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¿cómo demuestro mi amor? Facil, con una canción por Yami Night

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Notas del capitulo:

Un agradecimiento muy especial para mi amiga Krys Kazama por ayudarme con este capítulo, te quiero;3

Indra estaba en la sala, había terminado de cenar y estaba en su celular revisando sus redes sociales, Shiro estaba a su lado recargando su cabeza en la pierna del mayor quien mantenía una mano en la misma acariciándole. Esperaría a que llegaran todos, necesitaba verlos, en esos días había tenido los nervios de punta pues como habían ratos en los que se dormía "aquellas" imágenes volvían.

 

Escucho como la puerta se abría, y dejaba ver a sus primos y tíos quienes se sorprendieron de verlo ahí pero al mismo tiempo se alegraron, el primero en saludar, Tobi. Quien tomó impulso desde la puerta hasta el sofá donde Indra se levantaba para saludarlos bien, pero no duro mucho así pues por el impacto de el abrazo de Óbito termino de nuevo acostado.

 

—¡Eres cruel Indra! ¡No me llevaste y Tobi te extraño!— Una sonrisa se figuró en el rostro de el afectado, mientras le correspondía el abrazo a su primo.

 

—Lo siento, ¿la siguiente me acompañas?— No tenía idea si habría siguiente pero no quería desilusionar a Óbito.

 

—¡Claro!— Se levanto de encima de Indra, no porque quisiera sino porque sentía la mirada asesina de Madara.

 

Cuando por fin Indra se levanto fue a saludar a los demás, sin duda les había extrañado, ya estaba tan acostumbrado a ellos que le era raro estar lejos. Una vez terminaron los saludos, Izuna preguntó.

 

—¿Cómo te fue?—

 

—Bien, conocí un lugar bonito que solo había visto en fotos.— Ni loco les diría su 'falta' de sueño, que se auto impuso

 

—¿Y cuando subirán el video?— Preguntó esta vez Judal, quien estaba apoyado en el hombro de su primo.

 

—Creo que en tres días, por eso de que deben editarlo.— Sin duda Indra se sentía protegido con ellos.

 

Platicaron por un rato hasta que fue hora de ir a dormir, todos se dieron las buenas noches y Shiro, después de robarse un calcetín de Sasuke, se fue con Madara.

 

—Otra noche más. Tú puedes aguantar.— Se decía viéndose al espejo.— Vamos Indra, tú puedes.— Se daba ánimos de seguir despierto, pero tuvo que alejarse del espejo cuando un reflejo de su pasado apareció. Lo mejor era irse a su cama y entretenerse en algo.

 

Y así fueron pasando los días y noches en los que Indra hacía lo posible por no dormir, aunque tratara de disimularlo era obvio el cansancio que tenía encima, su humor no era el mejor pero nunca se desquitó con alguien de la casa, se controlaba bien. Le habían preguntado el porque de su cansancio si él dormía casi lo mismo que ellos pero solo recibían de respuesta un —"No lo sé"— 

 

En una salida, Indra y Judal ya volvían tarde así que le enviaron un mensaje a Madara de que ya iban a llegar, cuando de la nada el mayor se detuvo siendo seguido de un extrañado Judal.

 

—¿Qué sucede?—

 

No recibió respuesta solo vio la mirada fija de Indra en una calle que cruzaba, ya estaba algo oscuro por lo que comenzó a preocuparse. 

 

—Indra, creo que mejor nos vamos por otro lado, ¿no?— Judal jalo de la playera a su acompañante con la intención de mejor irse del otro lado de la calle, sin embargo Indra no se movió.—¡Indra!— El llamado le hizo reaccionar, salió del trance en el que estaba.

 

—¿Eh? Lo siento.— El menor no pudo evitar enarcar una ceja pero lo dejo, así que cruzaron la calle para continuar su camino. Estaban ya cerca de la casa, les faltaban dos cuadras y para sorpresa del menor vio como su primo, de la nada, comenzaba a caminar a la esquina de esa calle que tenían enfrente, intentó detenerlo sin éxito.

 

—¡¿Porqué nos sigues?!— Se escucho el grito enojado de Indra, Judal se apresuró a alcanzarlo para ver cómo tenía a un encapuchado acorralado contra la pared.

 

— Eso no te interesa mocoso.— Esa respuesta hizo enojar al contrario quien frunció el ceño y aumentó la fuerza del agarre.— No deberías tratar de hacerte el fuerte, al fin y al cabo nunca logras proteger a nadie.— Y eso bastó para que un golpe en la mejilla le llegará, cayó al suelo para levantarse rápido y devolverle el golpe a Indra, quien tampoco se dejó.

Judal pudo ver cómo la mirada de Indra cambiaba, un leve tono rojizo apareció en los ojos de este mientras se defendía lo mejor que podía de los golpes del desconocido y se los devolvía, tuvo miedo.

 

—¡Indra detente ya!— Gritó tratando de hacer razonar a su primo quien le ignoro, así que, rogando por qué no lo fueran a golpear se metió y con una patada alejo al tipo ese de Indra, lo tomo de la mano y comenzó a correr, ni loco se quedaría a ver qué pasaba, pero lo escucho seguirlos y en un descuido se le zafó del agarre el mayor.

 

Al voltear solo se quedo paralizado al ver con cuanta agresividad actuaba Indra, los dos iban muy parejos en el enfrentamiento hasta que su familiar logró dejarlo debajo suyo y fue cuando empezó a soltar golpes directos en el rostro; esos días habían sido de los peores para el azabache, estaba enojado y qué mejor que sacar su frustración de esa forma. 

 

Judal no sabia que hacer, si pedir ayuda o intentar detenerlos, hasta que, como si escucharan sus súplicas, Itachi y Sasuke llegaron para tomar a su primo quien trató de soltarse sin éxito, el no dormir le afectaba y ahora con ese "ejercicio" estaba más que agotado. 

 

—¡¿Indra qué diablos te pasa?!— Gritó Sasuke, para ver cómo el tipo que estaba tirado con dificultad se levantaba y escapaba del lugar, causando el aumento de enojo en Indra.

 

—¡Ese maldito nos venía siguiendo!— Respondió con sus esfuerzos en vano de liberarse, su enfado era más que nada por lo que le dijo ese desconocido.

 

—Vámonos ya.— Hablo Itachi para comenzar a caminar sin soltar a su primo quién seguía insistiendo en soltarse.

 

Continuaron su camino hasta llegar a su hogar, Madara estaba en la sala de estar jugando con Shiro, mientras que Izuna y Tobi jugaban en la consola a petición del buen chico, hasta que la puerta se abrió, los presentes dirigieron su atención a los recién llegados y Madara supo que algo estaba mal por los golpes que tenía Indra, se levanto, los otros dos pausaron el juego y lo apagaron, se iba a poner feo.

 

—¿Qué pasó?— La voz sería y fría del mayor les heló la sangre a todos. Itachi y Sasuke fueron los que hablaron.

 

— Indra se estaba peleando con un tipo.— Dijo Itachi soltando a la par de Sasuke al nombrado, quien chistó.

 

—¿Porqué Indra?— Judal cerró la puerta, aún no conocía muy bien a Madara pero por las miradas de sus demás familiares sabía que no era nada bueno.

 

— Me cansé de que nos estuviera siguiendo.— 

 

—Déjennos a solas. Izuna tú quédate.— Y rápido todos dejaron solos a esos dos, Judal no comprendía muy bien pero una seña de Tobi le hizo seguirlos a la planta alta. Claro que no pudieron evitar el chisme y se quedaron en el último de escalón de las escaleras de abajo hacia arriba, para escuchar.

 

Una vez Madara se aseguró de que solo estaban ellos dos abajo, prosiguió a hablar.— Entonces si te están siguiendo de casualidad, ¿vas a reaccionar así con todos?—

 

—No.—

 

—¿Entonces? Indra no puedes seguir con esta actitud, un día te vas a meter en un gran problema y no va a haber forma de sacarte de esa.—

 

— Tío, sabes bien que si me molestan yo actúo así. No tengo porque dejarme de nadie.—

 

—Claro, eso está bien, pero, ibas con Judal... pudiste darle un golpe por error al estar tan metido en "defenderte".—

 

—No es...—

 

—¡Claro que es cierto! Por este tipo de actitudes que tienes pones en riesgo a los que están a tu alrededor, ¿acaso no lo entiendes?— Los que escuchaban en la parte de arriba solo temblaron, cuando Madara gritaba es que ya estaba enojado.

 

— Pero si tú también te has peleado, ¡Y no hay problema!— 

 

— Porque yo lo hago para proteger a los que quiero, y no me lanzo a golpes con cualquiera que me haga enojar, eso lo tienes que tener muy claro Indra.—

 

—Pues hice lo mismo, quería proteger a Judal.—

 

— Eso hazlo cuando estés seguro de que solo es uno, ¿qué tal si habían más escondidos? ¡Podían hacerles algo mucho peor! Y bien sabes que se guían más por su condición.—

 

—¿Solo por ser doncel? Entonces creo que así aprenderían a que no todos nos dejamos.-

 

— No Indra, no. Y otra cosa, ¿Pero como se te ocurre armar escándalo en plena calle?, ¿sabes lo que puede pasar si descubren que lo que paso?—

 

— No me importa—

 

—¿Cómo que no te importa?— Madara comenzó a enojarse.— ¿qué hay del esfuerzo que tus primos han hecho para lograr llegar a donde están?, ¿el tiempo libre que han sacrificado?, ¿que Judal haya dejado su hogar?—

 

—Nadie los obliga a seguir y Judal solo escapo de un matrimonio en vez de enfrentarlo.--

 

Al oirlo, Judal abrió los ojos con sorpresa eso le había dolido así que se fue a su cuarto dejando a los otros preocupados y boquiabiertos, Indra se dio cuenta de lo que dijo sin querer. Shiro fue tras Judal encontrándose con la puerta cerrada de este.

 

Izuna decidió hablar, y lo hizo.— Indra, ¿cuanto tiempo tienes sin dormir? y no lo niegues.— El nombrado abrió los ojos para desviar la mirada después. Madara le dio una mirada a ambos antes de centrarla en su sobrino.

 

—Indra, si lo que Izuna dice es verdad, ¿porque no dejas que te ayudemos?—

 

—¿Ayudarme?— Sonrío.— Y me lo dice quien también tiene pesadillas y no deja que lo ayudemos.— 

 

Madara con esa respuesta se quedo callado al igual que Izuna, el menor por su parte de dio cuenta de lo que dijo, pero ya estaba hecho, fue cobarde pero optó por subir a su habitación. Los demás que habían escuchado todo se apresuraron a esconderse en el baño más cercano, por como estaban las cosas lo menos que querían era el provocar más a Indra.

 

Indra por su lado, pasó por el pasillo encontrándose a Shiro quien insistía en rascar la puerta de Judal, el canino volteo a verlo para volver a insistir haciendo que el sentimiento de culpa creciera en el, quien, ya enojado, fastidiado de siempre herir con sus tonterías a sus seres queridos se encerró en su cuarto con un portazo. 

 

Los escondidos salieron del baño, en esos momentos lo mejor era dejar solos a sus primos y en especial a su tío que no se querían ni imaginar el como estaría.

 

— Hermano...— Izuna llamó a Madara quien comenzó a soltar risas, pero no alegres sino unas llenas de amargura.

 

— Tiene razón Izuna, no vamos a negarlo.— Fue lo último que dijo antes de salir de la casa, dejando a su hermano menor con la palabra en la boca quien no dudó en seguirle.

 

Pero de lo que no se dieron cuenta fue que alguien les había estado escuchando, con una sonrisa de maldad en el rostro.

 

— Es la hora de comenzar a actuar...—

 

Ya era pasada de la media noche, e Indra por el enojo que tenía contra sí mismo termino por dormirse sin poder evitarlo más.

 

— Me das asco.—

 

— Te va a gustar pequeño.— 

 

—¡¿Que hiciste?!—

 

Se removía en su cama, no podía despertar.

 

— Me das vergüenza.—

 

—¡Quítate!— Un golpe.

 

— ¿Porqué no te mueres?— Dos golpes. Y un grito.

 

Sentía como las lágrimas comenzaban a caer de nuevo.

 

— Algún día te voy a matar, cuando eso pase haré una gran fiesta de haber librado al mundo de una peste como tú.—

 

—¿Orgullos* de ti? No me hagas reír inútil.—

 

—¿La nenita ya fue a llorar? Compórtate como hombre, suficiente fue que me salieras doncel.—

 

Creció rodeado de odio, nunca sintió el amor de **** ***** 

 

Lo golpeaba como si no hubiera un mañana; estaba tan traumado que no permitía que nadie le tocará por temor. 

 

Solo quería morir...

 

Lo intentó miles de veces, incluso l* provocaba más buscando así el liberarse ya, nunca lo logró.

 

—¡No me toques! ¡Me duele! ¡Ya basta!— Gritó, buscando ayuda en un lugar donde era difícil que le fuera dada, y sabía muy bien que esa ayuda nunca llegaría pues eran recuerdos.

 

—¡No lo volveré a hacer! ¡Me lastimas!— El cachorro que estaba dormido frente a la puerta de Judal se despertó por los gritos, fue a la habitación de Indra encontrándose con la puerta cerrada pero alcanzaba a escuchar, comenzó a rascar esa puerta buscando despertarlo sin éxito. Fue con Judal de nuevo y rasco con más insistencia.

 

Por el balcón de la habitación de Indra se pudo ver cómo una sombra aparecía allí, para entrar en el lugar y acercarse al joven que se removía en la cama lanzando golpes sin sentido. 

 

—Patético...— Y se retiró con una sonrisa de maldad.

 

Judal que termino despertando por la insistencia de Shiro le abrió la puerta y este se puso a dar vueltas como si quisiera algo, el joven no comprendía hasta que el cachorro le comenzó a jalar el pantalón, comenzó a caminar siguiendo al can quien volteaba de vez en vez para ver si le seguía, hasta que llegaron a la puerta de Indra, Judal bajo la mirada seguía sentido por lo que dijo hasta que lo escucho.

 

—¡Por favor! ¡Te lo suplico! ¡Me alejare!— Se asustó por esto y abrió la puerta agradeciendo que esta no tuviera seguro, lo observó y noto que estaba dormido, golpeando al aire y con lágrimas cayendo por sus mejillas.

 

—Indra, despierta.— Lo comenzó a mover sin éxito, así que en medida desesperada entro al baño llenando un vaso con agua para lanzárselo en el rostro, logrando que el azabache despertara asustado, Shiro se subió a la cama y comenzó a darle besos buscando calmarlo pues tenía la respiración agitada.— ¿Indra?— Llamó, para recibir una mirada ida en un punto lejano.

 

—Yo...— 

 

—¿Qué pasó?—

 

—N-nada.— Esa respuesta hizo enojar a el menor quien algo cansado levanto la mano dispuesto a hacer reaccionar con una cachetada pero lo paralizó esa mirada aterrorizada de su primo, quien se encogió en si mismo temblando.

 

—Vamos Indra, cuéntame. ¿Que te pasa?— Insistió algo cansado de no recibir resultados favorables.

 

—Nada, estoy bien.—

 

— Tch, has lo que quie-.— Pero fue interrumpido por un jalón a su ropa cuando se iba a retirar.—¿Mh?—

 

—No, perdón... es solo que, agh.— Se revolvió los cabellos en frustración, sintiendo como la cama se hundía al recibir el peso de su primo.

 

—Puedes confiar en mí.— Y pasó algo que no se espero Judal... Indra le abrazó con fuerza, por supuesto que le correspondió sintiendo como su hombro se comenzaba a humedecer por las lágrimas.

Dejo que el mayor se desahogará, en un momento movió su mano encontrando la playera alzada por la parte de la espalda del otro, dispuesto a bajársela sintió unas marcas en esa zona, las cuales hicieron que un silencio inundara el sitio.

 

—Judal, creo que mejor debes irte a descansar.— Rápido el otro busco una forma de evitar el tema solo confirmando las sospechas del nombrado.

 

—Quítate la camiseta.— 

 

— No, estás imaginando cosas, mejor ve-.—

 

—Quítatela.— Esa mirada sería en su familiar le intimido, soltó un suspiro y con la mirada baja se retiró la prenda, Judal le dio la vuelta dejando la espalda del otro a su vista y prendiendo la luz del cuarto sus ojos se abrieron sintiendo un picor en ellos.

 

Toda la espalda de Indra estaba llena de marcas, unas se notaban más que otras, al igual que había grandes y pequeñas. 

 

—Indra... tu...—

 

Continuará...


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