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Te estaba esperando por Yae

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6.- Me olvidaré de ti

 

 

 

 

En ese preciso momento sus muñecas duelen bastante, los mareos que rondan su cabeza están agobiándolo con cada minuto que permanece en esa posición y aun así no entiende como era posible que Madara hubiese reaccionado de esa forma.

— Y ahora resulta que eres uno de esos fenomenitos y no lo sabias…

Los dientes blancos de su tío sobresalen resaltando la mueca de enfado y la indiferencia en la oscura mirada, Itachi sisea cuando sus manos apresadas por sobre su cabeza son presionadas con mayor saña, está acorralado sobre la enorme cama con su familiar encima suyo a horcajadas después de que lo aventase sobre la mullida superficie en un arrebato de ira.

“Tú eres el padre, aunque no puedo asegurarlo” fue lo único que dijo que desencadenó la situación actual, no cree que la oración fuese merecedora de la acción que casi puede jurar estuvo a nada de terminar con una bofetada o un golpe recibido y que el adulto contuvo.

— ¿Quieres achacarme un hijo que no puedes asegurar sea mío? — su ceño se frunce ante la mirada de desprecio que su sobrino ha dibujado desde hace poco y eso solo le enfada más.

— Dijiste que no podías ofrecerme exclusividad… explícame porque tendría que haberte sido fiel — responde mordaz tratando de liberarse del molesto agarre.

— Vaya mañas tienes que desconocía — sonríe irónico en medio de su indignación, le resulta sorprendente que su pequeño Itachi admita alegremente que se ha acostado con otros y que encima le anuncie un embarazo de dudosa paternidad… duda que su sobrino se revolcase con el primero que se le cruzara, su confesión fue encantadora y tan… real, pero siempre fue incapaz de corresponderle. Así que lo más probable es que este vengándose.

— Suéltame — técnicamente ordena, el peso de su tío está agobiándolo, le han conminado a cuidarse con exageración y honestamente tampoco desea regresar al hospital porque eso ocasionaría que sus padres se enterasen de todo.

— Bien — el adulto asiente pero no se retira de encima y menos libera al muchachito, en cambio inclina su rostro aspirando el fresco aroma que Itachi desprende, olfateando el blanco cuello une sus labios al recorrido, si van a terminar resolviendo el problema va a disfrutar tanto como pueda.

Pero el más joven no parece compartir los deseos del otro, empieza a angustiarse cuando la lengua húmeda recorre su piel colmándole de una sensación de ansiedad que se sobrepone al ligero calor que se agolpa en sus mejillas, — ¡déjame! — se revuelve pero solo logra que la mano libre de Madara se incruste en su pecho hundiéndolo más en el colchón — ¡Mada…

— Voy a resolverlo — interrumpe clavando su negra mirada en los ojos preocupados de su sobrino — soy tu tío, firmare los permisos y cualquier hospital tendrá que atenderte.

— ¿Qué? — pregunta con dificultad, no está del todo seguro a que se refiere pero el certero sabañón que está consumiéndolo cual frio hambriento le advierte que no debe aceptar.

— Mi pequeño tormento… — sonríe en su mueca de sarcasmo paseando su mano por el torso tibio que parece temblar con sus roces, — tomaremos otras precauciones una vez todo esté resuelto y el trato se mantiene en pie. Podemos divertirnos mucho juntos — aun lo necesitaba, aquel perfecto y joven cuerpo era ideal para ayudarlo a olvidar.

Los ojos de Itachi parecen anegarse, traga pesado guardándose su inseguridad, si bien el día de ayer pensó en “deshacerse” de ese diminuto ser que no debía medir más que una semilla, pero al oírlo de boca de Madara un rechazo inmediato surgió en contra de su tío, — prefieres un aborto — dice con la mayor indiferencia que puede siendo está muy poca.

— Tienes diecisiete años, piénsalo Itachi. A ninguno le conviene esto, si has venido aquí hoy es por ayuda supongo.

— No está bien, — niega volviendo a intentar zafarse — suéltame Madara… — respirar se le estaba complicando ligeramente y más cuando intentan acallar sus reclamos con un beso que solo consigue que se revuelva con más fuerza.

— ¡Quédate quieto! — grita molesto cuando Itachi hizo amago de morderlo para interrumpir el beso.

— ¡Entonces suéltame!

— ¿Piensas que puedes venir y soltarme tanta estupidez junta sin que yo reciba nada? — Modera el tono de su voz pero sin suavizar su expresión — no voy a jugar a la familia feliz contigo si eso estabas esperando, ya te lo dije solo podemos compartir sexo.

— No vine a pedir ayuda — estaba desesperado, deseaba irse cuanto antes de ese lugar para abandonarse a su decepción a gusto, no entendía como Madara podía haberse convertido en alguien tan detestable solo por haberle dicho que estaba enamorado, — y si solo es por sexo créeme que yo ya te cambié.

El orgullo del adulto le hizo afilar la mirada, se retira de encima de su sobrino sin soltarle tan solo para aventarlo de la cama al piso con toda la violencia que puede.

Itachi cae de lado sin poder amortiguar el golpe del todo sintiendo su cabeza rebotar contra el piso, un quejido sale de sus labios al sentir que ha chocado contra uno de los muebles.

— Entonces ve y dile a ese otro que te resuelva el problema — ya se halla de pie guardándose todos su escaso remordimiento — porque yo solo puedo ofrecerte esto y tú eres demasiado idealista Itachi.

Con dificultad se levanta sintiéndose más mareado pero se aplica lo suficiente para mantenerse lo más calmado posible, — no es idealismo…  — musita sin querer mirarle — y este no es un problema que deba ser resuelto — finaliza pasando fugazmente su diestra por su plano vientre, apresurando después sus pasos a la salida antes de que a Madara le dé por querer sodomizarlo sin su consentimiento.

— Siempre hay tiempo de cambiar de opinión.

Oye las palabras de su tío pero las ignora, al salir de la habitación de hotel cae en cuenta que no lleva su maletín y no piensa regresar por él, inspira hondo caminando a prisas, le urge alejarse de ese lugar.

 

 

 

////////

 

 

 

Sus dedos presionan los botones sin mucho ánimo realmente, el juego que debe entretenerlo no cumple con su objetivo, su expresión aburrida dista mucho de la de Suigetsu que teclea como si estuviese enviando un código morse con el mando tratando inútilmente de ganarle.

— ¡Maldición, Sasuke! Eso es hacer trampa — vocifera presionando sus blancos colmillos como sabueso furioso.

— Esto es aburrido — resopla tendido en el sofá de su amigo mientras el albino mueve el mando de un lado a otro como si este fuese a funcionar mejor de ese modo. Sentado en el otro sofá de la sala se hallaba Juugo de cabellos anaranjados  era un persona bastante seria y calmada.

— ¡Ah! — Dándose por vencido con el juego Suigetsu avienta el control al piso — esa mujer demora una eternidad con las bebidas.

— No debiste pedírselo a Karin — Sasuke vuelve a resoplar dejando el mando sobre el sofá, incorporándose rebusca su móvil notando como tiene varias llamadas perdidas y mensajes recibidos, sabe que son de Menma y está tentado de llamar a su novio pero su gigantesco orgullo le sugiere que es mejor esperar un poco pese a ser consciente de que Menma se carga un orgullo parecido y que tuvo que tragárselo para llamarlo con tanta insistencia.

— Una llamada es algo bastante impersonal — la voz de Juugo al fin se oye y Sasuke de inmediato guarda su celular, — puedes ir a verlo si quieres.

— No digas estupideces — sisea sabiendo que terminará viendo a Menma mas tarde, de todos modos desea preguntarle por Naruto, él y su hermano estaban actuando muy extraño esa mañana, como si estuviesen saliendo y eso ya de por si es bastante raro.

— Mejor vamos al cine — Suigetsu sugiere cambiando el juego de la consola.

Recogiendo su maletín y su chaqueta de instituto se dispone a salir.

— Eh Sasuke, ¿a dónde vas?

— Tengo cosas que hacer — argumenta parco saliendo de la casa, lo mejor era hablar con su hermano de momento ya que los últimos días no se veía muy animado, pero ni bien sale y cruza la calle chasquea la lengua al ver a Menma apoyado contra un árbol como si estuviese esperándolo.

— Sabía que estarías aquí.

— ¿Dónde te has dejado a Naruto?

— Se fue corriendo tras tu hermano — responde con sencillez.

— Esos dos se traen algo y no quiero tener que imaginarlo — Sasuke bufa, podría seguir peleando con el otro muchacho pero de hecho a ninguno le hace gracia la idea, de todos modos su pleito fue por algo bastante insignificante.

— También pienso en eso, tendremos que averiguarlo. Claro que no ahora — perfila una sonrisilla socarrona.

 

 

////////

 

 

 

Ha llegado bastante temprano a casa y agradece que su madre aun no haya vuelto del trabajo, no se siente con los ánimos necesarios para inventar excusas por su pronto arribo.

Suspira.

Con pesadez se deja caer sobre el sofá de la sala inspirando hondo, le duelen las muñecas y siente que la cabeza va a explotarle.

Me fui a casa, no me sentía bien. Te veré mañana.

Saca su celular releyendo el mensaje que le envió a Naruto para que este no lo buscase como poseso al salir de clases.

En cuanto salga iré a verte.

Fue la inmediata respuesta que recibió hace al menos una hora, sabe que en cualquier momento el rubio se aparecerá con esa gran y brillante sonrisa. La preocupación de Naruto es agradable pero no deja de sentirse extraño con ello.

— Supongo que dejaría de quererme si se enterase — dice para sí esbozando una amarga sonrisa en sus labios, se encuentra boca abajo sobre el sofá rumiando su espantoso día, acababa de comprobar de que las cosas con Madara jamás iban a cambiar, que su inútil sentir seguiría provocándole chocar contra doloroso concreto. — Tengo que olvidarme de todo esto… — farfulla suspirando.

Pero el timbre en su puerta principal detiene otro bufido, con cansancio se pone de pie para abrir estando seguro de quien ha venido a verlo.

— Vine en cuanto terminaron las clases´ttebayo — inspira agotado tomándose algunos instantes para recobrar el aliento, está preocupado por Itachi, no quiere que le pase nada malo que pueda dañar al bebé.

— Solo estaba algo mareado y pedí permiso para salir temprano — miente con sencillez dejando entrar al rubio para cerrar la puerta, también está cansado puesto tuvo que devolverse caminando porque su billetera se hubo quedado en el maletín olvidado en la habitación de hotel.

— ¿Son solo mareos? — El rubio sigue al pelinegro hacia la bonita sala que visita nuevamente — si quieres puedo hablarle a Nagato para ir a un hospital.

Itachi niega sentándose en el sillón dejando suficiente espacio para que Naruto se acomode a su lado, está considerando decirle toda la verdad al rubio, afrontar el desprecio de este que probablemente termine repudiándolo y deslindándose de toda responsabilidad… porque siendo honestos, las probabilidades de que sea Naruto el padre del bebé que espera son mínimas.

Sería maravilloso que estuviese enamorado de ese chico de mirada azur límpida y brillantes cabellos blondos.

Todo resultaría menos agobiante, — ¿quieres algo de comer? — pregunta casi diciéndoselo a sí mismo, no ha probado bocado desde el desayuno y la sensación de hambruna le sugiere que algo de Tempura no estaría mal.

— No mucha… — niega algo nervioso, no quiere incomodar pero la invitación le ha hecho suspirar, — te compré yogurt — emocionado se sienta al lado del pelilargo sacado en envase de su mochila dejándolo sobre la mesita de café. — Me dijeron que es bueno que lo tomes dattebayo.

— ¿Y quién te lo dijo? — traga pesado observando el detalle la etiqueta que anuncia trozos de fruta dentro, no está seguro de si se deba al embarazo pero una pesada sensación de grima le está recorriendo.

— Una persona que conocí hoy, no te preocupes aun no le he dicho a nadie lo del bebé — se toma la libertad de acercarse lo más que puede, puede notar los negros ojos algo apagados. Sin mucha prisa inclina su rostro hacia adelante viendo con más detalle la perfecta faz que Itachi posee, las pestañas que adornan la oscura mirada y los labios en tono durazno que sobresalen encantadores — voy a besarte… — anuncia sin saber porque deshaciéndose de los centímetros que los separan.

Los labios de Itachi son suaves y dulces, tan cálidos e incitantes que lo mueven a presionar con su lengua deseando saborear más recorriendo la blanca dentadura, sus manos buscan afianzar al pelinegro, su diestra se ha posicionado en los negros cabellos y su siniestra en la cintura disfrutando plenamente del sinuoso beso que no llega a más.

El pelinegro corresponde como puede sin atreverse a abrir la boca, se siente incómodo al compartir el tierno roce después de haberse visto con Madara hace poco, no quiere ensuciar a Naruto…

“Si quieres una relación llena de te amos, búscate un noviecito de tu edad”

Rememora con desolación sabiendo que toda esperanza que involucra a su primer amor está muriendo con el esplendor brillante que Naruto irradia, con ese amor sincero que ya no desea rechazar y que parece aún está a tiempo de valorar.

Una vez separan sus labios Naruto suspira emocionado y más al ver las mejillas encendidas de Itachi quien desvía la mirada con evidente bochorno, esta eufórico no creyó que después de haber sido rechazado tenga la oportunidad de estar al lado de Itachi y aunque la razón fundamental sea el hijo que van a tener quiere creer que es solo el empujoncito que necesitaban.

— Te ves muy lindo así — sonríe suspirando aprovechando para darle un pequeño beso en la mejilla a Itachi.

— ¿En verdad lo quieres? — pregunta tomando una de las manos del rubio para posicionarla sobre su vientre que aún no da ni la más mínima evidencia del ser que crece dentro.

— Por supuesto dattebayo, — acaricia con cuidado deseando poder sentir más — a los dos, te prometo que voy a quererlos siempre.

Pero la dulce escena que solo estaba agravando las culpas de Itachi se vio interrumpida por la puerta que fue abriéndose dejando entrar a su madre.

— ¿Sasu-chan, Ita-chan, ya llegaron? — pregunta desde el recibidor viendo con curiosidad los dos pares de zapatos al lado de la puerta.

— Bienvenida — a prisas el pelinegro se acerca — Sasuke aún no llega.

— Itachi — sonríe al ver a su hijo con mejor semblante que anoche — creí que hoy tendrías partido.

— No, Naruto está aquí.

— ¿Naruto-kun? — sonriente la mujer acentúa su gesto al ver al rubio de pie en la sala ligeramente nervioso.

— Buenas tardes — saluda apenado.

— Que bueno que nos visites, ¿quieren que les prepare algo de comer?

— Claro, usted cocina delicioso Mikoto-san.

Itachi resopla rodando los ojos ante la emoción del rubio, siendo honesto nunca se le dio bien cocinar o al menos Sasuke siempre se lo dijo, que era demasiado perfeccionista incluso para freír un huevo. — Vamos a mi habitación, Naruto —ligerísimamente irritado se encamina a su recamara siendo seguido por el ojiazul.

— Tu mamá es muy amable dattebayo — señala entrando al lugar, conoce a la madre de los Uchihas desde hace años y tiene la imagen idealizada de que su mamá hubiese sido igual de maravillosa.

— Entonces no te gustará estar presente cuando sepa que estoy embarazado — murmura sentándose en su cama buscando sus audífonos, se siente contrariado por el repentino enfado ocasionado por el inocuo halago que Naruto soltó hace nada.

— ¿Tú crees? — traga pesado — esta noche quiero hablar con mi abuelo y decirle todo — sus azules ojos ya hacen un recorrido por la pulcra habitación que pisa por primera vez; la cama individual en cual Itachi ya se ha recostado; el buró a un lado, el closet más allá y los estantes que se exhiben con libros y discos de música, también ve el pequeño escritorio a un rincón. Le gusta lo que ve, — estoy buscando un empleo.

Itachi respinga ante la última oración, le sorprende que el rubio ya haya pensado en un trabajo siendo ayer apenas que se enterasen del bebé. Se muerde el labio inferior incorporándose un poco, debe pensar en conseguir trabajo cuanto antes también.

— De hecho me lo ofrecieron hoy — sonriente se acerca a la cama sentándose al borde.

— ¿Quién? ¿La misma persona que te dijo lo del yogurt?

— ¿Cómo lo sabes?

— Lo supuse — bufa volviendo a recostarse. — ¿Es una mujer? — inquiere arrepintiéndose de inmediato, cierra los ojos sintiéndose ligeramente cansado.

— Mmm — evita contestar la pregunta, prefiere recostarse al lado de Itachi observando el techo pintado con algunos mosaicos de colores, — tu habitación es muy bonita, nunca pensé que podría estar aquí — confiesa en un murmullo.

Los negros ojos se abren al oírlo, entorna la mirada para ver al rubio recostado a su lado, — yo tampoco.

 

*

 

Agradece que el maestro de turno haya tenido que irse temprano, luego de recibir el mensaje de Itachi se apresura para ir a verlo pese a las palabras de Menma.

“Vi a Itachi salir, se veía bastante apresurado. ¿Qué está pasando entre ustedes?”

Sin contestar el interrogatorio se apresura a la residencia Uchiha pensando que tal vez debería comprarle algo a su “novio” se pellizca las mejillas temiendo estar soñando. Resintiendo un leve dolor por la acción se detiene en el parque para contabilizar sus ahorros, contando los pocos billetes y monedas que lleva encima nota que hay una joven mujer empujando una carreola acercándose para sentarse a su lado.

— ¿Está ocupado? — ella sonríe refiriéndose al espacio en la banca de madera. Su piel es blanca y sus cabellos castaños lacios le llegan casi hasta la cintura, lleva una diadema y sus ojos grises son bastante inusuales.

— Claro que no… — Naruto se le queda viendo algunos instantes, le parece una mujer muy guapa pero bastante joven, curioso estira el cuello tratando de ver al dulce infante que duerme arropado en el carrito azulado. Abre más los ojos al apreciar la carita sonrosada y las manitas presionadas en puños. — ¿Es tu bebé? — pregunta ingenuamente.

— Si — la mujer no deja de sonreírle — tiene cinco meses, su nombre es Nana.

— ¿Nana? — repite la pregunta algo dudoso.

— Es una niña, la carreola fue un obsequio así que no pude escoger el color — explica.

— ¿Es difícil?

— ¿Eh?

— Cuidar un bebé… — Naruto vuelve a mirar a la mujer.

— Bueno… es algo complicado — sus labios vuelven a curvarse en una suave sonrisa — pero al mismo tiempo es maravilloso poder contemplar a ese pequeño ser que lleva tu sangre y ver cómo crece cada día. Y todo es mejor cuando el padre y la madre están ahí — completa viendo hacia el frente.

— Yo también voy a tener un hijo dattebayo — confiesa logrando hacer sobresaltar a la mujer — bueno no yo exactamente… — ríe algo apenado — mi novio esta embarazado — corrige.

— ¿Tu novio? — Posa su dedo índice sobre sus propios labios unos segundos — ya veo, entonces él es… — se aclara la garganta — muchas felicidades en ese caso — vuelve a sonreír — pero te ves muy joven, ¿Cuántos años tienes?

— Dieciséis — responde bajando la mirada unos instantes — él tiene diecisiete, sé que no será nada fácil pero aun así estoy feliz´ttebayo.

— Comprendo — asiente — yo tengo veinte años, me alegra que decidan estar juntos en este momento, se ve que eres un buen muchacho — le guiña un ojo al rubio — debes cuidarlo mucho, el embarazo te pone muy sensible, trátalo con cariño y cómprale cosas ricas de comer.

—Claro… — sonríe sintiéndose abochornado por los encargos de la simpática desconocida.

— El yogurt es bueno — enumera — también fruta deliciosa, puede que tenga antojos raros no vayas a negarle ninguno.

Naruto solo se limita a asentir hasta que el llanto del bebé que acaba de despertar rompe el ambiente, ve como la madre del infante no tarda en cargarlo entre sus brazos arrullándolo mitigando los sollozos y antes de seguir contemplando la escena prefiere ponerse de pie antes de que sea más tarde.

— Ya debo irme — hace una leve reverencia — debo ir a ver a mi novio y buscar un trabajo dattebayo.

— Oh, es verdad. De seguro que necesitarás trabajar — hace amago de pensar acunando al bebé con un brazo usando su mano libre para buscar en su bolso y sacar un tarjetita blanca que le ofrece al rubio — yo trabajo allí, es un restaurante y los horarios son bastante cómodos, podría hablar con mi jefe, si es que estas interesado.

— Gracias — toma el trocito de cartulina blanca leyendo los números de teléfono y la dirección — mi nombre es Naruto Namikaze — recién recuerda que no se ha presentado.

 

*

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

A veces me imagino a Menma y a Sasuke como esos hermanos que un día pasan de ti y al otro revisan tus cosas para saber que escondes (:D).

Siento la demora, algunos problemillas en casa no me dejaron nada de tiempo libre, gracias por las lecturas y más por los comentarios. Nos leemos en el siguiente, cuídense mucho,

Saludos.                            

Yae.


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