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IGNIS por Nova22

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Furudate-sensei .


El universo del fuego en este Fic está lilemente inspirado en los libros de R. J. Scott. La trilogía del fuego. Algunas de las circunstancias del fuego (La mayor parte en realidad), así como el Mpreg no son mencionadas en las obras del autor ya mencionado

Capítulo 1


Lo siento, ya tengo planes - se deshizo del agarre del joven que lo había detenido y continuó su camino.


Todos los días era igual, después de clases alguien siempre se acercaba para invitarlo a salir y el los ignoraba o inventaba que tenía algo que hacer para deshacerse de ellos. Prefería mil veces la soledad de su habitación en la residencia de estudiantes a estar rodeado de personas hipócritas que solo se acercaban a él para obtener algo a cambio, porque lo sabía, no necesitaba que se lo dijeran para comprenderlo, ellos solo lo buscaban para conseguir aumentar el poder de su fuego, habilidad que el poseía al. Ser usuario de fuego ámbar.


Hey! Tsukishima, ven conmigo a beber algo está noche - esas palabras sonaron más a una orden que una invitación a oídos del rubio. Funciona leve mente el ceño y dirigió su mirada a la persona que le llamaba.


No, el no - pensó el rubio al darse cuenta de que era la persona que lo había llamado. Oikawa Tooru podía ser una persona un poco, demasiado, insistente. Era realmente popular con la mayor parte de los estudiantes, tanto hombres como mujeres caían rendidos ante su "encantó". Si su memoria no le fallaba él era un usuario de fuego azul, alguien peligroso, había escuchado rumores de que estos podían impedir por un breve periodo de tiempo el uso del fuego de sus rivales, pero no sabía que tan cierto era y tampoco se quedaría a averiguarlo.


Lo siento, pero yo ya..


Sólo vas a ir a encerrarse a tu habitación, ¿verdad?, Aún eres joven, ¿por qué no disfrutas más de la vida? - la sonrisa que esbozo al decir eso último le causaron escalofríos, era más que obvio que ni tenía buenas intenciones.


Salir de noche es peligroso, Oikawa-san, ¿Acaso no ha escuchado los rumores? - Al parecer, en estos últimos días habían ocurrido una serie de desapariciones de usuarios de fuego. Lo más probable es que sean vendidos en el mercado negro.


–Si los he escuchado, pero en caso de que algo sucediera yo podría protegerte.


Eso no será necesario, en caso de que "algo" llegará a sucederme tengo la confianza en que soy lo suficientemente capaz de defenderme – Quería dejar en claro que a pesar de haber ingresado recientemente al Instituto no era alguien débil y que no le tenía miedo.


Por supuesto que puedes – De nuevo esbozo esa sonrisa que causaba en el rubio nada más que malos presentimientos. – Pero


Por esta ocasión debo declinar su oferta, los exámenes se acercan y me gustaría estudiar – Hizo ademan de marcharse pero Oikawa lo detuvo del brazo impidiendo que siguiera su camino.


Hey, ¿no crees que estas siendo un poco irrespetuoso con tu superior? – Tsukishima podía sentir como su agarre se iba intensificando poco a poco. El rubio estaba apunto de hablar cuando...


Oikawa-san – la voz de una chica se escuchó detrás de ellos, Tsukishima aprovecho el momento para sacarse de su agarre y marcharse antes de ser interrumpido nuevamente. A lo lejos podo escuchar como Oikawa le decía que volvería a invitarlo en otra ocasión.


En la soledad de su habitación pudo relajarse, esta había sido una semana agotadora, los entrenamientos físicos y las prácticas para controlar si fuego se habían intensificado, la temporada de exámenes estaba cerca, al igual que el momento en el que tenía que elegir la carrera que seguiría, todo esto aunado a las pesadillas recurrentes sobre ciertos eventos de su pasado que quería olvidar lo mantenían en constante estrés tanto físico como mental.


Se recostó en la cama y suspiro, debía llamar a su hermano que había estado especialmente protector últimamente, lo comprendía, los recientes secuestros tendrán preocupado a cualquier hermano, pero no por eso era menos molesto tener que escuchar el mismo sermón cada que se comunicaba con el.


Secuestros – susurro tomando una de las almohadas que adornaban su cama para abrazarla.


Si bien, el tema de los secuestros había estado en boca de todos últimamente no era algo nuevo, sucedía desde hace muchos tiempo atrás. Esta fue una de las principales razones por las que se crearon institutos como este, controlar su poder y poder defenderse es una de las principales prioridades de ese instituto, otra de sus prioridades era terminar con esta red de secuestros y rescatar a las víctimas de este, ningún estudiante era obligado a participar pero muchos de ellos deciden hacerlo, algunos de ellos incluso deciden quedarse después de graduarse y dedicarse de lleno a la causa, otros preferían no arriesgarse más de lo necesario y se marchaban y vivían una vida normal trabajando en el sector de trabajo que eligieran, y claro con los beneficios que alguien con habilidades obtenía.


Quedarse y ayudar o marcharse y vivir una vida normal – de abrazo más a la almohada y cerró los ojos. Todos tenían que tomar una decisión. Tsukishima sabía lo que haría desde el momento en el que ingreso, no se quedaría, el hacerlo significaría traer de vuelta recuerdos dolorosos de su pasado. Tampoco sabía si realmente podría vivir una vida "normal", el trato preferencial que los de su clase tenía por sobre las personas normales tenía como condición que, en caso de el país sufriera alguna amenaza ellos serían los primeros en ser llamados, es decir eran una potencial fuerza militar en caso de que se desatará una guerra.


Sacudió la cabeza, tenía cosas más importantes en las que pensar, cosas más importantes que una muy poco probable guerra entre países.


Últimamente se sentía inquieto, o mejor dicho su fuego estaba inquieto, se manifestaba sin que el lo llamara, era como si quisiera ir a algún lado, como si alguien lo llamara o estuviera llamando a alguien más.


Extendió la mano y dejó salir una hermosa llama ambarina. Hoy parecía tranquila, danzaba delicadamente entre sus dedos, podía sentir su calidez. Había ocasiones en las que las llamas se movían inquietas y su calor aumentaba tanto que sentía como le quemaba la piel. No era como si no supiera lo que eso significaba, esa persona estaba cerca pero no tenían el interés de encontrarlo ni de que este lo encontrará, a su parecer una pareja era innecesaria. Eso era algo que se repita constantemente, su hermano le había dicho, en varias ocasiones que ya sea que lo buscará o no esa persona tarde o temprano llegaría a él, "es el destino Kei, sus sermones siempre terminaban con esa frase.


Desvaneció la llama en su mano y nuevamente se abrazó a la almohada, estaba demasiado cansado como para seguir divagando, cerró los ojos y dejó que el suelo poco a poco lo venciera.


 


Todo estaba en llamas, a podía escuchar vagamente los gritos de las personas. A su lado había un niño un par de año menor que lo veía con horror. Trozos de lo que antes solía ser el techo caían poco a poco al suelo.


Sintió como alguien tomaba su mano, ere el pequeño que se encontraba a su lado, parecía que quería decirle algo pero el shock en el que se encontraba le impedía comprender sus palabras.


Cuando se recuperó el sentido se encontraba en el suelo, al parecer el pequeño lo había empujado y ahora se encontraba atrapado debajo de una viga cubierta de fuego.


Se incorporó e intento ayudar al niño pero le fue imposible, podía sentir como el calor aumentaba cada vez más todo estaba cubierto de fuego, no había forma de escapar, se sentó a un lado del pequeño que yacía inconsciente. Entonces recordó, todo esto lo había causado el, fue engañado y traído, junto con su hermano mayor, a ese lugar en contra de su voluntad, aquel que decía ser su amigo lo engaño y ahora el su hermano y ese niño que intento ayudarle morirían.


Se abrazó a sus rodillas resignado, no intentaría escapar, esto había sido su culpa si no hubiera confiado en su amigo ahora no estaría aquí, si no hubiera traído consigo a su hermano el no estaría también aquí, si no hubiera perdido el control de su mismo ni el, ni su hermano, ni ese niño, ni nadie tendría que morir. Lágrimas comenzaron a fluir de sus ojos, estaba asustado y confundido. Escucho el crujir de la madera sobre su cabeza, las llamas se acercaban cada vez más, el humo no le dejaba respirar, su conciencia se desvanecía poco a poco y entonces...


El sonido de su teléfono lo despertó de su sueño, el reloj que se encontraba en su mesita de noche marcaba poco más de las 9. Estaba acostumbrado a esa pesadilla recurrente, recuerdos del pasado que quería dejar atrás, se limpió el sudor de la frente y tomó el teléfono, una llamada de su hermano, contesto el teléfono. Sus conversaciones siempre eran las mismas, preguntas de cómo le había ido esta semana, como se sentía, si ya había hecho amigos y claro, no podía faltar la pregunta más molesta de todas, si ya había encontrado a su pareja destinada o si la sentía cerca, Akiteru había estado cada ve más insistente con ese tema desde que encontró a la suya. Colgó no sin antes escuchar su típico "es el destino Kei".


Decidió salir a dar un paseo al jardín de la residencia de estudiantes, después de esa pesadilla necesitaba relajarse un rato, cruzó los pasillos, que a esa hora se encontraban en completo silencio y bajo hasta el jardín. Las flores parecían resplandecer gracias al brillo de la luna, el viento de verano de verano soplaba causando que las flores se movieran a su compás, de ellas se desprendían algunos pétalos dando una vista aún más hermosa gracias al fulgor de la luna.  Se acercó a la fuente, que se encontraba en el centro, y se sentó, esto era justo lo que necesitaba, este lugar siempre le calmaba, cerró los ojos y dejó que la suave brisa acariciara su rostro.


Su calma fue interrumpida cuando sintió que su fuero se manifestaba solo, como en ocasiones solía hacerlo, las llamas se movían inquietas en su mano y apuntaban a hacia una dirección, después de debatirse entre si era un buena idea o no camino a la dirección a la que le apuntaba y ahí, detrás de un árbol, se encontraba una persona durmiendo.


Que rayos – susurro para sí mismo, se preguntaba quien sería tan tonto como para quedarse dormido en este lugar en medio de la noche.


Después de una rápida inspección se percató de que jamás lo había visto, recordaría esa cabellera negra peinada de forma tan...peculiar, ¿se peinaba así a propósito?, no pudo evitar pensar que su rostro sereno se veía realmente atractivo e inconscientemente estiro la mano, al darse cuenta de lo que estaba por hacer detuvo rápidamente la mano y dio un par de pasos hacia atrás, estaba tan concentrado en esa persona que no se percató de que su fuego ya se había calmado. Confusión y miedo eran las emociones que lo inundaban, pero también estaba una gran necesidad de quedarse su lado, era un desconocido y aún así ansiaba tocarlo, su corazón palpitaba tan fuerte que pareciera que fuese a salírsele del pecho, no sabía que era esto o más bien tenía una pequeña idea que decidió descartar de inmediato, porque no podía ser posible ¿verdad? Esto era algo imposible el no podía ser....


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