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Te estaba esperando por Yae

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5.- ¿No puedes entender?

 

 

 

Sasuke resopla provocando que sus palillos de madera repiqueteen en su tazón de arroz, siendo el neutral sonido lo más bullicioso en esa cena familiar…

Luego de recibir una reprimenda de su padre, Itachi llegó con una apariencia algo lamentable; bastante pálido y cansado marcando las ojeras bajo sus ojos. También fue regañado por sus padres y conminado a sentarse a la mesa pese a argumentar no tener apetito.

— Itachi no estas comiendo nada, — la dulce voz de su madre se oyó rompiendo el engorroso silencio — si no quieres la sopa de miso puedo prepararte otra cosa — preocupada por su primogénito le sonríe.

— No… — el aludido niega siente las miradas de todos sus familiares sobre si y eso solo empeora su estado anímico, — voy a comer — se fuerza a ingerir los alimentos que para nada le resultan apetitosos, esta mareado y desea dormir.

— ¿Pasó algo en el instituto?

Itachi pasa saliva con dificultad ante la grave voz de su padre, vuelve a negar llenándose la boca de comida tragándola casi sin masticar, — hoy tuvimos partido y no nos fue muy bien…— confiesa a medias.

Su padre inspira hondo viéndole con detenimiento.

— Solo fue eso.

— No te esfuerzos demasiado — Fugaku cierra los ojos unos segundos antes de continuar con sus alimentos; con una hermosa esposa y dos hijos sobresalientes en todo lo que realizan su familia es la envidia de cualquiera y no duda de que alguien pudiese desear desmantelarla.

 

.

 

Luego de comer Itachi se apresura a su habitación para dormir cuanto antes, cree que de permanecer despierto más tiempo terminará con nauseas nuevamente. No quiere preocupar a sus padres pero tiene la soga al cuello; dos días es muy poco tiempo para decirles que ha defraudado todas las expectativas que han puesto sobre él por sentimientos unilaterales.

Suspira quedito una vez tiene su pijama puesta, se toma su tiempo para escabullirse entre las cobijas oyendo antes el suave pitido de su celular que le anuncia un nuevo mensaje.

 

Buenas noches Itachi, trata de dormir. Mañana iré a recogerte para que vayamos juntos al instituto, te quiero mucho…

 

Vuelve a suspirar releyendo el mensaje que Naruto le ha enviado, el ojiazul resulta tan amable que le es inevitable no sentirse miserable, no está seguro de si responder y cuando sus dedos se disponen a teclear la luminosa pantalla el tono de llamadas esta vez resuena en su habitación.

— Madara… — murmura para sí abriendo ligeramente la boca, su tío no ha vuelto a llamarlo desde que se fue de viaje, deja que el timbre suene un par de veces antes de contestar — habla Itachi…

­— Sobrino querido — la sardónica voz resuena en sus tímpanos provocándole un leve escalofrió — ¿me has estado evitando? — ríe como si todo entre ellos estuviese de maravilla.

— Dejaste las cosas muy claras la última vez… — le reclama pero se arrepiente de inmediato presionando  el puño de su mano libre, puede que solo este oyendo su voz pero eso es suficiente para que desee verlo.

Otra risa resuena, — ¿estás enojado he?, déjame ver qué puedo hacer para consentirte. Acabo de regresar y podemos vernos mañana.

No, quiere responder pero no se atreve, quiere hablar con el adulto y decirle que está esperando un bebe que probablemente sea suyo, — bien, veámonos mañana.

Sabía que no podrías negarte por mucho tiempo — otra risa le provoca un agradable cosquilleo y se maldice por eso — a la diez te recogeré en el mismo lugar.

— Voy a estar en clases…

A las diez, Itachi. Tenemos mucho tiempo que recuperar.

El odioso sonido que anuncia que le han colgado le hace sentir estúpido, — maldito — masculla decepcionado por su propia docilidad.

 

— Aniki.

 

Levanta la mirada que tenía sumida en la pantalla de su móvil al ver a su pequeño hermano entrar en su habitación.

— ¿Pasa algo, Sasuke? — le sonríe a su menor haciéndole espacio en su cama para que se siente a su lado.

— ¿Estabas con Naruto? — el más joven no tarda en preguntar yendo al lado del pelinegro; puede que peleen a menudo por sus berrinches pero quiere lo suficiente a Itachi como para preocuparse por cualquier cosa que pueda sucederle.

— Y si te digo que si… ¿te enojarías conmigo? — vuelve a sonreír relajándose ante el diminuto puchero que el otro dibuja.

— Creí que lo habías mandado de paseo — resopla.

— Estoy recapacitando, es muy atento y… — hace una pausa, no quiere hablar del rubio de ojos azules en ese momento porque ello solo le hará sentir aún más ruin, seguramente ocasionándole insomnio. Se trepa a su mullida cama dejando espacio para su hermanito — ¿y tú estabas con Menma-kun?

— No te interesa — bufa sin mucha convicción para su ácida respuesta, fingiendo mala gana se acuesta al lado de Itachi dándole la espalda, son muy pocas las ocasiones en las que duermen juntos desde que cumplió diez años.

— Sasuke.

— ¿Hn? — apenas hace ruido para dar a entender que le está escuchando. Un largo silencio prosigue en tanto aguarda lo que su hermano quiera decirle.

— Buenas noches.

Y está más que seguro que algo le sucede a su hermano mayor, pero no va a hostigarlo. Sabe que Itachi es bastante reservado con todo lo que le sucede así que piensa esperar hasta que este se decida a contarle algo, de momento solo puede ofrecerle su compañía.

 

.

 

 

Su esposo se ha ido bastante temprano ese día por lo que aun lleva su bata de dormir, ya debe prepararles el desayuno a sus hijos para poder ir a trabajar después. Sus suaves pisadas la llevan al cuarto de su hijo menor para despertarlo parpadeando incrédula al ver que su pequeño Sasuke no durmió ahí. Entonces se encamina a la siguiente habitación abriendo la puerta con cuidado sonriendo con enorme ternura al ver sus retoños durmiendo juntos.

Suspira embelesada ante la imagen, Itachi duerme boca abajo con semblante algo agobiado como si tuviese un mal sueño, ríe quedito al imaginarse que su primogénito sueña estar aplastado con algo muy pesado probablemente porque Sasuke duerme encima usando a su hermano como almohada que abraza de lo más cómodo.

— Sasuke, Itachi ya despierten que es muy tarde — habla en voz alta logrando despertar a sus hijos.

— Nn… — de mala gana Sasuke se espabila abandonando ese gigantesco tomate todo blandito sobre el que dormía en sueños — buenos días… — bosteza cubriéndose la boca levantándose de la cama.

Itachi también se incorpora sobándose el cuello, no ha sido de sus mejores noches pero al menos pudo dormir contra todo pronóstico. — Buenos di…as — farfulla sintiendo desagradables agruras en la boca, antes de tener que ir corriendo prefiere apresurarse al cuarto de baño — tomaré una ducha.

— Ita-chan está muy raro últimamente — habla la madre — Itachi no vayas a tardarte dos horas como ayer — espeta en tono más alto para que su hijo mayor la escuche.

— Hoy llegaré tarde — Sasuke anuncia volviendo a bostezar.

— ¡Claro que no Sasu-chan! Itachi y tú deben llegar temprano hoy.

 

Con todos los horarios de llegada que sus hijos se están saltando Mikoto está muy feliz al ver a Naruto y a Menma en la puerta de su casa esperando para acompañar a sus pequeños a clases.

— Que bueno que vinieron Menma-kun, Naruto-kun — sonríe emocionada de apreciar a los gemelos juntos.

— Estábamos de paso dattebayo — el rubio sonríe nervioso rascándose la nuca, la cara de pocos amigos de Sasuke le incomoda y sabe que su hermano que está detrás suyo lleva expresión parecida porque desde que le pidió que lo acompañase a casa de los Uchihas este se opuso totalmente.

— Espero estén de paso más a menudo — la señora Uchiha no tarda en empujar a sus hijos para que salgan — que tengan un buen día y fijarse bien a ambos lados de la calle antes de cruzar.

La amorosa despedida hace a Naruto sentirse feliz a pesar de lo tenso de la situación ni bien se ponen a caminar los cuatro en dirección del instituto sin haberse saludado si quiera. Ve a su hermano y a Sasuke caminar unos pasos adelante sin dirigirse la palabra lo que le resulta muy extraño, niega tratando de restarle importancia para enfocarse en el pelinegro que avanza a su lado.

— ¿Dormiste bien? — sonríe a la vez que su inquieta mano no tarda en buscar la de Itachi para sujetarla e ir de la mano.

— No debiste venir, Naruto — resopla sin rechazar el gesto y le es fácil notar la mirada de soslayo que Menma le dedica, una peligrosa y espeluznante mirada.

Es evidente que no le agrada a ese gemelo.

 

////////

 

 

Ese día le ha tocado ir por los mapas que utilizaran en clase de historia, espera que el día termine lo más pronto posible para poder hablar con Sasuke. Su salida del día de ayer no resultó como esperaba, terminaron peleando por lo poco que le agradaban los amigos del Uchiha, siendo un evento sin importancia se sorprende por la ansiedad que siente al querer resolver el altercado.

— Oye Namikaze, no sabía que te salieras de clase.

Menma ignora al chico de cabellos blancos y sonrisa afilada que trata de incomodarlo, sabe que Suigetsu tiene otro tipo de interés en Sasuke que disimula con desfachatez.

— Esta tarde planeamos una salida y vamos a invitar a Sasuke, espero que no intentes ponerle una correa en el cuello para detenerlo — habla mordaz ampliando más su peculiar sonrisa, tiene la misma edad que Menma pero asiste a un salón diferente

El Namikaze pelinegro entorna su mirada hacia el otro muchacho, lleva en manos los mapas que le encomendaron y tendría que dejarlos caer para tener las manos libres si deseara golpearlo, pero sabe que no lo vale. — Una correa es demasiado simple, yo utilizaría una jaula de oro probablemente — da un par de pasos en dirección del albino sin modificar su apática expresión — pero para que no pudiese escapar tendría que romperle los brazos y las piernas, ¿no crees? — satisfecho por la cara descompuesta de Suigetsu, retoma su camino por el pasillo sin decir nada más.

— ¡Estas demente!

Resopla divertido  sin voltear ante el grito del otro, se sabe incapaz de lastimar a Sasuke de cualquier forma pero eso no implica que todo el mundo deba saberlo, si llegaban a considerarlo una persona peligrosa tal vez dejarían de entrometerse con su Uchiha y de paso cesarían de incordiarlo.

Funcionaba bastante bien.

De regreso a su salón no tarda en advertir al hermano de su novio dirigirse hacia las taquillas, echándole un vistazo a su móvil Menma nota que apenas dan las 9:40 de la mañana, las clases han empezado hace poco. Lo sigue a distancia evidenciando como Itachi cambia sus zapatos para salir del edificio con una hoja de papel en manos.

Frunce el entrecejo, no confía en el pelilargo. No es la primera vez que lo ha visto saliéndose de clases, por eso nunca alentó a Naruto por su interés en ese Uchiha, tiene la certeza de que Itachi jamás corresponderá a su hermano y que la espontanea cercanía entre ambos esa mañana lleva otras intenciones.

Pero también está seguro de que su gemelo no oirá sus advertencias, tiene a Itachi en un altar muy elevado y lo más triste es que cuando llegue el momento de caer el sonido y daños resultaran cuantiosos.

Suspira regresando a su salón, resultaría más sencillo si Naruto no fuese tan benevolente.

                    

 

*

 

El pequeño niño llora amargamente usando sus diminutas manitas para limpiar las lágrimas que se escabullen de sus zarcos ojos, su hermano se halla a su lado gimoteando quedito en tanto trata de tranquilizar al más afectado.

— Ya no llores… — le abraza de lado sintiendo en el corazón la grima del otro — vamos a estar bien… los tíos son buenos.

— No, no, no — niega encogiéndose en sus rodillas a la salida de ese oscuro estacionamiento, aun llevan los trajecitos en color negro con los que los han vestido para el entierro de sus padres, — ellos no nos quieren… ya lo dijeron… quiero volver con papá y mamá — su llanto se incrementa provocando eco en el frío lugar.

— Vamos a estar juntos… — el otro se limpia las lágrimas que también buscan desbordarse en sus ojitos, como desea que su padres vayan por ellos.

 

— Ya dejen de llorar — la voz inconmovible de uno de sus tíos, quien junto a su esposa deberían cuidarlos por esa semana hace a ambos niños sobresaltarse, — suban al auto — ordena endureciendo su semblante ante los llantos de uno de los gemelos rubios — tú — le habla al que se está guardando sus gimoteos — ¿Menma verdad? Haz callar a Naruto.

El niño le mira con cierto rencor abrazando a su hermano, — ya no llores… — le susurra quedito — Nagato prometió que mañana vendría a vernos… solo tenemos que aguantar un poco más.

Entre sollozos el otro asiente.

 

Esa nueva casa donde deben vivir es sin duda muy bonita pero no les dejan tocar nada, suelen gritarles por todo y los mantienen en su habitación tanto como pueden. Sin embargo eso no puede mellar su espíritu infantil y su enorme curiosidad.

Van de la mano recorriendo el largo pasillo lleno de aburridas pinturas y muebles que huelen raro; sus tíos han salido y estrictamente les han prohibido salir de su cuarto, pero saltándose las reglas han decidido que verán algo de televisión esa noche.

— ¿Y si llegan y nos descubren? — Preocupado pregunta quien va detrás — mejor vamos a dormir.

— No van a llegar… solo será un rato — el más osado lo anima llegando ambos a la gran sala donde la pantalla del televisor los espera, tomando el control enciende el aparato sonriendo al ver las caricaturas que están emitiéndose.

El otro rubio  mira atento  sentándose en la alfombra donde su gemelo no tarda en darle alcance.

Fueron noches divertidas en las que se escabulleron cuando no había nadie en casa.

Fue divertido hasta que los descubrieron.

 

 

*

 

 

/////////

 

 

Itachi está nervioso, sus oscuros ojos miran de un lado a otro esperando ver el automóvil de Madara. Lleva esperando en esa esquina al menos diez minutos y no quiere creer que su tío lo ha plantado, suspira dándole otro vistazo a su celular cuando la bocina de un auto le hace respingar.

— Por acá, Itachi — el adulto sonríe bajando la ventanilla oscura.

— Tardaste demasiado — replica dándose prisa para entrar en el vehículo, el día está bastante despejado y teme que alguien lo reconozca.

— ¿Aun estas arisco? — Madara no deja de sonreír ante lo que considera la pataleta de un niño, Itachi puede ser elocuente y brillante pero no deja de ser solo un niño.

Uno muy apetecible por cierto.

El más joven niega ligeramente apenado cuando el brazo de su familiar le rodea atrayéndolo para buscar sus labios, se encoge en hombros huyendo del beso. Le resulta menester hablar antes del tremendo asunto que se trae en manos.

Su tiempo se está acabando.

— Como prefieras — fastidiado por la actitud de su sobrino prefiere poner en marcha el vehículo, ya podrá cansarse de besarlo en unos minutos. Conduce hasta uno de esos hoteles que se conoce de memoria, esos donde nadie le cuestionará que lleve a un menor de edad como acompañante; acompañante que comparte su mismo apellido.

Lo guía por las escaleras notando demasiado distante al joven y cree saber la razón, puede que su exagerado orgullo le haga actuar de ese modo después de las mordaces palabras que le regaló en su primer encuentro sexual.

Debe ser más delicado con el muchachito si quiere mantenerlo cerca.

— ¿Vino? — Ofrece dirigiéndose a la barra que hay en la elegante habitación de hotel, ha decidido llevarlo a un lugar más costoso en esta ocasión — ten — le ofrece la copa con el líquido carmín pero Itachi no la recibe solo se mantiene sentado al borde de la cama sin mirarle si quiera.

— Debemos hablar — al fin pronuncia mordiéndose el interior de su labio inferior unos instantes — es muy importante.

Madara enarca una ceja con ambas copas de vino en manos, — habla entonces, no creo estar impidiéndotelo — se mantiene en su lugar descifrando él porque del repentino “tenemos que hablar”.

Itachi inspira hondo sin decidirse a confesar, se siente preocupado y teme otro rechazo pero al mismo tiempo alberga esperanza que convierta su padecimiento en dulce espera. — No es una broma… — anuncia antes, — estoy embarazado.

El sepulcral silencio sobreviene con pesadez, ninguno pronuncia palabra. Itachi se ha quedado mirando a su tío sintiendo sus ojos escocer pero prefiere guardarse su angustia ante la impasible mueca que este mantiene, como si no lo hubiese escuchado. Está tentado a repetir su oración pero tampoco se atreve.

— Ya veo, — expresa en tono neutral procediendo a beber de ambas copas de cristal el vino tinto que contienen, una vez lo termina devuelve el fino cristal sobre la barra curvando sus labios con cierta malicia. — Felicidades, ¿Y quién es el padre? — le canturrea con cruel sarcasmo.

Y con ello Itachi sabe que se ha vuelto a equivocar.

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, muchas gracias por las lecturas y más para quienes se toman su minutito para comentar. Bueno en este capítulo puse un flashback (los párrafos que están en cursiva) de cuando Naruto y Menma eran niños, son pequeños retazos de historia que pondré en ciertos capítulos para dar una idea del porque no se llevan tan bien.

Cuídense mucho, nos leemos en el siguiente.

Yae.

 


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