tarifas.

— También tu eficiencia, — le resulta sorprendente que la oficina donde la mujer trabaja este tan desordenada para el dinero que cobra por su trabajo.

— ¿Entonces? — Enarca un ceja cruzándose de brazos, — ¿de quién se trata?

— Uchiha Madara — dice con rapidez sacando unas fotos del bolsillo de su traje, — el nombre te sonará, tengo menos de dos días Guren, no me interesa cuanto cueste, tráeme algo que no se sepa y pueda perjudicar a este hombre.

La mujer de cabellos violáceos toma la foto del Uchiha para observarla con atención, — es muy poco tiempo Yahiko… no quiero dejarte pobre… — Y su atención se redirige a su escritorio cuando oye el tintinear de unas llaves de auto que caen encima.

— Es muy importante, tómalo como un adelanto, no estoy jugando, Guren… necesito desacreditar a este hombre en el menor tiempo posible.

— Bien — sonriente toma las llaves, — siempre me gustó tu automóvil.

 

 

 

////////

 

 

 

 

 

////////

////

///////

 

 

 

 

Tres días ha pasado desde que Naruto está en el hospital, debe agradecerle a Nagato el haberle dejado quedarse en su departamento, estar solo en su pequeña casa habría resultado en ansias y nerviosismo.

Quedarse con sus padres tampoco era una opción.

Termina de arreglar su uniforme antes de ir a clases, no puede faltar por más días, pronto debe graduarse y necesita pasar los exámenes sin problemas.

Suelta un resoplido apreciando su reflejo en el espejo, no puede reconocerse mucho a como era hacia unos meses, especialmente por su estómago enorme que apenas si le deja caminar sin sentirse agotado y con los pies hinchados.

El maullido de Kuro funciona para despabilarlo, una sonrisa y un par de caricias le dedica al felino antes de ir por su maletín y salir del departamento de Nagato, el pelirrojo se fue bastante temprano porque en dos días volverán a ir delante del juez para resolver este asunto.

Más que nervioso está asustado, si Madara consigue la custodia de su bebe no cree poder continuar como hasta ahora… no quiere suplicarle a su tío y hacer cualquier cosa con tal de no perder a su bebé. Niega un par de veces, debe ser positivo, las cosas saldrán bien, se quedará junto a su bebé y a Naruto, porque siguen casados y es gracias al abuelo del rubio quien desistió de esa demanda. Así que recuperando ánimos sale del pequeño y elegante departamento solo para encontrarse con su progenitora al salir del edificio.

— Ya es algo tarde para ir a clases, deja que te lleve mi Ita, — dice abriendo las puertas de su automóvil invitando a su hijo a entrar.

— Madre… — musita atónito de verla allí, — que haces…

— Entra — dice seria ingresando al asiento del conductor para encender el motor.

Itachi suspira sin muchas opciones, entra al automóvil y su madre lo pone en movimiento.

— Hablé con Madara.

Apenas respinga ante la noticia, creía que sus padres habían hablado con su tío hace mucho.

— Esta dispuesto a tomar toda responsabilidad sobre ti, pagará el hospital y todos los gastos… si no te llevas bien con él, no hay ningún problema. Puedes volver a casa pero tendrás que dejarle al bebé.

— No lo dices en serio… — Itachi siente el aire repentinamente más pesado, cierra los ojos para calmarse, para olvidar lo que su progenitora, la persona que se supone más debe amarlo en la vida, acaba de decir.

— Ita-chan, el juez dará una sentencia en dos días, en cuanto sepa que el bebé es hijo de Madara ten por seguro que perderás la custodia, tienes diecisiete y un matrimonio casi ilegal.

— No, no, — niega más inquieto, lleva ambas manos sobre su vientre, como si quisiese proteger a su bebé de las cosas que Mikoto está diciendo, unas punzadas le advierten que no está funcionando.

— Hablaré con tu padre, voy a convencerlo de que es lo mejor, es lo mejor para todos, si tanto quieres a Naruto… hazle las cosas fáciles, no le hagas cargar con una responsabilidad que no es suya, — dice sin apartar su mirada del frente, le resulta más sencillo soltar su descabellado plan sabiendo a la perfección que solo lastima a su hijo.

Itachi solo puede bajar la mirada, jamás pudo discutir con su madre, la quiere pese a todo, pero más quiere a su hijo que aún no nace, — no lo aceptaré… no le haré esto a Naruto… el me ama.

— Entonces prefieres estar con Naruto, es más sencillo entonces, dale la custodia a Madara y…

— ¡No! — Al fin logra levantar la voz llegando a su límite, — Naruto y yo cuidaremos a nuestro hijo, es nuestro hijo, madre. — Vocaliza con cuidado afilando la mirada con enfado, contiene las ligeras molestias que van acentuándose.

Mikoto le mira de soslayo pisa el acelerador para aumentar la velocidad y llegar cuanto antes al instituto de su hijo, — como quieras, pero ten en cuenta que a pesar de lo que diga Nagato y su incompetente abogado… nada de esto saldrá como esperas.

— ¿Es que no salió así para ti? — Pregunta en un hilo de voz, — Sasuke…. yo, no fuimos lo que esperabas de tu vida, ¿no es así?

— Guarda silencio, — conmina frunciendo el ceño.

Su vida es maravillosa al lado de Fugaku… junto a sus dos hijos…

 

 

 

 

 

 

Shion resopla dándole un vistazo a una de las taquillas de la entrada, nunca ha sido muy partidaria del acoso en las escuelas pero en este caso es…

Demasiado personal.

No lleva mucho tiempo asistiendo a ese instituto pero no le fue difícil darse cuenta de que molestaban a Itachi con cartas ofensivas e insultos casuales, el asunto siempre le tuvo sin cuidado debido a la antipatía que le tiene al Uchiha. Estuvo considerando si participar junto a las muchachas que instigaban las burlas hace unas semanas, pero no fue hasta hace unos días que se decidió a hacerlo.

Cuando Shion llorando le dijo que también estaba enamorada de Naruto, que el malnacido de Itachi le estaba encajando un hijo que no era suyo, que por culpa de eso el rubio tuvo que irse y terminaron hiriéndolo.

Estuvo asustada cuando le informaron y pese a las ganas que tenia de ir a verlo para saber cómo estaba, no lo hizo, fue Clarisse la que se presentó al hospital y Shion estuvo de acuerdo, no le habría molestado perder a Naruto frente a su prima, no sin antes darle pelea claro está, la había visto llorar cuando el padre de Nana la dejó estando embarazada, las noches que se lamentó al aun amar a ese patán que la abandonó.

Podría ser presumida y grosera la mayor parte del tiempo pero Shion no puede ser cruel con su propia familia, de nuevo la vio romper en llanto hace un par de días, luego de salir del hospital, negándose a dejar a Naruto con alguien tan artero como Itachi.

“Ese bebé es del tío de Itachi… ¿lo entiendes?”

Claro que lo entendía, aquel pelinegro incestuoso buscó a un familiar tan directo para revolcarse y achacarle la responsabilidad a alguien tan bueno como Naruto.

Tan bueno que ya rayaba en la estupidez.

Chasquea la lengua viendo como los estudiantes iban cambiando sus zapatos para dirigirse a sus salones, incluso pudo ver a Sasuke Uchiha entrar, el pelinegro menor se veía demasiado ausente, concentrado en su móvil mandando mensajes una y otra vez, apenas echándole un vistazo a la taquilla de su hermano.

Suspira de nuevo apoyándose contra uno de los pilares, al parecer Itachi no vendrá tampoco el día de hoy, mala suerte, debe sacar el pequeño “regalo” antes de que empiece a apestar. Se sobresalta cuando al fin después de que la campana suena Itachi aparece, camina a prisa y con poca elegancia debido a ese enorme estómago.

Le molesta.

El pelinegro va directo a su taquilla para cambiar sus zapatos, respira agitado y abre la gaveta con rapidez, tan solo para retroceder dando un pequeño sobresalto, luciendo más pálido de repente. Shion sonríe cuando la avecilla muerta que estaba dentro cae con un montón de papeles llenos de insultos hechos con recortes.

Puede ver como el pelilargo tarda más de lo normal en reaccionar, como si no estuviese seguro de si llamar a alguien o recoger el cadáver él mismo.

— Traer animales al instituto está prohibido, — al fin dice y se acerca sonriente.

— Tu lo hiciste… — los negros ojos de Itachi se le clavan encima, con ese ceño fruncido.

— No, — responde de inmediato — eso lo dices tú, y un rumor es tan válido como los que cuentan que te acostaste con medio instituto para encajarle al tonto de Naruto un hijo que no es suyo, — se cruza de brazos y también frunce el entrecejo, —  así que tu dirás si le hacemos caso a los rumores — agrega y no recibe respuesta, — que tengas un buen día, Itachi, aunque es poco probable.

No dice más, si llegan a verla ahí junto al Uchiha seguramente la acusarían de poner un animal muerto allí, si está jugándose una expulsión no será por algo tan absurdo.

 

 

 

 

Ya hace muchas semanas que Madara se mostraba mucho más ocupado que de costumbre, su abogado lo llamaba más seguido y salía en horas de trabajo.

Al principio Hashirama no le presta mucha atención, supuso que está metido en algún negocio importante, hasta que el mismo Uchiha habla de ello.

“Son los trámites para tener la custodia de nuestro hijo”

Pese a la sorpresiva noticia Hashirama Senju solo asintió sonriendo, dándole todo su apoyo.

Puede pensar que están tomándose las cosas demasiado rápido luego de su ruptura y reconciliación, pero tampoco va a dejar a Madara solo en algo tan importante. Si no hace malos cálculos, con la poca información que tiene puede asegurar que ese bebé nacerá en un mes o algo más. Le da un gran sorbo a su taza de café matutino, hace menos de quince minutos que estaba disfrutándolo en compañía de Madara pero el pelinegro recibió una llamada de su abogado y tuvo que salir de inmediato.

Hashirama quiso acompañarlo pero el otro se negó rotundamente, así que ahora se encuentra aburrido en la oficina del arisco Uchiha mientras revisa documentos a los que no les presta importancia.

— Señor Senju, — la voz de la asistente le hace voltear hacia la puerta, por donde la mujer ingresa entregándole un sobre amarillo, — trajeron esto para Madara-sama, ¿quiere que le traiga galletas o algo? — ofrece dulce dejando el recado sobre la mesa del escritorio.

— Estoy bien así, gracias.

Ella asiente disculpándose para volver a salir, resopla cuando esta solo de nuevo echando un vistazo fugaz al sobre nuevo.

Tiene escrito como remitente; Tribunal de familia.

Suspira, de seguro es para que el chiquillo que tendrá al bebé de Madara ceda todo derecho, no está tentado en revisar documentos tan privados, porque ese bebé que aún no nace no es su hijo, solo lo será cuando se case con Madara y lo adopte legalmente, no quiere adelantarse a los hechos, porque es consciente de que precipitarse suele traer consecuencias graves.

Un divorcio costosísimo por ejemplo.

Sonríe ante su suerte poco antes de que su celular comience a sonar, no tarda en sacarlo de uno de sus bolsillos para contestar.

— Habla Senju.

— Bueno días, Senju Hashirama. Mi nombre en Yahiko Amegakure, soy abogado y lamento molestarlo.

— ¿Cómo consiguió este número? — pregunta algo desconfiado, mantiene ese celular como lo más privado en su vida, solo Madara y algunos familiares lo tienen para evitar que lo molesten todo el tiempo.

— Verá necesito hablar con usted, es realmente importante que le informe sobre un asunto que involucra a Uchiha Madara.

— ¿Y se puede saber de qué se trata exactamente? ­— frunce el entrecejo, — hoy estoy demasiado ocupado.

— Se trata de una demanda de paternidad y custodia, que el señor Uchiha tiene sobre el hijo que tendrá con Uchiha Itachi.

Si hubiese estado bebiendo el café seguramente lo habría escupido, ¿Itachi?, ¿era acaso una broma?, el muchachito era sobrino de Madara y solía acompañarlo a algunos eventos hasta hace más de un año, brillante e inteligente, no era posible que fuese la “madre” de aquel bebé.

— ¿Señor Senju?

— Espero este diciendo la verdad, porque de lo contrario usted será el demandado.

— Le prometo que no le quitaré mucho tiempo.

 

 

.

 

Y Yahiko espera que no demorase mucho, más importante aún, espera que Hashirama Senju sea una persona con principios y valores, de lo contrario ha perdido su automóvil y firmado un pagaré para nada.

Demasiado desalineado se presenta al restaurante donde el hombre de negocios lo cita, no ha dormido en los últimos días, ha ayudado a Kisame con el caso, desafortunadamente no llegaron a buenos resultados.

“Podemos buscar una apelación”

Fue lo último que dijo el grandote y Yahiko no estuvo muy de acuerdo, una apelación demora tiempo y el bebé crecerá rápido, si se lo quitan a Itachi en la sentencia, será muy difícil que se lo devuelvan después. Por eso tampoco le dijo a nadie de su plan de emergencia, no iba a desilusionar a Nagato si no conseguía nada de ese hombre.

— Tome asiento señor Yahiko, terminemos con esto cuanto antes.

Hashirama luce como un hombre astuto y hábil, toda una figura de negocios, si no fuese  por los datos que le dio Guren no creería que cedió la mitad de todos sus bienes para divorciarse de Mito Uzumaki. Más sorprendido estuvo que la mujer fuese familiar lejano de su pelirrojo, pero contactar con ella resultó más difícil al ya no estar en el país hace mucho.

— Lamento haberlo llamado tan repentinamente pero no tuve opción.

— Entonces empecemos. — Una mirada afilada y el hombre de cabello largo apoya ambos brazos sobre la mesa, — conozco a Madara de toda la vida y lo que usted me dijo por teléfono…

— Sé que no lo involucra directamente, pero el señor Madara está a punto de quitarle un hijo a un adolescente que es su sobrino de tan solo diecisiete años. — El semblante serio obliga a Yahiko a pasar saliva con dificultad, si va a jugar su última carta, lo hará lo mejor que pueda, — si deja que le explique desde el principio, — suspira sacando un montón de papeles de su portafolio. — Tengo incluso un video que se presentó en el juicio hace unos meses… Itachi no quiere perder a su hijo, y debido a que es un niño lo más probable es que en un par de días lo conminen a entregar a su bebé en cuanto nazca.

Hashirama toma los papeles y se pone a leerlos a prisa, las fotografías, respinga cuando Yahiko pone en marcha un video desde su móvil que le ofrece para ver.

— Créalo o no, usted podría ayudar a mi cliente.

 

 

 

/////////

 

 

 

Volver con Madara o entregarle a su bebé.

Esas han sido las opciones que su madre le dio hace poco, Itachi contiene un suspiro afligido al saberse puesto en una encrucijada por su propia progenitora, debió ir a hablar con Nagato de inmediato, de todos modos no le está prestando atención a sus clases.

— Ya dime que pasó, te ves muy mal.

Sasuke le alcanza una pequeña caja de leche y unos dangos, sentados en uno de los jardines disfrutan del receso.

— Solo unos pequeños dolores, Sasuke.

— No me digas que mi sobrino quiere salir ahora, no es buen momento— comenta abriendo la lata de gaseosa que tiene.

— No te preocupes, — suelta una risilla — le diré que tiene que esperar unas semanas más.

— Itachi… en verdad lamento lo que pasó con Naruto.

Sasuke ha estado disculpándose más que en toda una vida por lo sucedido hace unos días, siempre que están a solas termina pidiendo perdón, ya sea en un murmuro o no.

— Ya te dije que está bien, ambos están a salvo y eso es lo que importa. No es tu culpa, y en verdad estoy feliz de que no te haya pasado nada, — sonríe como puede, las ligeras punzadas en su vientre no parecen menguar, recordar al pobre pajarillo muerto en su taquilla le ha espantado el apetito de todo el día y fue una fortuna que el conserje estuviese cerca, el hombre canoso amablemente le ayudó a enterrarlo sin necesidad de decirlo a los profesores.

No quiere más problemas, no necesita más.

— ¿Por qué no has ido a ver a Naruto? Preguntó por ti, — aprovecha para interrogar a su menor — le dije que estabas bien pero parece que quiere hablar contigo.

— Ya iré a ver al dobe — suspira — quiero hablar con Menma antes.

— ¿Están peleados?

— De hecho no estoy seguro — confiesa en medio de un bufido ahogado, revisa su celular abriendo algo más los ojos cuando lee un mensaje en particular.

— ¿Es Menma? — sonriente observa como Sasuke teclea para responder.

El más joven asiente, con un tenue rubor en las mejillas, —  ¿está bien si regreso en un momento? — dice dudoso, no quiere dejar solo a su hermano.

— Claro — asiente un par de veces animándolo, — yo estaré aquí, así que no te preocupes, ve y habla con Menma-kun.

El rubor se asienta levemente en sus mejillas y le hace sentir más incómodo, — cállate… no me tardo — finaliza apartándose en dirección del edificio.

Itachi observa complacido como su pequeño hermano se aleja, no quiere que Sasuke se complique la vida por ayudarlo, pese a no llevarse muy bien sabe que Menma es honesto y cuidará a su hermanito siempre. Rebusca su celular tentando a enviarle un texto a su esposo, pero no sabe que decirle… no es buena idea comentarle lo que su madre le dijo, pero tampoco hay mucho tiempo porque dentro de dos días estarán delante del juez. Ya han retrasado esa sentencia debido a la salud de Naruto, y Madara y el juzgado no aceptaran otra prorroga.

 

— Estas demasiado tranquilo.

Respinga al reconocer la voz de Shion, la muchacha se halla delante con los brazos cruzados y la mirada molesta que luce no es tan inquietante como saber que no está sola, hay varias chicas y algunos muchachos junto a ella.

— ¿Necesitas algo? — inquiere sereno, al no recibir respuesta se pone de pie pero no tardan en obligarlo a sentarse de nuevo, una muchachita que no conoce que está detrás suyo lo empuja por los hombros.

— Itachi-san no te vayas, congrácianos un poco más con tu presencia, de todos modos no tienes mucho que hacer… Naruto está en el hospital por tu culpa. — Eleva la voz lo suficiente para que las personas que están cerca se vayan acercando con curiosidad al círculo de metiches que lo está rodeando.

— Shion, no tengo tiempo para esto, — desde el ataque de la chica por la mañana está sorprendido por lo rápido que ella actúa, una respiración profunda suelta para contener las molestias en su vientre. Quédate ahí.

— Yo sé que lo tienes — sonríe más, — sería bueno que nos cuentes a todos los presentes tu movida vida nocturna, como ya ves el instituto está teniendo una pésima imagen por tu estorbosa barriga.

Unas risitas y murmuraciones con respecto a su peso le hacen tragar pesado, no quiere quedarse a escuchar insultos y bromas pero tal parece que en esa ocasión no le dejaran irse tan solo con pedirlo.

 

— ¿Recuerdan todos los admiradores que tenía?

— Las chicas morían por él.

— Cuando estaba en forma, míralo ahora.

Más risas lo rodean.

— ¡Publican pestes en las redes del instituto por su culpa!

— ¡Es cierto! Ahora creen que todas somos unas prostitutas como él.

— Por eso lo echaron de su casa… de seguro que ni sabe quién es el padre del engendro ese.

 

 

— Ya es suficiente, — eleva la voz tan solo un poco pero es suficiente para que los insultos se detengan de momento, — nada de esto les incumbe.

— Claro que nos incumbe, Itachi-san — irónica Shion da un par de pasos en su dirección y las personas que la acompañan también, — porque sigues asistiendo a nuestro instituto todos los días como si no sucediera nada, aprovechándote del tonto de Naruto para resolverte el problema.

— No voy a discutir esto con desconocidos, — tiene más que claro que debe apartarse cuanto antes, el grupo se ha reunido no solo con intenciones de insultarlo y aunque le ha restado importancia a los insultos y cartas desde hace meses ahora tiene claro que debió resolver ese asunto cuanto antes.

¿Pero en qué momento?

Se la ha pasado preocupándose por cosas realmente importantes, no por niñas hipócritas con complejo de castidad.

— Sí, tengo entendido que te gustan más las cosas “en familia” — enfatiza las últimas palabras poniendo en alerta a todos.

E Itachi la mira con una micra de pavor.

— Es cierto que Naruto está en el hospital porque intentó suicidarse al enterarse que el hijo que esperas es de tu tío, ¿verdad? — su mentira mezclada con verdad causa efecto inmediato, los silbidos abucheos e insultos no se hacen esperar.

 

— ¡Es solo una zorra!

— ¡Con su propio tío, que asco!

— ¡Y agarró al primer idiota para cubrirse!

— Vaya mañas Uchiha. ¿Cuánto cobras?

 

Y es con el ultimo comentario que siente como alguien le toma de un brazo, quiere zafarse pero solo consigue un empujón y luego otro, el estúpido rebaño que Shion ha reunido parece no reparar en nada de momento. Itachi trata de mantener el equilibrio llevando ambas manos para cubrir su estómago, los jaloneos en el cabello y ropa no tardan en mandarlo al piso.

Cae de rodillas soltando un quejido por el golpe, los dolores en su vientre están empeorando al punto de hacerle presionar los dientes con fuerza para contener el dolor, un montón de bolas de papel le caen encima con envases de comida y latas de gaseosa, junto a los insultos que no cesan.

 

— ¡Nos das mala fama, una puta debe estar en las calles no asintiendo a clases!

— ¡A saber si se he metido con su padre también!

— ¡¿Cómo lo dejaron seguir viniendo?!

— ¡Levántate zorra, no vengas con tu teatro ahora! ¡Nosotros no te creemos!

— ¡Seguro así convenció al tonto de Naruto!

 

Shion observa atenta, no ha tenido que mover un dedo, solo unas cuantas palabras y son los demás quienes han hecho todo el trabajo… es claro que Itachi siendo tan inteligente y atractivo como es, despertase celos en más de uno. Buen momento para obtener una satisfacción.

 

 

 

.

 

 

 Ella ha oído los gritos y risas escandalosas, Hinata se acerca cautelosa a esa zona de una de los jardines. Si bien no puede ver a quien están molestando ese numeroso grupo, se estira de puntillas para distinguir mejor.

 

— ¡Eres una puta Uchiha!

— ¡De seguro que ni siquiera es tu primer embarazo! ¡¿Cuánto hijos tienes?!

 

Al oír aquello retrocede asustada, no pueden estar molestando a Itachi, aunque nunca haya hablado con él, todos en el instituto ya conocen de su situación. Se muerde el labio inferior antes de dar media vuelta para salir corriendo del lugar.

 

 

 

/////

 

 

— En verdad estaba sorprendido, creo que nunca he recibido tantos mensajes de tu parte.

— Es porque estas escondiéndote como un niño — Sasuke bufa molesto y ligeramente apenado.

— No me escondo, solo… he estado pensando las cosas… — lo que sería una sonrisa triste es lo que Menma esboza, sentando en su pupitre tiene al Uchiha al lado de pie.

— Si quieres terminar con esto hagámoslo de una vez. — No quiere dejarlo pero tampoco piensa obligarlo, es demasiado orgulloso para suplicar amor de alguien que no siente lo mismo…

— ¿Es que ya no me quieres Sasuke?

— No dije eso, idiota — le mira más molesto, desde el percance de Naruto su gemelo está actuando demasiado extraño incluso para él. — Solo dime que te molesta, ¿estas celoso de Naruto?

— Te mentí… — interrumpe, sus manos sobre el escritorio contraen los dedos hasta formar puños vacilantes, — no fui yo quien te salvó ese día en el rio… fue Naruto… Naruto, Naruto, el que siempre lograba atraer tu atención, — confiesa tragándose su angustia, ser el Menma que elaboró de niño es realmente agotador.

“Es nuestro trato Menma, yo cuidare a Sasuke si tu no estas, y te pido que cuides a Itachi si yo no estoy ahí para ayudarlo´ttebayo”

Un trato, tenían un trato y Naruto lo cumplió, incluso antes de lo prometiesen, estuvo ahí para proteger a Sasuke esa noche que lo hirieron y el no pudo hacer nada por Itachi, solo mortificarlo… ha sido un pésimo hermano, Naruto no se merece un hermano tan nefasto.

— De que hablas — el Uchiha traga pesado sin entender de qué va todo.

— Él te salvó la vida hace años cuando caíste al rio, creíste que era yo, ¿verdad? — Ríe amargamente — le pedí que guardara el secreto, que mintiese, tu sentías algo por quien te salvó ese día… tu querías a Naruto.

Sasuke niega casi asqueado por lo que están diciéndole, — no sabes nada… eres más estúpido que tu hermano, Menma. Un cobarde y un estúpido, — casi atragantándose con sus palabras se dirige a la salida del salón, — si te hace sentir mejor pensar que estoy enamorado de Naruto, hazlo.

 

¿Y es que no es así?

Se siente tan inseguro, tan abandonado, como cuando sus padres murieron y solo su hermano lo consoló guardándose su dolor, como desea tener la certeza de que Sasuke lo amará aun después de que se quite la máscara del “Menma” que es perfecto y solo quede un Menma lleno de inseguridades y miedos, aquel reflejo del niño que lloraba en los rincones hasta que Naruto llegaba a darle fuerza.

Pero toda su resistencia acumulada se está esfumando.

 

Desafortunadamente no puede seguir lamentándose porque la puerta corrediza por donde Sasuke se ha marchado se abre de golpe dejando entrar a Hinata ruborizada y jadeante por la carrera que ha pegado. — ¡Menma-kun!

El aludido la ignora, en aquel preciso instante odia a todo el mundo.

— Es… e — la chica balbucea repentinamente cohibida, — están… molestando a Itachi-san y-y como Naruto-kun no está… y no hallé a Sasuke-kun… — pasa saliva con dificultad ante la mirada mortal que le dedica el Namikaze que se pone de pie.

— Habla.

— En uno de los jardines de atrás están insultando a Itachi-san… — no tiene que decir más, ve como Menma sale a prisa al terminar, apenas reponiéndose va detrás de él para llevarlo al lugar.

 

 

.

 

 

Es precisamente que cuando Itachi deja de defenderse que sabe que algo anda mal, Shion ve como el pelinegro se queda en el piso de rodillas cubriéndose el estómago ahogando quejidos.

Podría estar actuando.

Se muerde el labio inferior, es mejor que sea eso, sus compañeros no le prestan atención a la expresión adolorida del Uchiha, tan divertidos están en elaborar insultos y tironear de su cabello que sus sonrisas son enormes.

Hacer que pida disculpas.

Si consigue que Itachi murmure una súplica de seguro se cansaran de atacarlo. Cuando se acerca para hablar es que alguien se abre paso a empujones, por un instante cree que es Naruto pero al ver los cabellos negros se da cuenta que se trata de su hermano.

Menma.

— ¡Quítense! — grita más que molesto apartando a varios chicos y chicas.

— ¡No te mestas en esto!

— ¿Le cuidas la mercancía a tu hermano?

 

Hablan algunos sintiéndose más valientes al hallarse en un grupo, pero Menma no vacila para encajarle un golpe a quien trate de alejarlo.

Shion afila la mirada cuando una muchachita de cabello negro también se acerca con algunos estudiantes más.

— Solo estamos jugando, — al fin habla — no les concierne, Itachi se quedó aquí porque está muy a gusto en nuestra compañía.

— Eres la furcia que molestaba a mi hermano.

— No soy ninguna furcia, será Itachi a quien te refieres, — le reta con la mirada, se parece tanto a Naruto pero al mismo tiempo jamás podría confundirlos.

— Tú lo provocaste.

— ¿Y si así fuese? — sonríe. No obstante borra el gesto cuando siente una dolorosa bofetada en el rostro, Shion casi suelta un grito cuando Menma le pega con el dorso de su mano con tanta fuerza que la manda al piso.

— Agradece que eres una mujer, aunque no valgas lo que una.

Se sujeta el golpe que ha dejado atónitos a todos los presentes, un par de chicos tratan de golpear a Menma pero fácilmente los aparta y es cuando los amigos que ha traído Hinata intervienen alejando al tumulto de agresores.

 

 

— ¿Estas bien? — el gemelo de Naruto se inclina para ayudar a Itachi que no se ha movido soltando quejidos bajitos.

— …no… — niega apenas, está sudando y tiembla ligeramente.

— Llevémoslo a enfermería — sugiere Hinata.

Menma inspira antes de tomar en brazos a su cuñado, pesa bastante pero no tiene problemas en cargarlo con cuidado, le ve presionar los dientes al paso de segundos y más fuerte en algunas ocasiones.

Quizá la enfermería no sea suficiente.

 

.

 

 

Y es que luego de oír la voz de Menma añorando la de Naruto que Itachi se sabe en una camilla, los dolores son tan agudos que ya no sabe si está gritando de dolor o solo mordiéndose la lengua.

 

— Vamos a operarte ahora Itachi, los latidos del bebé están demasiados bajos.

Sabe que Dan le ha murmurado, solo le queda suplicar y desear como lo ha estado haciendo desde hace tanto, que las cosas mejoren.

Tienen que mejorar.

 

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

 

10.248 palabras, el capítulo más largo del fic hasta la fecha, hagan de cuenta que publiqué tres veces en estas semanas… capítulos de 3300 palabras.

 

Saludos, siento la demora, tuve algunos inconvenientes con este capítulo, algunos me dijeron que la historia está siendo muy trágica, lo lamento mucho.

De hecho este fic estaba planeado para ser el que contenga menos drama en esta serie de “Itachi y el m-preg”, pero como que se me salió de las manos y me sentí algo mal con ello, -quizá por ello han bajado las lecturas- releyendo algunas partes no tiene mucha alegría…  espero poder compensárselos.

En cuanto al capítulo, creo que fue más de las escenas de visita a Naruto, algunos cabos se ataron y me deje un par de conversaciones para más adelante, porque Menma si visitó a su hermano y hablaron pero me reservo lo que se dijeron para el siguiente.

El capi que sigue es el final y quizá tenga esta misma extensión, no estoy muy segura pero quiero subirlo al término de esta semana por lo que no es probable que actualice “Maleficio” para quienes lo leen hasta la siguiente semana. Quiero cerrar este fic como se debe así que le dedicaré tiempo para escribir el final cuanto antes.

Gracias por las lecturas y el apoyo, han motivado la resolución de este fic, muchas gracias de nuevo, espero este capítulo les haya agradado, nos leemos en el siguiente. Cuídense.

Yae.

Por cierto Yahiko no tiene apellido y es raro que me lo pase por alto cuando se presenta formalmente, por eso le puse ese.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).